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Finalizó la XIV Cumbre de Países no Alineados

Con los ojos en el Sur

Fuentes: APM

Esta vez no fueron sólo palabras tibias; los países del NOAL dejaron varias propuestas concretas de acción, y un crítico documento final. La cita en La Habana demandó y presento sus alternativas para un mundo más justo. El clima tropical de La Habana sacó al Movimiento de Países no Alineados (NOAL) del congelador. Los 118 […]

Esta vez no fueron sólo palabras tibias; los países del NOAL dejaron varias propuestas concretas de acción, y un crítico documento final. La cita en La Habana demandó y presento sus alternativas para un mundo más justo. El clima tropical de La Habana sacó al Movimiento de Países no Alineados (NOAL) del congelador. Los 118 estados reunidos acordaron un documento final que, entre otras cosas, exige la reforma de la Organización de Naciones Unidas (ONU), defiende el multilateralismo, y aboga por un equilibrio en la relación Norte – Sur. Pero no fueron sólo documentos y voluntades; la cumbre trajo consigo un profundo análisis del panorama mundial, así como numerosas propuestas concretas para modificar la realidad de los países pobres y en desarrollo.

El domingo a la una de la madrugada, ante un auditorio aún con gran presencia a pesar de la hora, el presidente en funciones de Cuba, Raúl Castro, clausuró la XIV Cumbre del NOAL destacando la revitalización del movimiento, y el alto consenso logrado en el documento final. «El hecho de que haya primado en esta cumbre un espíritu de entendimiento y que hayamos sido capaces de llegar a consensos claros, incluso en los temas más complejos, es una demostración de que hemos decidido dar prioridad a lo que nos une», declaró Castro en la ceremonia.

La cumbre del NOAL encauzó la voluntad de expresión de 118 países, sobre diversos aspectos de la coyuntura internacional, que abogan por un orden internacional más justo para los países del Sur. Pero esta vez no sólo coincidieron en el diagnóstico del mundo enfermo; también las causas de la enfermedad fueron puestas en evidencia y condenadas: la globalización como forma de imperialismo, el modelo neoliberal y la opresión por parte de las potencias hegemónicas.

En este sentido, la «Declaración sobre los propósitos y principios del NOAL en la coyuntura internacional actual», firmada en La Habana, es más que clara cuando afirma que «el subdesarrollo, la pobreza, el hambre y la marginación se han visto agravados como consecuencia del proceso de globalización en curso, empeorando los desequilibrios estructurales y las desigualdades que afectan al orden económico internacional.»

Pero no fueron sólo documentos. Varios de los mandatarios reunidos presentaron propuestas concretas, en un intento por aceitar al NOAL y convertirlo en un verdadero órgano representativo de los países del tercer mundo.

En un discurso muy enérgico, el presidente venezolano Hugo Chávez criticó la inactividad de la que muchas veces son presos los foros de discusión, al afirmar que siempre «andamos apurados, no debatimos, casi nada se convierte en realidad.» Intentado acabar con este letargo, el mandatario reflotó la idea de la construcción de un Banco del Sur, para «no perder un día más y traer nuestras reservas internacionales para financiar nuestro desarrollo». «¿Dónde están hoy nuestras reservas?, en los países del Norte. Por eso debemos relanzar el potencial de los NOAL y los fundamentos de unidad de este movimiento», agregó el presidente venezolano.

La propuesta de Chávez se enmarca en la necesidad de generar acuerdos económicos entre los países del Sur. Esta idea circuló por los pasillos durante la cumbre de La Habana, sobre todo por las numerosas reuniones paralelas entre mandatarios, donde el tema del comercio fue capital. El concepto de una relación Sur-Sur, se hace más presente si se piensa que un gran porcentaje de los recursos económicos del mundo se encuentran repartidos entre los 118 miembros del NOAL. Tampoco hay que olvidar que algunas de las potencias industriales del mundo como China (país observador) e India, y en menor medida Sudáfrica y Brasil, producen muchos de los bienes que se exportan del primer mundo.

Siguiendo con la idea de reconstruir al NOAL como un verdadero instrumento de cambio, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad llamó al movimiento a liderar una cruzada mundial en favor de la reforma en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Si bien este tema fue plenamente tratado y plasmado en el documento final, el mandatario redobló la apuesta, al sugerir que los países del NOAL deberían tener una banca permanente en el Consejo de Seguridad, ya que de esta manera 118 países quedarían representados. Sostuvo también que el Consejo de Seguridad debería conformarse por miembros seleccionados por ciertos períodos, los cuales cambiarían de manera rotativa, sin derecho a la reelección.

Las propuestas de los presidentes de Venezuela e Irán, se sumaron a las de otros países como Cuba e India. El país anfitrión de la cumbre, puso a disposición sus programas de alfabetización y salud, que están dando enorme éxito en América Latina. Por su parte, el primer ministro indio, Manmoham Singh, lanzó una iniciativa para establecer un grupo de trabajo y un plan de acción en materia de seguridad energética.

Otro punto a destacar de la cumbre del NOAL, es la fuerte determinación en defender sus posturas históricas, aún frente a las diferencias sociales, culturales, étnicas y religiosas de sus 118 miembros. Esto se materializó en algunos puntos que se presumían conflictivos antes de la cita en La Habana, pero que encontraron amplio consenso.

Quizás el más trascendente sea el apoyo Irán, en su voluntad por concretar el desarrollo nuclear con fines pacíficos, así como a cualquier país que pretenda una ampliación de su horizonte energético. El documento final reafirma el «derecho fundamental e inalienable de todos los Estados a desarrollar la investigación, producción y utilización de la energía nuclear con fines pacíficos, sin discriminación y de conformidad con sus respectivas obligaciones jurídicas».

Por otra parte, el documento final pronuncia una fuerte crítica a Estados Unidos e Israel. Con respecto al país norteamericano, el NOAL condenó el bloqueo a Cuba, y pidió expresamente la devolución de la porción territorial donde está instalada la Base Militar de Guantánamo. También instó a la plena independencia de Puerto Rico (aún conserva el status de Estado Libre Asociado), y el levantamiento efectivo e inmediato de las sanciones unilaterales contra Siria.

Pero el punto que mayor desarrollo mereció en el documento final, fue la crítica a Estados Unidos por su voluntad de inmiscuirse en las políticas internas de los países, tema que representa una condena histórica del NOAL desde 1961. En este sentido, se exige al Gobierno de George Bush que finalice con las políticas de desestabilización hacia Cuba y Venezuela, y que de marcha atrás con la creación de una oficina de espionaje dirigida a los países caribeños.

Asimismo, se critica el «unilateralismo, la doctrina del ataque preventivo, (incluidas las armas nucleares), las acciones militares y el uso de la fuerza, así como la calificación de países en buenos y malos».

En el caso de Israel, la condena por sus acciones en Palestina es producto de una comisión especial que sigue el tema. De esta manera, el documento solicita el cese inmediato de la ocupación ilegal de los territorios árabes, tomados desde 1961. También menciona la violación sistemática por parte del estado hebreo de varias resoluciones de la ONU.

En referencia la último conflicto en el Líbano, el documento califica de «despiadada» la agresión hacia el país árabe, y reclama una indemnización para reparar daños materiales.

Por su parte, el gobierno de George Bush mostró una gran indiferencia a la cumbre, conjuntamente con todo el sistema de medios de comunicación funcionales a Estados Unidos. La mayoría de la prensa del mundo puso el acento en la salud del presidente Fidel Castro que, si bien no pudo asistir en persona al encuentro del NOAL, tuvo varios encuentros con mandatarios, e incluso con el secretario general de la ONU, Kofi Annan y el presidente de de Irán.

Sin embargo, a pesar de las cortinas de humo, la cumbre se realizó con éxito, y le dio una bocanada de aire a los no alineados. Esto debe preocupar al presidente Bush, que ve como los países que él considera como «eje del mal» se hacen fuertes frente al apoyo de 118 estados, que representan más de dos tercios de los miembros de la ONU. Sobre todo, porque esta vez el encuentro dejó de ser una simple declaración de principios, para convertirse en un profundo análisis de la coyuntura política, y en acciones concretas para modificar las realidades de los países en desarrollo.

El cálido aire de La Habana aún está dando vueltas, y los países del mundo serán testigos de lo que ya representa el comienzo del renacimiento del Sur.