
El régimen de Bukele, lejos de ser la promesa de cambio y seguridad que muchos esperaban, se ha convertido en una máquina despiadada que produce violencia, muerte y desesperación. Bukele no es solo el artífice de una dictadura que ha destruido la institucionalidad democrática en El Salvador; es el responsable directo de una ola de crímenes que buscan garantizar su permanencia indefinida en el poder.