La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) vuelve a estar en apuros. El caos, la violencia y el conflicto armado teniendo lugar en Myanmar, estado miembro de la asociación, están dando dolores de cabeza a la agrupación regional. No es la primera vez que la ASEAN es considerada un hazmerreír a los ojos del mundo por culpa de Myanmar.
Los generales birmanos nunca han mostrado respetar las decisiones de la ASEAN. Al igual que sus predecesores, la junta militar actual en Myanmar está poniendo a prueba la política de no interferencia del bloque regional, además de su enfoque basado en la «búsqueda de consenso». Los generales son expertos en leer a la ASEAN y pueden prever sus concesiones. Una vez más, gracias a ellos, la ASEAN se encuentra ahora luchando por preservar su credibilidad.
Los miembros de la ASEAN están ahora discutiendo la posibilidad de invitar a Myanmar a la cumbre que se celebrará en Bandar Seri Begawan, la capital de Brunei, del 26 al 28 de octubre. Si se invita al General Min Aung Hlaing, jefe de la junta militar birmana, se acusará a la ASEAN de acoger a un criminal de guerra en su seno.
En última instancia, el liderazgo de la ASEAN puede simplemente optar por cubrirse la nariz para no tener que oler el pescado podrido en la reunión del bloque regional. Si eso sucede, y se permite que el general esté presente en la cumbre, podemos declarar con seguridad y definitivamente que la ASEAN carece de principios morales. Su presencia no podría enviar un mensaje peor, no solo a la ciudadanía oprimida en Myanmar, sino también a las fuerzas democráticas de toda la región.
Los miembros de la ASEAN debaten la exclusión de Myanmar de la próxima cumbre por considerar que el líder golpista se ha «echado atrás» en sus compromisos de restaurar la paz y la democracia, según ha declarado el enviado especial del bloque, días después de que Malasia abogara por esta medida en unos comentarios públicos que un portavoz de la junta birmana desestimó como «comentarios personales».
El General Min Aung Hlaing asistió a la cumbre de la ASEAN en Yakarta el 24 de abril, y fue partícipe del consenso de cinco puntos al que se llegó en la reunión. El consenso exigía el fin de la violencia en Myanmar, la autorización del acceso de la ayuda humanitaria, un compromiso de diálogo con todas las partes y el nombramiento de un emisario de la ASEAN para que actuara como intermediario en el diálogo.
El ministro de Asuntos Exteriores de Brunei, Erywan Yusof, enviado especial de la ASEAN, declaró que el bloque estaba seriamente considerando no invitar al General Min Aung Hlaing a la cumbre. «Puedo decir que ahora estamos discutiendo este asunto en profundidad», dijo Erywan durante una conferencia de prensa en Bandar Seri Begawan.
Afirmó que otros miembros de la ASEAN habían planteado la misma preocupación, pero analistas señalan que una declaración pública contundente, como la realizada por Malasia, ejercería presión sobre la ASEAN como bloque.
El jefe de la diplomacia de Malasia, Saifuddin Abdullah, tuiteó que, si no se producen avances, «será difícil que el presidente del SAC asista a la cumbre de la ASEAN». El Consejo de Administración del Estado o SAC (por sus siglas en inglés), es el órgano de gobierno de la junta militar en Myanmar.
En la primera declaración de peso realizada por un miembro del bloque regional, Malasia informó que si la junta no cooperaba con los esfuerzos de resolución de conflictos de la ASEAN, iniciaría conversaciones con el gobierno en la clandestinidad en Myanmar.
En la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la ASEAN, celebrada virtualmente el lunes, varios ministros expresaron su decepción por la falta de avances de la junta militar birmana.
Sin embargo, algunos miembros de la ASEAN se aferran a su política ineficaz de no intervenir en los asuntos internos de los países miembro del bloque regional, demostrando en sus debates una falta de comprensión y un conocimiento muy limitado de los problemas en Myanmar. Mientras lo hacen, la población birmana vive más violencia y asesinatos, a medida que el país sigue cayendo en un estado de caos profundo. Estos miembros de ASEAN deben reconocer el hecho de que la junta militar y el General Min Aung Hlaing han cometido crímenes atroces desde que tomaron el poder en febrero.
Según la ONU, miles de personas han sido detenidas y más de 1.100 han muerto desde el golpe de estado del 1 de febrero, muchas de ellas durante la represión de las fuerzas de seguridad contra huelgas y protestas pacíficas en favor de la democracia.
Como resultado, muchas personas en Myanmar se están levantando en armas para resistir al régimen y su derrocamiento del gobierno electo. La toma de poder por parte de los militares sigue siendo un intento de golpe de estado, ya que la junta militar ha sido incapaz de asumir el control total del país.
En muchos sentidos, se trata de un problema creado por la propia ASEAN. El largo historial de dictaduras militares en Myanmar y las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por ellas han sido uno de los temas más espinosos del bloque regional durante muchos años. Los regímenes birmanos del pasado y del presente han conseguido esconderse tras el escudo de la ASEAN, poniendo a prueba los límites de su unidad y abusando de su política de no injerencia. El resultado es que la ASEAN ha perdido el respeto de parte de la ciudadanía birmana, y de millones de personas en toda la región.
El único curso de acción humanamente posible es que la ASEAN niegue toda legitimidad a la junta militar birmana y al criminal de guerra Min Aung Hlaing. Para que esto ocurra, la ASEAN debe escuchar las millones de voces de Myanmar.
Fuente original en inglés: https://www.irrawaddy.com/opinion/editorial/will-asean-invite-myanmars-war-criminals-to-its-summit.html