Un nuevo hecho de impunidad vuelve a marcar la siniestra y cómplice relación entre la Iglesia Católica argentina y la dictadura cívico militar: el cardenal Jorge Bergoglio fue citado a declarar en el marco del juicio a genocidas por el plan sistemático de robo de hijos de desaparecidos. Bergoglio fue convocado en calidad de testigo, […]
Un nuevo hecho de impunidad vuelve a marcar la siniestra y cómplice relación entre la Iglesia Católica argentina y la dictadura cívico militar: el cardenal Jorge Bergoglio fue citado a declarar en el marco del juicio a genocidas por el plan sistemático de robo de hijos de desaparecidos.
Bergoglio fue convocado en calidad de testigo, a partir del testimonio de Estela de la Cuadra, hija de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, quien además sigue buscando a su sobrina, Ana. En el marco del juicio a cargo del Tribunal Oral y Federal (TOF) número 6, Estela manifestó que el cardenal estaba al tanto de su caso y que a través de sus gestiones pudo saber que su hermana Elena había parido una nena. «¿Por qué no lo citan? ¿No amerita que diga qué pasó con Ana de la Cuadra?», dijo ante los jueces.
Estela dio detalles sobre la búsqueda de su sobrina, arrebatada de los brazos de su madre, mientras estaba secuestrada en la comisaría 5ª de La Plata. «¿Qué pasó con Ana? ¿Qué pasó con todos los niños?» Sobre esto debería hablar Bergoglio y eligió hacerlo por escrito, de espaldas a la sociedad, evitar ir a una audiencia pública.
El cardenal huye de la Justicia. Ya se había excusado de presentarse a declarar en la megacausa ESMA, aunque el TOF 5, haciendo una excepción a la regla, decidió ir hasta el Episcopado a tomarle declaración, en la que sostuvo que se enteró de la apropiación de menores hace tan solo diez años, algo que se contradice con la declaración de Estela de la Cuadra.
Ahora, en la causa por el plan sistemático, vuelve a las evasivas, esta vez amparándose en el artículo 250 del Código Procesal Penal, que justifica a los altos dignatarios de la Iglesia a declarar por escrito, siendo así el único testigo que lo ha hecho por esta vía en esta causa. Tiene motivos para huir y no enfrentarse a la mirada de las familias que buscan a los hijos de desaparecidos que fueron robados al nacer y que hoy podrían tener su verdadera identidad si gente como Bergoglio diera la información que tiene.
Tal como investigó y denunció este diario, y como lo hizo en su momento el ex presidente del CELS Emilio Mignone, hay pruebas más que suficientes para que el cardenal tenga que dar cuentas ante la Justicia por su actuación durante la dictadura. Al caso de De la Cuadra se le suma el de los jesuitas, entre los que se encontraban Jalic y Yorio, secuestrados, torturados y detenidos en la ESMA, y posteriormente liberados por la presión internacional. Las víctimas y sus familiares, así como los archivos desclasificados, complicaron al cardenal y lo relacionaron con el secuestro de sus discípulos jesuitas. Otro hecho, relacionado con el anterior, la desaparición de siete catequistas militantes de la JP, entre los cuales había dos embarazadas que también estuvieron en la ESMA, guarda un manto de sospechas aún mayor.
Bergoglio propone el perdón y la reconciliación. Bergoglio propone el olvido: no revisar el pasado. Tiene motivos para hacerlo: está en su laberinto. Veremos si el Poder Judicial, como ha hecho hasta aquí, sigue indicándole la salida o si finalmente seguirá ejerciendo la religión, pero tras las rejas.
Carlos Pisoni. Integrante de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Hijos).
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169566-2011-06-06.html