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El largo brazo de la mafia

Andreotti y la podredumbre italiana

Fuentes: Rebelión

El ex primer ministro italiano Giulio Andreotti ha sido absuelto ayer por el Tribunal Supremo del país de la acusación de asociación mafiosa. Andreotti, de 85 años, siete veces primer ministro, fue acusado por una treintena de infidentes de haber sido miembro de la mafia siciliana. La absolución se basó en hechos cuya responsabilidad penal […]

El ex primer ministro italiano Giulio Andreotti ha sido absuelto ayer por el Tribunal Supremo del país de la acusación de asociación mafiosa. Andreotti, de 85 años, siete veces primer ministro, fue acusado por una treintena de infidentes de haber sido miembro de la mafia siciliana. La absolución se basó en hechos cuya responsabilidad penal ha prescrito. La sentencia acaba de manera definitiva con los problemas de Andreotti con la justicia. El proceso duró once años.

Anteriormente Andreotti fue exonerado por los tribunales italianos de la acusación de haber requerido de la mafia italiana el asesinato del periodista Carmine Pecorelli, ocurrido en 1979. Pecorelli era un mercader de intrigas, estaba abierto al soborno y había amenazado con divulgar secretos concernientes a Andreotti.

Dirigente de la Democracia Cristiana, senador vitalicio, de no haberse involucrado en ese conflicto legal con toda seguridad Andreotti abría sido el próximo Presidente de Italia. La principal y más infamante acusación que pesaba sobre él es la de haber sido el principal valedor político de la mafia italiana en los altos círculos de poder.

La Democracia Cristiana fue la organización que condujera Alcide de Gasperi en la posguerra italiana, cuando el Partido Comunista contaba con seis millones de afiliados y estaba a punto de tomar el poder. De Gasperi fue el instrumento de la burguesía y la iglesia italianas para frenar el ascenso impetuoso de las izquierdas tras la noche del fascismo.

La Mafia italiana nació en la Edad Media para proteger las tierras de los barones sicilianos, ausentes en Nápoles, la capital del sur. Fue a inicios del siglo diecinueve que comenzó a utilizarse la violencia y a establecer una compleja urdimbre de relaciones políticas. Se creó, entonces, un código ético llamado omerta cuya ley principal era guardar silencio sobre las actividades de la institución.

En tiempos de Mussolini la mafia fue celosamente perseguida y casi exterminada por los fascistas. Fue la época en que muchos de ellos decidieron emigrar a Estados Unidos, que padecía entonces la prohibición alcohólica y se hicieron dueños de la clandestinidad en el comercio de bebidas.

A Andreotti se le ha acusado de ser el principal responsable indirecto de la muerte de Aldo Moro, quien fuera secuestrado por las Brigadas Rojas en 1978. La organización terrorista exigió la liberación de trece de sus camaradas pero Andreotti se negó. Tuvo que luchar contra la disposición a la clemencia de sus compañeros: Amintore Fanfani, drigente demócrata cristiano, y el entonces Presidente de la República, Giovanni Leone. Tanto el Papa Paulo VI como el Presidente Jimmy Carter fueron favorables a aceptar las condiciones, solamente Andreotti se mantuvo en la línea dura de no negociar. Finalmente el 10 de mayo de 1978 apareció el cadáver de Aldo Moro. Muchos sospecharon que Andreotti actuó así para eliminar a un rival en el escenario político.

Moro había propuesto una apertura a la izquierda con la inclusión de socialistas en el gobierno y una mayor flexibilidad hacia los comunistas. Esa fue la causa de su muerte promovida, probablemente, por la combinación siniestra de la mafia, la curia romana y el sector reaccionario de la Democracia Cristiana bajo el liderazgo de Andreotti. Otro notable mafioso, el actual Primer Ministro Silvio Berlusconi, declató que Andreotti es víctima de una «justicia politizada».

El mafioso Tommaso Buscetta, ya fallecido, fue quien acusó al político democristiano cuando en abril de 1993 declaró que la Mafia mató a Pecorelli para hacerle un favor a Andreotti y dijo que lo había sabido por Gaetano Badalamenti, quien impartió directamente la orden de asesinar a Pecorelli.

Esta compleja urdimbre de relaciones políticas entre la Mafia, el Vaticano y la Democracia Cristiana explican el ascenso al poder de una figura tan oscura y corrupta como Silvio Berlusconi y este proceso pone al descubierto las entrañas purulentas de los mecanismos del poder en Italia. Las fuerzas reaccionarias, neofascistas y retrógradas están alcanzando de nuevo el predominio aquél país.

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