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Chantaje global con las vacunas Covid

Fuentes: Rebelión

La llamada inmunidad de rebaño, que es explicada como la espera de que buena parte de la población se infecte antes de iniciar el proceso de vacunación, no es la salida según lo han afirmado innumerables científicos, basados en que con una mortalidad del 2% (U. J. Hopkins) el número de muertes prevenibles sería casi un crimen provocado del que no se puede responsabilizar a las mismas victimas por falta de cuidado propio.

El virus ataca a la masa en conjunto y por separado, como un dron asesino y sus consecuencias vuelven a mostrar que las farmacéuticas son efectivamente parte esencial del modelo neoliberal de capitalismo avaro y despiadado, que amplía las brechas de desigualdad e impone mercados libres no para competir si no para evadir límites y chantajear donde lo requiera. Las farmacéuticas son prototipo del gran capital privado crea conocimiento no publico si no secreto, para ser vendido no exactamente en favor de la salud pública de las mayorías sometidas a la degradación de la vida, si no para hacer fluctuar el capital y vender selectivamente, primero a los estados poderosos o sus aliados en el juego de poder y capital y después a los demás. Inhabilidades según las reglas del derecho, sanciones por fraudes, sobornos o incumplimientos, se dan por superadas con la justificación de que el fin de salvar vidas elimina cualquier objeción, regla o incluso pregunta.

La vacuna no es el problema, el problema es el chantaje a través de ella y el espectáculo paralelo de la política vacía de responsabilidad ante el derecho humano a la salud y la banalidad morbosa de los medios. La historia positiva de las vacunas es irrefutable, derrotaron la rabia, el tifus, el sarampión, la rubeola, la meningitis, la hepatitis y otras pestes evitando millones de muertes y discapacidades, aún contra movimientos antivacunas catalogados por la OMS como una fuerte amenaza contra la salud humana, de cuyos fake news emerge la furia que dejó por ejemplo al menos a 7 médicos asesinados en 2019 en el Congo, cuando intentaban vacunar contra el ébola. Los relatos de las vacunas datan prácticas de varios siglos atrás, del experimento chino con una técnica de “vairolizacion” (pulverizar costras de una persona enferma), de registros en el siglo XVI (Colegio de Médicos de Filadelfia), de la era iniciada por el médico británico Edward Jenner (viruela) y de la primera inoculación en un niño en 1796 (experimento con Vacas, de ahí Vacuna) y de Luis Pasteur en el siglo XIX, hasta llegar al SXXI, en el que lo nuevo es el desigual mercado de vacunas, que desnuda la relación criminal estrecha entre pobreza, riqueza y poder del negocio global que afecta a la población marginada que carece de sistemas solidos de sanidad publica y atención adecuada. La desigualdad global, registrar el poco aprecio de los ricos y poderosos por la vida de los otros, abandonados a su suerte, que después de 2 millones de muertos, esperan su turno para infectarse, morir o ser vacunados. Las farmacéuticas enseñan a los necesitados de supervivencia que de ellos depende su vida y del gobierno sus derechos.

En Estados Unidos, por ejemplo, Pfizer en 2009 cerró un acuerdo de pago de 2.300 millones de dólares por acusación de prácticas comerciales fraudulentas y, sobornos, de las que el fiscal interino de Massachusetts Mike Lockus dijo que “El tamaño (…) y enorme multa criminal reflejan la seriedad y alcance de los crímenes de Pfizer» que respondió con un «Nos arrepentimos de ciertas acciones del pasado, pero estamos orgullosos de lo que hicimos para fortalecer nuestros controles internos» (bbc.com/multa récord para Pfizer). Astrazeneca acumuló 10 multas por 1.172 millones de dólares por infracciones con precios y repartos ilegales de comisiones y, en general de 26 grandes empresas (Big Pharma) el 85% tuvieron sanciones por actividades ilícitas entre 2003 y 2016 (elconfidencial.com, Antonio Villareal, 17/11/2020, Del soborno al fraude masivo).

En Colombia Pfizer fue multada por haber vendido medicamentos con precios hasta con un 651% por encima del valor permitido (Semana.com. Pfizer vendía antidepresivos…). Con la necesidad y miedo fortalecen el chantaje, desmontan inhabilidades e invalidan normas y compromisos éticos conforme a las obligaciones de suministro y reporte de información con datos precisos, objetivos, verificables y/o científicamente validos (código de ética y trasparencia farmacéutica, tqconfiable.com). Esas son previsibles razones para explicar porque ocultan, niegan, o “tachan” textos de los acuerdos comerciales, esconden contratos, amparan y aceptan la corrupción.

La desigualdad y desdén por la vida de los otros, a enero de 2021 muestra que el mercado de vacunas privilegia a los estados “prósperos” (Canadá, U.S.A, Reino Unido, UE, etc) que ya han vaciado los estantes. La desigualdad anuncia que una de cada cinco personas podrá ser vacunada varias veces, otra solo una vez, y para el resto del mundo los pronósticos son funestos, pues se calcula que apenas el 20% de población tendrá acceso a la vacuna este año (nytimes.com, U. de Duke). Este tipo de chantaje es más fuerte allí donde la educación, la ciencia y la cultura son marginales, a la vez que la inversión privada no atiende asuntos asociados a la vida digna.

Del chantaje la Comisión Europea entre líneas borrosas da respuesta global al señalar que las compañías farmacéuticas se han encargado de mantener el “secretismo” sobre los contratos de vacunas (Bruselas reclama solidaridad, elpais.com) y alimentado el “nacionalismo sanitario” que amenaza la solidaridad, el sentimiento humanitario y el interés colectivo, impulsando inclusive “presuntos” contratos paralelos (pactos al margen) que rompen la prohibición de que cada país compre por separado, lo que podría ampliar el número previsto de compra de 2.300 millones de vacunas para una población de 500 millones de la Unión Europea, mientras países como Colombia, que votó por la apropiación privada de la vacuna y no por el interés global equitativo, que prefirió hacer campaña a Trump y repetir sus 7 mentiras diarias, en lugar de entrometerse en el mercado de vacunas, y que hoy la tiene al borde del abismos, con apenas un poco más de media vacuna por habitante en 2021, aunque no se conocen condiciones, precios, contratistas, lo que igual que la paz negada puede condenar a esperar durante 5.000 muertes más para dejar de morir por el ataque criminal del virus.