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Aforismos del Coronavirus

Fuentes: Blog Personal

“Tendremos el número de afectados que queramos”, le dice un funcionario gubernamental extranjero a un amigo que le telefonea para interesarse por el estado de la pandemia en su país. La confesión resume una vieja certeza: en situaciones de crisis como la que nos encontramos, la estadística es una decisión de Estado. Según como cuentes te salen unos números u otros. Manda la razón de Estado.

“Esta crisis es la más grave que nuestro país conoce desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo Merkel en su primer discurso. Llama la atención lo de “nuestro país”. El enfoque “nacional” ante algo tan claramente global es un reflejo comprensible, pero miope. Y todos los jefes de Estado lo asumen, junto al “¡viva nosotros!” y los patriotismos habituales. No es egoísmo, es atavismo.

Otra prueba de que vamos por detrás de las exigencias de los tiempos es la referencia a la sacrosanta “seguridad nacional”. En un mundo integrado por sus problemas comunes, ese concepto que preside tantos cálculos ha quedado obsoleto. Sobre todo cuando se realiza sobre la seguridad del otro. Ya el 11-S neoyorkino avisó de que no se puede ser imperialista sin correr riesgos. La socialización de los medios de destrucción masiva ha prescrito aquellas guerras fáciles y sin riesgo del pasado, de fusiles contra lanzas.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido “un alto el fuego inmediato” en las guerras de todo el mundo. Siria, Yemen, Afganistán, República Democrática de Congo… Es una bienvenida gota de sentido común, pero habría estado bien que ampliara la petición al conjunto de los principales retos del siglo: el calentamiento global, el incremento de la desigualdad social y territorial y la proliferación de los recursos de destrucción masiva. No es pedir mucho. Al fin y al cabo, predicar en el desierto es lo que le corresponde a un Secretario General de la ONU.

Y a propósito de ello, la pandemia es poca cosa al lado de una catástrofe nuclear. Ya lo sabíamos, pero ahora en este confinamiento podemos reflexionar sobre ello con mayor perspectiva y madurez. Una guerra nuclear entre India y Pakistán, por ejemplo, dos potencias nucleares pequeñas (tienen 150 cabezas nucleares cada una, de las 14.000 existentes globalmente), ocasionaría 125 millones de muertos, estima un estudio recién publicado de la National Academy of Sciences de Estados Unidos. Alteraría el clima global durante años. Millones de toneladas de cenizas lanzadas a la estratosfera crearían hambrunas y crisis alimentarias. “Por terribles que fueran los efectos directos de las armas nucleares, aún más gente podría morir de hambre fuera de las áreas devastadas”, dice el informe. Gracias al coronavirus comprendemos mejor que los mensajes que antes considerábamos apocalípticos y pasados de rosca son escenarios bien plausibles.

Éramos 1.000 millones en 1800 y ahora somos casi 8.000 millones. Gran sentido de la tan denostada (en Occidente) política china de contención demográfica. Del problema de la España vacía, al lujo del vacío. Añoranza de los grandes espacios deshabitados o poco poblados. Los ruidosos depredadores somos demasiados. Y suicida es nuestro frenético e incesante movimiento que marca rayas de queroseno en el cielo.

Publicado en CTXT

Fuente: https://rafaelpoch.com/2020/03/26/aforismos-del-coronavirus/#more-446