El principal ensamblador de productos Apple ha estado presionando para que un trabajador chino que sufrió daños cerebrales en un accidente en la fábrica sea trasladado del hospital donde se encuentra internado, en un caso que pone nuevamente el foco en los derechos laborales en China. Zhang Tingzhen, de 26 años y empleado de la […]
El principal ensamblador de productos Apple ha estado presionando para que un trabajador chino que sufrió daños cerebrales en un accidente en la fábrica sea trasladado del hospital donde se encuentra internado, en un caso que pone nuevamente el foco en los derechos laborales en China.
Zhang Tingzhen, de 26 años y empleado de la empresa taiwanesa Foxconn, padeció la extirpación quirúrjica de casi la mitad de su cerebro tras haber sobrevivido a una descarga eléctrica en una planta ubicada en el sur de China hace un año. El trabajador sigue en el hospital en observación, sin poder hablar o caminar apropiadamente.
Sin embargo, Foxconn, que está pagando los gastos hospitalarios de Zhang, ha enviado mensajes de texto por teléfono a la familia del trabajador desde julio para exigir que lo saquen del hospital, amenazando con detener la financiación de su tratamiento, una maniobra que la firma dice que sería justificada bajo la ley laboral china.
Foxconn confirmó que envió mensajes y señaló que bajo la ley china el trabajador debe presentar por sí mismo una evaluación de discapacidad, un proceso que en el caso de Zhang lo obligaría a ser trasladado del hospital Shengzhen hasta Huizhou -a 70 kilómetros-, donde fue contratado por primera vez por Foxconn.
La empresa dijo en respuesta a preguntas vía correo electrónico que estaría preparada para llevar de vuelta a Zhang al hospital Shenzhen luego de la evaluación, aunque su padre dice que el trabajador no se encuentra en condiciones de viajar y los médicos han dicho que creen que sigue en riesgo de una hemorragia cerebral.
El caso ha generado nuevos cuestionamientos sobre el historial laboral de Foxconn, uno de los empleadores privados más grandes y de más alto perfil en China, luego de una serie de suicidios entre su personal de alrededor de un millón de trabajadores y recientes problemas por tensiones laborales.
El caso enojó a activistas laborales, que dicen que la difícil situación de Zhang también subraya el desigual y a veces precario sistema de asistencia social para trabajadores con lesiones serias en accidentes industriales y reveló que hay muchos empleados en peores situaciones que la de Zhang.
«Ellos siguen enviándome mensajes de texto todos los días para que saque a mi hijo del hospital y que se presente ante un organismo de evaluación de lesiones o dejarán de pagar todos los gastos, incluyendo sus cuentas médicas y viáticos», dijo el padre de Zhang, Zhang Guangde.
«No se pueden imaginar el sufrimiento que me causan, cómo tuve que pelear cada centímetro del camino para obtener dinero para poder cuidar a nuestro hijo», agregó el padre, hablando al lado de la cama de su hijo en el hospital.
Zhang estaba reparando un reflector en una pared exterior en una fábrica de Foxconn en Shenzhen, en la frontera con Hong Kong, cuando recibió una descarga eléctrica y cayó al suelo desde cuatro metros de altura.
Desde entonces fue sometido a cinco operaciones, perdió la memoria, permanece inconsciente y requiere un monitoreo regular y meticuloso.