Los talibanes, tras la retirada norteamericana, han decidido desbloquear la mesa de negociaciones de Doha (Catar), que si bien nunca se interrumpieron formalmente, se mantuvieron estancadas durante meses.
Sin duda el reinició de las negociaciones está vinculado a la exitosa ofensiva militar iniciada el pasado primero de mayo, que les ha permitido demostrado su superioridad militar, con la que han puesto al gobierno del presidente afgano Ashraf Ghani al borde del colapso y obligado al Ejército Nacional Afgano (ENA) a abandonar innumerables posiciones, previa la entrega armamento y vehículos, lo que permitió a los integristas sitiar la mayoría de las capitales provinciales, más allá de que han anunciado que no pretender tener combates en el interior de las ciudades, incluida Kabul, a la que tienen a tiro de piedra. Y su última estrategia pasa por tomar el control de importantes puntos fronterizos, donde comenzarán a cobrar aranceles e impuestos cómo ya lo hicieron a fines de la década de 1990, para el financiamiento de la guerra.
El fin de semana del 17 y 18, la delegación de los insurgentes, encabezada por el mullah Abdul Baradar, se reunió con varios funcionarios afganos entre ellos Abdullah – Abdullah, presidente del “Alto Consejo Nacional de Reconciliación”, un simple sello de goma que de nada sirve sin la venia de los integristas.
Las partes, tras algunas controversias, acordaron acelerar las conversaciones sin dar detalles sobre los puntos a discutir. Tras la reunión del domingo el líder supremo del Talibán, el mullah Haibatullah Akhundzada, declaró que: “el emirato islámico (los talibanes) favorece enérgicamente un acuerdo político”. Aunque algunas versiones desde Doha indican que durante los dos días solo se discutió la manera de evitar “víctimas civiles,” aunque si se habría confirmado un alto el fuego hasta las reuniones de la próxima semana. Aunque muchos observadores son pesimistas acerca de la posibilidad de que los mandos medios del talibán, quienes están llevando las operaciones en el terreno, acepten detener sus avances cuando todo indica que la victoria final está al alcance de la mano. Desde siempre han corrido rumores de grietas en el interior del talibán, lo que no estaría confirmado con la realidad aunque desde la invasión norteamericana de 2001 tampoco los rigoristas habían estado tan cerca del triunfo como para poner a prueba la solidez de la estructura de la organización, fundada por el mullah Omar en 1994.
Durante estos últimos años los talibanes han decretado de manera unilateral breves treguas durante las festividades islámicas, las que siempre han sido respetadas por sus comandantes, aunque se sabe también que han sido utilizadas, fundamentalmente, para reabastecerse, reforzar sus posiciones y lanzarse con más ímpetu contra las fuerzas regulares, lo que les ha permite realizar demoledores ataques inmediatamente de terminado el alto el fuego.
Este lunes 18 comenzó una de las festividades más sagradas del Islam, la celebración de Eid al-Adha, (Celebración del Sacrificio) junto a la finalización del hajj o la peregrinación anual a la Meca, por lo que podrían reducirse los combates al tiempo que daría tiempo a la mesa de Doha para intensificar el dialogo.
Mientras tanto, varios países, están retirando conciudadanos y ayudantes afganos que han colaborado con ellos durante la ocupación. El pasado sábado 17 Francia retiró a unas cien personas entre nacionales y afganos que trabajaban en su embajada de Kabul. Además la misma operación durante los últimos días la han realizado Alemania, Canadá, India y China. Hace una semana también lo hizo Australia. La crítica situación de los colaboracionistas afganos ha sido una discusión intensa dentro de todos los países que han participado junto a Estados Unidos en la invasión de Afganistán, al punto de llevar esa discusión a sus parlamentos para examinar las leyes migratorias. Ya que en el caso de Washington, por ejemplo, los colaboracionistas junto a sus familias podrían llegar a representar unas 350.000 personas, la gran mayoría de ellas amenazadas de muerte.
Mientras intensos combates se siguen librando a lo largo de toda la geografía afgana, la relación entre Kabul e Islamabad se ha comenzado a recalentar después de que desde Afganistán hayan acusado al ejército paquistaní de dar cobertura aérea al Talibán, lo que fue negado por las autoridades de Islamabad, más allá de las medidas de protección de la población civil y sus militares.
Uno de los mayores puntos de tensión que se está generando es sobre la presencia de tropas turcas apostadas en el aeropuerto de Kabul, lo que obviamente el talibán rechaza, cuestión a la que al presidente turco Recep Erdogan aferrado a sus políticas de convertirse en el gran árbitro del mundo musulmán ha decidido permanecer allí más allá de las amenazas de los integristas.
Expandirse antes de la paz.
La idea de conseguir la máxima expansión territorial ha sido la fórmula que los talibanes han encontrado antes de sentarse nuevamente para negociar con Kabul y presentar al mundo su plan de paz, al tiempo que han rechazado todas las propuestas presentadas por los hombres del gobierno de Ghani hasta que se puedan celebrar nuevas elecciones.
Un plan que no cierra a los integristas verse expuestos a participar de un acto eleccionario y tener que tolerar algún tipo de oposición, mucho más cuando han comprobado que sin injerencia extranjera nada los separa de la victoria.
Fuentes norteamericanas, citando los análisis de sus diferentes agencias de inteligencia, coinciden en que Kabul no cuenta con capacidad militar para resistir al Talibán más de seis meses. Incluso si finalmente Ghani lanzase su anunciada contraofensiva, junto a los ejércitos formados por señores de la guerra, solo podrían posponer la caída algunas semanas más, al costo de un incremento notable de las muertes tanto de militares como de civiles.
Mientras, en el interior de Kabul, Ghani intenta articular defensas militares, políticas y diplomáticas ante el acoso de los muyahidines. Los mullah han generado una serie de acciones para evitar la llegada de suministros por vía terrestre a la capital. Realizando importantes acciones en los cruces fronterizos más importantes, congelando el ingreso de mercaderías desde el exterior. Además de haber tomado el control de las rutas comerciales más transitadas. Estas rutas vinculan las provincias de Herat, Farha, Kandahar, Khunduz, Takhar y Badakhshan con Pakistán, Irán, Tayikistán y Turkmenistán. Al tiempo que Kabul controla algunos pasos fronterizos con Pakistán e Irán y algunas rutas menores. En estos momentos fuerzas regulares e insurgentes combaten por los controles fronterizos con Uzbekistán y Turkmenistán.
Algunos analistas consideran que la táctica del talibán para los próximos meses será de obstruir el libre tránsito sobre todas las rutas desde y hacia la capital para impedir el acceso de víveres, lo que podría obligar a Ghani a enfrentar una aguda escasez de alimentos y energía que sin duda terminaría rindiendo la ciudad.
Si bien el futuro de Afganistán casi no tiene incógnitas y será gobernado directamente por talibanes o algún sujeto que los represente, los problemas del pueblo afgano están muy lejos de ser resueltos: la inseguridad perdurará por mucho tiempo, los focos de resistencia a los muyahidines, por parte de algunos ejércitos bajo el control de señores de la guerra y el Daesh Khorasan, que se ha mantenido bien a cubierta durante estos últimos meses, pero agazapado a la espera del momento de golpear tanto a sus “hermanos” como a cualquier fuerza infiel, sumado a los altos índices de pobreza, las divisiones tribales y étnicas, la cuestión de las mujeres, por lo que esta vez la comunidad internacional no podrá mirar hacia otro lado, la cuestión sanitaría, ya que además del covid Afganistán es uno de los pocos países del mundo donde no ha sido erradicada la poliomielitis, alcanzando índices de epidemia, constituyen una problemática que no será resuelta con cinco plegarias diarias.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.