Nos resulta atractiva la tesis según la cual la caída de los precios del petróleo se debe a manipulaciones políticas de los Estados Unidos en consecuencia con la línea agresiva que está desarrollando contra Rusia, por un lado, y contra China, por el otro. Se argumenta que los precios del petróleo no sólo están determinados […]
Nos resulta atractiva la tesis según la cual la caída de los precios del petróleo se debe a manipulaciones políticas de los Estados Unidos en consecuencia con la línea agresiva que está desarrollando contra Rusia, por un lado, y contra China, por el otro.
Se argumenta que los precios del petróleo no sólo están determinados por los factores clásicos de oferta y demanda sino que ahora se incorporaron las operaciones especulativas como un factor determinante. En efecto, en los centros bursátiles más importantes del mundo se trazan operaciones donde entran en juego millones de barriles de petróleo. Incluso muchas de esas operaciones son realizadas a futuro. Se trata de barriles de papel, que pueden pasar de mano en mano sin que aparezcan físicamente. Bien, en varios momentos estos «barriles de papel» han colocado el precio del barril de petróleo en niveles muy altos todo ello producto de la acción especulativa, lo cual implica que lo determinante han sido las expectativas, asunto en el cual caben todo tipo manipulaciones.
Estados Unidos se ha mostrado muy agresivo en su intensión de meter a Rusia en cintura. El reto planteado en Siria, al inicio del largo conflicto en ese país, por Rusia, al impedir el bombardeo a Siria y brindándole respaldo político a su gobierno, iba a ser cobrado cuando lo consideraran oportuno. Quizás en Estados Unidos piensen que ahora es el momento, dadas las vulnerabilidades que presenta Rusia y que los acercamientos estratégicos entre este país y China apenas se inician. Es de pensar que si estas alianzas se consolidan sería mucho más difícil ejercer presión hacia cualquiera de los dos países.
En realidad es difícil aceptar que la gente del Estado Islámico haya armado un ejército de más de 30 mil hombres y la CIA no se dio cuenta. A estas alturas uno no puede saber si el asunto se le ha ido de las manos al Departamento de Estado o si en realidad está ocurriendo lo que fue planificado. El desplazamiento del centro del conflicto hacia Siria hace pensar que quizás ese era uno de los objetivos. Hoy resulta difícil imaginar que Siria pueda mantenerse como un Estado soberano. Lo más probable es que se divida en tres o más pedazos.
Llama la atención que aún en territorios en pleno conflicto bélico se continúe produciendo una buena cantidad de barriles de petróleo. Se producen en Irak y también en Siria. Pero también en Libia, sumergida en un amplio conflicto interno, la producción de petróleo es significativa.
Arabia Saudita entra en la jugada contra Rusia por varias razones, entre las cuales aparecen de manera visible las comerciales y políticas. En las primeras, Rusia es el competidor más importante en el mercado asiático del petróleo saudí. Los acuerdos entre China y Rusia arrebatan millones de barriles a los productores grandes del Medio Oriente. Rusia, además, es aliada fundamental de Irán, país que disputa la hegemonía en el Medio Oriente a los saudís y constituye una amenaza militar para Israel.
Todo este cuadro fundamenta la teoría del complot petrolero como una razón importante en la caída de los precios del petróleo. Esto, más las historias conocidas de complot en el mundo petrolero.
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