La junta militar birmana ha ignorado los términos del acuerdo de cinco puntos alcanzado en Yakarta el pasado fin de semana.
Una semana después de que se reuniera el jefe del golpe en Myanmar con los líderes de los estados miembro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) el sábado 24 de abril para tratar la crisis en el país, continúan las denuncias de abusos cometidos por el régimen militar.
En la cumbre de ASEAN, celebrada en la capital indonesia, Yakarta, se alcanzó un consenso con cinco puntos para poner fin a la violencia actual, que ya se ha cobrado más de 750 vidas de civiles en menos de tres meses.
El General en jefe Min Aung Hlaing, que realizó su primer viaje fuera de Myanmar desde que tomó el poder el 1 de febrero para asistir a la cumbre de emergencia, parece haber dado marcha atrás en los términos del acuerdo desde que regresó al país.
Al día siguiente de la reunión, la cobertura de la cumbre en el periódico estatal The Mirror no mencionaba los cinco puntos, que incluían planes para permitir la entrada de representantes de la agrupación regional en el país para observar la situación sobre el terreno.
El martes, sin embargo, el régimen anunció que sólo avanzaría en este y otros puntos del acuerdo una vez que el país se hubiera «estabilizado».
Mientras tanto, continúa con sus esfuerzos por restaurar la estabilidad mediante la fuerza bruta, asesinando al menos a siete personas durante y en los días inmediatos posteriores a la cumbre de Yakarta, en violación directa de su compromiso de poner fin a la violencia contra la ciudadanía.
Abusos continuos
La Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP), que ha documentado las detenciones y asesinatos de manifestantes y otros civiles por parte del régimen, afirmó que la reunión de ASEAN no había logrado los resultados deseados.
«En la noche posterior a la reunión, las fuerzas armadas de la junta continuaron cometiendo atrocidades contra civiles, incluidas mujeres, a la vista de todos», señaló en un comunicado presentado a principios de esta semana.
El día de la cumbre, un joven fue asesinado a tiros por policías de paisano en Mandalay, mientras que una mujer detenida en Myaung Mya, localidad de la región de Sagaing, murió poco después de ser detenida el mismo día, según la AAPP.
También se informó de la muerte de otra persona en Yezagyo, en la región de Magway, el sábado, seguida de otras dos al día siguiente: una en Kawthaung, en la región de Tanintharyi, y otra en el municipio de Insein, en Rangún, según los registros de la AAPP.
Desde entonces, se han producido al menos dos tiroteos mortales más contra civiles, incluyendo uno contra un vendedor de arroz frito en Mandalay el lunes, y otro en el municipio de Demoso, en el estado Kayah, el martes.
En otro ataque, una mujer del municipio de Phaya Thone Su, en el estado Kayin, sufrió graves heridas el sábado pasado después de que los soldados le dispararan y golpearan con un coche mientras participaba en una concentración antigolpista en moto.
Además de utilizar la fuerza letal, los soldados y la policía han mantenido una campaña constante de acoso contra la ciudadanía en un intento de acabar con su resistencia al régimen militar.
Residentes de Rangún informan que las fuerzas del régimen entran en sus barrios todas las noches, después del toque de queda, para impedir que la gente golpee cacerolas en protesta contra el golpe.
«Anoche entraron en nuestra calle y empezaron a amenazar a cualquiera que se atreviera a golpear una olla. Utilizaron un lenguaje muy vulgar y dispararon contra las casas de la gente con tirachinas. Ahora ocurre todas las noches», dijo una persona residente de Rangún que solicitó no ser identificada.
El domingo, un grupo de mujeres del municipio de Mayangone, en Rangún, fueron obligadas a golpear sus cacerolas y a bailar en la calle, mientras los soldados las observaban y se reían. Si dejaban de bailar, los soldados las insultaban y arrojaban piedras contra sus casas, ha dicho la AAPP en un comunicado en el que se relatan varios incidentes similares en los que se ha intentado humillar a las personas.
«Obligar a las mujeres a herir su dignidad en público, y tratar a civiles como si fueran enemigos, son actos crueles que los militares siguen cometiendo de forma ilegal», dijo el grupo en su declaración.
En otro incidente que tuvo lugar en el municipio de Mingalar Taung Nyunt, en Rangún el pasado sábado, una mujer transexual fue obligada a ponerse un longyi de hombre y fue objeto de burla por parte de los soldados.
Sin embargo, muchos no se dejan intimidar por este comportamiento, ya que la ciudadanía de a pie sigue mostrando su rechazo al derrocamiento, por parte de la junta militar, del gobierno civil electo.
Un residente del municipio de Tamwe, en Rangún, que protestó de los persistentes esfuerzos de la junta por perturbar la vida de la población civil dijo que él y la mayoría de sus vecinos se negaban a ser intimidados.
«Maldicen a las personas transeúntes, interrogan durante un rato y luego los dejan ir. Cuando llegaron a mi puerta, la cerré y lanzaron piedras. Pero continuaremos manifestándonos contra ellos. No nos dejaremos gobernar por esta gente», dijo a Myanmar Now.
Intensificando la presión
Mientras que la ciudadanía hace lo que puede para hacer frente a la inmensa presencia militar, aquellas personas que toman parte en el Movimiento de Desobediencia Civil o CDM reciben cada vez mayor presión para poner fin a sus esfuerzos de negar al régimen el control del país.
Entre las personas más amenazadas por la junta se encuentran aquellas que trabajan en el sector de la sanidad, quienes encabezaron el CDM en los primeros días después del golpe. En los meses desde entonces, se han unido al CDM muchas otras personas empleadas públicas y el movimiento se ha convertido en un escollo importante para las ambiciones de Min Aung Hlaing.
Frustrada por su incapacidad para acabar con el CDM, la junta ha intensificado en las últimas semanas sus esfuerzos por arrestar a personas dirigentes del movimiento y encarcelarlas con cargos falseados.
Desde el 13 de abril, la televisión controlada por el régimen ha difundido los nombres de al menos 20 profesionales del sector sanitario, personas que han sido acusadas de incitación y contra las que se ha dictado órdenes de detención. Al menos 300 personas trabajadoras sanitarias están ahora en la lista de buscadas por el régimen.
El martes, un intento fallido de arrestar a una doctora en el municipio de Okkalapa Sur, en Rangún, se saldó con la detención de su padre y de su hermana menor, según un familiar.
La doctora, Yu Sandar Moe, ha huido desde entonces, el familiar dijo a Myanmar Now.
Según un comunicado emitido por el Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Medicina el sábado, un total de 46 trabajadores y estudiantes de medicina, incluidos 29 médicos en huelga, han sido arrestados desde el golpe de estado.
La junta también ha amenazado con revocar los pasaportes y las licencias médicas de los doctores que se unan al CDM. Los hospitales privados y las clínicas que acepten doctores del CDM también verán retiradas sus licencias, dijo la junta.
Otras figuras destacadas del movimiento antigolpista también han sido objeto de detención.
El sábado, las fuerzas del régimen llevaron a cabo una redada en un monasterio del municipio de Yinmabin, en la región de Sagaing, en un intento de detener a un monje que ha liderado las protestas en la zona.
Era la segunda vez este mes que la junta no lograba atrapar al monje. El 2 de abril, los soldados rodearon la aldea de Thabyay Aye para detenerlo, pero la población local devolvió el ataque con rifles caseros.
Cuatro personas murieron en ese enfrentamiento, que al parecer también causó bajas militares. A principios de esta semana y en otro lugar de Yinmabin, al menos seis personas perdieron la vida durante enfrentamientos.
Esfuerzos recientes por reprimir las protestas y la incursión de soldados en la zona han forzado la huida de decenas de miles de personas que habitaban 30 aldeas del territorio.
Mientras tanto, civiles armados con rifles de caza en el municipio de Mindat, en el sur del estado Chin, afirman haber matado a 30 soldados del régimen durante cuatro días de feroces enfrentamientos que comenzaron el pasado sábado.
Ante la amenaza y preocupación de que se pierda todo el control de lo que está ocurriendo en Myanmar, Mann Win Khaing Than, Primer Ministro del recién formado Gobierno de Unidad Nacional, pidió a ASEAN garantías de que la junta militar en Myanmar cumpla con su parte del acuerdo y reduzca su uso de la violencia contra la población.
Fuente: https://myanmar-now.org/en/news/despite-asean-consensus-military-abuses-continue-around-the-country