Este breve artículo trata de la interpretación que la segunda generación de líderes chinos efectuó sobre el período maoísta en busca de un camino para la recomposición del liderazgo luego de la muerte de Mao Zedong; y del establecimiento de los principios para la reconstrucción del Partido. Posteriormente a la reforma y con la aplicación […]
Este breve artículo trata de la interpretación que la segunda generación de líderes chinos efectuó sobre el período maoísta en busca de un camino para la recomposición del liderazgo luego de la muerte de Mao Zedong; y del establecimiento de los principios para la reconstrucción del Partido. Posteriormente a la reforma y con la aplicación de la política de puertas abiertas impulsada por Deng Xiaoping la situación económica de China fue definida como socialismo de mercado, que junto con la creación de las zonas especiales, el ingreso de inversión extranjera y la creación de un sistema financiero provocaron profundos cambios en la economía y la sociedad, convirtiendo a China en un gran híbrido con una estructura capitalista y una superestructura socialista.
Sería muy difícil hablar sobre la interpretación que realizó la segunda generación de líderes sobre el período maoísta sin hacer una breve mención a la Revolución Cultural, ya que esta habilita la mayor parte de las críticas sobre Mao aunque, se verá que con ciertas limitaciones debido a la legitimidad de lo que representaba la persona de Mao Zedong, entre otras cuestiones más estratégicas en términos políticos como ganar consenso para las nuevas reformas económicas.
El período de la Revolución Cultural significó una lucha entre dos fracciones del PCCh. Tenían una visión diferente de cómo desarrollar el socialismo en China. Finalmente, se impone el grupo de Mao, ayudado por la fuerza ideológica que su imagen de líder de la revolución invocaba, aunque lo hace por fuera y por arriba del Partido. Con el apoyo de Lin Biao, jefe del EPL y de la juventud, Mao regresa al poder, retoma sus cargos e impulsa la Revolución Cultural. Mao entiende que la lucha de clases no se clausura con la toma del poder del PCCh porque hay componentes estructurales que se reproducen, básicamente la división entre burócratas y trabajadores. En este sentido, en la fracción maoísta hay una crítica constante al papel de la burocracia del Partido. Mientras Liu Shaoqi y Deng Xiaoping tenían una confianza absoluta en la estructura del Partido para el mantenimiento de la revolución socialista, Mao depositaba su confianza en las masas. Es así que la Revolución Cultural es un ataque a la estructura burocrática del Partido, buscando que sus dirigentes tengan un contacto directo con las masas. Lo importante a destacar fue la radicalización de la violencia tanto de la juventud organizada en las Guardias Rojas como de los grupos de resistencia articulados y sostenidos por el Partido. La lucha fue sangrienta y el mismo Mao tuvo que dar un paso atrás convocando junto con el Partido al EPL para detener el conflicto ya que el desborde fue de tal magnitud que el país se vio amenazado con una guerra civil. Es importante destacar los ataques directos a los dirigentes del Partido (incluido Deng), víctimas de la humillación, purgas y encarcelamientos, ya que esto será de gran peso en la resolución del Partido sobre el período maoísta.
Muerto el líder en 1976, hay un recambio generacional y se inaugura un nuevo período llamado el período de las reformas . A Mao lo sucede Hua Guofeng, que en el discurso político sigue invocando la retórica maoísta, aunque en la práctica se aleja y comienza a modificar algunas de sus medidas. Finalmente pierde el poder y asume como líder indiscutido de China Deng Xiaoping, gracias al apoyo popular (especialmente de jóvenes activistas que le brindaron su apoyo por la promesa de democracia socialista) 1 , de los cuadros veteranos del partido, generales del EPL e intelectuales, es decir todos aquellos grupos que fueron víctimas en alguna de las fases de la Revolución Cultural.
En esta nueva etapa de la República Popular, se produce un cambio de dirección histórica. Se anuncia el fin de la lucha de clases y se subraya la prioridad de la modernización socialista, esta incluía: apertura al mercado y recomposición del aparato político. Este último objetivo se lleva a cabo mediante cuatro principios de reconstitución institucional del Partido: continuidad de la vía socialista, dictadura del proletariado (centralismo democrático), liderazgo del PCCh (la reforma económica no traerá la reforma política) y continuación del marxismo-leninismo y pensamiento de Mao Zedong. Estos principios reemplazaron las cuatro grandes libertades de Mao. Por otro lado, Deng separa las funciones del Estado y las funciones del Partido, se restituye el cargo de Secretario General del Partido y para combatir la concentración de poder, (que está ligado al concepto de «culto a la personalidad» que tanto criticó Deng) se siguió la forma colegiada del PCCh, para que el liderazgo sea colectivo, expresado en el Comité Central. A pesar de esta reforma, Deng incurrió hasta su muerte justamente en aquello que había cuestionado del Líder, porque al igual que Mao concentró el poder en su persona y su palabra era la última por encima del Partido.
Sin embargo, la estabilidad institucional del Partido y el liderazgo de Deng no eran suficiente para emprender las reformas de la época post- maoísta (que en sustancia implicaban la implantación de un nuevo orden), para ello era necesaria una revisión de aquel período, de la imagen de Mao como personaje sagrado y también de las tendencias izquierdistas radicales que llevó adelante en las últimas décadas, ya que estas cuestionaban la centralidad del Partido y eran consideradas peligrosas por la nueva dirigencia en caso de resurgimiento 2 . Se abrieron las puertas para las críticas ayudando a este proceso el juicio a la banda de los cuatro antes del Informe oficial. En este informe (1981) puede apreciarse el propósito de Deng de rescatar a Mao como hombre histórico con aciertos y desaciertos, y no como entidad sagrada. Es así que se lo venera, en sus aciertos como el gran líder revolucionario, nacionalista y modernizador, con el objeto de imprimirle legitimidad al régimen post maoísta y de darle continuidad a la tradición revolucionaria. Si bien, Deng conservó el Mao que le convenía, es digno de destacar el reconocimiento que le hace el Partido en su papel de modernizador porque sin «la revolución industrial de la época de Mao, los reformadores económicos que alcanzaron la preeminencia en la época post- maoísta hubieran tenido poco que reformar.» (Meisner, 2007: 474). Por otro lado, se lo acusaba directamente de los excesos izquierdistas 3 de la Revolución Cultural, no sólo por cuestionar la centralidad del Partido y su burocracia sino también por «forzar» (según entendieron los nuevos dirigentes) el camino socialista sobre condiciones materiales objetivas insuficientes para una transición exitosa hacia el socialismo. Este último punto es uno de los más relevantes porque su aprobación le abriría paso a las reformas económicas que Deng pretendía impulsar muy contrarias a las adoptadas en el período maoísta.
El diagnóstico de Deng sobre la situación de China consiste en que la principal contradicción radica entre las fuerzas productivas atrasadas y el sistema socialista y no entre clases antagónicas. Por ello las reformas económicas apuntan directamente a desarrollar las fuerzas productivas en el marco del capitalismo. Las medidas adoptadas por el PCCh se pueden interpretar como una suerte de paréntesis histórico; es decir se promueve el desarrollo capitalista y una vez lograda una base material suficiente, el Partido pretende reencauzar el socialismo. Calcularon que esta fase de desarrollo capitalista duraría aproximadamente hasta el 2050. Esta planificación se ajusta al movimiento histórico planteado por la teoría marxista ortodoxa. El objetivo último es convertirse en una gran Nación (idea que existe en China desde los tiempos imperiales). Lo que logró el PCCh4 es una especie de híbrido sistémico, ya que tiene una estructura capitalista y una superestructura socialista. De aquí el nombre de socialismo con peculiaridades chinas posteriormente llamado economía socialista de mercado.
Las reformas se basan en cuatro modernizaciones: agricultura, industria, ciencia y tecnología y defensa. La reforma económica apunta hacia el mercado (apertura), abandonando por completo las estrategias de inspiración soviética. Deng prioriza la economía por sobre otras consideraciones y apunta a la necesidad de: liberar las fuerzas productivas (ingreso de capitales extranjeros en zonas económicas especiales -son las zonas costeras de China-, inversión extranjera directa en empresas estatales, inversión de capital en la industria ligera), apertura al mercado, prioridad de la industria ligera, descolectivización de la agricultura.
Ya en los ochenta aparece la idea de sistema de responsabilidad industrial . Este consiste en que los gerentes de empresas estatales administren sus propios recursos, favoreciendo la iniciativa privada. Así el Estado comenzó a desregular las políticas de trabajo de las empresas públicas destruyendo el tazón de arroz de hierro. Otra medida fue el sistema de responsabilidad familiar (descolectivización de la agricultura). Las familias campesinas logran la tenencia de la tierra por 15 años y luego por 50. Esto significó la implementación del cultivo familiar individual a partir de contratos con los equipos de producción (la agricultura colectiva fue remplazada por campesinos arrendatarios que fueron adaptándose a nuevas pautas de consumo, pero perdiendo los valores colectivos. Este vacío ideológico irónicamente fue remplazado por creencias supersticiosas tradicionales de la época feudal en pleno capitalismo). Si bien estos cambios son de suma importancia para la adaptación del capitalismo en China, lo que dio verdadero impulso a este desarrollo acelerado fue » el comercio exterior y las inversiones extranjeras que pasaron a través de las puertas abiertas de Deng Xiaoping a lo largo de la costa del sur de China…» (Meisner, 2007:512). Las inversiones extranjeras eran atraídas a través del ofrecimiento de condiciones favorables en las empresas industriales en donde lo más tentador para obtener cuantiosas ganancias, además de tener acceso al mercado interno, era una mano de obra barata, disciplinada e imposibilitada de organizarse en sindicatos. Estos capitales se instalaron en las zonas económicas especiales, creando un verdadero capitalismo salvaje, ya que el Estado relajó los controles. Estas zonas, al estar liberadas también fueron propicias para la creación de una nueva burguesía formada por los cuadros del Partido y sus familiares 5 , que no sólo se enriquecieron sino que se corrompieron utilizando a su favor sus influencias políticas: sucumbieron ante el capital traicionando todos los ideales socialistas. En cuanto al sistema financiero, es importante destacar que se fue ampliando a partir de los ´80, ya que en 1979 China contaba sólo con el Banco del Pueblo de China (BCP), luego el sistema bancario se fue ampliando y actualmente además de los bancos estatales cuenta con algunos bancos extranjeros. Lo importante a destacar del sistema financiero es que tanto para Rodriguez Asien como para Bianco, generó una gran cantidad de créditos, la mayoría para empresas insolventes, con pocas probabilidades de ser recuperados, es decir, fue un desvío de flujos financieros que mermaron los recursos del Estado, causando graves inconvenientes para la solvencia de la economía. Bianco alerta del peligro, pero deja la cuestión abierta con cierto aire pesimista. Esto es curioso porque como advierte Rodriguez Asien, ya en el año 1999 » se fundaron cuatro Compañías de Administración de Activo (CAA) para ayudar a eliminar las deudas malas». El autor además nos informa que luego de estos esfuerzos por corregir los desvíos del sistema financiero se logra reducir de un 39% en 1999 a un 1,1% en el 2006 (en los bancos comerciales). Es de destacar la rápida reacción del Estado para revertir estos males, aunque es inevitable que se despojen de las consecuencias negativas del capitalismo en tanto sistema. Es decir, el impacto de las reformas antes mencionadas ha causado los mismos problemas que en el resto de los grandes países capitalistas: deuda externa, inflación, ciclos de crecimiento y desaceleración, corrupción, graves problemas ambientales producto de un acelerado crecimiento, pérdida de auto-confianza aunque no de independencia, ya que quienes dirigen el proceso hoy son líderes chinos fuertemente nacionalistas más que socialistas. 6 Por otra parte, si bien la apertura produjo un aumento del nivel de vida de la población, es alarmante su contracara, o sea una pronunciada explotación del trabajo y un impresionante aumento de la brecha entre ricos y pobres tanto en el campo como en las ciudades, en un país que supo ser considerablemente igualitario en el período maoísta (es cierto que con un menor nivel de vida general). Esto ha tendido a expresarse desde abajo, a pesar de la represión política, en las formas de revueltas campesinas, huelgas, entre otras manifestaciones de carácter espontáneo. Al respecto, Bianco considera, que es improbable que las resistencias puedan quebrar al régimen, a lo sumo para lograrlo las masas urbanas deben aliarse con los estudiantes y los intelectuales. Para la autora es más probable una ruptura al interior del poder (pero no a corto plazo), causado principalmente por las tensiones que produce la lucha contra la corrupción de gran parte de los miembros del Partido. Por el contrario, Meisner, piensa que la amenaza al régimen viene «desde abajo», amenaza que resulta más probable que la de Bianco, porque este régimen ha creado las condiciones sociales para la lucha de clases, no sólo porque se ha formado un proletariado y una burguesía sino porque la contradicción aquí es que esta burguesía es comunista. A pesar de los esfuerzos de la gestión de Hu Jintao en acercar el Partido a la sociedad y en modificar la imagen de sus miembros como élite, es muy difícil pensar que esta nueva burguesía no pretenda por todos los medios mantener sus privilegios de clase, después de todo, «es la vida la que determina la conciencia» (Marx, 1968:26). Por otro lado, los autores concuerdan en que se ha desdibujado en la sociedad la ideología socialista y en su lugar existe una perspectiva individualista de mercado, no obstante no habría que subestimar la memoria colectiva de un pueblo que en su historia experimentó una revolución socialista exitosa.
BIBLIOGRAFIA
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Bianco Lucien (2002) «Modernización al estilo chino» en Vanguardia Dossier, Barcelona, núm. 2, julio-septiembre, pp. 6-22.
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Colloti Pischel, Enrica (1973) «La revolución cultural China» (pp. 13/46) en Cuadernos de pasado y presente, ( Vol. 23)
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Marx y Engels (1968) La Ideología Alemana. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos.
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Meisner, Maurice (2007) La China de Mao y después. Una historia de la República Popular. Parte II: (cap. 5 pp. 77/97, cap. 7 pp. 114/126, y cap. 9 pp. 153/176), Parte III (cap. 10 pp. 187/223, cap. 12 y 13 pp. 236/273 y cap. 15 pp. 299/311) y Parte V (cap. 18 pp. 355/395) y Caps: XXI, XXII, XXIII (pp. 469/538) y XXV (pp. 571/605). Córdoba: Comunicarte Editorial.
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Rodriguez Asien, E (2007). «El sistema financiero chino» en Observatorio de la Economía y la Sociedad China, N° 1, enero.
Notas:
1 Una vez que Deng logra el liderazgo tan ansiado, se separa rápidamente de sus promesas de democratización reprimiendo al Movimiento por la Democracia, ya que este desafiaba el control centralizado del Partido, y promueve la reconstrucción institucional del Partido que sería leninista, centralizado y disciplinado.
2 Por ejemplo, algunos miembros del Movimiento por la Democracia revivieron las tesis ultra izquierdistas de la Revolución Cultural que acusaban a los burócratas cuando fueron traicionadas las promesas de democratización .
3 Resulta llamativo como, tanto en la Revolución Cultural como en el período inicial post- maoísta, los conceptos de ultra izquierdista y/o izquierda radical y derechistas se manipulaban utilizando toda la fuerza del discurso ideológico para señalar a los enemigos internos según las conveniencias y/ o necesidades políticas coyunturales.
4 La convicción de que el PCCh debe mantener el control político único y centralizado ya que es el órgano que dirige la economía socialista de mercado, promueve la prevención de cualquier intento de ruptura de la forma y dirección adoptada. Antes se utilizaba el concepto de contrarrevolución, hoy caduco fue remplazado por un nuevo concepto de seguridad: mantener la estabilidad interna y la política económica (este objetivo incluye no tener conflictos externos que perturben el desarrollo del capitalismo).
5 Este es un fenómenos llamado «capitalismo burocrático, o sea, el empleo del poder e influencia política para beneficio privado a través de métodos capitalistas de actividad económica…» (Meisner, 2007:533). Sólo que en China adquiere una singularidad porque al ser eliminada la burguesía a partir de 1949, es ahora el Estado comunista quien debe crear una nueva con sus propios miembros.
6 Cuando Deng en su viaje al sur (1992) promociona los resultados de la reforma económica en particular los de las zonas económicas especiales, insiste en que no se adoptaría una perspectiva capitalista dado que el Estado es comunista, pero las transformaciones de la estructura social que produjo el capitalismo ponen en tela de juicio la vía socialista, ya que con la apertura económica no hay marcha atrás: la sociedad cambió y la ideología socialista parece haber desaparecido ante el nacionalismo. Sin embargo, » el régimen […] todavía promete vagamente un futuro socialista, […] sobre la base de una creencia marxista ultraortodoxa de que el socialismo será el resultado automático de niveles avanzados de desarrollo económico y tecnológico.» (Meisner, 2007:595). Aunque no se especifica cómo se hará la transición.