Comentaristas y voces críticas han expresado su sorpresa y preocupación por la visita de Martin Griffiths, Coordinador de Ayuda de Emergencia y Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas en Asuntos Humanitarios, para reunirse con los generales de Myanmar en Naypyidaw.
Griffiths se reunió el 15 de agosto en Naypyidaw con el líder de la junta militar, Min Aung Hlaing, y con otros generales de alto rango, visita que fue ampliamente cubierta por los medios de comunicación de la junta el 16 de agosto, en la que los militares se quejaban de la «desinformación» internacional en la cobertura mediática de la labor de ayuda por parte de la junta tras el ciclón Mocha que azotó el país en mayo.
La OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) lleva meses intentando que la junta de Myanmar permita la entrada de la ayuda humanitaria internacional, pero mayormente sin éxito. Aunque parte de la ayuda internacional y local ha llegado a las víctimas del ciclón, se dice que cientos de miles, sino millones, de personas necesitadas siguen esperando ayuda.
Se desconocen al detalle los acuerdos alcanzados durante la reunión entre los militares y el jefe de la OCHA en materia de ayuda humanitaria.
La visita de Griffiths y las fotos en las que aparece estrechando la mano de Min Aung Hlaing han hecho saltar las alarmas.
«¿Qué demonios está pensando la ONU?», se preguntaba Scot Marciel, ex embajador de Estados Unidos en Myanmar, en una publicación del 16 de agosto en X (antes Twitter).
El Dr. Ronan Lee, experto en Myanmar y ex parlamentario del Reino Unido, dijo que la junta militar de Myanmar es la causa de la crisis humanitaria y que la ONU debería evitar darle este tipo de oportunidades para hacerse fotografías.
La ONG Progressive Voice publicó en X: «La reunión del representante de las Naciones Unidas con Min Aung Hlaing hace saltar las alarmas y supone un nuevo fracaso de la ONU en su apoyo al pueblo de Myanmar. Además, otorga una falsa legitimidad a la junta terrorista. Canalizar la ayuda a través de los militares únicamente permitirá convertirla en un arma, mientras la nación vive un nuevo aumento de la violencia».
Chris Gunness, del Myanmar Accountability Project, publicó en X: «Yo trabajaba para la ONU en Bosnia cuando altos funcionarios hablaban con criminales de guerra sobre visados/acceso, mientras cientos de miles de personas eran masacradas. Los estados miembros también tardaron en actuar. Está ocurriendo hoy lo mismo en Myanmar. ¿No ha aprendido nada la ONU?».
May Wong, corresponsal de Channel News Asia, publicó en X: «No sorprende que la noticia de la visita del alto funcionario de la ONU dominara la portada de los medios estatales de Myanmar. La única diferencia ahora es el titular/artículo centrado completamente en la propia narrativa militar, acusando a la comunidad internacional de creerse la ‘desinformación’».
El activista por la democracia Igor Blazevic publicó una larga crítica en las redes sociales. «La junta está poniendo en marcha su maquinaria propagandística, aprovechando la oportunidad de la visita de alto nivel para proporcionar al público internacional, y aún más al público nacional, la información ‘precisa’ sobre la situación en Myanmar».
«Los portavoces de la junta y los medios propagandísticos nos inundarán ahora, durante unos días, con ‘información concreta’ sobre el ‘progreso político en Myanmar’ bajo el régimen militar, y sobre las ‘responsabilidades estatales que está asumiendo el Tatmadaw en virtud de la Constitución del 2008, por los casos de fraude electoral en las elecciones generales democráticas multipartidistas de 2020’».
Blazevic señala que existían razones ocultas para la visita a Naypyidaw del alto cargo de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas, afirmando que formaba parte de los esfuerzos de las oficinas pertinentes de la ONU para conseguir visados y mantener un punto de apoyo representativo para Naciones Unidas en el país. También sugirió que esta visita podría ayudar a la ONU a hacer un llamamiento a los países donantes para que envíen fondos que apoyen la crisis humanitaria en Myanmar.
La visita de Griffiths se produce tras otras visitas de representantes humanitarios de la ONU a Naypyidaw que han sido fotografiadas y documentadas para sus medios de comunicación por los militares birmanos, pero que no han conseguido desbloquear la entrega de ayuda humanitaria internacional a las personas necesitadas tras el ciclón Mocha.
Han pasado tres meses desde que el devastador ciclón azotó Myanmar, con el estado Rakhine llevándose la peor parte. Aunque el número de víctimas, poco más de 140 personas, fue relativamente bajo en comparación con el ciclón Nargis de 2008, que mató a 138.000 personas, la crítica generalizada es que la actual junta de Myanmar está utilizando la ayuda humanitaria como un arma más, bloqueando la mayor parte de ella para solamente permitirla en las zonas que considera «pro-junta».
Las voces críticas se preguntan por qué la ONU no intenta distribuir la ayuda a través del Gobierno de Unidad Nacional en la sombra, las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones revolucionarias étnicas, en lugar de depender de la junta militar, que ha estado atascando, con trámites burocráticos, la distribución de la ayuda.
Fuente original en inglés: https://mizzima.com/article/anger-and-surprise-over-un-humanitarian-aid-rep-visit-myanmars-generals