George Floyd, el estadounidense negro cuya muerte a manos de un policía blanco ha desatado una ola de protestas en Estados Unidos, murió por la «pandemia del racismo y de la discriminación», dijo Ben Crump, el abogado de su familia durante una ceremonia de homenaje, mientras las protestas siguen incendiando un país indignado.
El asesinato y la ola de racismo ha despertado las protestas en todo el país, en medio de la pandemia del coronavirus, que ha contagiado a casi dos millones de estadounidenses, produciendo casi 110 mil muertos y sumando 45 millones de nuevos desempleados a la crisis económica y social que vive el país.
Las marchas continuaron por décimo día consecutivo por todo el país, donde después de las acusaciones formales presentadas contra los cuatro policías esta semana, han disminuido los disturbios, aunque continuaron brotes de violencia, en gran parte provocados por algunos policías.
El Partido Republicano también la dio la espalda a Donald Trump en su estrategia agresiva y militarista como respuesta a las protestas por la muerte de George Floyd. El presidente ha llamado «débiles» a los gobernadores, ha amenazado con desplegar el Ejército por todo el país y ha llenado Washington de fuerzas policiales y militares, a pesar de que las manifestaciones están siendo fundamentalmente pacíficas.
Es llamativo que casi ningún senador republicano ha defendido la última semana abierta y claramente a Trump, en plena campaña por su reelección. La regla general cuando son preguntados es o la evasiva o la crítica al presidente, que ya son cada vez más abiertas y airadas, como la que realizó este jueves la senadora por Alaska, Lisa Murkowski, quien admitió dudar si apoya o no a Trump en su reelección en noviembre.
El jueves, en boca del secretario de Defesa, Mark Esper, fue el Ejército el que mostró su desaprobación con esta táctica. En días pasados, diversos senadores republicanos también se expresaron en ese sentido, pero ayer fue el líder de este partido en la cámara alta, Mitch McConnell, quien defendió Espe, quien incluso ordenó el regreso de unos 200 militares enviados a Washington a sus bases de origen, una orden que fue anulada poco después.
Además de la tensión que se ha vivido en varios puntos del país, también se han difundido varios vídeos en redes sociales mostrando la violencia policial y el uso excesivo de la fuerza. Este jueves fueron suspendido dos agentes de la Policía de Buffalo (Nueva York) después de que un vídeo mostrara cómo empujaron a un hombre de 75 años, que cayó al suelo y quedó inconsciente, durante las protestas.
El saldo de arrestos en el transcurso de 10 días superó 10 mil, tras el uso de violencia indebida por fuerzas de seguridad pública contra manifestantes y representantes de los mediosResaltan las expresiones de solidaridad -sin precedente- de integrantes de las fuerzas de seguridad pública, incluidos jefes de policía de varias ciudades.
Mientras, más barreras aparecieron alrededor de la Casa Blanca. Trump inició su presidencia prometiendo proteger al país con un muro en la frontera, pero acabó construyendo un muro a su alrededor para protegerse de estadounidenses.
Miles de personas corearon cerca de la Casa Blanca la canción de soul Lean On Me (Apóyate en mí), del desparecido Bill Withers, que devino en himno de las protestas por George Floyd. El momento fue narrado por The Washington Post: «Surrealista, hermosa y pacífica escena fuera de la Casa Blanca cuando un hombre canta ‘Apóyate en mí’ y miles y miles de manifestantes levantan celulares iluminados y unen sus voces a la suya”.
Fue un linchamiento a plena luz del día, escribió el reverendo Jesse Jackson, veterano líder de derechos civiles, y recordó que por mucho tiempo, muy frecuentemente, los afroestadunidenses han sido brutalizados sin consecuencias. En un artículo publicado en el Chicago Sun Times indicó que quienes declaran la ley y el orden no ofrecen ni uno ni otro a los afroestadunidenses.
“En medio de una pandemia, algunos marchan con la esperanza de que EEUU escuchará, algunos marchan sin esperanza, pero porque el silencio ya no es aceptable… Nos uniremos, o quedaremos deshechos”, concluyó.
El número de tropas de la Guardia Nacional activas en EEUU, de 17 mil integrantes, es equivalente al total de las fuerzas desplegadas en Irak, Siria y Afganistán y opera por ahora al mando de cada gobernador, desplegadas en 23 estados y la capital. Mientras, mantienen unidades militares en diversos puntos de la capital.
Paradójicamente, el gobierno de Trump declaró que honra a aquellos chinos valientes que se manifestaron en oposición a las políticas del gobierno en la Plaza Tiananmen, marcando el aniversario de lo ocurrido en 1989, cuando el gobierno puso un fin violento a ese movimiento con tanques y armas.
Mientras, monumentos en honor a la historia racista de la nación están siendo derribados en varios estados después de haber sido atacados por manifestantes durante la semana pasada: una estatua del racista ex jefe de policía y alcalde de Filadelfia Frank Rizzo, la del general confederado Robert E. Lee en Virginia, la estatua del confederado Charles Linn y el Monumento a los Marineros y Soldados Confederados en Birmingham, Alabama, entre otros.
Generales contra las amenazas de Trump
Dos ex generales más se sumaron al repudio a la amenaza de Donald Trump de militarizar la represión contra manifestantes, mientras se celebraron ceremonias fúnebres en memoria del asesinado George Floyd, donde veteranos líderes de derechos civiles y una nueva generación de activistas condenaron la violencia racista sistémica en Estados Unidos y declararon: quiten sus rodillas de nuestros cuellos.
John Kelly, ex general y ex jefe de gabinete de Trump, expresó su apoyo al ex secretario de Defensa James Mattis, quien esta semana condenó de manera fulminante el manejo de Trump de este momento, al acusar que estaba colocando en riesgo la democracia, y comparar el comportamiento presidencial con la propaganda nazi.
Trump, como era de esperarse, tildó a su ex secretario de Defensa de general sobrevaluado a quien él despidió.
El general -retirado de cuatro estrellas- John Allen, ex comandante de las fuerzas en Afganistán y de la OTAN condenó la amenaza del comandante en jefe Trump, de desplegar tropas contra los estadounidenses que protestan contra la violencia oficial a minorías como una violación de la Constitución y un peligro para la democracia.
En un artículo (Un momento de vergüenza nacional y peligro –y esperanza) publicado en Foreign Policy afirmó que Trump está calificando a los manifestantes de terroristas y el enemigo, pero la abrumadora mayoría de los que protestan están furiosos por la injusticia, la encarcelación masiva, los frecuentes arrestos falsos, y una devaluación institucional de vidas propiedad de afroestadunidenses.
La amenaza terrorista real no proviene de los manifestantes ni de radicales de izquierda, sino de supremacistas blancos: “Mucho más daño a Estados Unidos ha provenido de estos terroristas –fascistas, el Klan y neonazis, todos sintiéndose nuevamente empoderados hoy– que aquellos que se les oponen”.
Allen y Kelly se suman a Mattis y a dos ex jefes del estado mayor, el almirante Mike Mullen y el general Martin Dempsey, en denunciar la propuesta de Trump de emplear la llamada Ley de Insurrección de 1807 para desplegar tropas militares contra las protestas, con la justificación de la ley y el orden.
Mientras, el procurador general William Barr continuó promoviendo la línea del gobierno de Trump, de que los disturbios son provocados por grupos extremistas de izquierda como Antifa –el cual no es un grupo, sino una red informal de activistas que favorece la “acción directa– y afirmó que tiene evidencia de que han secuestrado las protestas buscando incitar a la violencia.
Isabella Arria: Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)