Artículo tomado de la página www.pambazuka.org
De la red de eruditos etíopes
Han pasado dos años y los ganadores de las elecciones de Etiopía de 2005 siguen en prisión. Mammo Muchie desafía a la comunidad internacional para que deje de utilizar la doble moral, y pide que se otorgue privilegio y prioridad a la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho por encima de los estrechos intereses nacionales.
«Todos nosotros, los que estamos preocupados por la paz y el triunfo de la razón y la justicia, debemos ser completamente conscientes de lo pequeña que es la influencia que la razón y la honesta buena voluntad ejerce sobre los acontecimientos en la esfera política». Albert Einstein.
Hace exactamente dos años desde que Etiopía experimentó una de las elecciones más abiertas de su historia. Todos los que creímos que finalmente nuestro país lo lograría mediante un cambio, de un grupo de partidos y personas a otro, legítimo, legitimado, elegido y votado por los ciudadanos, nos encontramos en la triste situación en la que lo normal es que los que están en el poder se nieguen a reconocer a la ciudadanía.
Hoy, los que resultaron elegidos están todavía en la cárcel. La propia democracia, lejos de florecer en las venas, arterias y alma de esta anciana nación, está en prisión. De qué otra manera podemos describir la situación de aquellos que no han hecho nada más que presentarse a las elecciones, como expresión de su ciudadanía, estamos desconcertados. Continuar con ellos en la cárcel, es continuar encarcelando a la propia democracia.
Una vez abierto el espacio en Etiopía, la fase preelectoral, indudablemente creó oportunidades para alrededor de 25.000.000 de etíopes, de manifestar un deseo de autogobierno. Uno puede comprender que la lucha, el debate, la conmoción y el nerviosismo era épico y vibrante. Tampoco hay duda, de que dado el contexto de unas elecciones libres, ninguna reacción podría llegar a ser exagerada.
Pero nada puede justificar la acción del régimen de convertir un excitante proceso político, donde la participación era tan alta, en la reacción exagerada y posteriores, si no fueron premeditados, asesinatos de los servicios de seguridad, en una represión violenta llevada a cabo contra los ciudadanos elegidos legalmente por el pueblo, como el ingeniero Hailu Shawl, Weizero Birtukan, el doctor Berhanu y todos los demás, que aún están injustamente encarcelados.
Convertir un proceso político en un proceso criminal legal es hipócrita e injusto. El régimen no puede probar que los encarcelados tengan ninguna intención criminal. Nunca la tuvieron. Nunca la tendrán. Tenían la noble intención de ver a su Nación conseguir lo que nunca había conseguido en su larga historia: entrar en la era del estado de derecho, donde los que están en el poder se atengan a la ley, respeten las libertades democráticas, los derechos humanos y el sistema político de gobierno democrático.
Víctimas de la doble moral
Hace un año, en mayo de 2006, hubo un impulso auto promovido de protesta de los etíopes por todo el mundo. La unidad de la oposición, a pesar de los muchos intentos de perturbarla, era la mayor quizá que hubo nunca. Después de mayo del 2006, los grupos de la oposición empezaron a estar en desacuerdo, y el impulso perdió velocidad.
Ahora es necesario que la oposición se una y se ponga de acuerdo para poder asegurarse de que los que están en la cárcel sean liberados antes del milenio. Sería una vergüenza para todos nosotros, sobre todo para el régimen de Meles, entrar en el próximo milenio con los demócratas encarcelados.
Hay algunos que dicen que pedir la liberación de los prisioneros no es lo mismo que pedir la liberación de la democracia, simbólicamente encarcelada con su encierro. Pero no hay duda de que es la misma cosa. Si hay algo en que las fuerzas de la oposición deben estar unidas, es en la liberación de los prisioneros, para liberar así a la democracia encarcelada de nuestro país. Sería una pena para todos nosotros no reconocer esta dialéctica, y pedir la incondicional, liberación, lo más pronto posible, de los ciudadanos, que han sido elegidos y votados libremente por los etíopes, que manifestaron su voluntad de gobernarse a sí mismos mediante representantes legítimos.
Es vergonzoso también que los conductores de la política mundial, que dicen que defienden los valores de la libertad, los derechos humanos, el estado de derecho y la democracia, apoyen a aquellos que continúan encarcelando a un grupo de personas cuyo historial habla por sí solo y que representan esos mismos valores. El Profesor Mesfin ha representado la educación de los ciudadanos, a través de ERCHO y otros medios de comunicación, durante mucho tiempo. No hay absolutamente ninguna justificación para poner a un hombre de su distinción en la cárcel. Y que el mundo permanezca callado y mire hacia otro lado cuando se cometen semejantes injusticias contra un anciano es verdaderamente una falta de voluntad y un triunfo de intereses intolerantes.
Desde que los consejeros de política de los Estados Unidos han utilizado el paradigma de la guerra fría para enmarcar la estrategia de seguridad nacional de aquel país diferenciando entre enemigos y amigos con el lenguaje de «los que no están con nosotros, están en contra de nosotros», ha sido posible para los políticos oportunistas atraer a los Estados Unidos al servicio de sus negocios estratégicos en marcha.
El 20 de septiembre de 2001, el Presidente Bush se dirigió conjuntamente a la sesión del Congreso y al pueblo americano definiendo la doctrina post 11 S para el mundo: «Cada Nación, en cada región, ahora tiene que tomar una decisión. O está con nosotros o está con los terroristas» (http://www.whitehouse.gov/news/releases/2001/09/20010920-8.html). El problema con esta fórmula es que cualquiera que diga que está luchando contra el terrorismo, tanto si defiende la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho o no, recibirá el apoyo de la administración Bush. La doctrina, exactamente igual que en los días de la guerra fría, brinda la oportunidad a aquellos que gobiernan con problemas internos de lograr el apoyo del Gobierno de Estados Unidos a sus fechorías y mirar hacia otro lado.
El Gobierno de los Estados Unidos también se expone a las acusaciones legítimas de utilizar la doble moral. Uno de sus criterios es defender la libertad y la democracia, y otro es luchar por sus propios intereses. Para el Gobierno de los Estados Unidos, especialmente la administración Bush, la fusión de los dos criterios y encontrar aliados sostenibles, en base a los principios y valores, se ha convertido en un gran problema. La búsqueda de Etiopía de una historia democrática ha estado influenciada por la postura contradictoria de la administración americana, inherente en la tensión de las actuales doctrinas post 11 S. Nuestras elecciones lo han sufrido y nuestros prisioneros siguen en la cárcel, principalmente por dos razones: la división interna de la oposición, que no es capaz de unirse en torno a un mínimo programa, y por la doble moral de la comunidad internacional.
Una nueva llamada
La oportunidad se encuentra siempre en medio de una crisis. Pedimos a la oposición que se una y que duplique sus esfuerzos para lograr la liberación de los prisioneros sin más demora.
Etiopía va a recibir un nuevo milenio. Sería una pena entrar en este milenio divididos: la iglesia está dividida, los partidos políticos están divididos, las comunidades están étnicamente divididas. Cada vez hay más voces de alarma sobre una creciente división religiosa. Etiopía no puede evitar estas fisuras divisivas, pero tampoco puede permitírselas. Es un reto para todos nosotros, en Etiopía y en la región, desde el mar rojo hasta el Océano Índico, asegurarnos de que promovemos el estado de derecho, la democracia y los derechos humanos, e institucionalizamos el Gobierno democrático como el remedio seguro contra multitud de conflictos y crear una comunidad de seguridad y desarrollo, no sólo en Etiopía sino en toda la región del cuerno de África.
Hacemos una llamada a la Comunidad Internacional para que deje de utilizar la doble moral, y pedimos que se otorgue privilegio y se de prioridad a los valores de la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho por encima de los reducidos intereses nacionales y las proyecciones internacionales opresivas, y que se distinga a los enemigos de los amigos. Les hacemos un llamamiento para que utilicen cada influencia posible para que en el milenio de Etiopía se libere a los demócratas encarcelados, y pedimos que expresen su indignación contra la criminalización de aquellos que han sido debida y libremente elegidos como parte de la defensa consistente de los valores que ellos dicen estimar.
Si los etíopes eluden la unidad ante la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho, y la Comunidad Internacional esquiva el respeto a estos mismos valores por encima de ninguna política de negocios o intereses intolerantes, entonces Einstein tiene razón: «hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro sobre lo del universo».
La red de eruditos Etíopes, NES, nos reta a todos a demostrar que la estupidez humana no es infinita. ¡Actuemos y unámonos para liberar a los prisioneros ya!
Mammo Muchie es miembro del cuadro escandinavo de la Red de Eruditos Etíopes, NES.
Artículo tomado de la página www.pambazuka.org
Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur