Australia se ha convertido en uno de los más devotos peones de Estados Unidos y el sionismo, en materia de servir de punta de lanza de las políticas de presión contra la República Popular China, como también contra los movimientos de resistencia que combaten al sionismo en Asia Occidental.
El gobierno australiano, presidido por Scott Morrison ha elevado su país al rango de “socio incondicional” de las administraciones estadounidenses, tanto con el ex presidente Donald Trump como con Joe Biden en la actualidad. Esto, al unir estrechamente su política exterior a las estrategias de dominio de Estados Unidos en el Pacífico, como también sumarse al grupo de países, que rinden pleitesía, apoyo político y diplomático, acompañado de la complicidad frente a los crímenes que comete tanto el régimen sionista como la casa al Saud en Asia Occidental.
AUKUS
Una Australia que decidió, bajo la imposición del gobierno estadounidense presidido por el demócrata Joe Biden, romper un acuerdo militar multimillonario con Francia, que significaba la compra de 12 submarinos convencionales clase Attack, en una cifra cercana a los 65 mil millones de dólares. Todos los involucrados son miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el caso del gobierno de Camberra este es miembro aliado importante no-OTAN (Major Non NATO Ally en inglés con su acrónimo MNNA) como lo son también Egipto, Israel, Japón, Corea del Sur (primeros miembros de este MNNA) y que hoy suma a un total de 19 países incluyendo a países árabes como Marruecos, Jordania, Bahréin y potencias nucleares como Paquistán.
La decisión del gobierno australiano desató la airada protesta del gobierno de Emanuel Macron, que a través del ministro para Europa y asuntos exteriores Jean Yves Le Drian declaró que la decisión australiana “constituye un comportamiento inaceptable entre aliados y socios; sus consecuencias afectan el concepto mismo que tenemos de nuestras alianzas… es una verdadera puñalada por la espalda». Los detalles del frustrado acuerdo salieron a la luz y revelaron que Camberra había decidido conformar una alianza militar estratégica, para la región del Indo-Pacífico junto a Estados Unidos y Gran Bretaña con fecha 15 de septiembre de este 2021 conocido como AUKUS (contracción de los nombres de los países involucrados en inglés) que según los signatarios, corresponde a un ambicioso pacto de seguridad de alto nivel en que sus miembros compartirán tecnología de defensa vinculada a la energía nuclear, con el objetivo de contrarrestar los avances económicos, políticos y militares de la República Popular China en la región del Asia Pacífico, fundamentalmente.
La preocupación frente al acuerdo AUKUS, no radica en que Francia pierda un negocio multimillonario, ya tendrá París otros mercados donde dinamizar su industria militar, el problema radica en que el acuerdo entre Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña implica la transferencia de tecnología nuclear por parte de Washington y Londres al gobierno australiano, que se hará en forma de submarinos de propulsión nuclear con el claro objetivo de contender con China. Australia desea submarinos nucleares de ataque, que según la propia información entregada por la marina estadounidense “están diseñados para buscar y destruir submarinos enemigos y barcos de superficie; proyectar energía en tierra con misiles de crucero Tomahawk, y Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF); llevar a cabo misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR); apoyar operaciones de grupos de batalla; y participar en la guerra de minas» (1).
Australia ha mencionado que los submarinos elegidos serán del tipo Virginia, una máquina de la muerte dotada de torpedos y misiles del tipo Crucero Tomahawk (de carga nuclear) con alcance superior a los 1600 kilómetros, además de misiles antibuques Harpoon. Son naves de 115 metros de eslora y 8 mil toneladas, que se desplazan a una velocidad de 45 KPH y pueden permanecer sumergidos en forma indefinida – precisamente gracias a su consideración de submarino nuclear – y limitados por temas de aprovisionar su avituallamiento para una tripulación de 130 miembros. Visto lo complejo de poner en operación un submarino de estas características, se habla que recién el año 2040 Australia podría contar con esta flota de submarinos nucleares.
La República Popular China, por su parte, expresó su rechazo al acuerdo AUKUS, que la tiene a ella como principal objetivo y ha dado a conocer sus aprensiones con relación a transferencia nuclear a un país como Australia, que forma parte de una alianza global donde tiene a Beijing como enemigo. “AUKUS deliberadamente agrava las tensiones regionales, estimula la carrera armamentista, amenaza la paz y la estabilidad regionales, y socava los esfuerzos internacionales de no proliferación nuclear, es extremadamente irresponsable” sostuvo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, quien reafirmó el rechazo de su país a este acuerdo que representa “un enorme riesgo de proliferación nuclear, claramente viola el objeto y el propósito del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) e impacta seriamente el régimen internacional de no proliferación nuclear. Es extremadamente irresponsable de parte de los tres países forjar un acuerdo sobre el intercambio de información de propulsión nuclear naval e impulsar la cooperación en submarinos nucleares sin tener en cuenta las reglas internacionales y la oposición de las partes (2).
Las aprensiones y reclamos de China generaron la reacción de la llamada Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica que incluyó el día 24 de noviembre pasado un nuevo punto de discusión en este organismo internacional dependiente de la ONU, con el fin de atender lo que Beijing ha denominado “las graves preocupaciones de la comunidad internacional. Wang Qun, enviado chino ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras organizaciones internacionales en Viena, informó que por sugerencia de su país la AIEA decidió «por consenso y con poca anticipación un nuevo punto en la agenda sobre la Transferencia de materiales nucleares en el contexto de AUKUS y sus salvaguardias en todos los aspectos bajo el llamado Tratado de No proliferación de Armas Nucleares” (3).
Australia Pro-Sionista
En la última década Australia se ha caracterizado por una política hostil frente a Palestina, El Líbano y en general a los movimientos de resistencia al sionismo. En diciembre del año 2018 el gobierno australiano, presidido ya por el actual primer ministro Scott Morrison dio un paso contrario a la legislación internacional y a su propia historia con relación a la ocupación y colonización de Palestina y claramente hostil a su pueblo al reconocer a Al Quds (Jerusalén) como capital de la entidad israelí.
Una Australia, que a inicios del mes de noviembre de este 2021 a través de un informe del jefe de la agencia de espionaje nacional de ese país, Mike Burgess dio a conocer que el gobierno de este país oceánico debería declarar al Movimiento de Resistencia Palestina HAMAS como un grupo terrorista en toda su amplitud, sin hacer diferencias entre lo que llaman ala militar y política. “Hay una diferencia entre Hamas y las personas que se consideran palestinas – sostuvo burgués ante una comisión parlamentaria – Si apoyan a Hamas, entonces estarían apoyando a una organización terrorista”. Una idea que declara la guerra a la resistencia palestina y se sitúa del lado del opresor, del ocupante del régimen que extermina a la población palestina (4).
Las declaraciones de Burgess van en apoyo de los deseos y políticas del régimen israelí respecto a la resistencia palestina en que incluso su país está implicado en el asesinato de un dirigente de HAMAS en Dubái, el mártir Mahmud al Mabhuh, a manos de agentes sionistas del Mossad que utilizaron cuatro pasaportes australianos cuyos titulares están siendo buscados por la Interpol. Igualmente se busca a una treintena de nombres que participaron en dicha acción terrorista con pasaportes de irlanda, Gran Bretaña, Francia. La conducta actual del gobierno australiano con relación a ese año 2010 es evidente. En mayo de ese año 2010 el gobierno australiano, presidido por Kevin Rudd expulsó a un diplomático israelí tras encontrar pruebas de que pasaportes de su país fueron falsificados y usados para asesinar en Dubái al dirigente palestino Mahmud al Mabhuh en enero del mismo año. Crimen que el entonces ministro de Relaciones Exteriores del país oceánico, Stephen Smith, confirmó que “no hay duda de que Israel está detrás de la falsificación de los pasaportes usados por los asesinos, en una conducta que no es propia de un gobierno que se dice amigo lo que nos obliga a expulsar a un miembro de la embajada de Israel en Camberra”.
Once años después el gobierno australiano se ha definido como prosionista. Un país situado a miles de kilómetros de Asia occidental que no sólo avanza en atacar a la resistencia palestina por presiones de Estados unidos, el lobby sionista en aquel país y el propio ha decidido ampliar como conductas terroristas, al conjunto de las actividades políticas y militares del Movimiento de Resistencia islámica del Líbano, sin separar ya lo político de lo militar. Una decisión que implica incluir los aspectos políticos de Hezbolá como terroristas uniéndolo a la declaración del año 2003, ocasión en que junto a países de la Unión Europea y los Estados Unidos, sólo ubicaban en este campo a la rama militar de este movimiento de resistencia con sede en el país levantino. La decisión fue anunciada por la ministra del Interior australiana, Karen Andrews, quien sostuvo que el partido-milicia chií supone una «amenaza real y creíble» para Australia. Andrews justificó, además, la decisión de su gobierno con la excusa que Hezbolá continúa ofreciendo apoyo al menos otros dos grupos designados por Canberra como terrorista: la Yihad Islámica Palestina y las Brigadas Ezzedin Al-Qassam, brazo militar del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS).
Si fuese efectivo dicho apoyo ¡bienvenido sea! Está plenamente justificado en la lucha contra la ocupación y colonización ilegal, así establecido por decenas de resoluciones de la ONU, organismos defensores de derechos humanos, que el régimen sionista ejecuta contra el pueblo palestino desde el año 1948 – cuando se crea artificialmente el ente israelí – Es un imperativo moral apoyar al pueblo palestino y lo que hace Australia, Gran Bretaña, Estados unidos y todos aquellos que se suman a normalizar los crímenes del régimen sionista lo que hacen es convertirse en cómplices y avales del exterminio ejecutado por Israel contra millones de seres humanos. Son cómplices de crear dos campos de concentración en palestina, llamados Franja de gaza y Cisjordania. Consolidar el robo de la palestina histórica. Australia con esta conducta tiene sus manos machadas de sangre de hombres, mujeres y niños palestinos asesinados por la entidad que apoya.
¿Cómo es posible que un movimiento dedicado a defender su patria, precisamente de las agresiones de socios de Australia y en especial del régimen israelí, puede ser considerado una amenaza para el país oceánico? Resulta evidente lo inverosímil y la puesta en escena de dicha decisión y explicación. El Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá) ha señalado que la decisión del gobierno de e Australia de declarar al movimiento de resistencia como “una organización terrorista” en su totalidad obedece al sometimiento de los gobiernos australianos a las órdenes emanadas por Washington y este a su vez de las presiones del lobby sionista en aquel país, para intensificar las presiones contra aquellos movimientos y organizaciones de resistencia. “Esta decisión no afectará la posición de Hezbolá y el derecho natural de este movimiento a resistir y defender al país y su gente, así como a apoyar los movimientos de resistencia contra la ocupación y la agresión sionista”,
Asia occidental, el Magreb y hasta Latinoamérica está amenazado por los intereses hegemónicos de Washington y sus aliados europeos, pero también frente a un virus tan peligroso como el Covid 19 como es el Virus Sion 48. Un virus sionista, que tiene características muy definidas: criminal, genocida, que suele ampliar su malsana influencia por diversas regiones del planeta y contra el cual la única vacuna posible es su completa eliminación, al igual que con variantes también peligrosas como es el Virus Al Saud. Es por lo que el líder del Movimiento de resistencia islámica de El Líbano, Seyed Hasan Nasrallá alerta, constantemente, de la amenaza que significa el ente israelí contra El Líbano y contra los hermanos pueblos del Levante mediterráneo y ha prometido que su organización continuará la batalla, para defender la independencia y la soberanía del país como lo hizo en el año 2000 y el 2006. Años en los cuales derrotó a las fuerzas sionistas expulsándolas, primero del territorio libanés y luego asestándole duros golpes militares en la guerra de los 33 días del año 2006, que elevaron el prestigio de Hezbolá por todo el mundo.
Notas:
2. http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2021/1123/c31621-9922808.html
3. http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2021/1126/c31618-9924424.html
Artículo SegundoPaso ConoSur
Permitida su reproducción citando la fuente
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.