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Acerca del pensamiento único y las estrategias de resistencia

Fuentes: Rebelión

El “pensamiento único”, o hegemónico, es una de las principales herramientas de dominación del capital en esta etapa del neoliberalismo. El “pensamiento único” neoliberal circula en los medios de comunicación de masas y también en las redes sociales que se encuentran en manos de un puñado de corporaciones.

Sus postulados, que han logrado instalarse en el sentido común, no son nada complicados: predominio del mercado, estado mínimo, ultraindividualismo, meritocracia, teoría del derrame, exaltación del consumo, endiosamiento de la tecnología, apología de la incertidumbre. A ello hemos de sumar la impresión de un presente perpetuo que invalida cualquier proyecto a futuro –“esto es lo que hay”- y sobre todo un discurso adverso a la política y los políticos, colocando en su lugar a los “expertos”, tecnócratas, empresarios exitosos etc.

Pero si pocos y elementales son sus postulados, innumerables son los recursos con que el neoliberalismo impone su credo. El principal es el de la vigilancia y el disciplinamiento a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Curiosamente esos recursos aparecen maquillados de una aparente libertad, de una libertad desconocida hasta ahora, y siguiendo a Byung Chul Han, “los individuos se autoexplotan y creen que se están realizando”. El filósofo coreano ilustra el estado actual de la humanidad con una parábola, la de ‘Simbad el marino’.[1]

“En un viaje, Simbad y su compañero llegan a una pequeña isla que parece un jardín paradisíaco, se dan un festín y disfrutan caminando. Encienden un fuego y celebran. Y de repente la isla se tambalea, los árboles se caen. La isla era en realidad el lomo de un pez gigante que había estado inmóvil durante tanto tiempo que se había acumulado arena encima y habían crecido árboles sobre él. El calor del fuego en su lomo es lo que saca al pez gigante de su sueño. Se zambulle en las profundidades y Simbad es arrojado al mar.” Este cuento es una parábola, enseña que el hombre tiene una ceguera fundamental, ni siquiera es capaz de reconocer sobre qué está de pie, así contribuye a su propia caída”.

Byung Chul Han evalúa que la pandemia reforzará el carácter disciplinador y de vigilancia de la sociedad. “El virus -nos dice- es un espejo, muestra en qué sociedad vivimos. Y vivimos en una sociedad de supervivencia que se basa en última instancia en el miedo a la muerte. Ahora sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente. Todas las fuerzas vitales se emplearán para prolongar la vida”. 

Podemos coincidir con el núcleo de esa reflexión, aunque con un matiz. En realidad, vivimos en un estado de guerra permanente desde antes de la pandemia, porque es el propio neoliberalismo el que desarrolla una guerra permanente contra la humanidad y la naturaleza. Este dato de la realidad es fundamental comprenderlo para poder pensar estrategias de resistencia e intervención activa.

El neoliberalismo degrada la vida social y política

El neoliberalismo degrada la vida social y política. La dictadura del capital adopta en el lenguaje de politólogos y sociólogos, eufemismos como el de “democracias de baja intensidad”. ¿Quiénes hacen política en una “democracia de baja intensidad”? La hacen los políticos profesionales que integran las huestes de la denominada “clase política”, una verdadera oligarquía aliada del poder económico, divorciada de las verdaderas necesidades de la sociedad, donde la participación ciudadana es prácticamente nula, limitada a la emisión periódica del voto sin otro objeto que la legitimación del personal político del Estado. Sin embargo, sería un error pensar que esa dictadura se limita a la violencia simbólica. La violencia física está siempre acechando y actúa sobre los rebeldes por medio de las fuerzas represivas del Estado y también vía tercerización, a través de bandas armadas parapoliciales, barras bravas, patotas y grupos de tarea mantenidas generosamente por el poder.

Siguiendo a Boaventura de Sousa Santos: “estamos entrando en un proceso donde solamente tiene valor lo que tiene precio y, por lo tanto, el mercado económico y el mercado político se confunden”[2]. Las derechas se montan sobre el descontento hacia la “clase política” hacia sus actos de oportunismo, acomodo y corrupción, sin embargo necesarios para que el sistema funcione, para apartar de la política al conjunto de la ciudadanía. De modo que la política, que conlleva la participación en las decisiones de los asuntos públicos, le es confiscada a las mayorías populares. En cambio, somos objeto de un bombardeo permanente de imágenes y noticias, anuncios publicitarios, mensajes subliminales etc. que convergen en un único objetivo: consolidar el sistema de dominación. La lucha diaria por la supervivencia impide a los individuos aislados procesar esa saturación de información, discernir y separar lo verdadero de lo falso, lo esencial de lo secundario y aún de lo superfluo. De ese modo estamos indefensos ante el ataque planificado a nuestra psiquis, ataque del que no somos siempre conscientes.

Pero esa dictadura se refuerza en la periferia, en los países del llamado Tercer Mundo, donde la dependencia financiera, económica, tecnológica, estrangulan cualquier intento de desarrollo autónomo. Los estados nacionales, reducidos, sometidos a sucesivas intervenciones quirúrgicas, lobotomías y otras operaciones de colonización por los organismos de crédito internacional, más allá de la falta de sentido nacional de los gobiernos, han ido resignando facultades elementales que figuran en la constitución de cada país. Ejemplo: los diferendos con otros países, empresas y órganos financieros se resuelven más allá de las fronteras nacionales. Tomemos por caso el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones).

Cabe apuntar que en el caso de Nuestra América el imperio financia además de 70 bases militares, también el accionar de las iglesias evangélicas, portadoras de un credo neoconservador, con enorme implantación en los sectores populares, donde constituyen verdaderos portaaviones ideológicos.[3]

Acontece la apatía de las masas y su descreencia de la política, paradójicamente, la entrega indefensa a las promesas de los demagogos, de los tecnócratas y los CEOs exitosos a la hora de tener que optar entre distintas ofertas del mercado político electoral. La ausencia de una referencia política e intelectual las convierte en fácil presa del bombardeo mediático que las impele a elegir fórmulas y personajes contrarias a su propio interés. Con la debida diferencia de contextos históricos, la reflexión de Antonio Gramsci (1971: 8) acude a nosotros con la fuerza de lo vigente: ¿Es preferible “pensar” sin tener conciencia crítica, en forma disgregada y ocasional, o sea “participar” en una concepción del mundo “impuesta” mecánicamente por el ambiente externo, (…) o es preferible elaborar la propia concepción del mundo consciente y críticamente y por lo tanto elegir la propia esfera de actividad, participar activamente de la historia del mundo, ser guía de sí mismos y no ya aceptar pasivamente y supinamente desde el exterior el sello de la propia personalidad?[4]

Parejamente, el desdén por la historia (Francis Fukuyama declara que con la caída del muro de Berlín aquella tocó a su fin) estimula la memoria corta. El sistema recicla candidatos, muchas veces con un discurso distinto y hasta contrario al que exhibían en etapas anteriores. Recordemos el “que se vayan todos” en la crisis económico política argentina de 2001-2002. La experiencia histórica ya hecha con esos personajes y sus políticas se pierde en la niebla del tiempo, no de un tiempo largo, sino relativamente corto.

El recurso a las emociones y la destitución de la razón.

En las antípodas de la exhortación de Eduardo Galeano que recomendaba “celebrar las bodas de la razón y la emoción”, el neoliberalismo se esmera en mantenerlas divorciadas. Quizás recogiendo los ecos del “Capricho” de Goya titulado “El sueño de la razón engendra monstruos”, Marx en carta a su amigo Ruge puntualiza: “La razón ha existido siempre, pero no siempre bajo una forma razonable. El crítico puede, por lo tanto, comenzar por cualquier forma de conciencia teórica y práctica y por las formas peculiares de la realidad existente para desarrollar la verdadera realidad como su obligación y fin último”.[5]

Encontramos entonces a los think tank del neoliberalismo explorando en el terreno de la psicología, y recurriendo a la exploración y explotación de las emociones. Siguiendo a Andrés Miguel Brenner cuando afirma:

“El concepto de ‘inteligencia emocional’, ha venido en ayuda del capitalismo emocional: ‘aquello que uno siente’ es la base misma desde la que uno conoce. Mediante la afirmación de que existen diversos tipos de inteligencias, y no sólo diversas estrategias para analizar un problema, en realidad lo que se ha logrado no es democratizar la inteligencia, sino crear una nueva estratificación social.” “La consideración neoliberal de las problemáticas sociales se desplazan al ámbito de las emociones. En el neoliberalismo la cuestión de la vulnerabilidad afectiva se resuelve en la ‘gestión de los afectos’. En tanto ‘el Mercado’ predomine en la constitución de la subjetividad, se debilitan la cohesión social y las solidaridades. Ante ello, para el aprendizaje, el Estado descentraliza su responsabilidad en las emociones de los individuos.” “Lo que importa, como se reitera en tantos discursos del neoliberalismo pedagógico, son las ‘habilidades’ y no tanto los contenidos, bajo el argumento que los contenidos en un mundo cambiante dejan de ser útiles al poco tiempo. El problema radica en que el ‘solo ejercitar es ciego’, mientras que su finalidad, dentro del neuroneoliberalismo capitalista fascista, se impone desde los intereses mercantiles que establecen los contenidos a partir de plataformas digitales que se comercializan.” “La concepción implicada en la educación emocional es la del miedo al otro. La salud se considera como el estado de bienestar del individuo. Y de ahí que sea necesaria ese tipo de educación, bajo la forma de entrenamiento. Y, como sostiene su conveniencia, Lucas Malaisi, vale la pena ‘cuando el chico está sano, antes que enferme’, como si hubiera una especie de salud primigenia, antes del contacto del individuo con el medio social, con el otro.” “De esa manera podrían llegarse, supuestamente, a manejar los ‘entornos desconocidos’. En el fondo, aparece el miedo al futuro, y dicho miedo donde el ‘otro’ sería la fuente de la enfermedad social. Es que la posibilidad de un mundo mejor o utopía se troca en la posibilidad de un mundo peor o distopía, y ésta es la que habría que aprender a evitar.” “No por nada, Hannah Arendt (1988: 382) afirma: “…el miedo y la impotencia de la que surge el miedo son principios antipolíticos y lanzan a los hombres a una situación contraria a la acción política, así la soledad y la deducción lógico-ideológica de lo peor que procede de ella representa una situación antisocial y alberga un principio destructivo para toda la vida humana en común.”[6]

El recurso a las emociones, donde el miedo y la incertidumbre generan los prejuicios, el odio al otro y al distinto, destituyen el razonamiento, inhiben el pensamiento crítico y nos ponen de cara al peligro de la intolerancia y el fascismo.

Las resistencias

Por cierto, las resistencias a la dictadura del capital financiero, a su voracidad y hegemonía, surgen en todas partes y se expresan de las formas más diversas, pero su común denominador es la dispersión. Como señaláramos más arriba, los individuos aislados se encuentran en absoluta desventaja frente al enemigo y sus innumerables recursos.

Algunas reflexiones surgidas de la experiencia indican que no alcanzan las consignas por justas que sean o parezcan. Que la bajada de línea de las organizaciones partidarias no reemplaza la necesidad del diálogo y la escucha a las distintas voces. Que la educación política del pueblo es hoy prioritaria sobre la agitación. Y que esa necesidad educativa excede al sistema educativo formal. Siguiendo a Peter McLaren:

“No estamos entrenando maestros para luchar contra un mundo de escasez de alimentos, escasez de agua, destrucción ambiental y cambio climático, posible guerra nuclear y la seguridad de que enfrentarán más crisis dentro del sistema capitalista a medida que pase el tiempo. Estamos enseñando a los estudiantes a adaptarse a la sociedad tal como es, en lugar de cambiarla de la manera radical necesaria para sobrevivir y sobrevivir con dignidad.” “No quiero que los estudiantes se adapten a un sistema roto. Y no quiero que arreglen un sistema roto porque si está roto, puede que no esté en el camino correcto. Quiero que los estudiantes puedan comprender qué cambios sistémicos deben hacerse y luchar por esos cambios; en resumen, quiero que transformen el sistema de una sobreacumulación capitalista al socialismo”. “El objetivo manifiesto de la pedagogía crítica es crear una transformación social y personal radical, a partir de la comprensión de las diversas formas de opresión que se entrecruzan entre lo pedagógico y lo político, lo que subraya la verdad de que toda educación es una forma de política”.[7]

En respuesta a los de la extrema derecha (antiglobalistas, supremacistas blancos, etno-nacionalistas) que temen a la pedagogía crítica como una forma de adoctrinamiento socialista de la juventud estadounidense, quiero subrayar que la pedagogía crítica es una forma de invitación a pensar, no de adoctrinamiento.

“Lo que les decimos a los demás es esto: no estamos aquí para ayudarlo. Pero si ves que tu libertad y liberación están unidas y enredadas con las mías, entonces construyamos proyectos juntos. Los educadores críticos no imponemos nuestros puntos de vista e ideologías a los estudiantes, sino que creamos espacios de respeto y comprensión mutuos en los que debatir y debatir cuestiones políticas que siguen siendo controvertidas en el ámbito público más amplio. Tratamos de contribuir a que participemos en definiciones y acciones para que la sociedad avance en dirección de la libertad”.[8]

No es posible siquiera intentar dar batalla contra el llamado “pensamiento único” con alguna posibilidad de victoria sin construir masa crítica en el seno de las clases subalternas para elaborar un pensamiento contrahegemónico. La autoorganización de colectivos que actúan en distintos ámbitos (territoriales, sindicales, artísticos, de defensa de los derechos humanos, del medio ambiente, etc.), pero con la voluntad de confluir y converger en un torrente único, parece el camino más pertinente. Pero si ponemos énfasis en la autoeducación de las masas, no es por mero capricho pedagógico, sino porque en línea con el pensamiento de Gramsci pensamos que la realidad está definida con palabras, por lo que el quien controla las palabras controla la realidad9. El dominio de la palabra, su lectura comprensiva, son necesidades de esta lucha encarnizada. De allí que la conformación de grupos de lectura y reflexión puedan considerarse ya grupos de resistencia. En la actualidad habría que extender el dominio de la palabra al dominio de la imagen desde los multimedia. Completando a Gramsci, habría que reconocer que hoy día la realidad está definida no solo desde las palabras, sino también a partir de las emociones, y de ahí el requerimiento neoliberal del manejo del soporte de esas emociones, el cerebro, las neuronas, mediante la inteligencia artificial.

La agenda del pueblo

Frente a la agenda que imponen los medios, órgano del “pensamiento único”, resulta necesario oponerle nuestra propia agenda porque es la que puede servirnos de guía para el debate: los problemas del pueblo. Nos referimos por ejemplo a la deuda externa, la defensa de los bienes comunes, las problemáticas de género, los derechos humanos, la salud, la educación, la justicia, la vivienda, la cultura, el arte, los derechos de los trabajadores, el modelo de desarrollo en función de la buena vida, etc.

Ser ciudadano o ciudadana en el mundo capitalista neoliberal globalizado, y hoy sumido en una crisis sanitaria sin precedentes, es un desafío que demanda grandes tareas. Tareas que sólo merece la pena abordar si preferimos elaborar nuestra propia concepción del mundo, consciente y críticamente y por lo tanto elegir la propia esfera de actividad, participar activamente de la historia del mundo, ser guía de nosotros mismos y no ya aceptar pasiva y supinamente desde el exterior el sello de la propia personalidad.

Notas:

[1] https://www.lavanguardia.com/cultura/20200512/481122883308/byung-chul-han-viviremos-como-en-un-estado-de-guerra-permanente.html (consulta: 10/04/2021)

[2] De Sousa Santos, Boaventura (2006). Capítulo III. Para una democracia de alta intensidadEn publicación: Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social. Buenos Aires). http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:nhlh-YxS61cJ:biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/coediciones/20100825033735/4CapituloIII.pdf+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ar (consulta: 15/04/2021)

[3] Dussel, Enrique (2019): Grupos evangélicos son la nueva arma de EE.UU. para los golpes en Latinoamérica. https://www.conclusion.com.ar/opiniones/enrique-dussel-grupos-evangelicos-son-la-nueva-arma-de-ee-uu-para-los-golpes-en-latinoamerica/11/2019/ (consulta: 10/4/2021)

[4] Gramsci, Antonio (1971). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Buenos Aires. Editorial Nueva Visión. https://creandopueblo.files.wordpress.com/2011/08/gramsci-elmaterialismohistorico.pdf (consulta: 15/3/2021)

[5] https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m09-43.htm#:~:text=La%20raz%C3%B3n%20ha%20existido%20siempre,siempre%20bajo%20una%20forma%20razonable.&text=En%20cuanto%20a%20la%20vida,pol%C3%ADtico%20no%20se%20detiene%20all%C3%AD (consulta: 3/03/2021)

[6] Brenner, Miguel Andrés (2019). De la educación emocional: en neuroneoliberalismo pedagógico fascista. https://www.alainet.org/es/articulo/198131 (consulta: 3/03/2021)

[7] McLaren, Peter (2020). https://iberoamericasocial.com/la-educacion-es-una-forma-de-politica/ (consulta: 10/01/2021)

[8] McLaren, Peter. Ib.

[9] http://www.contextolatinoamericano.com/site/news/diez-frases-del-filosofo-marxista-antonio-gramsci-a-128-anos-de-su-nacimiento (consulta: 9/04/2021)

Dante Alfaro. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad de Lomas de Zamora. Secretario de Cultura y Educación de Suteba Matanza, provincia de Buenos Aires (Argentina).