Los milicianos del Taliban se están trasladando a Kandahar, colocando bombas y planeando ataques, mientras la OTAN y las fuerzas afganas se preparan para una ofensiva en el verano contra los insurgentes, según un comandante del Talibán. La OTAN y las fuerzas afganas han reforzado sus operaciones para expulsar a los talibanes fuera de Kandahar, […]
Los milicianos del Taliban se están trasladando a Kandahar, colocando bombas y planeando ataques, mientras la OTAN y las fuerzas afganas se preparan para una ofensiva en el verano contra los insurgentes, según un comandante del Talibán.
La OTAN y las fuerzas afganas han reforzado sus operaciones para expulsar a los talibanes fuera de Kandahar, una ciudad que fue la sede del movimiento islamista durante los años que éste dominó gran parte de Afganistán.
El objetivo de las fuerzas internacionales es aumentar la capacidad del gobierno local para impedir que los talibanes regresen.
Si la presión militar es demasiado fuerte «simplemente nos iremos y regresaremos después» de que las fuerzas internacionales se hayan ido, dijo dijo a The Associated Press el comandante talibán, quien usa el seudónimo Mubin.
A pesar de las redadas nocturnas de la OTAN y las fuerzas armadas, Mubin dijo que sus movimientos no han sido restringidos. Fue entrevistado la semana pasada en el centro de Kandahar, sentado con sus piernas cruzadas sobre un cojín en una habitación. Su única concesión a su seguridad fue pedir que cerraran la puerta.
Mubin no intentó tapar su cara y dijo que estaba cómodo debido al amplio apoyo de los 500.000 residentes de Kandahar, quienes al igual que los talibanes, son en su mayoría pastún, la mayor comunidad étnica de Afganistán.
«Debido a la actitud estadounidense hacia la gente, nos tienen simpatía», explicó. «Cada día obtenemos más apoyo. No somos extraños. No somos extranjeros. Somos de la gente».
Es difícil medir el apoyo de los ciudadanos de Kandahar hacia el Talibán. Muchos de ellos dicen que rechazan tanto la presencia de los soldados internacionales como la de los insurgentes. También dicen que temen que la ofensiva del verano de la OTAN logre poco más que generar más violencia.
Mubin dijo que los ataques de los insurgentes están detalladamente planeados y ordenados por comandantes militares y políticos que asignan proyectos y responsabilidades a otros de rango más bajo. El que toma la decisión final es Mulá Mohammad Omar, quien dirige el consejo o shura, un organismo que decide los objetivos estratégicos que son repartidos entre varios rangos y comandantes, explicó.
«Siempre recibimos instrucciones de nuestros comandantes, sobre qué tipo de ataques suicidas realizar, o a quien decapitar si se trata de un espía», dijo Mubin.