A mis amigos incrédulos y criticones no paro de contarles mi experiencia de niñez. Cuando yo era un mocoso , allá en Vilalba, y tuve que prepararme para recibir la primera comunión, me obligaron a empollar de memoria los principios del catolicismo, contenidos en diez mandamientos. Sabido es que lo que se aprende a esa […]
A mis amigos incrédulos y criticones no paro de contarles mi experiencia de niñez. Cuando yo era un mocoso , allá en Vilalba, y tuve que prepararme para recibir la primera comunión, me obligaron a empollar de memoria los principios del catolicismo, contenidos en diez mandamientos. Sabido es que lo que se aprende a esa edad (seis, siete, ocho años),queda para toda la vida, y que yo sepa, todavía no se han modificado las Tablas de la ley. Por ejemplo, el sexto mandamiento del decálogo era y sigue siendo «No fornicar». Practicar el sexo por gusto, sin ánimo de procreación es cosas de animales ( y eso que los conejos, por ejemplo, se reproducen por millones);va contra el sexto, y es lógico que los miembros de una congregación elijan a un señor a su frente que prohíba todo lo que mine el dogma. Si no, ¿qué Jefe sería? ¿Conciben ustedes a un presidente de empresa que vaya contra sus accionistas? Yo creía que el precepto era tajante, y que los niños nacíamos por obra y gracia del Espíritu Santo como nuestro Redentor; pero no: se hacía una excepción en el matrimonio. La Iglesia es inmutable, y desde que Pablo de Tarso cayó del caballo rigen las mismas normas. Buen católico es el que las observa y gran papa el que lucha por imponerlas, aún contra críticas e incomprensiones.
Es cierto que con objetos protectores se frenaría grandemente la pandemia del sida en África, pero ningún científico puede negar que la abstención o la resignación ante una sola persona es terapia sin riesgo de ruptura inmediata. En la Biblia se incluyen epístolas atribuidas a san Pedro y a san Pablo, mártires venerados por sus sentencias. Archiconocidas son las frases de Pablo : » Que las mujeres se callen en las asambleas » «Mujeres, habréis de someteros, tanto a vuestro marido como al Señor, pues el marido es el amo de la mujeres, igual que Cristo es el jefe de la Iglesia.»[Epístola de Pablo a los Efesios, 5:22,23]
¿Cómo quieren las feministas que un papa, el que sea, acepte el divorcio, el aborto y la libre disposición del cuerpo femenino por sus propietarias ? No se puede culpar a Juan Pablo II, a menos que ese papa no fuera católico.
Por cierto, los católicos que confluyen ahora en Roma pueden ver las dos auténticas cabezas de san Pedro, por lo cual el primer obispo de Roma es también el único santo bicéfalo de la tradición cristiana. Una se encuentra en San Pedro del Vaticano, y la otra en San Pedro y San Pablo Extramuros. Sus hagiógrafos cuentan que Pedro fue crucificado con la cabeza hacia abajo. ¿Con cuál de las dos habrá imaginado las disposiciones siguientes? «Criados [esclavos en algunas traducciones], someteos a vuestros amos con profundo temor; no sólo a los buenos y afectuosos, sino también a los ásperos ( injustos y crueles en algunas traducciones), pues es una gracia de Dios soportar las penas que se sufren injustamente.» [Primera epístola de Pedro, 2:18-20] ¿Cómo querían Ernesto Cardenal, Leonardo Boff y otros partidarios de la teología de la liberación que el último papa de Roma fuera contra el primero?
Digo todo esto para comentar los juicios emitidos por el gran teólogo Hans Küng en el diario «Le Monde» » Juan Pablo II se comprometió, hacia el exterior en favor de los derechos humanos, pero en el interior se los negó a los obispos, a los teólogos y, en primer lugar, a las mujeres… Luchó contra la pobreza y la miseria del mundo, pero al mismo tiempo, con su posición en lo referente al control de nacimientos y de explosión demográfica, se hizo responsable de esta miseria…Propagó una imagen tradicional del sacerdote, masculina y soltera, y así tiene una gran responsabilidad en la penuria catastrófica de sacerdotes, la carencia dramática de vocaciones y los escándalos de pedofilia en el clero, imposible de ocultar…Se aventuró en un proceso de beatificaciones en cantidades inflacionistas al tiempo que lanzaba una verdadera inquisición contra los teólogos, los sacerdotes y religiosos indóciles… Se presentó como el ardiente abogado de la moral pública y privada, pero al mismo tiempo un rigorismo alejado del mundo real le retiró toda credibilidad para erigirse en autoridad moral… Proseguir la política de este pontíficado significaría añadir aún más dificultades a la masa de problemas acumulados y cerrar toda salida a la crisis de le Iglesia católica.»
Quisiera recordar con humildad y modestia a Hans Küng que con todo lo erudito que es, consejero de Vaticano II y catedrático emérito de teología de la universidad de Tûbingen, y a todos los detractores de Juan Pablo II, que con esos argumentos lo único que demuestran es que el papa polaco ha sido fiel a la Iglesia de los santos Pedro y Pablo