En la primera jornada en la Habana van instalándose los temas que se tratarán en la agenda. La cuestión en Medio Oriente y el fortalecimiento del movimiento son los principales puntos. El mismo día del aniversario de los atentados a las torres gemelas en Nueva York, comenzó en La Habana, Cuba, la XIV cumbre del […]
En la primera jornada en la Habana van instalándose los temas que se tratarán en la agenda. La cuestión en Medio Oriente y el fortalecimiento del movimiento son los principales puntos. El mismo día del aniversario de los atentados a las torres gemelas en Nueva York, comenzó en La Habana, Cuba, la XIV cumbre del Movimiento de Países no Alineados (NOAL). Esto, sin duda, representa una de esas ironías de la historia que, no por ser casuales, dejan de ser trascendentales: El 11-S fue el comienzo de una nueva coyuntura internacional que se discutirá largamente los próximos días, en la cita de los países del Sur.
Ya en el discurso inaugural, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, dio a entender que la cumbre recorrerá los caminos de la crítica a los países hegemónicos y la puesta en común de los problemas que acusan a los países tercermundistas que integran el NOAL.
Afirmó que «nos reunimos tras la brutal agresión perpetrada contra el hermano pueblo del Líbano, y mientras asistimos indignados al cotidiano genocidio a que es sometido el pueblo palestino. Coincide también nuestra Cumbre con un recrudecimiento de las presiones contra Irán por ejercer su derecho soberano a desarrollar un programa para el uso pacífico de la energía nuclear, y cuando se amenaza a otros países no alineados con «guerras preventivas» y agresiones.»
Luego del primer día, la guerra en el Líbano y los cuestionamientos al programa nuclear de Irán por parte de Estados Unidos y algunos países europeos, parecen ir ganando agenda. Es que los 116 países del Tercer Mundo que componen el NOAL (que serán 118 con la incorporación de Haití y San Cristóbal y Nevis) se ven de alguna manera u otra afectados por la cruzada en contra del «terrorismo» que termina siendo una excusa para la expansión de las potencias.
En este sentido se puso un fuerte énfasis en la condena al terrorismo de cualquier tipo y la voluntad de unidad entre los países del Sur. El canciller cubano aclaró que «es indispensable que cerremos filas en la defensa de nuestros derechos. Los riesgos, amenazas y dificultades que enfrentamos son similares y tienen orígenes comunes. Debemos demostrarle al mundo nuestra fortaleza, nuestra capacidad de enfrentar juntos los enormes desafíos que nos impone un mundo regido por los más poderosos».
Las declaraciones de Roque Pérez ponen en evidencia tres temas fundamentales que deberán ser tratados por los países del NOAL. El primero de ellos es el reciente conflicto entre Israel y Líbano, así como la situación en Palestina. El movimiento siempre se ha mostrado enérgicamente en contra de los abusos de la nación hebrea, y se espera una firme condena, así como un apoyo a los países árabes, ambos miembros del NOAL.
Sin embargo, las acciones de Israel deben entenderse en el marco global de la cruzada contra los países árabes encabezada por el presidente de los Estados Unidos, George Bush, y su teoría de la «guerra preventiva». Por lo menos, esta es la línea que transita un documento presentado por Malasia y Cuba donde se condena «la ocupación israelí y su agresión a Gaza, también se exige la retirada de las tropas israelíes de ese territorio ocupado, y la liberación de todos los presos palestinos en cárceles de Tel Aviv.»
El segundo tema, y no por ello menor, es el del desarrollo nuclear de Irán. Desde el Consejo de seguridad de la ONU, Estados Unidos e Inglaterra amenazan con sanciones si sigue con el programa vigente que, por otra parte, se suscribe al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y es evaluado permanentemente por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
En la presentación cubana a la Cumbre del NOAL, se afirma que «el Movimiento defiende el derecho de todo país a utilizar la energía nuclear con fines pacíficos, incluido el dominio del ciclo completo del combustible nuclear, y el derecho a enriquecer uranio para fabricar, para producir electricidad.» Al mismo tiempo se realiza un firme llamado al desarme.
Tanto el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, como el de Venezuela. Hugo Chávez, asistirán a la cumbre con el fin de poner el tema en el tapete, abogando a la postura del NOAL en el desarrollo energético de los países que lo integran.
El tercer punto a tener en cuenta es el fortalecimiento del movimiento, así como la necesidad por parte de los países del sur de comenzar a forjar acuerdos políticos y económicos para materializar las discusiones. Aquí es donde Cuba se juega una carta importante, ya que viene abogando por una mayor organicidad de movimiento y la necesidad de tomar medidas conjuntas.
Sobre todo, es fundamental la alineación para la participación en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El pedido histórico de una democratización del organismo supranacional, impulsado desde 1961 por el NOAL, deberá reflejarse de una vez por todas en una actitud concreta, y en una postura de bloque. La presencia del secretario general de la ONU, Kofi Annan, le otorga a esta cumbre una gran importancia internacional, y da cuenta del interés que tienen los países no miembros en las discusiones que allí se llevan a cabo; lo que obliga a los 116 estados del NOAL a estar a la altura de las circunstancias.
Pero debe darse una unidad más allá de la ONU, para que los países del sur, en su mayoría pobres, empiecen a marcar su propia agenda política y económica, centrada en el principio de autonomía que siempre defendió el NOAL. Cuba parece haber entendido esta cuestión, ya que, por ejemplo, hará extensible al resto de los países su programa de alfabetización «yo sí puedo», en lo que pretende ser una acción conjunta de los países del sur contra el analfabetismo. Asimismo, esta voluntad de cooperación mutua deberá extenderse a otros temas centrales comunes a los estados miembros, como la pobreza (en niveles de desnutrición en algunos casos), el desarrollo económico y energético, el fortalecimiento de las políticas institucionales, y una postura concreta contra el unilateralismo representado por los Estados Unidos.
Según datos oficiales, el conjunto de los países del NOAL representan el 51 por ciento de la población mundial, el 53 del área marítima, 44 de los bosques, 45 de las tierras cultivables y 86 del petróleo mundial. Índices alentadores y más que suficientes como para empezar a pensar en un desarrollo sustentable y autónomo de los países del sur.
En lo que a cuestiones formales respecta, el primer día de la cumbre finalizó con la Reunión de Altos Funcionarios del NOAL, que ya cuenta con cien representaciones de las 115 que se esperan. Se espera para las próximas jornadas la presencia de los presidentes de Irán, Pakistán, Sudáfrica, Argelia, Venezuela, Bolivia, Indonesia, el primer ministro indio, el premier de Malasia y el emir de Qatar.
Aún queda mucha tela para cortar. La cumbre finalizará el 16 de setiembre con varios documentos acordados y firmados por los países miembros. Sin embargo, la única forma de que el NOAL vuelva renovado a la arena política, será que ponga en acciones concretas las discusiones suscitadas en su seno.