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China y el genocidio palestino en Gaza

Fuentes: Rebelión

China reconoció oficialmente al Estado de Palestina en un lejano ya 1988. El reconocimiento se produjo pocos días después de que su Consejo Nacional (el parlamento en el exilio) declarara simbólicamente la independencia. China se convirtió así en uno de los primeros países fuera del mundo árabe y musulmán en reconocer el nuevo estado. La Misión de la Autoridad Palestina en China fue elevada al rango de embajada en 2017. En junio de 2023, ambas partes firmaron una declaración conjunta para establecer una asociación estratégica.

Dicha dinámica es reflejo del apoyo histórico chino a la causa palestina, una constante de su diplomacia cuyo último jalón es el acuerdo de reconciliación firmado en Beijing en junio del pasado año entre Fatah y Hamas. El gobierno chino, que ha estado buscando un papel más activo como mediador en el conflicto israelo-palestino, significó algunos puntos principales del acuerdo: poner fin a la división interna que persiste desde 2007, instar un gobierno de unidad que administre Cisjordania y Gaza; celebración de elecciones presidenciales y legislativas palestinas, algo que no ocurre desde 2006. Fue sin duda un paso significativo hacia la unidad palestina, algo que se había intentado sin éxito en múltiples ocasiones anteriores (en El Cairo, Doha, Argel, etc).

Esa entrada de China como un actor importante en la diplomacia de Oriente Medio, un terreno tradicionalmente dominado por Estados Unidos, se ha visto dinamitado por la agudización extrema de la guerra. Esta vez no han sido los profundos desacuerdos ideológicos y prácticos entre Fatah y Hamas sino las complejas realidades sobre el terreno (especialmente la guerra en Gaza), las que han imposibilitado los avances concretos.

Por otra parte, China ha mantenido una posición constante a favor de una solución de dos Estados, con Palestina como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, con las fronteras anteriores a 1967 y con Jerusalén Este como su capital. Beijing, que ha condenado la acción de Hamas del 7 de octubre, se ha adherido a la Declaración de Nueva York sobre la cuestión palestina y la solución de los dos Estados.

La perspectiva sobre el conflicto

China se ha opuesto a la intensificación de las operaciones militares de Israel en Gaza y condenado reiteradamente todas las acciones que perjudican a la población civil y violan el derecho internacional. Además, ha reclamado en numerosas ocasiones un cese integral de las hostilidades instando a los países con mayor influencia sobre Israel a que la ejerzan, en una clara inversión de la presión que sobre Beijing recae para que haga valer su hipotética influencia sobre Moscú en la guerra de Ucrania.

China no solo ha condenado la ofensiva en la Franja de Gaza sino también en Jerusalén oriental en Cisjordania, ocupado también ilegalmente por Israel. Constituye una grave violación del derecho internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, socava la contigüidad territorial de Palestina y erosiona los fundamentos del establecimiento de un Estado palestino independiente, afirma Beijing. En la misma línea, han sido reiterados los llamamientos a Israel para que cese de inmediato todas las actividades de asentamientos, frene la violencia de los colonos y elimine las restricciones sobre las actividades económicas palestinas.

Pero China ha evitado el uso del término “genocidio” para referirse a las operaciones militares de Israel en Gaza, calificación que “debe determinarse basándose en una investigación exhaustiva y hechos verificados”. En esta cautela, sin duda, pesan las acusaciones occidentales relativas a Tibet o Xinjiang, que Beijing siempre ha rechazado de plano.

Esto no ha impedido que la posición de China haya sido objeto de críticas reiteradas por parte de Benjamin Netanyahu, quien ha aludido al supuesto apoyo de Beijing a la “propaganda antiisraelí”, una acusación probablemente relacionada con la influencia de TikTok y el papel de esta plataforma en la difusión del sufrimiento de los gazatíes.

Las relaciones entre Israel y China atraviesan un momento crítico. Israel le echa en cara no solo la posición propalestina, sino, además, la cooperación con Irán. Y ha movido pieza, apelando a la más sensible fibra territorial china: Taiwán. Una delegación del parlamento israelí visitó Taipei recientemente, siendo recibida al más alto nivel. Taiwán ha donado fondos para la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, si bien gestionada a través de la organización estadounidense Mercy Corps. También se ha comprometido a donar fondos a un proyecto médico en un asentamiento israelí, afirmando que no cruzaría ninguna línea roja, a pesar de las críticas de grupos de derechos humanos tanto en Taiwán como en el extranjero. Como alcalde de Tainan, el actual presidente Lai Ching-te, visitó Israel en 2016.

Consenso internacional

Durante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Colombia sugirió que, si fracasan los mecanismos diplomáticos habituales, como viene siendo evidente, “China debe ser parte de una intervención militar” junto a otros estados para frenar el genocidio de los palestinos de Gaza.

Al situarse en las antípodas de la posición defendida por EEUU ante el conflicto, en la perspectiva china, la secuencia de condenas debe servir al fomento de un mayor consenso internacional sobre la solución de los dos Estados, considerado el pilar básico de una seguridad basada en la idea de que la paz no se puede alcanzar a través de la fuerza.

Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.