
La guerra cognitiva busca cambiar la percepción de los acontecimientos, lo que la gente piensa y su forma de actuar. Los ataques contra el dominio cognitivo implican la integración de capacidades cibernéticas, psicológicas, la ingeniería social y la desinformación. Su objetivo es sembrar disonancia, instigar narrativas conflictivas, polarizar opiniones y radicalizar grupos.