Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Mientras el médico camina entre filas de cuerpos, la gente levanta mortajas para revelar las caras de niños y bebés, algunos con terribles heridas en sus cabezas.
Se oye a mujeres que gimen en segundo plano. «¡Oh Dios mío! ¡Es sólo un niño!», grita un aldeano. Otro exclama: «¡Mi madre, mi madre!»
La borrosa frecuencia en vídeo de ocho minutos, vista exclusivamente por The Times, es la prueba más convincente que haya aparecido de lo que podría ser la mayor pérdida de vidas civiles durante la guerra de Afganistán.
Estas son las imágenes que han obligado al Pentágono a realizar un raro giro en U. Hasta ayer los militares de EE.UU. habían insistido en que sólo siete civiles fueron muertos en Nawabad en la noche del 21 de agosto.
Si el vídeo no aparece, por favor trate:
http://www.
Anoche el Pentágono anunció que reabriría la investigación a la luz de las «pruebas aparecidas» y que enviaría un oficial a Nawabad para revisar su investigación anterior. Los aldeanos y Naciones Unidas insisten en que fueron muertas 92 personas, incluyendo hasta 60 niños. La gente del lugar dice que tropas de EE.UU. y afganas que llegaron a la aldea buscando a un comandante talibán, con apoyo aéreo de EE.UU., utilizaron fuerza excesiva.
En el vídeo se ve numerosos cuerpos distribuidos en un edificio que según los aldeanos es utilizado como mezquita; al parecer las personas fueron muertas durante una operación combinada de fuerzas especiales de EE.UU. y comandos del ejército afgano en Afganistán occidental. La secuencia fue grabada en un teléfono celular por un médico afgano que llegó a la mañana siguiente.
Gente del pueblo dijo que las fuerzas de EE.UU. bombardearon preparativos para una ceremonia memorial para un líder tribal. Áreas residenciales fueron arrasadas por helicópteros de ataque estadounidenses, aviones sin tripulación artillados y un avión artillado C130 Spectre armado de cañones.
Sin embargo, comandantes de EE.UU. y responsables del Pentágono dijeron repetidamente que murieron siete civiles, junto a 35 combatientes talibanes durante una operación legítima de combate, cuyo objetivo fue una reunión de dirigentes talibanes.
Los relatos de los aldeanos han sido apoyados por investigaciones separadas realizadas por la ONU, por la principal organización de derechos humanos de Afganistán y por una delegación del gobierno afgano. Dos oficiales del ejército afgano involucrados en la operación han sido dados de baja.
La investigación original del Pentágono concluyó la semana pasada que las fuerzas de EE.UU. utilizaron apoyo aéreo próximo después de verse expuestas a fuego intenso durante una misión para capturar a un comandante talibán llamado Mullah Sadiq. Afirman que murió en la operación.
Los militares de EE.UU. dijeron que sus resultados fueron corroborados por un periodista independiente incrustado en la fuerza de EE.UU. Fue descrito como el corresponsal de Fox News Oliver North, que llegó a ser conocido por el affaire Irán-Contra en los años ochenta, cuando era coronel del ejército.
Fuentes cercanas a una de las investigaciones dijeron que un filme en vídeo fue grabado por responsables afganos la mañana después del ataque. Corrobora la secuencia del médico pero no ha sido hecho público.
En una declaración publicada el sábado, el comandante de las fuerzas de la OTAN, general David McKiernan, pareció echar marcha atrás respecto a informes anteriores de EE.UU. Dijo: «Después de la reciente operación en Azizabad, distrito Shindand, nos damos cuenta de que existe una gran discrepancia entre la cantidad de víctimas civiles informadas por los soldados y los aldeanos locales. Sigo siendo responsable por la continuación del intento de explicar esta disparidad en las cifras, pero ante todo quiero expresar nuestro sincero pesar a todas las familias que han perdido sus seres queridos en este tiroteo.»
Un informe de Human Rights Watch que será publicado hoy critica enérgicamente a las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN en Afganistán por la cantidad de civiles muertos en ataques aéreos. Advierte que repetidos casos de fuerzas occidentales que matan a civiles afganos han llevado a un colapso en el apoyo popular para la presencia internacional.
Utilizando lo que dice son las cifras más conservadores existentes, Human Rights Watch ha calculado que las muertes civiles como resultado de los ataques aéreos occidentales se triplicaron entre 2006 y 2007, a 321. En los primeros siete meses de este año la cifra fue de 119. En el mismo período, 367 muertes civiles fueron atribuidas a ataques de los talibanes. Acusa a funcionarios de EE.UU. de desmentir rutinariamente informes sobre muertes civiles.
Maulavi Gul Ahmad, parlamentario afgano quien formó parte de una delegación gubernamental que investigó el ataque en Nawabad, dijo a The Times: «No culpamos sólo a EE.UU. – esto está destruyendo la reputación de la comunidad internacional y afectando su presencia en Afganistán.»
Otros investigadores afganos afirmaron que las fuerzas de EE.UU. habían sido engañadas para que atacaran la aldea por personalidades tribales involucradas en un feudo local.
Víctimas civiles en Afganistán
Diciembre de 2001
Aviones de EE.UU. atacan a un convoy que llevaba a líderes tribales a la inauguración del nuevo gobierno afgano. Mueren unos 60; EE.UU. afirma que había dirigentes de al-Qaeda entre ellos.
Julio de 2002
46 mueren, muchos de la misma familia, cuando una fiesta matrimonial en la provincia Uruzgan es bombardeada por error.
26 de octubre de 2006
Entre 40 y 85 civiles son muertos en ataques aéreos y bombardeos con morteros alrededor del asentamiento de Zangawat en la provincia Kandahar.
Marzo de2007
19 personas son muertas y 50 heridas cuando Fuerzas Especiales de los Marines de EE.UU. disparan contra civiles después de un ataque suicida en Shinwar, Afganistán oriental. Los militares de EE.UU. se disculpan y ofrecen compensación para las familias.
6 de julio de 2008
Un equipo de investigación del gobierno afgano afirma que 47 civiles, incluyendo a 39 mujeres y niños que asistían a una fiesta matrimonial, son muertos por un ataque aéreo de EE.UU. en la provincia Nangarhar.