Rusia, China y Estados Unidos son los centros de poder de un mundo que, desde el punto de vista estratégico militar, es cada vez más volátil, por eso es prioritario que se mantenga la paz entre estas potencias.
Sin embargo, por falta de diálogo y acuerdos de mutuo respeto, se vive un periodo de inestabilidad peligrosa y crece sin parar el riesgo de que estalle la Tercera Guerra Mundial, con el empleo de las más sofisticadas armas de destrucción masiva, por lo que en el futuro inmediato Moscú, Pekín y Washington deberán actuar con mucha responsabilidad, no sólo para mantener la frágil paz existente, sino para encontrar acuerdos comunes que eviten la guerra y salven al mundo de su total destrucción.
En el triángulo conformado por EEUU, Rusia y China, los dos últimos mantienen relaciones sólidas, que les permite defenderse de las agresiones del primero. Rusia y China comparten los mismos intereses geopolíticos, promueven un mundo multipolar y abogan para que las relaciones internacionales coexistan en un plano de igualdad; EEUU se opone a esta idea y lucha por mantener su caduca hegemonía.
La explicación del actual conflicto mundial depende del que la exponga. Para el gobierno de Biden es bien simple, EEUU defiende la democracia y la libertad en Ucrania contra la “agresión rusa”. A China le interesa, en lo fundamental, que Washington respete la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, o sea, que jamás reconozca la independencia de esa isla. Para Rusia, el problema es más complicado y tiene que ver con su existencia como país, pueblo y cultura.
En EEUU tienen mucho poder los Neocon, grupo de ultraderecha que controla el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado y toma las decisiones políticas y militares del gobierno de Washington. En Rebuilding America’s Defenses, los neocon expresaron la esperanza de que se dé una catástrofe semejante a Pearl Harbor, que permita a ese país mantener su supremacía sobre el resto del mundo. Parece que el maligno les escuchó y se dio el 9/11, a partir del cual comenzaron un sin fin de conflictos, que han ensangrentado el planeta durante los últimos 20 años.
Uno de ellos, Ucrania, cuya independencia fue usada por las potencias occidentales para desintegrar Rusia, para lo cual emplean a los seguidores de Stepán Bandera, cuyas huestes colaboraron con la ocupación hitleriana durante la Segunda Guerra Mundial y masacraron a cerca de millón y medio de soviéticos.
Entre noviembre de 2013 y febrero de 2014, Ucrania sufrió un sangriento golpe de Estado que derrocó al Presidente Yanukóvich. Por tal razón, en Crimea, Odesa, Járkov, Donetsk, Lugansk y otras ciudades hubo protestas masivas; sus poblaciones exigían que Ucrania fuera un Estado federal. Como respuesta, Alexandr Turchínov, el presidente en funciones, inició una verdadera guerra de exterminio. Victoria Nuland, neocon y alta dirigente política de EEUU, fue a Kiev para respaldar a los golpistas.
La primavera de 2014, cuando en Ucrania no había autoridad legítima alguna, Crimea se independizó de Ucrania, se reintegró a Rusia y la población de Donbass decidió su propio destino en un referéndum que proclamó la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk.
Desde entonces, los ucranianos viven un infierno. ¿Qué dijo Occidente? Nada. Amparados por este silencio cómplice, el régimen de Ucrania prohibió el ruso, la lengua más hablada del país; proscribió a casi todos los partidos políticos; impuso leyes amenazando a gobernadores y alcaldes; asesinó a niños, mujeres, ancianos, periodistas y escritores; atacó a la Iglesia ortodoxa de Ucrania, debido a su vínculo con el Patriarcado de Moscú; y perpetró un horrendo crimen, la masacre en la Casa de los Sindicatos de Odesa, donde quemó vivos a más de cincuenta personas, después disparó contra las ambulancias con los heridos. Durante los últimos ocho años, las tropas ucranianas han asesinado a decenas de miles de rusos de Ucrania. Rusia tenía que defender a los habitantes del Donbass y apoyar la elección del pueblo de Crimea, por estas razones se volvió inevitable su enfrentamiento con Ucrania.
Al referirse al conflicto de Rusia con Ucrania, el Presidente Putin dijo: “Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para construir unas relaciones no sólo de buena vecindad, sino de hermandad… Durante años dimos préstamos y recursos energéticos casi gratis. No funcionó. Por otra parte, los países occidentales empezaron la política de desgarrar a Rusia, de tomar todo lo que estaba mal ajustado y lavar el cerebro de la gente en el espacio postsoviético, especialmente en Ucrania, y lo hicieron con bastante éxito… Todas las hostilidades conllevan tragedias y pérdidas de vidas humanas, pero ya que el conflicto era de todos modos inevitable, empezar hoy es mejor que mañana… Nuestro objetivo es poner fin a este conflicto cuanto antes. Por eso luchamos y seguiremos luchando”.
Todo comenzó en 2014, después del golpe de Estado instigado por EEUU. Rusia ha esperado desde entonces un acuerdo de paz sobre Ucrania, pero parece que a Moscú sólo le tomaban el pelo. Putin se refiere a que la señora Ángela Merkel afirmó en una entrevista al Die Zeit: “El acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de darle tiempo a Ucrania. Ella también aprovechó este tiempo para fortalecerse, como se puede ver hoy. La Ucrania de 2014-2015 no es la Ucrania actual”. La ex Canciller admitió que el acuerdo, que se negoció con la ayuda de Francia y Alemania, permitió que la OTAN entregue los recursos para apoyar a Ucrania.
Según Putin, Rusia nunca se negó a negociar con Ucrania, pero Kiev se prohibió a sí mismo entablar un diálogo. “Se trata de algo muy sutil, encaminado a desgarrar a Rusia, la Rusia histórica, la unidad del mundo ruso. ‘Divide y vencerás’, este lema ha estado en vigor desde la antigüedad y aún hoy se aplica activamente en la realpolitik. Nuestros adversarios potenciales y nuestros oponentes siempre lo han intentado y lo siguen intentando hasta ahora. Intentan dividirnos y luego dirigirnos por partes separadas. Nuestro objetivo es diferente, unir al pueblo ruso”.
Lo antedicho posibilita responder una pregunta sin respuesta aparente: ¿Por qué EEUU y la UE apoyan al gobierno nazi de Kiev y prolongan todo el tiempo posible la guerra contra Rusia? Porque la esperan debilitar y derrotar. Utilizan el conflicto de Ucrania para empeorar la situación de Rusia y a los ucranianos, como carne de cañón. La crisis actual es más peligrosa que la de los misiles de 1962, porque entonces hubo en Washington estadistas como los hermanos Kennedy, mientras que hoy el Presidente Biden y los extremistas neocon sólo buscan eliminar a Rusia. Su estrategia consiste en primero destruir a Rusia, para luego derrotar a China, porque suponen que es mala la sola existencia de ambas potencias, cuando, en realidad, ellos son un verdadero peligro para el mundo.
Esta guerra se podría transformar en la Tercera Guerra Mundial, o sea, en el enfrentamiento bélico entre las fuerzas armadas de los países actualmente en conflicto, si cualquiera de los dos bandos rompe el equilibrio y amenaza con alcanzar la victoria, algo que EEUU y la UE esperan conseguir de manera sencilla, basta con que Ucrania derrote militarmente a Rusia. Para ello, entregan al Ejército Ucraniano armamento letal y costoso y, también, mediante sanciones, buscan la bancarrota económica de Rusia.
El conflicto se va complicar más aún. Antony Blinken, Secretario de Estado de EEUU, anunció un nuevo paquete de asistencia militar para Ucrania por el valor de 1.850 millones de dólares, el mismo incluye por primera vez los complejos de defensa antiaérea Patriot, capaces de derribar misiles de crucero, misiles balísticos de corto alcance y aviones con un techo significativamente más alto que los sistemas de defensa antiaérea suministrados anteriormente.
Los Patriot son los sistemas de defensa más avanzados de EEUU y fueron usados durante la Guerra del Golfo y la invasión de la OTAN a Irak; una batería tiene entre cinco y ocho lanzadores. A su vez, los contenedores de cada lanzador tienen entre cuatro misiles PAC-2 y dieciséis PAC-3. Según el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Estados Unidos, la primera batería Patriot sería entregada a Ucrania en febrero de 2023.
Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, señaló que al suministrar armas a Ucrania los países de la OTAN juegan con fuego, pues si Estados Unidos llegara a entregar a Ucrania los sistemas Patriot, estos equipos se convertirían en objetivos legítimos para las Fuerzas Armadas de Rusia.
Sobre los Patriot, el Presidente Putin dijo: “Aquellos que suministran los Patriot a Ucrania, lo hacen en vano. Sólo están prolongando el conflicto”. Calificó al complejo Patriot de “bastante antiguo… Quieren tener sistemas Patriot, pues, que los tengan, pero los vamos a destruir… Somos capaces de hacerlo y lo haremos”. ¿Qué va a pasar si cumple esta promesa con instructores estadounidenses administrándolos? No hay que olvidar que cada Patriot requiere para su manejo de noventa especialistas.
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