Mientras el tráfico de drogas sigue siendo rampante en Mauricio, trabajadores sociales y centros de tratamiento expresan su preocupación por el creciente número de niños y jóvenes que caen en la adicción. Este país insular del océano Índico, con una población de 1,2 millones de habitantes, se caracteriza por tener la más alta prevalencia de […]
Mientras el tráfico de drogas sigue siendo rampante en Mauricio, trabajadores sociales y centros de tratamiento expresan su preocupación por el creciente número de niños y jóvenes que caen en la adicción.
Este país insular del océano Índico, con una población de 1,2 millones de habitantes, se caracteriza por tener la más alta prevalencia de consumo de opio en África (1,9 por ciento), según el Informe Mundial sobre Drogas 2010, de la Organización de las Naciones Unidas. «Empezamos a fumar a los 11 años, y cuatro años después comenzamos a inyectarnos subutex y heroína», dijeron Assad y Asraf*, gemelos de 15 años que viven Plaine-Verte, cerca de Port Louis. Pálidos y débiles, los dos adolescentes y otros 600 se encuentran en el gubernamental Centro Idriss Goomany para Tratamiento y Rehabilitación de Consumidores de Drogas. Los hermanos dijeron a IPS que habían comenzado a drogarse con jarabes contra la tos, pero luego su vecino de 33 años les facilitó drogas pesadas.
Los dos jóvenes comenzaron a consumir todos los días heroína y subutex (buprenorfina). «Nuestro vecino nos trajo las drogas y comenzamos a inyectarnos todos juntos», dijo. Admitieron que se sentían mal cada vez que lo hacían. Tenían dolores de cabeza y vomitaban, pero eso no los disuadió. Finalmente fueron descubiertos por su padre, quien había sido informado de la adicción de los jóvenes por otro vecino. Ally Lazer, trabajador social en el Centro Idriss Goomany, dijo que ve miles de jóvenes y adolescentes como ellos que se convierten en adictos a las drogas.
El director del Centro, Imran Dhanoo, confirmó que el número de drogadictos ha ido creciendo en los últimos tiempos. «Esto se puede ver en el número de jóvenes que llegan al Centro en busca de tratamiento y rehabilitación. Antes, solo adultos mayores de 25 años llegaban a nosotros. Ahora vienen jóvenes de hasta 16 años», indicó. Añadió que esos adolescentes por lo general ya han consumido drogas durante al menos cuatro o cinco años.
Como Assad y Asraf, muchos comienzan primero con un medicamento contra la tos, que Lazer dijo era vendido ilegalmente a niños por farmacéuticos a un precio cinco o seis veces mayor que el del mercado.
Un funcionario del Ministerio de Salud que pidió no mantener el anonimato dijo IPS que la Ley de Farmacias de 1983 señalaba que los jarabes podían ser solamente comercializados con una receta del médico. «Las farmacias son inspeccionadas de vez en cuando, y los (comerciantes) que violan la ley son llevados a la corte», dijo.
Por su parte, Jamaluddin Guillaume, concejero de la aldea de Riche-Terre, al norte de la capital, dijo a IPS que allí era ver a niños y niñas de ocho años, algunos de hogares rotos, fumando o drogándose con medicamentos. «El número crece debido a la pobreza, que aumenta en mi zona. Estos niños no van a la escuela, aunque la educación es obligatoria hasta los 16 años. Simplemente vagan por las calles, inhalan pegamento y toman jarabes para la tos», dijo Guillaume a IPS. Yousouf Dauhoo, de la organización no gubernamental local SOS Poverty, coincidió. «Muchos niños en áreas pobres de la isla siguen los pasos de sus mayores y caen en las drogas». «Ninguna aldea ni ciudad está salvo», añadió por su parte Lazer. El trabajador social lleva adelante programas contra las drogas en escuelas. Dijo a IPS que muchos estudiantes le confesaron que no sólo consumían jarabes para la tos, sino también mezclas de alcohol y cannabis.
Tres directores de colegios secundarios, que pidieron no ser identificados, confirmaron el aumento en el abuso de las drogas. Uno de ellos dijo que muchas veces ha debido llamar a los padres de algún alumno para hablarles sobre la adicción del joven.
Mientras, las autoridades intentan reducir el tráfico de drogas.
Respondiendo ante el parlamento en marzo, el primer ministro Navin Ramgoolam dijo que la estrategia del gobierno era concentrarse en la prevención, así como en el tratamiento y la rehabilitación de los adictos. «Las medidas tomadas por las agencias del orden han dado resultados positivos: el número de detenidos en conexión con las drogas se incrementó de 1.504 en 2000 a 1.899 en 2010», indicó.
Pero Lazer y otros trabajadores sociales no creen que sea suficiente, y realizan una activa campaña contra el consumo de drogas, organizando reuniones públicas cada semana, en las que acusan a la policía y al sector político de indulgencia. «Sean severos, al menos por nuestros hijos», gritó Lazer en una reunión con padres.
Nota edición: Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de los menores.