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Zimbawue: Occidente busca intimidar a los que apoyan a Mugabe

Fuentes:

Traducido por Mariola y Jesús María García Pedrajas

Los medios de comunicación corporativos, especialmente en Gran Bretaña, claman continuamente en contra de la prensa propiedad del estado en Zimbabwe, acusando a The Herald y The Sunday Mail de actuar como portavoces del Presidente Robert Mugabe. Pero «la cobertura de los asuntos extranjeros en Occidente está casi totalmente dominada por medios que están controlados por los acaudalados, operando para amplificar los puntos de vista del Council on Foreign Relations y altos funcionarios los cuales son ricos ellos mismos o le deben su posición al patronazgo de la clase adinerada.» En África del sur, los medios llamados «independientes» están de hecho financiados por los gobiernos británicos y estadounidenses. El estado zimbabuense tiene todo el derecho a defenderse, a través de los medios.

«Los explotados y oprimidos necesitan luchar para crear sus propias plataformas, y preservar las pocas que tienen de la depredación de explotadores que buscan silenciarlos»

En las contiendas políticas el objetivo de cada lado es desacreditar a la oposición, y cuando esto no puede conseguirse, silenciarla. Esto se hace para impedir que la oposición persuada a otros para que compartan sus puntos de vista. Si uno de los lados puede persuadir a otros, puede contar con su apoyo y posiblemente ganar ventaja sobre el otro lado.

Mientras que todos los lados buscan silenciar a la oposición, o al menos, marginalizarla, se presentan frecuentemente a sí mismos como campeones de la libertad de expresión, preparados para saltar a la violenta arena del libre mercado de ideas, convencidos de que sus ideas, por su propia fuerza, prevalecerán. Si buscan silenciar al otro lado, no es porque se opongan a la libertad de expresión, sino porque están en contra de la «propaganda» y de proporcionar una plataforma a «monstruos.» Por contraste, sus propios propagandistas no deben ser considerados propagandistas. Ni promueven los puntos de vista de monstruos. Al contrario, son neutrales, objetivos y equilibrados.

La cobertura de los asuntos internacionales en Occidente está casi totalmente dominada por medios que están controlados por los acaudalados, operando para amplificar los puntos de vista del Council on Foreign Relations (CFR) y altos funcionarios los cuales son ricos ellos mismos o le deben su posición al patronazgo de la clase adinerada y probablemente terminarán en el CFR cuando dejen sus puestos en el gobierno. Excepto por algunas publicaciones oscuras, la cobertura de los asuntos extranjeros está dominada por los intereses de los ricos; es decir, de banqueros, abogados corporativos, los altos ejecutivos de las corporaciones y miembros de familias capitalistas hereditarias. Incluso los que escriben para publicaciones oscuras los cuales profesan tomar un punto de vista alternativo, están habitualmente tan inmersos en las verdades mediática recibidas que o no pueden escapar de ellas en todos los asuntos, o tienen medio de hacerlo en algunos casos, por miedo a ser tachados de extremistas.

«La cobertura de los asuntos internacionales está dominada por los intereses de los ricos; es decir, de banqueros, abogados corporativos, los altos ejecutivos de las corporaciones y miembros de familias capitalistas hereditarias.»

En países que han tomado una fuerte posición anti-imperialista, el monopolio de los medios occidentales es quebrado con frecuencia. En estos países, algunos medios, normalmente controlados por el estado, proporcionan un punto de vista que difiere radicalmente del de las clases dirigentes occidentales. Esto le quita a la clase adinerada occidental el monopolio del control de los medios de persuasión. En consecuencia, intentan quebrantar y desorganizar a los medios que cuestionan ese monopolio.

En Zimbabwe, periódicos propiedad del estado, incluyendo The Herald y The Sunday Mail, presentan de forma fidedigna el punto de vista del gobierno de Mugabe. Los medios occidentales critican a estos periódicos como las «portavoces de Mugabe», las cuales son en gran medida. Pero mientras que los medios occidentales critican a The Herald y The Sunday Mail por reflejar el punto de vista del gobierno de Zimbabwe, ocultan el hecho de que ellos también son portavoces – no de gobiernos directamente, sino de los poderosos intereses económicos que son sus dueños, y indirectamente también de los gobiernos occidentales debido a la influencia poco común que los poderes económicos ejercen sobre éstos. Algunos de los medios competidores en Zimbabwe, de los periódicos comunitarios al SW Radio Africa y Studio 7 de la Voz de América, son portavoces de los gobiernos británicos y estadounidense que los financian. El rabiosamente anti-Mugabe SW Radio Africa, por ejemplo, se vende a sí mismo como la voz independiente de Zimbabwe, pero opera con fondos del gobierno británico y otros gobiernos occidentales y fundaciones de la clase dirigente occidental. No hay nada independiente en esto.

Organizados en contra del los periódicos de propiedad estatal de Zimbabwe están «seis semanarios anti-Mugabe, tres radicados en Harare, dos de Sudáfrica y uno de Reino Unido, y todos ellos distribuidos de forma gratuita en las áreas rurales de Zimbabwe.» (1) Además de estos están Studio 7 del gobierno de Estados Unidos y SW Radio Africa del gobierno británico, más los ubicuos – y uniformemente anti-Zanu-PF – medios occidentales.

A pesar del formidable apoyo de occidente a los medios anti-Mugabe, todavía ha considerado necesario ir más allá para contrarrestar los contenidos de The Herald y The Sunday Mail, mediante la intimidación de sus periodistas. En julio de 2008 la Unión Europea anunció que iba a expandir sus sanciones a Munyaradzi Huni, el editor de temas políticos de The Sunday Mail, y Caesar Zvayi, antiguo editor de temas políticos de The Herald y un frecuente colaborador de esto periódico.

Zvayi no es nada más que un anti-imperialista comprometido con los esfuerzos del gobierno de Mugabe de investir a la independencia política nominal de Zimbabwe de contenido económico real. Zvayi describe al Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), el partido de la oposición creado y guiado por Occidente, como «un caballo de Troya anti-revolucionario que trabaja con fuerzas foráneas para subvertir la conclusión lógica de la revolución zimbabuense,» (2) más que como la expresión de una oposición popular como pretenden los propagandistas occidentales. Asocia la plataforma política del Zanu-PF con «ir más allá de la fachada de una bandera independiente a una verdadera independencia socio-económica de los históricamente en desventaja africanos,» (3) más que con un programa para enriquecer a Mugabe y sus amigotes, que es la línea oficial de los medios occidentales. Para Zvayi «Zimbabwe supone la última frontera en África para la lucha entre la resistencia nacionalista negra y la penetración del neo-colonialismo occidental a través de agentes locales,» (4) a diferencia de la acostumbrada visión de los medios occidentales que presentan al país como un antiguo granero que se ha convertido en un estado fallido debido a las «desastrosas» políticas de reforma agraria.

«El Instituto de los Medios de Comunicación para África del Sur está financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos a través del USAID.»

El Instituto de los Medios de Comunicación para África del Sur (Media Institute of Southern Africa, MISA), que dice «busca formas de promover el libre flujo de información y cooperación entre trabajadores de los medios de comunicación,» rehusó condenar las sanciones con las que la Unión Europea atacó a Zvayi y Huni. MISA está financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos a través del USAID, por el parlamento británico a través de la Fundación Westminster para la Democracia, y por la Unión Europea, el Departamento Británico para el Desarrollo Internacional, y el Departamento Británico para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth, a través de Fahamu. No es ninguna sorpresa que MISA rehusara condenar las sanciones de la Unión Europea a los periodistas. (5) Zvayi, que se incorporó a un trabajo como profesor en la Universidad de Botswana, fue después despedido y expulsado del país por su presidente por su asociación con The Herald. (6) Parece que Botswana pone tan poco esfuerzo en el libre flujo de información como lo hace MISA. De forma predecible, MISA no pronunció una sola palabra de protesta sobre las acciones de Botswana.

El Zimbabwe Guardian, también conocido como TalkZimbabwe.com, es un periódico online radicado en Gran Bretaña que ofrece una visión de lo que está pasando en Zimbabwe radicalmente distinta a la que se encuentra en los medios occidentales, o en las fuentes de noticias «independientes» financiadas por los gobiernos occidentales, como Studio 7. Aunque sería ir demasiado lejos decir que el periódico es un portavoz de Mugabe, es llamativa la ausencia en el mismo de la histérica línea anti-Mugabe que marca SW Radio Africa también radicado en Gran Bretaña. Esta renuncia a contribuir a la demonización sin límites de Mugabe ha metido en problemas al periódico online. El 14 de Diciembre el periódico de Reino Unido, The Observer, informó que,

«…existe preocupación por el hecho de que una página web que pública artículos escritos por zimbabuenses que viven en Reino Unido está actuando como una maquinaria de propaganda para el régimen de Mugabe. Talkzimbabwe.com empezó como un medio crítico con Mugabe pero en meses recientes se ha posicionado a sí mismo fuertemente detrás de Mugabe y en contra de su rival, Morgan Tsvangirai. Sekai Holland, una veterana activista política que ha sido el blanco del régimen de Mugabe, dijo que le preocupaba que el sitio web haya sido «infiltrado» por defensores del ZANU-PF. ‘Es muy peligroso’, dijo Holland. ‘Esta página web se está usando para difundir historias en apoyo de Mugabe.'» (7)

Esto presagió el comienzo de una campaña de intimidación para desorganizar al Zimbabwe Guardian por negarse a seguir la línea occidental anti-Mugabe. La campaña tomó fuerza cuando Lance Guma invitó al fundador de la página web, Itayi Garande, al forum de periodistas de SW Radio Africa. Guma le dijo a Garande,

«Mucha gente está afirmando que las sanciones impuestas deberían extenderse a la gente de la que se dice que apoya y ayuda a Mugabe y a su régimen, usted forma parte de ese grupo, puesto que está apoyando y ayudando al régimen desde aquí en Reino Unido, y por lo tanto debería ser deportado, ¿Cuál es su respuesta?»(8)

«Usted está apoyando al régimen desde aquí en Reino Unido y por lo tanto debería ser deportado.»

Quedó claro por lo que siguió que Guma no estaba particularmente interesado en la respuesta de Garande; en lo que estaba interesado era en crear el clima para la expulsión de Garande del país y la demonización de cualquiera que discuta la propaganda occidental. Esto es muy similar a una campaña anterior de los medios para conseguir que un expatriado de Zimbabwe que escribe artículos de opinión para The Herald fuera despedido de su trabajo como empleado de transportes en Londres por «apoyar y ayudar a Mugabe,» es decir, por cuestionar la campaña occidental de vilipendio del gobierno de Mugabe.

Curiosamente, la visión de Guma de SW Radio Africa se reduce a esto: si no estás escribiendo propaganda para nosotros (es decir, los patrocinadores de SW Radio Africa, el antiguo amo colonial, Gran Bretaña) estás escribiendo propagando para el otro bando. Guma jamás usaría la palabra «propaganda» en conexión con SW Radio Africa, aunque está claro que eso es lo que SW Radio Africa hace: propaga un punto de vista (uno del gusto de los intereses corporativos y financieros de Gran Bretaña.) Garande, también, escribe propaganda, como hace todo el que escribe para persuadir a otros. La cuestión relevante es: ¿es el contenido de la comunicación persuasiva verdadero o falso? y, ¿debería alguien ser despedido de su trabajo, deportado o sancionado por escribir sobre ello? Se puede eludir la cuestión fundamental señalando que tanto si debería ocurrir como si no, ocurre, y ocurre con frecuencia. No hay un ambiente de libre apoyo público, ninguna libertad sin límites para que uno diga lo que le plazca con impunidad, y no lo ha habido nunca. Como señala George Galloway, nadie podría haberse manifestado en las calles de Londres en 1941 pidiendo el apoyo a la Alemanía Nazi y escaparse sin ser castigado. Hoy en día, en muchos lugares, nadie puede negar que la Alemania Nazi buscó exterminar a los judíos de forma sistemática sin enfrentarse a una sentencia de prisión. Puedes decir que el periodismo es distinto a la comunicación persuasiva relacionada con los puntos de vista políticos, pero eso acepta la ficción de que el periodismo es políticamente neutral. Nunca lo es, ya sea el periodismo de The Herald, The Zimbabwean Guardian, Radio SW Africa o el de The New York Times .

«Radio SW Africa propaga un punto de vista del gusto de los intereses corporativos y financieros de Gran Bretaña

Las batallas políticas pueden librarse tanto a nivel de las ideas como en las calles o en el campo de batalla. Los que se implican en la batalla aceptan que como consecuencia de unirse a la lucha puede que sufran consecuencias adversas, incluyendo la muerte. Aunque los que libran la batalla desde el campo de la comunicación persuasiva encaran castigos menos severos (aunque de vez en cuando algunos son asesinados) no son más inmunes a ciertas formas de herida que un miembro de una guerrilla o un insurrecto; pueden ser despedidos, deportados o sancionados.

En cuanto a la cuestión fundamental, la respuesta depende de lo que valores más: la victoria de tu bando en una batalla política, o el derecho de otros a defender una visión opuesta para conseguir apoyo para derrotar a tu bando. Cuando el conflicto representa a la explotación frente a terminar con ella, la cuestión se convierte en que es primero: entre la protección de los niños frente a la explotación sexual y el derecho de los pedófilos a defender la producción de pornografía infantil; entre el derecho de los africanos a conseguir independencia real y el derecho de los imperialistas a demonizar movimientos anti-imperialistas para minarlos. Los derechos de defensa pública de tus puntos de vista no debería ser más importante que el derecho a estar libre de explotación y opresión. Si lo son, la libertad de expresión se convierte en más importante que la libertad de no ser explotado. Lo que es más, como los explotadores, debido a su poder económico que es el fruto de la explotación de otros, es probable que tengan mayor acceso a las plataformas que permiten su libre expresión de ideas que cuentan, la visión de que el derecho a la promoción pública de tu punto de vista es inviolable está de acuerdo con sus intereses, pero no con los de los explotados. Los explotados y oprimidos necesitan luchar para crear sus propias plataformas, y preservar las pocas que tienen de la depredación de explotadores que buscan silenciarlos mediante la intimidación u otros medios; al mismo tiempo, deben estar preparados, donde tengan ellos la ventaja, para subordinar el derecho a la libre expresión al derecho a estar libre de explotación y opresión.

Stephen Gowans es escritor y activista político, se puede contactar con él en  [email protected] This e-mail address is being protected from spam bots, you need JavaScript enabled to view it  

NOTAS:

1. New African, Mayo 2008.

2. TalkZimbabwe.com, 1 de Agosto, 2008.

3. The Herald (Zimbabwe), 29 de Mayo, 2008.

4. Ibid.

5. The Sunday Mail (Zimbabwe), 26 de Julio, 2008.

6. The Herald (Zimbabwe), 9 de Agosto, 2008.

7. Jamie Doward, «Key Mugabe ally is free to live in London,» The Observer (UK), 14 de December, 2008.

8. http://www.swradioafrica.com/audio221208/rf221208.wma

Artículo original

http://www.blackagendareport.com/index.php?option=com_content&task=view&id=954&Itemid=1