Doce civiles murieron ayer en la vasta ofensiva que pretendía evitar las bajas entre los afganos no involucrados en actividades insurgentes. El propio presidente títere, Hamid Karzai, se vio obligado a hacer el anuncio. «El presidente Karzai está profundamente triste por la muerte de doce civiles al caer un cohete en una casa durante la […]
Doce civiles murieron ayer en la vasta ofensiva que pretendía evitar las bajas entre los afganos no involucrados en actividades insurgentes. El propio presidente títere, Hamid Karzai, se vio obligado a hacer el anuncio. «El presidente Karzai está profundamente triste por la muerte de doce civiles al caer un cohete en una casa durante la operación militar», manifestó un comunicado de la presidencia. «El presidente ha ordenado una investigación», según el texto, que precisó que otros civiles resultaron heridos.
En total, la OTAN anunció la muerte de cinco soldados extranjeros el sábado, tres de ellos estadounidenses caídos en el sur en un incidente que no tiene nada que ver con la «operación Mushtarak».
Lo que menos necesitan las fuerzas occidentales es matar civiles afganos, aunque sea «por error», porque de ese modo no les resultará posible ganarse el corazón de la población ocupada, por muchas promesas que se les repitan.
Y ayer ocurrió precisamente eso: un cohete se desvió trescientos metros y mató a quienes no debía. Los responsables de la Alianza Atlántica no vieron forma de atribuir a los talibán la explosión ni de escurrir el bulto, por lo que optaron por reconocerlo y mostrarse compungidos.
Comunicado oficial
En un comunicado, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión bajo mando de la OTAN, explicó que los proyectiles salieron de un sistema de lanzamisiles ligero contra un refugio desde el cual los talibán estaban abriendo un fuego «preciso y directo» contra un grupo de soldados internacionales y afganos. Un militar afgano y otro extranjero resultaron heridos por los disparos en el distrito de Nad Ali.
«La actual operación en el centro de Helmand está dirigida a restaurar la seguridad y la estabilidad en esta zona vital de Afganistán. Es lamentable que durante nuestro esfuerzo conjunto se hayan perdido vidas inocentes. Expresamos nuestro más sentido pésame y nos aseguraremos de hacer todo lo que podamos para evitar futuros incidentes», dijo el jefe de la ISAF, el general estadounidense Stanley McChrystal. El general pidió disculpas a Hamid Karzai.
La ONU había pedido precisamente ayer a las partes en conflicto que evitaran las muertes de civiles y respetaran al personal humanitario desplegado para ayudar a los desplazados.
Al menos veintisiete talibán y dos soldados internacionales han muerto desde el inicio del gran asalto militar de la OTAN a Marjah. El portavoz del gobernador de Helmand, Daud Ahmadi, explicó que las fuerzas ocupantes y afganas han hallado hasta ahora 2.500 kilogramos de explosivos en el marco de la ofensiva Mushtarak.
Marjah, el «laboratorio»
La ISAF ha dicho haber celebrado ya dos shuras o asambleas con notables afganos para analizar la situación en Nad Ali y Marjah, pero sin dar detalles sobre los avances militares. El objetivo de estas reuniones es convencer a los habitantes de la zona de que les conviene ayudar a las autoridades que apoyan los occidentales, pero matando civiles no lo van a poder conseguir. Así lo expresaba desde Kabul Zeina Khodr, periodista de Al Jazeera: «Para ganar esta guerra van a necesitar el apoyo de la gente. El Gobierno afgano se halla frente a la más crucial de las pruebas. Tiene que cumplir sus promesas de seguridad y de prestar servicios a la provincia de Helmand. Y para eso, la muerte de civiles resulta contraproducente».
La cadena árabe de televisión también consultó a Ali Ahmed Jalali, ex ministro afgano de Interior. «Marjah es el laboratorio donde se pone a prueba la estrategia adoptada por las fuerzas internacionales para despejar la zona primero y reconstruirla después, tras ganar la confianza de la población -expresó el ex ministro-. Si la operación de Marjah trae consigo una mayor estabilidad en la zona y si se hace correctamente, enviará un mensaje a otras partes del país».
Más allá de interpretaciones políticas, las operaciones militares ya han causado miles de desplazados, incluso antes de que comenzara la muy anunciada «gran ofensiva». La Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) constató que «un número creciente» de desplazados está llegando de la zona de la ofensiva (Marjah y Nad Ali) a Lashkar Gah, capital de Helmand, aunque dijo que es imposible saber la cifra exacta.
Familias desplazadas
Unas 900 familias que han abandonado sus hogares ya se han registrado ante las autoridades provinciales, pero el proceso de verificación que habitualmente efectúan las agencias humanitarias en casos similares aún no ha concluido. La OCHA dijo haber hecho entrega de 750 paquetes con comida y otros artículos no alimentarios y estar en contacto con los militares para dar una respuesta humanitaria al conflicto.
En varios comunicados, la ISAF mantuvo que tanto la OCHA como otras agencias de la ONU y varias ONG tienen información de que no se ha registrado «un aumento» de civiles afganos que estén abandonando Nad Ali a causa de la ofensiva.
En cualquier caso, el avance militar es muy lento y las cifras de civiles que tratan de huir podrían aumentar considerablemente en las próximas jornadas. «Escuadrones de infantes de la Marina estadounidense y soldados afganos avanzaban con lentitud el domingo al interior del reducto talibán de Marjah, frenados por la necesidad de revisar una por una casas con trampas explosivas -escribían ayer los periodistas de la agencia estadounidense The Associated Press-. Las bombas caseras y minas dejadas por los insurgentes obstaculizaban el avance de los miles de soldados estadounidenses, británicos y afganos que forman parte de la operación más ambiciosa de la OTAN hasta ahora. Militares estadounidenses con detectores de metales y perros encontraron explosivos listos para detonar a medida que avanzaban de una construcción a otra. También descubrieron puestos de francotiradores recién abandonados, donde había trampas con granadas».
«Aún estás vivo»
Los marines indicaron a los reporteros de la agencia AP que hubieran preferido una batalla a tiros antes que el avance tortuoso al que estaban obligados. «Básicamente, si escuchas el `bum’, es bueno», les dijo el cabo Justin Hennes, de 22 años, de Lakeland, Florida. «Significa que aún estás vivo después de que la cosa explotara».
Reuters recogía las declaraciones del comandante de los talibán en Marjah, el mulah Abdul Razaaq, que dijo en una entrevista publicada en internet que la OTAN había exagerado la importancia de Marjah «para encubrir sus derrotas pasadas».