Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Durante los últimos años, el problema palestino, que ha presenciado el ascenso del fundamentalista Hamás en Gaza, ha sido reducido de un conflicto internacional a un complejo problema local.
El mortífero ataque de Israel el lunes contra un barco desarmado de ayuda turco que trataba de romper el bloqueo israelí de Gaza ha cambiado esto de un día para otro, provocando manifestaciones de protesta en todo el mundo musulmán. Incluso el mayor facilitador del sitio de Gaza, el aliado de Israel, Egipto, abrió el cruce fronterizo en Rafah hacia Gaza, como reacción ante las protestas.
El incidente también centró la atención en EE.UU. que puede terminar por ser el mayor perdedor, especialmente en Afganistán y Pakistán.
Cientos de miembros de un grupo islamista favorable a Irán, la Organización Estudiantil Imamia, marcharon el martes por las calles de Karachi, la ciudad portuaria del sur de Pakistán, en protesta contra el ataque israelí contra el Mavi Mármara. La protesta fue sólo una de cientos realizados en otras partes del país.
La manifestación debía tener lugar frente al Club de la Prensa de Karachi. Cuando los manifestantes iban en camino al club un grupo de hombres comenzó repentinamente a gritar consignas incendiarias. Incluían «La Sharqia La Gharbia Islamiya, Islamiya» (No creemos ni en Oriente ni en Occidente, sólo creemos en el Islam), «Muera EE.UU., muera Israel» y «Aliados de los estadounidenses y de Israel son traidores».
En ese momento los manifestantes cambiaron de dirección hacia el consulado de EE.UU. y la protesta se volvió violenta cuando la policía trató de bloquear la marcha. Por lo menos dos docenas de activistas estudiantiles fueron arrestados y el resto fue dispersado por cañones de agua.
En términos paquistaníes fue un incidente relativamente pequeño sin muertes, pero es una señal de una nueva campaña anti-estadounidense en el país que podría ser fácilmente reproducida en otras naciones.
La temperatura elevada en las calles de Pakistán no podría haber acontecido en un momento peor.
El gobierno está bajo intensa presión de Washington para que lance una masiva ofensiva militar en el área tribal de Waziristán del Norte, que EE.UU. considera como la base crucial de la resistencia afgana y sede global de al-Qaida. Las tropas de la OTAN en Afganistán también están listas para una gran ofensiva contra los bastiones talibanes en la provincia Kandahar -una acción que es extremadamente impopular en la población local.
Aunque Pakistán es calificado de aliado no-OTAN de máxima importancia en la guerra en Afganistán, Islamabad no tiene relaciones diplomáticas con Israel. Tres ciudadanos paquistaníes estaban en el Mavi Mármara y el incidente, incluyendo la inequívoca condena turca del ataque, recibió amplia cobertura en los medios.
Movimientos islámicos internacionales aparecieron inmediatamente en las calles y formularon planes para manifestaciones, incluido Jamaat-e-Islami Pakistan, que después de una reunión a alto nivel en Lahore esbozó una prolongada campaña de protesta.
El ex primer ministro interino afgano, Ahmad Shah Ahmadzai, dijo a Asia Times Online desde Kabul que prolongadas protestas también podrían estallar en Afganistán.
La ofensiva en Kandahar, que supuestamente debía ser lanzada antes de abril, ha sido aún más postergada esperando la suerte de la operación en Waziristán del Norte, prometida originalmente por el ejército de Pakistán para el año pasado.
Mientras tanto, la Operación Fateh (Operación Victoria) de los talibanes tiene lugar tal como fue prevista, habiendo comenzado el mes pasado con el ataque contra un convoy de la OTAN en Kabul en el que murieron varios altos funcionarios, seguido por un ataque contra la masiva base aérea Bagram en las afueras de Kabul y otro contra el aeropuerto de Kandahar.
También ha habido batallas campales en la base aérea Logar y mortíferos asaltos en Helmand, Farah y Kuduz. Los talibanes capturaron el único distrito pro gubernamental en
Barge Matal en la provincia Nuristán, incluyendo todos los gobiernos gubernamentales. El martes, fuerzas de la OTAN recapturaron la sede del distrito, pero los talibanes siguen controlando las montañas y las aldeas cercanas.
Se espera que el nivel de la insurgencia aumente durante los meses del verano. En breve, es vital para la OTAN desmembrar las estructuras de comando central de los talibanes -la rama que controla la insurgencia en Afganistán suroriental, basada en Waziristán del Norte, y la rama suroccidental basada en la provincia Kandahar.
Ahora, con el sentimiento contra Israel y contra EE.UU. al nivel más alto en cinco años, el logro de apoyo político para una operación pro estadounidense en Waziristán del Norte y una ofensiva en Kandahar, a la que ya se oponen enérgicamente las tribus locales, parece imposible. Cualquiera demora favorece a la Operación Fateh de los talibanes -que tiene en sus miras a localidades fronterizas estratégicas en Khost, Paktia, Paktika, Kunar y Nangarhar.
Si las ofensivas llegan a concretarse, ciertamente provocarán pasiones ya inflamadas y radicalizarán aún más a la juventud en Pakistán y Afganistán -y no hay ninguna garantía de éxito.
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Syed Saleem Shahzad es jefe de la Sección Pakistán de Asia Times Online. Para contactos escriba a [email protected]
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