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Con ataques aéreos masivos en Yemen, Trump intensifica la guerra no declarada contra el país más pobre del mundo árabe

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Efectos de ataques anteriores a Yemen]

El pasado sábado Nasser Mohammed Saad estaba en casa de un amigo celebrando el iftar -la cena en la que los musulmanes rompen su ayuno diario durante el mes sagrado de Ramadán- cuando recibió una llamada angustiada de su familia. Su casa, situada en la zona de Al Jiraf, al norte de la capital yemení, Saná, había sufrido importantes daños como consecuencia de los ataques aéreos estadounidenses dirigidos contra una casa situada a sólo 50 metros de distancia. Al correr hacia su casa, Saad se encontró con las secuelas de la destrucción. «Las ventanas de la casa estaban destrozadas, las puertas arrancadas y los depósitos de agua habían sido alcanzados por la metralla», dijo Saad, de 45 años, a Drop Site News. Su esposa y dos de sus hijos estaban dentro de la casa en el momento del ataque.

A última hora de la noche, aviones de guerra estadounidenses atacaron Saná y otras siete provincias de Yemen en lo que funcionarios de defensa estadounidenses describieron como el comienzo de una campaña militar a gran escala contra los hutíes. También conocido como Ansar Allah, el grupo tomó el control de grandes franjas del norte de Yemen, incluida la capital, en 2014. The New York Times informó de que los ataques del sábado en Yemen afectaron a radares, defensas aéreas y sistemas de misiles y aviones no tripulados, aunque sigue sin estar claro si se atacaron importantes arsenales de armas. Funcionarios estadounidenses también afirmaron que los ataques tuvieron como objetivo al menos a un alto comandante hutí, aunque no ofrecieron detalles. Sin embargo, los ataques navales y aéreos también alcanzaron zonas residenciales, principalmente en Saná y en la provincia de Saada.

En respuesta, el domingo, las fuerzas armadas yemeníes lideradas por los hutíes afirmaron haber lanzado 18 «misiles balísticos y de crucero y un avión no tripulado» contra el buque estadounidense Harry S. Truman en el Mar Rojo.

Los ataques estadounidenses, que continuaron en las primeras horas del domingo, marcaron uno de los mayores ataques en un solo día sobre Yemen desde el 7 de octubre de 2023, con un saldo inicial de 32 personas muertas y más de 100 heridas en lo que los huties dijeron que fueron 47 ataques aéreos. En Saná, los primeros informes indicaban que al menos 13 personas habían muerto a causa de los ataques y nueve habían resultado heridas. En la provincia de Saada, al norte de la capital, cuatro niños y una mujer habrían muerto y otros 15 habrían resultado heridos en ataques contra dos viviendas. «La mayoría eran niños y mujeres», declaró a Drop Site Anis al-Asbahi, portavoz del Ministerio de Sanidad en Saná. Al-Asbahi señaló que los equipos de rescate seguían sacando víctimas de entre los escombros y que era probable que el número de muertos aumentara.

Las escenas filmadas en el interior del hospital de Saada mostraban un ambiente caótico, con personal médico trasladando a toda prisa a los heridos, incluidos niños y mujeres, en camillas hacia el interior del hospital y a través de los pasillos. Los niños gravemente heridos gritaban, algunos con la cara ensangrentada y quemada. Otros estaban cubiertos de polvo y sangre, lo que indicaba que habían sido sacados de entre los escombros. Había víctimas de pequeño tamaño que estaban carbonizadas hasta quedar irreconocibles.

Saad informó que cuatro ataques aéreos impactaron directamente sobre la casa vecina a la suya, dañando parcialmente casi todas las viviendas circundantes, unas 20 en total. Afirmó no tener conocimiento de ningún emplazamiento militar en la zona atacada. «La casa atacada pertenece a un ciudadano que no está implicado en nada», declaró, describiendo los ataques como «una agresión salvaje y bárbara contra civiles», en lugar de ataques contra instalaciones militares o del gobierno hutí. «Solo se han atacado a inocentes, aterrorizando a niños, mujeres y ancianos».

Los ataques aéreos del sábado se produjeron después de que el movimiento hutí anunciara la semana pasada la reanudación de su bloqueo naval a los barcos israelíes que transitan por el Mar Rojo. El líder del grupo, Abdulmalik al-Hutí, afirmó que la medida se tomaba en respuesta a la nueva imposición por parte de Israel de una prohibición total del envío de ayuda a la asediada Franja de Gaza el 2 de marzo, en violación del acuerdo de alto el fuego firmado por Israel y Hamás en enero. Tras el anuncio del acuerdo con Gaza, los hutíes cesaron por completo sus ataques contra las rutas marítimas. El 8 de marzo, el líder hutí advirtió que sus fuerzas reanudarían sus operaciones navales en cuatro días si Tel Aviv no permitía la entrada de ayuda a la Franja de Gaza. El 13 de marzo, las fuerzas armadas controladas por los hutíes emitieron un comunicado anunciando que cualquier barco israelí que intentara romper el bloqueo sería atacado hasta que Israel permitiera la entrada de ayuda humanitaria, incluyendo alimentos y medicamentos, a Gaza.

El presidente Donald Trump dio luz verde a los ataques el viernes tras reuniones de alto nivel en la Casa Blanca con los principales asesores de seguridad nacional. En una publicación en Truth Social, que en parte parecía una diatriba inconexa, Trump describió los ataques como «una acción militar decisiva y poderosa», culpando a los hutíes de una «campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo contra barcos, aeronaves y drones estadounidenses y de otros países». Culpó al expresidente Joe Biden, calificándolo de «patéticamente débil» y sugiriendo que intensificaría significativamente los ataques estadounidenses contra Yemen. «A todos los terroristas hutíes: VUESTRO TIEMPO SE HA ACABADO Y VUESTROS ATAQUES DEBEN PARAR A PARTIR DE HOY». ¡SI NO LO HACÉIS, EL INFIERNO CAERÁ SOBRE VOSOTROS COMO NADA QUE HAYÁIS VISTO ANTES!”, escribió Trump.

Trump afirmó que había pasado más de un año desde que un buque comercial con bandera estadounidense cruzó sin problemas el Canal de Suez, el Mar Rojo o el Golfo de Adén debido a los ataques hutíes. Señaló que el último buque de guerra estadounidense que cruzó el Mar Rojo, cuatro meses antes, había sido atacado más de una docena de veces. «Los implacables ataques han costado miles de millones de dólares a la economía estadounidense y mundial, poniendo en riesgo vidas inocentes», escribió. «No vamos a tolerar ataques hutíes a buques estadounidenses. Utilizaremos una fuerza letal abrumadora hasta lograr nuestro objetivo».

Un portavoz y negociador jefe hutí, Mohammed Abdussalam, denunció lo que calificó como la descripción «falsa y engañosa» de Trump de las operaciones navales hutíes. “El embargo marítimo declarado por Yemen en apoyo a Gaza se limita únicamente a la navegación israelí hasta que se entregue ayuda humanitaria al pueblo de Gaza, según el acuerdo de alto el fuego entre la resistencia palestina y la entidad enemiga”, declaró. Ningún buque comercial ni buque militar estadounidense ha sido atacado desde diciembre, antes de la toma de posesión de Trump.

Foto: Humo procedente de los ataques aéreos estadounidenses en Saná, Yemen, el 15 de marzo de 2025. Foto de Mohammed Hamoud/Anadolu.

El politburó de Ansar Allah declaró que el ataque estadounidense estaba motivado por el apoyo de Yemen a Palestina, y que se llevó a cabo en nombre de Israel. “Afirmamos que la agresión no quedará sin respuesta y que nuestras fuerzas armadas yemeníes están plenamente preparadas para contrarrestar la escalada con escalada hasta lograr la victoria, si Dios quiere”, se leía en un comunicado. “Afirmamos que esta agresión no disuadirá al pueblo yemení de seguir apoyando a Palestina y de cumplir con sus deberes religiosos y humanitarios de apoyar al pueblo de Gaza, su resistencia y sus heroicos combatientes”.

Mohammed al-Bukhaiti, miembro del politburó de Ansar Allah, declaró en una entrevista que la reanudación del bloqueo naval en Yemen era una respuesta a la violación del alto el fuego en Gaza por parte de Israel y tenía como objetivo obligarlo a levantar el asedio. «La agresión estadounidense contra Yemen es injustificada y tendrá una respuesta», afirmó al-Bukhaiti. Abdussalam, el principal negociador de los hutíes, se hizo eco de esta opinión al publicar en X: «Los ataques aéreos estadounidenses representan el regreso a la militarización del Mar Rojo, que constituye la verdadera amenaza para la navegación internacional en la región».

Trump no limitó sus amenazas a los hutíes. También se dirigió a Irán, aliado de los hutíes, a quien Trump acusó de respaldar directamente los ataques: “NO amenacen al pueblo estadounidense, a su presidente, quien ha recibido uno de los mandatos más extensos en la historia presidencial, ni a las rutas marítimas mundiales. Si lo hacen, ¡CUIDADO!, porque Estados Unidos va a exigirles cuentas y no seremos amables al respecto”. Durante las últimas semanas, tanto Trump como los líderes iraníes han sugerido la posibilidad de conversaciones directas, aunque Trump ha declarado públicamente que nunca aceptará que Irán posea armas nucleares.

En respuesta, el general Hossein Salami, jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, negó que Irán dictara las operaciones de los hutíes, afirmando en una entrevista en la televisión estatal que Teherán “no desempeña ningún papel en la definición de las políticas nacionales u operativas” de sus aliados en el Eje de la Resistencia. En una publicación en la red social X, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, declaró que Estados Unidos “No tiene autoridad ni le incumbe dictar la política exterior iraní. Esa era terminó en 1979”, y añadió: “Acabemos con el apoyo al genocidio y el terrorismo israelí. Detengamos la matanza del pueblo yemení”.

Los destructores y portaaviones de la Armada estadounidense se enfrentaron a implacables ataques frente a las costas yemeníes hasta que en enero entró en vigor un alto el fuego entre Israel y Hamás y los hutíes anunciaron una pausa en su bloqueo. Desde octubre de 2023, las fuerzas hutíes han derribado 15 drones, el último de los cuales fue un dron estadounidense MQ-9 Reaper en la provincia de Hodeidah el 4 de marzo. A finales de febrero, un F-16 estadounidense que sobrevolaba el Mar Rojo fue atacado, pero no sufrió daños, aunque el incidente planteó la posibilidad de que los hutíes pudieran derribar un sofisticado avión de guerra estadounidense.

Tras la guerra de Israel contra Gaza y el apoyo militar de los hutíes a Palestina —mediante ataques a buques israelíes, estadounidenses y aliados en las vías fluviales yemeníes y ataques contra Israel—, Estados Unidos formó una coalición para atacar los arsenales de armas hutíes y “salvaguardar” el tráfico marítimo. Sin embargo, expertos y funcionarios estadounidenses han reconocido sistemáticamente que los ataques liderados por Estados Unidos contra Yemen no han mermado la capacidad de los hutíes ni han detenido sus operaciones marítimas. Se cree que los hutíes poseen un importante arsenal de armas protegido por las cordilleras yemeníes y almacenado en las profundidades del subsuelo. Durante años, los analistas de inteligencia estadounidenses han tenido dificultades para localizar estos sitios o idear maneras de eliminarlos.

Una de las primeras órdenes ejecutivas de Trump como presidente fue revertir una política de la era Biden y reclasificar a los hutíes como organización terrorista extranjera, citando los ataques a las rutas marítimas y las operaciones hutíes contra Israel y los aliados regionales de Estados Unidos. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos también han sufrido ataques con misiles y drones en respuesta a su participación en la campaña militar contra los hutíes, respaldada por Estados Unidos, desde 2015. Trump y su equipo de seguridad nacional han señalado que los ataques militares continuarán si los hutíes toman represalias, lo que podría provocar una interrupción significativa, o incluso la paralización total, del tráfico marítimo en el Mar Rojo, por donde pasa el 15 % del comercio mundial. La oficina del gobierno liderado por los hutíes en Saná instó a la comunidad internacional a abordar esta imprudencia estadounidense-israelí, advirtiendo que no frenar las acciones estadounidenses e israelíes podría abrir la puerta a consecuencias cuyo impacto no se limitaría a una parte específica, sino que afectaría a todos, si no se detiene esta imprudencia y la arrogancia estadounidense-israelí.

Erik Sperling, director ejecutivo del grupo de defensa Just Foreign Policy, criticó la decisión de Trump de intensificar la guerra en Oriente Medio calificándola de «imprudente e inconstitucional», afirmando que «ignora la devastadora crisis humanitaria en Yemen y la clara voluntad de los votantes estadounidenses que quieren poner fin a una guerra sin fin». Sperling, exmiembro del personal del Congreso que trabaja en políticas para Yemen desde 2015, añadió: «Esta escalada no disuadirá a los líderes de Saná; solo agravará el sufrimiento de los yemeníes más vulnerables».

El excongresista Justin Amash, un libertario que luchó durante años para que tanto las administraciones demócratas como las republicanas cumplieran con la Ley de Poderes de Guerra, que establece que solo el Congreso tiene la autoridad para declarar la guerra, escribió en X: «Es inconstitucional que el presidente Trump participe en actos de guerra en Yemen. No importa cuán apropiado creas que sea que Estados Unidos se enfrente a los hutíes, a los terroristas o a cualquier otra persona. El Congreso no ha autorizado la guerra en Yemen. Participar en una guerra allí es ilegal». El apoyo de los hutíes a Palestina y las posteriores represalias estadounidenses han puesto a Yemen, el país más pobre y aislado de la región, en el punto de mira. Millones de yemeníes han salido a las calles tras las oraciones del viernes para mostrar su solidaridad con Palestina durante la guerra de Israel contra Gaza. La postura de los hutíes también ha obtenido apoyo popular en toda la región árabe, donde muchos gobernantes han hecho bien poco ante la continuada agresión israelí contra Palestina. Hamás y otras facciones palestinas han elogiado a Yemen por demostrar su sincero apoyo y resiliencia frente a Israel, a pesar de sus limitados recursos. «Expresamos nuestra plena solidaridad con Yemen y el hermano pueblo yemení», declaró Hamás en un comunicado el sábado por la noche. «Apreciamos sus valiosas medidas en apoyo a la firmeza de nuestro pueblo palestino en la Franja de Gaza frente a una guerra genocida que es una vergüenza para la humanidad».

Tras los ataques, la familia de Saad se trasladó a Saná. «Existen campos de batalla para la confrontación; que [el enemigo] nos enfrente en el campo de batalla», dijo. «El propósito de estos ataques es matar al mayor número posible de inocentes y cometer masacres atroces, al igual que los crímenes que cometen en Gaza, para aterrorizar a la gente».

Shuaib Almosawa es un periodista yemení afincado en Saná que trabaja como freelance para el New York Times, The Intercept e IrinNews, entre otros medios.

Texto original: Drop Site News, traducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/03/17/con-ataques-aereos-masivos-en-yemen-trump-intensifica-la-guerra-no-declarada-contra-el-pais-mas-pobre-del-mundo-arabe/