Desde ya hace algún tiempo historiadores, periodistas, exagentes del espionaje internacional, en general investigadores de las ciencias sociales fundamentalmente latinoamericanos, han ido cimentando paso a paso la tesis de que los problemas relacionados con la persecución de las personas dedicadas al tráfico y producción de sustancias prohibidas, más que una engorrosa tarea del gobierno de […]
Desde ya hace algún tiempo historiadores, periodistas, exagentes del espionaje internacional, en general investigadores de las ciencias sociales fundamentalmente latinoamericanos, han ido cimentando paso a paso la tesis de que los problemas relacionados con la persecución de las personas dedicadas al tráfico y producción de sustancias prohibidas, más que una engorrosa tarea del gobierno de los EE.UU., abordada mediante una cadena de errores en la valoración de dicho tema, han sido erigidos como un mecanismo-pretexto para una subrepticia injerencia en determinadas naciones y servir de factor de militarización de sus sociedades con el fin de ejercer allí su dominio.
Respecto a ello, esta vez el tratamiento de dicha cuestión en el cual nos centramos es originado en investigaciones relacionadas con el lavado de dineros provenientes de la producción y tráfico de sustancias psicoactivas ilegalizadas como la cocaína, mariguana o heroína, siendo llevadas a cabo por entes por fuera de toda sospecha de estar penetradas por la delincuencia: el Departamento de Justicia de Estados Unidos[1].
La instancia ante la cual se presentan aquellas indagaciones de ninguna manera es una del Tercer Mundo donde de acuerdo al punto de vista imperante (el cual se acerca a la realidad), pululan jueces amañados, venales, atemorizables, colusionados con gobiernos ejecutivos invadidos por poderes ilegales, es el Senado estadounidense.
A su vez quienes pueden resultar acusados no son en absoluto los de costumbre de acuerdo al estereotipo forjado en los medios internacionales; es decir, nada parecidos a gruesos hombres de lengua latina, tez bronceada y trajes deportivos, con fortunas violentamente forjadas.
Ha salido a la luz pública la información de que los implicados (en términos reales podría decirse acusados) en delitos vinculados al tráfico de psicoactivos, son sorprendentes para el público en general en cualquier país del mundo: resultan ser los acreditados bancos HSBC, JP Morgan, Wells Fargo y Bank of América[2]; es decir, en términos penales concretos sus directivos, aquellos respetados financistas de aspecto europeo, trajes burgueses de corbata, residentes en el Primer Mundo seguramente en el vecindario de Manhattan en Nueva York o similares, poseyendo capitales tan desmesurados que aparecen como fuera de toda lógica, siendo lo más paradójico su común caracterización de intachables. Sujetos a los cuales le son endilgadas conductas tenidas por la legislación estadounidense y mundial como graves infracciones criminales, mediante serios indicios reunidos en sofisticadas investigaciones.
Los montos de los que se tiene sensatos signos de ser manejados ilícitamente por los mencionados ejecutivos no son menores: por ejemplo en un caso mil cien millones de dólares[3]. Por la milésima parte de esta cifra en circunstancias similares muchos hombres y mujeres han sido condenados a duras penas de presidio en naciones latinoamericanas y hasta extraditados a Estados Unidos a instancias de la Fiscalía de este país.
Sin que nos debamos sorprender demasiado por ello, el mismo Fiscal General de EE.UU. en el gobierno de Barak Obama, Eric Holder, declaró el mes pasado ante el Senado en Washington sin el menor rubor por su desfachatez, su ‘preocupación’ por el tamaño de entidades dentro del sistema financiero gringo, las cuales al resultar implicadas en graves delitos de lavado y ocultación de dinero de la procedencia mencionada, pueden con su enjuiciamiento y condena afectar a la mismísima economía norteamericana o hasta mundial. Por ejemplo en el caso de mayor cuantía puesto en tela de juicio, el Banco HSBC (aunque procuró no nombrarlo específicamente), el cual aceptó expresamente ser responsable de lavado de dinero procedente de actividades criminales de traficantes mexicanos y colombianos por lo cual fue multado con una gruesa suma por las autoridades estatales[4]. Estas son palabras mayores al anunciarse públicamente una situación ya vislumbrada de una u otra forma dentro de la aparatosa y digna de toda sospecha ‘Guerra Contra las Drogas’.
Holder quien por su cargo encabeza la política criminal imperial, a pesar de su lenguaje colmado de eufemismos y ambigüedades fue enfático en el contexto de su declaración; sencillamente exclamó que los bancos son intocables a causa de su estructural posición en la economía de los EE.UU:
«… me preocupa el hecho de que el tamaño tan grande de algunas de estas instituciones (los bancos) convierte en difícil el poder procesarlos cuando encontramos indicios de un cargo criminal, y esto tendrá un negativo impacto en la economía nacional, tal vez incluso en la economía mundial. Estimo que es un resultado (la imposibilidad de acusación) del hecho de que algunas de estas instituciones (financieras) se han vuelto demasiado grandes… es una situación de hecho inhibidora (de formular cargos) que debemos tener todos (es decir el conjunto de las autoridades) en cuenta».[5]
Es una explicación clara y contundente del por qué los directivos de estos bancos no son sometidos a juicio por actividades de lavado de dineros provenientes del tráfico ilegal o producción de sustancias prohibidas; para aquellos nunca habrá castigo bajo la actual organización social imperante por muy graves que sean sus conductas, especialmente si las matrices de las entidades financieras se encuentran en el Primer Mundo. No debemos olvidar que estas constituyen en el presente el sector dominante del capitalismo dentro del cual malvivimos.
A su vez en una de las naciones estigmatizadas y martirizadas con el tráfico de sustancias prohibidas, el blanqueo de los dineros producto del mismo y la sangrienta ‘guerra’ a los ‘carteles’ consabidos, México, se acreditó entre 2007 y 2012 el ingreso de unos 109 mil millones de pesos mexicanos (unos 9.083 millones de dólares) de este origen al sistema financiero con unas 232 denuncias ante la Procuraduría (Fiscalía)[6]. Empero, de una parte no se conoce tampoco allí de la aprensión de ningún banquero, y de otra se estima razonablemente que aquellas cifras de lavado corresponden a apenas un 14 por ciento del total que las autoridades de hacienda reconocen como susceptible de ser lavado[7]; durante los seis años de la desafortunada ‘Guerra al Narco’ de Felipe Calderón Hinojoza el sistema financiero mexicano habría blanqueado unos 60 mil millones de dólares[8].
Sin embargo, todo lo anterior se queda chico si recordamos lo ocurrido con el estadounidense Banco Wachovia, el cual había ‘legalizado’ unos (toma asiento lector), ¡376.4 mil millones de dólares! Es decir, el equivalente a una tercera parte del total del PIB de México[9], dinero de los denominados ‘carteles’ de psicoactivos prohibidos de este país. Como era de esperarse de las autoridades de Washington, Wachovia (hoy Wells Fargo Advisors) fue sancionado por las ‘estrictas’ autoridades gringas apenas con una multa equivalente al 2% de las utilidades del año 2009, y también como si fuera algo lógico y razonable, ninguno de los ejecutivos bancarios fue enjuiciado penalmente[10].
Así mismo, de manera bastante curiosa, por no decir cínica dentro de las circunstancias descritas, el Departamento de Estado de Washington estima a México como «un importante centro de lavado de activos»[11]. En este orden de ideas, si esta nación es importante en el blanqueo, ¿EE.UU. que es de acuerdo a lo descrito?
Sin embargo, el tema de la aceptación estatal de la legalización de capitales provenientes de la producción y tráfico ilegal no es algo nuevo en los países en los cuales se han desarrollado estas empresas. En Colombia en los años setenta del siglo XX el gobierno creó lo que se denominó la ‘Ventanilla Siniestra’, una sección especial del Banco de la República (Banco Central), donde como en cualquier oficina de cambio de divisas eran llevados dólares provenientes de aquellos delitos por personas a las cuales no se les hacía ninguna pregunta sobre su identidad o el origen de ese dinero extranjero, y les era convertido en pesos colombianos de manera abierta[12], sin objeción conocida por parte del gobierno de la Casa Blanca, el cual gozaba de excelentes relaciones con las autoridades de aquella nación creadoras de este vistoso sistema de blanqueo estatal[13].
Lo anterior contrasta abismalmente con lo acordado en los máximos entes internacionales como las Naciones Unidas, en el mismo Nueva York, en los cuales se tiene al lavado de activos como un grave delito de connotaciones ‘desestabilizadoras’ de amplio alcance, estableciendo para combatirlo drásticas medidas como «La identificación, la congelación, la incautación y el decomiso del producto del delito[14]; por supuesto en los casos citados no se produjo ninguna incautación, decomiso o congelación del dinero lavado en aquellos bancos con sede en EE.UU.; todo continuó el curso aviesamente capitalista de siempre.
En consecuencia es evidente que la pulcritud del sistema financiero estadounidense contraría ostensiblemente las directrices mundiales en la materia, las cuales propugnan por «crear un régimen financiero y reglamentario eficaz que impida el acceso de los delincuentes y de sus fondos ilícitos a los sistemas financieros nacionales e internacionales, preservando así la honestidad del sistema financiero en todo el mundo y velando por la observancia de la normativa legal y reglamentaria contra el blanqueo de dinero…»[15]; entre otras medidas se pretende la penalización del lavado de activos con prisión[16].
Por lo demás la Convención de Viena de 1988 (Convención Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias sicotrópica), estatuye que «también constituye delito … la ocultación o encubrimiento de la naturaleza, origen, la ubicación, el destino, conversión, o transferencia de la propiedad de tales bienes a sabiendas que proceden de alguna de las actividades descritas en el artículo 3°»(tráfico de estupefacientes y sustancias psicotrópicas).
A esto se han aunado disposiciones internacionales como la Convención De las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional (Convención de Palermo 2000), la cual amplia los alcances de aquella de Viena, reglamentos del tipo CICAD-OEA para América o diversas iniciativas del Consejo de Europa; han sido creadas también entidades específicas destinadas a actuar en este tema como el Grupo Egmont de Unidades de Inteligencia Financiera (UIF’s) de intercambio de información para Europa (2004); el Grupo de Acción Financiera sobre lavado de activos (LATF-GAFI) establecido por el llamado G-7 (1989); han emergido organizaciones internacionales particularmente destinadas contra el blanqueo de capitales de carácter regional como los FATF-Style Regional Bodies (FSRB’s)[17], cubriendo todo el mundo a excepción de Norteamérica, naturalmente. Para hablar solamente de la normatividad y entidades específicamente instituidas para combatir el lavado de dineros y bienes provenientes del tráfico y la producción ilegal.
Contrastando una vez más con la lógica legal-declarativa enunciada, opera con toda normalidad capitalista la extendida y publicitada red de paraísos fiscales y sus cuentas ‘offshore’ de cientos de miles, tal vez millones de compañías de papel, de muy difícil rastreo por sus laberínticos nexos[18], con plena complicidad del sistema legal internacional impuesto a instancias fundamentalmente de las mismas autoridades de EE.UU., siendo su existencia otra muestra de los verdaderos principios impulsores del orden jurídico y financiero mundial en el campo de las acciones contra el blanqueo de dineros.
A contrario de los tercos hechos la directora de la agencia estadounidense encargada del tema, la DEA, pontifica de que todo el problema del tráfico y consumo de psicoactivos está ubicado justo al sur del Río Bravo[19], pasando por alto cuidadosamente el trascendental hecho del descomunal lavado de activos en el Atlántico Norte, el cual no es más sino la característica teleológica de la delincuencia de sustancias ilegalizadas en un mundo interconectado en los niveles del gran capital.
Empero, a pesar de todos los subterfugios empleados, el tema es ya visto en profundidad y en el respectivo marco económico:
«Esa masa enorme de dinero que mueve el negocio (el tráfico ilegal) -que, por cierto, se traduce en poder, mucho poder político, poder social- también llega a otras esferas de acción: ese dinero es «lavado» e ingresa a circuitos aceptados… No es ninguna novedad que existe toda una economía «limpia» producto de las operaciones de blanqueo de los capitales del narcotráfico. Y son bancos «limpios» y honorables los que proceden a hacer esas operaciones, los mismos que manejan el capital financiero trasnacional que hoy controla la economía mundial y a los que el Sur pobre y dependiente adeuda cifras astronómicas en calidad de deuda externa.»[20]
Tamañas incongruencias van desdibujando la retórica oficial de los estados clientes de la Casa Blanca y de los mismos EE.UU. propagada ruidosamente en los medios de comunicación a su servicio, permitiendo percibir el real paisaje social plasmado por el fenómeno, hasta convertirse en motivos razonados de duda e indagación cuando se observan en un contexto político continental y son sentidos los efectos prácticos desastrosos de las acciones represivas al citado tráfico y producción.
En los países latinoamericanos donde se han desarrollado más dichas actividades ilegales (México y Colombia), la militarización de sus sociedades ha ido correlativamente en ascenso en los respectivos momentos históricos, aparejada con planes políticos como Puebla-Panamá o Mesoamérica, el cual en el fondo pretende prolongar la frontera gringa hacia el sur hasta Colombia y su Plan homónimo[21]. El modelo mexicano de militarización se va extendiendo al sur en la región centroamericana, hasta conectar con el ya hace dos décadas de establecido en Colombia.
Por cierto, y si caben dudas sobre la nula eficacia de las señaladas ‘estrategias’ anunciadas para perseguir a productores y traficantes ilegales, el costoso, renombrado y sangriento Plan Colombia no logró en absoluto acabar con los cultivos ilegales[22], y no obstante si financió y afianzó la militarización de la sociedad la cual ya venía en curso; el asunto ha llegado hasta que esta nación suramericana se encuentre copada de bases militares gringas pretextadas justamente como destinadas a luchar contra el ‘narcotráfico y el terrorismo'[23], es decir el cuestionado tráfico ilegal y un método de confrontación tomado como objetivo de guerra.
De su parte la actual y nefasta ‘guerra contra el narco’, sin la menor duda impuesta por las autoridades de EE.UU. ha profundizado la influencia de estas en las fuerzas armadas mexicanas y demás organismos de control social[24], y precisamente por el contrario las organizaciones criminales en México han resultado fortalecidas en cantidad, poder mortífero, capacidad de penetrar el estado, abarcan más territorios y ejercen ya cierto dominio en la sociedad[25]. Esto es precisamente favorecedor de que sea erigido en las naciones citadas un neocolonialismo fuertemente represivo amenazante de todo el continente latinoamericano.
Con casos como los descritos de flagrante contradicción entre las declaraciones gubernamentales, las normas penales mundialmente aceptadas, y los hechos escuetos, no es posible que en las naciones donde se desarrolla la producción y tráfico de sustancias ilegalizadas ocurra una persecución real al lavado de capitales procedentes de tales delitos creados en el siglo XX, sino otra situación distinta si tenemos en cuenta las relaciones geopolíticas de dominación y las fuerzas sociales que se le oponen. Lo cual revela una táctica encubierta de criminalización de sectores populares en países estratégicos (México es la extensa frontera sur de la potencia imperial y Colombia es la única nación suramericana con costas en dos océanos además de ser un punto de lanza en la codiciada Amazonía), permisiva del control militar, político y económico de los mismos por parte de Washington.
Con el desgaste de tales políticas y los testimonios descritos, los reales propósitos en estas absurdas guerras de prohibición padecidas no parecen ubicarse tan en las sombras por estos días:
«… el imperialismo estadounidense viene aplicando en forma sostenida un supuesto combate al negocio de las drogas ilícitas, cuyo objetivo real es permitir a Estados Unidos intervenir donde lo desee, tenga intereses, o los mismos se vean afectados[26].
Trabajos de investigación como el de Nancy Flores: La Farsa de la Guerra contra el Narco. (México. Océano 2012), donde expone la sinrazón de tal guerra, la cual no hace sino infundir miedo en la población sin ningún resultado de los que son pomposamente anunciados por el gobierno de Los Pinos, constituyendo un gigantesco y cruel fraude; documentos-testimonio desde el punto de vista de exagentes de la ominosa DEA, como el de Michael Levine en La Gran Mentira Blanca (Planeta 1996), en los cuales se pone al descubierto selectividades delictivas con fines políticos como plan general de las actuaciones de aquel ente y sus nexos estrechos con el espionaje; el seguimiento pormenorizado de las actividades de traficantes controlados por la DEA obrando en ejecución de planes de la CIA, lo cual fue ostensible en operaciones como la de los Contras en la Nicaragua sandinista de los años ochenta y el control social mediante el consumo de psicoactivos y el encarcelamiento por su tráfico de miembros de ciertas comunidades desposeídas y rebeldes en EE.UU., expuesto en el trabajo del periodista estadounidense Gary Webb en Dark Alliance (Seven Stories Press. New York 1998); o el ensayo de Marcelo Colussi donde se muestran las actividades mencionadas como medios que acumulan inmensos recursos económicos al servicio de controlar política y militarmente grandes poblaciones, sirviendo de coartada para invasiones con un discurso hipócrita, pues el consumo de psicoactivos ilegales ha aumentado, llamado El Narcotráfico: un arma del imperio (Argenpress 2010 Digital pdf), entre otros documentos dan transparencia desde variados puntos de vista y sucesos de tiempo y espacio al fenómeno tratado.
Es también notable que la violencia resultado de la ilegalización procede de la ley del mercado capitalista del encarecimiento de un producto por su proscripción, y que con ella se alienta el aumento de la represión en general sobre una población determinada o país entero; las situaciones generadas antes y después por la prohibición del alcohol durante los años veinte del siglo XX en Estados Unidos son prueba elocuente de ello. ¿Alguien conoce de muertos por enfrentamientos entre bandas traficantes de cerveza, tequila, pisco, whisky o chicha (maíz fermentado) etc., luego de la abolición de la ley de la prohibición del alcohol (Volstead 1919-1933) en los últimos 80 años en el mundo?
La negativa absoluta e irracional del gobierno de la Casa Blanca a legalizar la producción e intercambio de unas sustancias las cuales desde tiempos inmemoriales han sido consumidas y comercializadas por seres humanos, acaso sometidas modernamente a procesos industriales siendo estigmatizadas en no muy claras circunstancias con posterioridad, frente a otras perfectamente legales y socialmente muy aceptadas a la vez de ser altamente adictivas y con efectos notables sobre la salud humana (como el alcohol o el tabaco), demuestra una insoluble incoherencia sólo resuelta si tenemos en cuenta aspectos históricos, políticos y económicos de dominación ejercida en pueblos como los de México, Centro América, Colombia, Perú, Bolivia o Afganistán, etc.
Cuando las circunstancias de control de materias primas, mercados y mano de obra sean alteradas en las naciones implicadas, muy seguramente las políticas contra ‘las drogas’ serán transformadas y podremos vez hasta la legalización de lo hoy tenido como gravemente penado, pues como lo demuestran las acciones y declaraciones del Fiscal Eric Holder el tema se encuentra determinado por conveniencias de poder.
Empero, cuántas vidas cegadas, dolor, destrucción y opresión hemos padecido y tendremos que padecer mientras ello ocurra.
Notas
[1] Departamento de Justicia revela que bancos mundiales ‘lavaron’ dinero del narcotráfico. RT Actualidad. Diciembre 17 de 2012. http://actualidad.rt.com/actualidad/view/81348-grandes-bancos-eeuu-blanquean-dinero-narcotrafico-mexicano-zetas-sinaloa
[2] Ibídem.
[3] Ibídem.
[4] David Brooks. American Curios. Estado de Derecho. La Jornada. Marzo 11 de 2013. http://www.jornada.unam.mx/2013/03/11/opinion/029o1mun
[5] Kevin Roose. Eric Holder Gets Passive-Aggressive With Senators on Too-Big-to-Fail Question. NYMAG. Marzo 6 2013. http://nymag.com/daily/intelligencer/2013/03/eric-holder-gets-pass-agg-with-senators-on-tbtf.html
[6] Nancy Flores. Hacienda Acredita 109 mil MDP Lavados en Sistema Financiero. Contralínea 7 de abril de 2013. Parte I http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/04/07/hacienda-acredita-109-mil-mdp-lavados-en-sistema-financiero/
[7] Nancy Flores. Ibídem
[8] Nancy Flores. Sistema financiero Principal Centro de Lavado en México. Contralínea 8 de abril de 2013. Parte II http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/04/08/sistema-financiero-principal-centro-de-lavado-en-mexico/
[9] Ed Vulliamy. How a big US bank laundered billions from Mexico’s murderous drug gangs. The Observer. April 3 2011. http://www.guardian.co.uk/world/2011/apr/03/us-bank-mexico-drug-gangs Versión resumida en español de Rogelio Arredondo. Banco Wachovia permitió lavado de dinero del narco equivalente al 33% del PIB de México. International Business Times. mxibtimes.com. Abril 4 de 2011. http://mx.ibtimes.com/articles/11698/20110404/banco-lavado-dinero-wachovia-narco-mexico.htm Otras informaciones hablan de un blanqueo del Wachovia por U$ 420 mil millones. EFE. Banco Wachovia de EE.UU. pagará 160 millones por lavado de dinero. El Nuevo Herald. Marzo 18 de 2010. http://www.elnuevoherald.com/2010/03/18/677477/banco-wachovia-de-eeuu-pagara.html
[10] Ed Vulliamy. Ibidem.
[11] Nancy Flores. Ibídem
[12] El ministro del Interior del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Fernando Londoño, acusó en el año 2003 al ex presidente Alfonso López Michelsen de ser responsable de facilitar las actividades de los traficantes durante su gobierno en cuanto al ingreso de dineros ilícitos a Colombia. Londoño, afirmó que por la llamada ‘ventanilla siniestra’ del Banco de la República se blanquearon muchos dineros ilícitos afectantes de la economía colombiana. La Ventanilla Siniestra. El Tiempo. Marzo 24 de 2003. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-999184
[13] La creación de esta operación de captación de dinero producto de conductas perseguidas penalmente se da a partir del mandato de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y se prolonga hasta el de César Gaviria (1990-1994), cuando el control de divisas es abolido. Ahora el lavado es descentralizado en Casas de Cambio de Divisas y bancos privados.
[14] DECLARACIÓN POLÍTICA Y PLAN DE ACCIÓN CONTRA EL BLANQUEO DE DINERO aprobados en el vigésimo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, dedicado a la «acción común para contrarrestar el problema mundial de las drogas», Nueva York, 10 de junio de 1998 (extractos).
DECLARACIÓN POLÍTICA «MEDIDAS CONTRA EL BLANQUEO DE DINERO». La Asamblea General, Numeral 2- Ordinal i.
[15] DECLARACIÓN POLÍTICA Y PLAN DE ACCIÓN CONTRA EL BLANQUEO DE DINERO…, Numeral 2- ordinal b.
[16] «Crear un marco legislativo que penalice el blanqueo de dinero proveniente de delitos graves de modo que sea posible prevenir, detectar e investigar el delito de blanqueo de dinero, y procesar a los responsables». DECLARACIÓN POLÍTICA Y PLAN DE ACCIÓN CONTRA EL BLANQUEO DE DINERO…, Ordinal a
[17] Eduardo Fabián Caparrós. Tipologías y Lógicas del Lavado de Activos. Combate al Lavado de Activos Desde el Sistema Judicial. www.cicad.oas.org/lavado_activos/pubs/Combate_Lavado_3ed.pdf
[18] El Confidencial en Coordinación de ICIJ (en inglés Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación). Impacto mundial por revelaciones sobre cuentas en paraísos fiscales. El. Abril 5 de 2013. http://ciperchile.cl/2013/04/05/impacto-mundial-por-revelaciones-sobre-cuentas-en-paraisos-fiscales/
[19] «Necesito dejar muy en claro que el comando de control (del tráfico) está en México y no en Estados Unidos». Michele Leonhart Directora. Jornada 6 de abril de 2011. http://www.jornada.unam.mx/2011/04/06/politica/002n1pol
[20] Marcelo Colussi El Narcotráfico: un arma del imperio (2010), Citado por Gilberto López y Rivas. Estudiando la Contrainsurgencia de Estados Unidos: Manuales, Mentalidades y uso de la Antropología. México 2012. Pág. 79,80
[21] Subcomandante Marcos. EZLN: Documentos y Comunicados. La Marcha del Color de la Tierra. Ediciones Era. México 2003. Pag.343
[22] Alejo Vargas Velásquez et alteri. Consideraciones Finales: Transformaciones de las Fuerzas Armadas Colombianas. En El Papel de las Fuerzas Armadas en la Política Antidrogas Colombiana. Universidad Nacional de Colombia. 1985 2006. GISD. Bogotá 2008. Pág. 192.
[23] Las Bases militares que Utilizará EE.UU. en Colombia. El Espectador. Octubre 30 de 2009. http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo169477-bases-militares-utilizara-eeuu-colombia
[24] Gilberto López y Rivas. La Farsa Detrás de la Guerra al Narco. La Jornada. http://www.jornada.unam.mx/2012/07/20/index.php?section=opinion&article=021a1pol
[25] Gilberto López y Rivas. Ibídem.
[26] Gilberto López y Rivas. Estudiando la Contrainsurgencia de Estados Unidos: Manuales, Mentalidades y uso de la Antropología. México 2012. Pág. 80.
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