Es ya conocido a nivel mundial que Bo Xilai, un alto miembro de los 25 que tiene el Politburó del Partido Comunista Chino, ha sido destituido de su puesto clave como Secretario del Partido de la importante rama de Chongqing del PCC. Esta movida llega justo cuando el PCC se preparaba para elegir a un […]
Es ya conocido a nivel mundial que Bo Xilai, un alto miembro de los 25 que tiene el Politburó del Partido Comunista Chino, ha sido destituido de su puesto clave como Secretario del Partido de la importante rama de Chongqing del PCC.
Esta movida llega justo cuando el PCC se preparaba para elegir a un nuevo liderazgo este otoño. Bo había estado considerado como un claro candidato para el Comité Permanente de nueve miembros del Politburó. Esto ahora está fuera. Esta es la primera brecha abierta en el liderazgo del PCC en dos décadas.
Bo era conocido por tratar de revivir la cultura de Mao Zedong a través de varios programas públicos. Enfatizaba la intervención del Estado en la economía y abogaba la planificación de masivos proyectos de vivienda de bajos ingresos para los/as trabajadores/as migrantes y otros/as, así como la lucha para reducir la desigualdad en general.
Bo también ha sido conocido por la feroz campaña contra la corrupción en la que se alentaba a las masas a señalar funcionarios corruptos y mafiosos. Varios miles de personas fueron detenidas, entre ellas empresarios, y muchos fueron enviados a la cárcel. El oficial más alto de la policía en Chongqing fue ejecutado durante la campaña contra la corrupción.
Bo fue eliminado después de un incidente en el que el posterior jefe de la policía de Chongqing, Wang Lijun, quien trabajó con Bo en una campaña anticorrupción ampliamente celebrada, huyó de Chongqing el 6 de febrero hacia el Consulado de Estados Unidos en la cercana ciudad de Chengdu donde pidió asilo político.
Según el gobierno chino y fuentes del Partido, Wang dijo tener documentos incriminatorios contra Bo. Wang fue trasladado del Consulado y ahora se encuentra bajo arresto en Beijing.
Ha habido mucha especulación acerca de Bo y Wang y lo sucedido. Mucho se ha citado el extravagante estilo personal de Bo, su ambición, una lucha por posiciones entre facciones dentro del liderazgo y así sucesivamente. Quizás todos estos factores jugaron algún papel en su deposición.
Pero una cosa está clara. Los imperialistas todos han tomado una posición contra Bo y se alegran de ver su caída.
De hecho, no existe evidencia de que Bo intentaba abandonar la dependencia del capitalismo en el desarrollo de China que siguió a la muerte de Mao. Por el contrario, su perspectiva está plenamente dentro del marco general de utilizar el capitalismo y la inversión extranjera para hacer crecer la economía en Chongqing. Pero dentro de ese marco, destacó la llamada «tercera mano,» la necesidad de que el Estado desempeñe un papel significativo en la economía, para garantizar el bienestar de las masas y para reducir la desigualdad como una cuestión prioritaria.
El efecto de la crisis capitalista mundial
Es importante poner esta lucha en un contexto más amplio con respecto a la crisis del capitalismo global y su efecto sobre la economía china y la lucha política y las luchas de las facciones dentro de China.
La crisis económica en el mundo capitalista ha debilitado de manera muy fundamental el argumento de que China debería poner su destino y su futuro en manos del desarrollo capitalista y el mercado mundial capitalista como una estrategia fundamental.
El colapso en 2007-2009 del sistema financiero capitalista mundial y el mercado global, el consiguiente desempleo masivo, la especulación salvaje, la sobreproducción, la dislocación económica, la avalancha de quiebras, las vueltas de los mercados de valores y las continuas amenazas en el horizonte deben rondar a todos los dirigentes de China y dar municiones a todos aquellos que se oponen al continuo desarrollo del capitalismo en China.
Los imperialistas y las fuerzas más pro capitalistas en el PCC y el estado saben esto. Por lo tanto se han apresurado a fortalecer su posición frente a la monumental evidencia del fracaso del capitalismo y sus peligrosos efectos en China durante 2008 y 2009.
Actuaron justo cuando el cuerpo legislativo de China se preparaba para examinar y aprobar diversos planes y cuando el tema del futuro liderazgo estaba en discusiones privadas.
Es significativo que el Banco Mundial presentara un documento de 448 páginas justo a tiempo para el XVIII Congreso Nacional Popular el mes pasado, titulado «China 2030». Lo que hace la presentación pública de este documento tan inquietante es que fue co-escrito por el Centro de Investigación de Desarrollo del Consejo de Estado, el órgano ejecutivo superior en China. Liu He, quien trabajó en el documento y se reúne regularmente con los funcionarios estadounidenses, es asesor de la Comisión Permanente del Politburó, quien ha argumentado públicamente que debe utilizarse la presión extranjera para impulsar reformas capitalistas en China.
Para subrayar la naturaleza colaborativa del documento está su subtítulo: «Construir una Moderna, Armónica y Creativa Sociedad de Altos Ingresos». El término «sociedad armoniosa» es el lema de los actuales líderes de China, Presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao.
El mundo pudo ver un vídeo distribuido en línea en febrero que mostró a Du Jianguo, redactor de una revista sobre el medio ambiente en China, interrumpiendo una conferencia de prensa por el presidente del Banco Mundial Robert Zoellick mientras Zoellick revelaba su documento. Delante de la prensa mundial, Du se levantó y denunció el documento como «inconstitucional», diciendo que «subvertiría al sistema económico básico del socialismo». Antes de que fuera empujado fuera de la plataforma por la guardia de seguridad, Du caracterizó al documento de los banqueros como «tóxico» con el propósito de capturar a los mercados chinos para los capitalistas internacionales. (Wall Street Journal, el 23 de febrero)
Intento del Banco Mundial para promover la contrarrevolución
Este documento es parte de los antecedentes de la lucha entre facciones en China. Representa un nexo más firme y peligroso entre el imperialismo y la facción llamada «reforma», la facción pro capitalista más agresiva en China.
El resumen ejecutivo del documento dice:
«En primer lugar, implementar reformas estructurales para fortalecer los cimientos para una economía basada en el mercado redefiniendo el papel del Gobierno, reformando y reestructurando las empresas y los bancos estatales, desarrollando el sector privado, promoviendo la competencia y profundizando reformas en el sector agrario, del trabajo y de los mercados financieros. Cuando una economía se acerca a la frontera tecnológica y agota el potencial para adquirir y aplicar la tecnología del extranjero, el papel del Gobierno y su relación con los mercados y el sector privado tiene que cambiar fundamentalmente. Mientras que proporciona relativamente menos bienes ‘tangibles’ y servicios públicos directamente, el gobierno tendrá que proporcionar más bienes y servicios públicos intangibles como sistemas, reglamentos y políticas que aumenten la eficiencia de la producción, promuevan la competencia, faciliten la especialización, mejoren la eficiencia de la asignación de recursos, protejan al medio ambiente y reduzcan los riesgos e incertidumbres.
«En el sector empresarial, el enfoque tendrá que ser más reformas de empresas estatales (incluyendo medidas para recalibrar el papel de los recursos públicos, introducir prácticas de gobernación corporativa moderna incluyendo la separación de la propiedad de la gestión administrativa e implementar la diversificación gradual de la propiedad cuando sea necesario), el desarrollo del sector privado y menos barreras a la entrada y la salida, y aumento de la competencia en todos los sectores, incluyendo en las industrias estratégicas y fundamentales. En el sector financiero, sería necesario comercializar el sistema bancario, permitiendo gradualmente que las tasas de interés sean fijadas por las fuerzas del mercado, profundizar el mercado de capitales y desarrollar la infraestructura legal y de supervisión para garantizar la estabilidad financiera y construir cimientos creíbles para la internacionalización del sector financiero de China».
En otras palabras, el Banco Mundial, con la colaboración del Centro de Investigaciones de Desarrollo del Consejo del Estado, está recomendando que las empresas estatales sean reducidas a dispensadores de servicios y consejos estatales, que se retiren de la producción de acero, energía, infraestructura y otros «bienes tangibles», y que se deje todo eso a los capitalistas privados. Recomiendan además que el sistema bancario sea integrado al capital financiero imperialista mundial y que la planificación estatal sea reducida a una nulidad.
En resumen, abogan la destrucción de las mismas estructuras socialistas que mantienen la unidad de la sociedad china y que ha permitido resistir la crisis capitalista más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
El que un representante del máximo órgano del estado ayudase a formular este documento contrarrevolucionario, asociando públicamente su nombre a él y exhortando su adopción, muestra la degeneración de secciones claves de la más alta dirección y, dentro del aparato de estado más amplio, destaca la influencia perniciosa del capitalismo desatado en China.
Esto explica la interrupción urgente de la conferencia de prensa de Zoellick y la resistencia que surge de diversos sectores en China. Eso no quiere decir que el punto de vista representado por el documento del Banco Mundial vaya a ser victorioso. Hay muchas fuerzas en China, incluyendo a los/as trabajadores/as y campesinos/as, que resistirían firmemente cualquier intento de aplicar plenamente este programa.
Christine LaGarde, jefa del Fondo Monetario Internacional, también eligió el momento del Congreso Popular Nacional para presentar una declaración que alababa la economía china. Este acto fue sin duda, coordinado con la presentación del Banco Mundial de «China 2030».
La gravedad de la lucha sobre el futuro de China también estalló abiertamente en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza en enero.
«Un grupo de oradores chinos advirtió en tonos severos el viernes por la mañana [27 de enero] en Davos, que la reforma del libre mercado en el país está estancada y que China está regresando hacia un mayor control estatal de la economía.
«Hu Shuli, editor de la revista Caixin y ampliamente reconocido como líder de la facción ‘reformista’ de China, inició un foro al identificar el atraso de la reforma económica como uno de los dos riesgos principales que puede impedir el progreso de la economía china, junto a la debilitación de las exportaciones a raíz de la crisis de la zona euro». (Wall Street Journal, el 27 de enero). Otros participantes chinos estaban de acuerdo.
La crisis del capitalismo mundial ha desatado esta lucha en un momento crucial de cambio del liderazgo chino. El derrocamiento y la humillación pública de Bo, que sacó a la luz esta lucha, pueden ser mejor entendidos en términos de una lucha sobre las reformas capitalistas que se están profundizando peligrosamente. Con Bo o sin él, continuará esta seria lucha.
Para quienes creen que ha habido una completa restauración del capitalismo en China, todo este asunto puede parecer de poca importancia. Pero para los/as obreros/as y campesinos/as de China y para el resto del mundo, la cuestión de detener el avance de la contrarrevolución es de suprema importancia.