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Pakistán

Cambio de gobierno, inestabilidad política y crisis de la deuda

Fuentes: CADTM

Pakistán conoce una importante crisis política tras el cese del primer ministro, Imran Khan, el pasado 10 de abril, a raíz de una moción de censura contra el gobierno de su partido.

La crisis política, que ya dura más de un mes, se originó el 8 de marzo, cuando los tres principales partidos de la oposición ‒la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), encabezada por Shehbaz Sharif, hermano menor del antiguo primer ministro Nawaz Sharif; el Partido Popular de Pakistán (PPP), liderado por Bilawal Bhutto Zardari, hijo de la antigua primera ministra Benazir Bhutto; y el Jamial-ul-Ulema-e-Islam (JUI), dirigido por el clérigo radical Maulana Fazlur Rehman‒ presentaron una moción de censura conjunta contra el gobierno del Movimiento por la Justicia (Pakistan Tehreek-e-Insaf,PTI) de Khan. En ella acusaron al gobierno de mala gobernanza, de victimización de la oposición y de errores en política económica y exterior.

Khan ha acusado al gobierno de EE UU de conspirar para echarlo del poder en connivencia con los políticos locales y una parte del poderoso establishment. A pesar de que EE UU lo haya negado, una amplia mayoría de la población paquistaní se inclina por dar crédito al alegato de Khan, con lo que su popularidad vuelve a alzar el vuelo. La crisis política actual va a agravarse con una fuerte polarización de la sociedad paquistaní y más disturbios en ciernes, ya que el ex primer ministro ha anunciado para la última semana de mayo una campaña contra lo que califica de conspiración contra su gobierno.

La narrativa antiestadounidense y antiimperialista de Khan despierta la imaginación política del público en general, especialmente de un amplio sector de la juventud, enviando mensajes confusos entre el funcionariado del Estado y las filas del nuevo gobierno, formado por la oposición unida. Mientras, el partido de Khan ‒mayoritario en el parlamento‒ se ha retirado de la Asamblea Nacional, provocando una crisis parlamentaria.

Las causas del cese de Khan

El ex primer ministro ha denunciado una supuesta injerencia de Washington en la soberanía de Pakistán al financiar el cambio de régimen contra el gobierno de Khan e invertir en instituciones democráticas rivales. El planteamiento multilateral es innegable en la política exterior de Khan, contrariando así a EE UU. Se considera que sus lazos cada vez más estrechos con Rusia son una causa importante del cambio de gobierno en Pakistán. También se ha considerado que la visita de Khan a Rusia a pesar de las presiones de EE UU, y su coincidencia con la invasión rusa de Ucrania, constituyó el hecho directamente relacionado con su cese del gobierno que, según Maria Sajarova, portavoz del ministerio de Exteriores ruso, es un “castigo a la desobediencia de Khan”.

Además, se cree que la participación de Pakistán en la iniciativa de desdolarización apoyada por China, Rusia y Turquía es otra causa importante del cambio de gobierno en este país. Pakistán ya firmó inicialmente, en 2011, el Acuerdo de intercambio de divisas (Currency Swap Arrangement) con China; sin embargo, su prórroga por parte del Banco Central en 2018, al amparo de la dinámica del Corredor Económico China-Pakistán, con la idea de aliviar la presión del dólar sobre la bolsa de valores paquistaní, resultó ser un hecho muy preocupante para EE UU. Desde entonces ha habido un aumento significativo del volumen de intercambio de divisas de 475.000 millones de rupias en 2020 a 731.700 millones en 2021.

¿Desafió Khan a las multinacionales al cuestionar los acuerdos de inversión con ellas?

Es un hecho que las políticas económicas de Imran Khan tampoco eran tan buenas, más bien tirando a regulares en el mejor de los casos, pero al menos tuvo el mérito de adoptar una postura firme en contra de los acuerdos de inversión internacionales que otorgan un poder excesivo a las empresas transnacionales sobre los gobiernos nacionales. En efecto, Khan había iniciado un proceso de rescisión de 23 tratados de inversión bilaterales (TIB) que permiten a las empresas querellarse contra los gobiernos ante tribunales supranacionales, pues entiende que esas disputas deberían resolverse por la vía del arbitraje local.

En 2019, un año después de que Khan fuera elegido primer ministro, un tribunal (tres jueces privados a puerta cerrada, para entendernos) del Centro Internacional de Arreglo de Disputas relativas a las Inversiones (CIADI) ordenó a Pakistán que pagara a una compañía minera australiana 6.000 millones de dólares en compensación por la denegación de un permiso por motivos medioambientales.

Un proceso similar, incoado por la misma compañía, Tethyan Copper, filial de la gigante canadiense Barrick Gold, y visto por un tribunal diferente, este de la Cámara de Comercio Internacional, elevó el importe total adeudado por Pakistán a Tethyan a 11.000 millones de dólares. La sentencia del CIADI concluyó que Pakistán había incumplido un TIB con Australia al no dar a Tethyan “un trato justo y equitativo”, una obligación vagamente formulada que a los abogados de las empresas les encanta explotar.

El tribunal resolvió asimismo que denegar la licencia del proyecto de extracción de oro y cobre en Reko Diq presentado por Tethyan equivalía a una “expropiación indirecta”. Sin embargo, el hecho es que el Tribunal Supremo de Pakistán había declarado inválido el permiso de la compañía porque esta había violado la legislación nacional en materia minera y contractual. La respuesta del CIADI consistió en ordenar a Pakistán que sacara miles de millones de dólares de sus arcas públicas para resarcir a Tethyan de sus expectativas frustradas de beneficios futuros. La empresa solo había invertido unos 150 millones de dólares en el proyecto. Más tarde, tras varias rondas de negociaciones, las penalizaciones de 11.000 millones fueron anuladas y la compañía obtuvo permiso para reanudar el proyecto con arreglo a un nuevo contrato, que el gobierno de Khan blandió como un trofeo.

Deterioro de la situación de la deuda

Paralelamente a la crisis política latente, la creciente deuda exterior de Pakistán es su problema más acuciante. La deuda exterior sumaba en diciembre de 2021 nada menos que 119.800 millones  de dólares. En 2018, era de 93.000 millones, por los que se pagaron 6.000 millones en concepto de intereses y devoluciones. En 2020, los pagos derivados de la deuda externa superaban los 12.000 millones. En 2017, hace apenas cinco años, los pagos que tuvo que afrontar el país a causa de la deuda absorbían en total el 39 % de los impuestos recaudados por la autoridad tributaria (Federal Bureau of Revenue, FBR). Hoy, los pagos derivados de la deuda ya consumen el 75 % de los ingresos fiscales de la FBR.

La proporción entre el volumen de deuda y el PIB ha aumentado del 76 % en 2018 a más del 90 % en estos momentos. Asimismo, con respecto a la proporción entre el volumen de deuda y el valor de las exportaciones: en 2018 pagamos el 19 % del valor de nuestras exportaciones para atender la deuda, en 2021 ya pagamos más del 35 % del valor de nuestras exportaciones por el mismo concepto. Partiendo de la dinámica actual, en 2025 los pagos para atender nuestra deuda exterior absorberán la totalidad de los impuestos recaudados por la FBR. Y Pakistán pasará a depender totalmente de préstamos bancarios y no bancarios y de la ayuda exterior.

Alrededor del 47 % del volumen total de deuda del país consistía a finales de diciembre de 2021 en préstamos multilaterales, el 31 % en préstamos bilaterales, el 14 % en préstamos comerciales y el 9 % en Eurobonos/Sukuk. Aunque los préstamos de fuentes comerciales han aumentado relativamente a lo largo de los últimos años, la fuentes multilaterales y bilaterales siguen representando conjuntamente el 78 % de la cartera de deuda pública externa.

En lo tocante a la deuda contraída con China, la situación de Pakistán es la más precaria y encabeza la lista de países receptores de ayuda del mecanismo de la Nueva Ruta de la Seda, con proyectos con un valor de 24.700 millones de dólares. Cabe señalar que desde 2011, Pakistán viene utilizando el Acuerdo de Intercambio de Divisas, un mecanismo de financiación comercial chino para devolver deuda exterior y mantener sus enormes reservas de divisas extranjeras en niveles confortables, en lugar de destinarlo a fines relacionados con el comercio. La ventaja de este mecanismo consiste en que el préstamo chino adicional no queda reflejado en los libros del gobierno federal paquistaní y no se incluye en la deuda pública exterior de Pakistán.

El gobierno encabezado por Imran siguió contrayendo enormes préstamos

El ex primer ministro había sido muy crítico con el hecho de que los gobiernos del PPP y de la PML-N hubieran hundido el país bajo la carga de la deuda exterior. Sin embargo, su propio gobierno superó todas las cotas anteriores al contratar nuevos préstamos e incrementar la deuda neta. El gobierno de Khan tomó préstamos por un total de 57.000 millones de dólares durante los 43 meses en que estuvo en el poder. Con 57.000 millones, el gobierno anterior había devuelto 26.000 millones a los acreedores y sumado los 31.000 millones restantes a la deuda pública externa bajo responsabilidad del ministerio de Hacienda. El gobierno de la PML-N había contratado préstamos del exterior por importe de unos 33.000 millones de dólares durante sus primeros cuatro años de mandato. La adición neta a la deuda durante el mandato de Khan podría llegar a los 30.000 millones de dólares.

Duras condiciones del FMI para renovar el rescate

Mientras tanto, con el nuevo gobierno instalado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha establecido cinco condiciones principales para la entrega de un paquete de rescate de 6.000 millones de dólares, entre ellas la anulación de los subsidios a los combustibles, el aumento de las tarifas eléctricas, el establecimiento de nuevos impuestos y el abandono del mecanismo de amnistía fiscal, según el ministro de Hacienda, Miftah Ismail. Se han fijado las condiciones para el siguiente tramo de préstamos de alrededor de 960 millones de dólares con arreglo a la séptima revisión del programa. Conviene señalar que el programa del FMI está paralizado debido a que el gobierno anterior había dado marcha atrás en la implementación de la condición que había aceptado con el Fondo. En estos momentos hay pendientes tres revisiones del programa y su conclusión allanará el camino para la autorización de los tres tramos que quedan, por un total de 3.000 millones de dólares, hasta que el programa se haya completado en el mes de septiembre.

Según informes periodísticos, el FMI ha aceptado prorrogar el programa de rescate paralizado durante un año más e incrementar el volumen del préstamo a 8.000 millones. Con esto, el préstamo se elevará de 6.000 millones a 8.000 millones, un incremento neto de 2.000 millones de dólares, considera el ministerio de Hacienda.

Cabe mencionar que el anterior gobierno, encabezado por el PTI, había firmado con el FMI un Mecanismo Ampliado de Financiación (de julio de 2019 a septiembre de 2022) por un importe total de 6.000 millones de dólares. Sin embargo, dicho gobierno no llegó a cumplir sus compromisos y el programa se mantuvo bloqueado durante la mayor parte de este tiempo, ya que 3.000 millones de dólares no se han desembolsado. Informes de prensa vienen a decir asimismo que el nuevo gobierno trata de asegurar nuevos préstamos de 7.000 a 8.000 millones de dólares de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Catar.

En resumen, la actual situación de endeudamiento, en combinación con la crisis política rampante en Pakistán, presenta una perspectiva muy lúgubre, en particular para el pueblo, las clases trabajadoras que se han visto forzadas a acarrear esta carga de la deuda durante décadas. Un reciente informe del Banco Mundial afirma que el 34 % de paquistaníes viven con un ingreso diario de apenas 3,2 dólares. Este informe bianual, publicado por el prestamista con sede en Washington, también señala que la inflación galopante ha afectado desproporcionadamente a la población empobrecida y los hogares vulnerables, que gastan una parte relativamente mayor en la adquisición de alimentos y energía. El informe señala que los principales indicadores de Pakistán están deteriorándose todavía más en el año fiscal en curso, urgiendo a tomar medidas para apretar el cinturón tributario a fin de garantizar la sostenibilidad de la deuda.

Abdul Khaliq es miembro del Comité por la Anulación de la Deuda Externa (CADTM) de Pakistán

Fuente: https://www.cadtm.org/Pakistan-Regime-Change-Political-Turmoil-and-Deepening-Debt-Crisis

Traducción: viento sur