Una producción del Periódico Resumen y la revista virtual ‘El Radical Libre’, con la colaboración de metiendoruido.com y colectivo audiovisual HomoVidens
Hoy, los océanos están amenazados por una gran cantidad de actividades humanas producto de la voracidad propia de un sistema económico e ideológico que los necesita como fuente de recursos y como basurero para sus procesos de acumulación de capital. Una de estas actividades es la sobreexplotación pesquera en todo el mundo.
Durante la mayor parte del tiempo en que como especie llevamos viviendo en este planeta y desde mucho antes de que las sociedades humanas se organizaran en clases sociales, hace aproximadamente 10 mil años, nuestra especie ya extraía del océano lo necesario para vivir sin alterar de forma significativa los ecosistemas. Existe evidencia de que el Homo sapiens pesca en los mares desde hace aproximadamente 42.000 años.
Sin embargo, en el brevísimo periodo de tiempo que abarca los últimos 60 años, hemos asistido a un evento sin precedentes en la historia de la vida en la Tierra. Las principales regiones oceánicas del planeta cuyas características hacían posible la existencia de enormes poblaciones de peces desde hace varios millones de años, han sido sistemáticamente diezmadas por las flotas industriales pesqueras más potentes del mundo.
Mientras tanto, la visión actual de la especie humana, se basa fundamentalmente en la creencia de que las diferentes especies o ecosistemas de este planeta son simplemente recursos para alimentar el progreso de nuestra civilización. Y la lógica que presupone ese progreso es, ni más ni menos, que el progreso de una sociedad dividida en clases sociales y totalmente subordinada a la vida de las mercancías.
Con respecto a los océanos, nuestra suposición es que todo lo que extrajéramos de ellos podría ser infinito, así como también su capacidad para absorber todo lo que le arrojásemos.
En el caso pesquero, los enormes volúmenes de capturas que caracterizaron toda la segunda mitad del siglo XX parecían confirmar esta suposición, y al mismo tiempo, servían para que toda una nueva camada de inversionistas y especuladores amasara fortunas de magnitudes faraónicas.
Sin embargo, los desembarques mundiales de pesca marina alcanzaron el punto máximo de 90 millones de toneladas el año 1996, y desde entonces han comenzado a disminuir. De continuar la tasa actual de explotación, se espera que a mitad del siglo XXI todas las poblaciones de peces que se pescan hoy en día estén agotadas.
Fuente: http://www.youtube.com/channel/UCtltERIWdG2iZ-P6t6_S1UQ