Noticia de fin de semana en Bolivia: «El presidente Evo Morales decidió suspender «indefinidamente» las operaciones en Bolivia del Departamento Antidroga de Estados Unidos (DEA), tras acusarlo de realizar «espionaje» y «conspiración» contra su Gobierno. El Gobierno de los Estados Unidos rechazó esas acusaciones y advierte que de ser suspendida su cooperación a Bolivia, «se […]
Noticia de fin de semana en Bolivia:
«El presidente Evo Morales decidió suspender «indefinidamente» las operaciones en Bolivia del Departamento Antidroga de Estados Unidos (DEA), tras acusarlo de realizar «espionaje» y «conspiración» contra su Gobierno. El Gobierno de los Estados Unidos rechazó esas acusaciones y advierte que de ser suspendida su cooperación a Bolivia, «se producirá más droga» en el país.»
El momento es oportuno para realizar un repaso acerca del papel de la DEA y de otros organismos de inteligencia del gobierno estadounidense en la lucha contra las drogas.
En primer lugar, ¿se producirá más droga en Bolivia si se va la DEA?
En julio de 2005, Venezuela también prescindió de los Sevicios de la DEA.
Durante 2008, el recientemente expulsado embajador de Estados Unidos en Venezuela, Patrick Duddy, declaró que el trafico de cocaína en el país caribeño se había cuadruplicado. Pero sus afirmaciones fueron desmentidas por el vicepresidente de la Repúlica Bolivariana.
El pasado 1 de septiembre, Ramón Carrizales, declaró: «Cuando estuvo en plena ejecución el convenio con la DEA, la incautación de droga en Venezuela no superaba las 27 toneladas (anuales), ese era el promedio. Salió la DEA y comenzamos a capturar un promedio de 43 toneladas al año.»
El vicepresidente venezolano también acusó a la DEA de ser parte del narcotráfico, según afirmó «encontramos casos donde se hablaba de 20 kilos de cocaína para entrega controlada y cuando se hacían revisiones habían 50 kilos. Es decir, 20 kilos eran controlados y 30 estaban metiendo para el tráfico ilícito, lo que indica que la DEA está en un cartel de la droga».
Las entregas controladas son una modalidad utilizada por la DEA mediante la cual el organismo norteamericano permite el tráfico de estupefacientes con el objetivo de realizar tareas de inteligencia que permitan la desarticulación de bandas.
El gobierno boliviano deberá estar mucho más atento a partir de ahora, el gobierno de Estados Unidos y sus organismos de inteligencia intentarán imponer aquí, el mismo juego que en Venezuela. En las declaraciones ya citadas de Carrizales, se puede anticipar qué es lo que viene, el guión será el mismo tanto Venezuela como para Bolivia:
«Se está intentando crear una matriz de opinión a nivel internacional para atacar al gobierno bolivariano (de Venezuela) como complaciente, o por lo menos indiferente, ante el tráfico de drogas».
¿Será cierto que la DEA conspira y hace espionaje, como lo afirmó el presidente Evo Morales?
Para entender como funciona la DEA, citaré algunos parrafos textuales del texto «Operación Doble», en el que el investigador estadounidense Douglas Valentine, relata cómo la CIA infiltró a la DEA:
«La DEA y sus predecesoras las organizaciones federales de control del cumplimiento de la ley de drogas siempre han sido infiltradas y, en diferentes grados, dirigidas por agencias de inteligencia de EE.UU. El motivo es bastante simple: El gobierno de EE.UU. ha estado protegiendo a sus aliados narcotraficantes, especialmente en el crimen organizado, desde que el narcotráfico fue criminalizado por primera vez en 1914».
«En 1977, unos 125 «antiguos» agentes de la CIA habían sigo infiltrados en la DEA en todos los niveles de la organización, especialmente en unidades de inteligencia, haciendo todo lo posible – desde intercambios de armas en el mercado negro, a negociaciones con terroristas, a asesinatos políticos. También puso a la CIA en control total de la selección de objetivos.»
«Sin embargo, a medida que la influencia de la CIA se hacía dominante, más y más agentes de la DEA sintieron su impacto adverso en sus casos. Para comenzar, la CIA exigió una lista de todos los informantes extranjeros de la DEA, así como copias de todos sus informes de inteligencia. Obtuvo las dos cosas. Luego comenzó a reclutar traficantes vigilados por la DEA. Esos reclutas fueron borrados de la lista de objetivos de la DEA.»
«Como dice un agente de la DEA: «La relación entre la CIA y la DEA no fue lo que se habían propuesto originalmente. La CIA no tiene su sitio en ningún tipo de actividad de mantenimiento del orden, a menos que pueda resultar en una condena. Lo que sucede pocas veces. Sólo debiera servir de apoyo, totalmente.»
«En febrero de 1977, cuando estaba descorazonado y a punto de renunciar, ese agente y un grupo de otros altos responsables de la DEA se sintieron obligados a documentar una lista interminable de fechorías de la CIA.»
«La CIA estaba causando tantos problemas que a comienzos de 1977, el Vice-Administrador saliente de Seguridad, Dan Casey, envió un memorando de tres páginas a espacio simple al administrador de la DEA, Peter Bensinger, expresando su preocupación «por el papel jugado actualmente por la CIA en relación con la recolección de inteligencia operativa en el exterior.» El memorando lo firmaron cinco jefes de la división de seguridad. «
«Desgraciadamente, Bensinger toleró a la CIA a costas de la integridad de la DEA. Ignoró a Casey y a sus jefes de división. «La Fuerza de la jauría», presenta ejemplos de cómo este acomodo con la CIA mutiló a la DEA. Un ejemplo importante es la Conexión Contra de la CIA. Esta inmensa brecha en el escudo protector de la CIA llevó a la formación del Centro de Contranarcóticos de la CIA, y los negocios continuaron como de costumbre.»
«Poco después de renunciar en 1993, el jefe de la DEA Robert Bonner reveló que la CIA había embarcado en 1990 una tonelada de cocaína pura a Miami desde su almacén del Centro Contranarcótico en Venezuela. La orwelliana «entrega controlada» fue perdida, accidentalmente.»
«Con la guerra de Bush contra el terror, la situación sólo ha empeorado. En Afganistán y en el Sudoeste Asiático, la DEA está totalmente infiltrada y controlada por la CIA y los militares. La central de la DEA es básicamente un anexo de la Oficina Oval. Y los círculos gobernantes siguen manteniendo oculta la historia.»
Entender el mundo de la inteligencia, las alianzas, las traiciones y los intereses que están detrás, es una tarea sumamente compleja y no lineal. Intentar hacerlo bajo preceptos ideológicos no es lo más conveniente aunque podríamos mencionar que como línea matriz, por ejemplo en el caso de Estados Unidos, suele haber un gran objetivo que no varía, que es hacerle la guerra a cualquier gobierno que se oponga a los intereses de Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Para hacer eso todo está permitido.
Según lo que podemos observar en base a las citas del investigador Douglas Valentine, es evidente que no todos los agentes de la DEA son corruptos, pero ocurre algo peor. La decisión política, como política de estado podríamos decir, de mantener al organismo antidrogas como una dependencia de la CIA.
Si comprendemos esto podemos responder a la duda que nos planteaba el presidente Evo Morales. La DEA sí conspira y hace espionaje, agentes de la CIA utilizan la plataforma de la DEA (operando como agentes dobles) para atacar los procesos de cambio que en nuestra región, son una amenaza para los propósitos de eterna hegemonía de los círculos gobernantes en Washington.
Acaban de finalizar la primera parte de la nota, pero si quieren seguir inmiscuyéndose en el complejo mundo de la inteligencia y conocer algunas de las fechorías que han cometido y cometen los gobiernos de Estados Unidos en comunión con el tráfico de estupefacientes, los invito a continuar leyendo.
Segunda parte
A mediados de la década del ’80 del siglo pasado, Estados Unidos estaba inmerso en la lucha contra el comunismo, uno de los aliados con los que se sirvió la CIA para enfrentarse a esta batalla fue el líder del Cartel de Medellín, el temible Pablo Escobar Gaviria.
En ese entonces, Escobar Gaviria organizó en Yucatán (México) una completa estructura para trasladar cocaína a Estados Unidos, que incluyó la adquisición de un rancho de 16,000 hectáreas, según documentos desclasificados recientemente por el gobierno norteamericano.
En esos escritos aparece el nombre de Barry Seal, uno de los espías más famosos de Estados Unidos, como informante de la conexión colombiana en Yucatán.
Seal, narcotraficante y espía a la vez, fue acusado de introducir mil millones de dólares de cocaína a su país, antes de morir asesinado pocos meses después de informar de la participación de la inteligencia estadounidense en el tráfico de drogas y de las actividades de los colombianos en Yucatán.
En esa epoca, el Congreso de Estados Unidos había bloqueado la entrega de dinero al movimiento contrarrevolucionario Nicaraguense que en ese momento se oponía militarmente a los sandinistas en Centro América.
En ese contexto, la CIA le ofreció un acuerdo al cartel de medellín. El organismo de inteligencia estadounidense facilitaba el ingreso de la droga a su territorio y las ganancias se dividían. Con ese dinero la CIA financiaba a la Contra.
Estas operaciones no las hacía la CIA de espaldas al gobierno estadounidense.
Uno de los líderes de la Contra era Stedman Fagoth (hoy ministro de Daniel Ortega), en agosto de este año tuve la oportunidad de entrevistarlo, me reconoció que la CIA les había suministrado armas y además me aseguró que en esas negociaciones fue recibido en dos oportunidades por el presidente Ronald Reagan, y que el propio Reagan fue quien le aseguró la colaboración.
Pero el cartel de Medellín no era la única fuente de financiamiento de la Contra nicaraguense.
Otra operación de la CIA en la época era la venta de armas a Irán, el excedente de esas transacciones también era volcado a la lucha anticomunista en Centro América mediante una triangulación con empresarios de Arabia Saudita y Brunei. Esta operación la coordinó el teniente coronel Oliver North.
En noviembre de 1986 los detalles de todo este entramado saltaron a la luz pública, en el mundo se conoció como el caso Irán-Contras. Fue el escándalo político más importante de los dos períodos del mandato de Reagan.
En ese contexto, el director de la CIA, William Casey, debió dar explicaciones ante el Congreso. Un mes después, en una declaración secreta que firmó en diciembre de ese año (y que fue desclasificada años después) reveló lo siguiente:
«Yo William Casey, declaro que la libertad es un inapreciable valor que requiere una constante vigilancia para que pueda perdurar.
La guerra franca es el último resorte de una nación civilizada y debe ser usado pocas veces. Pero las guerras tienen que ser realizadas salvajemente utilizando todos los medios y trampas posibles.
Cuando me nombraron Director General de la CIA el 28 de enero de 1981, recibí instrucciones secretas de William Colby ,mi antecesor en el cargo.
Me informó de dos operaciones que en aquellos mismos días se estaban llevando a cabo en Latinoamérica.
Ambas operaciones se estaban realizando sin el conocimiento y sin el consentimiento del Congreso ni del propio presidente Reagan; y ni siquiera las conocía el alto organismo de la inteligencia militar.
Colby me dijo que el nombre en código de estas operaciones era A-6 (Red Mist) y A-7 (Project Sandman).
Se me informó que el A-6 investigaba a individuos y a toda la estructura comunista que amenazaba a Latinoamérica. Algunos de los datos conseguidos por el A-6 eran luego usados por el Task Force-157. El A-7 era el «Programa Phenix» de Latinoamérica que consistía en el asesinato de los miembros de la infraestructura comunista en toda la América Latina.
«Se me informó también que Colby había autorizado al personal relacionado con la A-6 y A-7 a que traficase con narcóticos con el fin de financiar ambas operaciones. Colby hacía lo mismo que yo sabía se había hecho en Vietnam con el mismo fin.
Colby me informó con toda franqueza que él había colocado más de un millón de libras de cocaína (500 toneladas aprox.) en Panamá, entre diciembre de 1975 y abril de 1976, operación que se había hecho con la ayuda de nuestro gentil aliado el general Manuel Noriega.
La cocaína fue posteriormente transportada a El Salvador, Costa Rica y Honduras entre 1976 y 1981.
Se me dijo que Colby en los asuntos de la A-6 y A-7 usaba a un amigo mutuo, el coronel Albert Vicent Carone, de la
Inteligencia militar.
Colby me dijo que las ganancias de la cocaína serían lavadas por Al Carone, la mafia de Nueva York y Robert Vesco y posteriormente usadas para la lucha anticomunista por el propio Colby.
Después de hablar con Carone tomé la decisión de trasladar la cocaína almacenada al aeropuerto de Mena en Arkansas, pues la CIA había ya usado este aeropuerto en varias ocasiones. En estas circunstancias la cocaína era el instrumento.
La trampa era el ignorar la ley y el evitar ser descubiertos. En estos esfuerzos nos ayudaron William Clinton y William Weld.
En 1984 toda la cocaína [que había estado depositada inicialmente en Panamá] estaba ya en el aeropuerto de Mena y además habíamos buscado otras fuentes para que nos suministrasen más cocaína.
Ésta nos llegaba a través de los hangares 4 y 5 de la base aérea de Ilopango en El Salvador. Mi hombre de confianza en Mena era Adler Berriman Seal.
Bill Clinton nos ha ayudado enormemente hasta ahora evitando que haya investigaciones locales sobre las actividades del aeropuerto de Mena. A Bill Weld como Asistente del Fiscal General de los Estados Unidos se le dio el puesto de Encargado de la División Criminal del Departamento de Justicia. Esto se hizo para que pudiese tener controladas las investigaciones de las agencias federales sobre las actividades de Mena. La ayuda de Weld ha sido de un valor incalculable.
Yo les ordené a John Poindexter, Robert McFarlaine y Oliver North que prescindiesen de los canales normales y usasen todos los medios que tuviesen a mano, incluída la mafia, para asegurar la llegada de la cocaína al aeropuerto de Mena.
En no pequeña parte se debe el resultado feliz de toda la operación a los esfuerzos del personal de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA) y de la Agencia de Seguridad del Ejército (ASA). Los hombres y mujeres de la NSA y de la ASA impidieron que los satélites y la red de radares pudieran detectar la llegada de los aviones de modo que estos pudieron aterrizar tranquilamente en Mena. La NSA y la ASA denominaron a estas operaciones «Sea Spray» y «Jade Bridge».
«Creo que la lucha por la democracia en Nicaragua y Latinoamérica está yendo en la dirección que nosotros queremos. Pienso que este triunfo se debe a las operaciones A-6 y A-7 que Colby tuvo el acierto, la precisión y el valor de emprender.
Tengo en cuenta los heroicos esfuerzos de Al Carone, Bill Clinton, Bill Weld, John Poindexter, Bud McFarlaine y Ollie North.
Sin estos hombres las A-6 y A-7 no hubiesen existido.
Mis acciones puede que sean catalogadas como criminales al pensar en la enorme cantidad de norteamericanos que enganchamos a las drogas. Pero no me importa.
Todas las guerras tienen víctimas. Pero generalmente cuanto más violenta es la guerra más corta es su duración.
Mi dilema era: o exponernos a una larga guerra de guerrillas en Latinoamérica o usar los medios que teníamos para hacer una guerra violenta de corta duración para salvar la democracia.
Cuando tomo una decisión la cumplo. En este caso el arma era la cocaína y la trampa era que el que usa drogas tiene libertad para usarlas o no usarlas.
Y escogen usarlas. Yo escogí el usar el hábito de estas personas para financiar la democracia que disfrutamos y para mantener a todos los norteamericanos a salvo de la amenaza comunista que nos está acechando ahí al lado desde
Sudamérica. Paradógicamente el drogadicto está ayudando a la sociedad.
Declaro bajo pena de perjurio que lo que aquí digo es la verdad tal como yo lo veo y entiendo.»
Hay quienes han puesto en duda la veracidad de este documento, pero la información allí vertida y el marco histórico en el que se produjo permiten suponer que es auténtica. William Casey murió pocos meses después.
Según un informe del Senador estadounidense John Kerry (quien en 2004 fue candidato demócrata a la presidencia) publicado el 13 de abril de 1989, los miembros de Departamento de Estado estadounidense «proporcionaron el apoyo a los Contras y estuvieron implicados en el tráfico de drogas.»
El negocio de la droga es la empresa que genera mayores beneficios en el mundo. Según las Naciones Unidas y Le Monde Diplomatique, las ganancias netas del tráfico de drogas anuales generan más de 590 mil millones de euros ($U.S. 700 mil millones) libres de impuestos. Esto es mucho dinero para ocultarse en un calcetín. La CIA, desde 1975 ha usado el tráfico de drogas para financiar actividades anticomunistas. El nombre de esta operación super secreta era watchtower
Según el fiscal especial del asunto Irán-Contra, Lawrence Walsh, hay más de 500 incidentes relatados con la participación de la CIA en el tráfico de drogas. Muchos de estos mismos incidentes formaban parte de Operaciones Especiales ocultas en América Latina como: «Pegasus – Misiones 1 a 28», «Proyecto Omni», «Fruta Amarilla», «Rocío de Mar», «Tipped Kettle – I y II,» y «la Niebla Roja.»
Una publicación del investigador Daniel Estulin, amplia detalles sobre la operación Iran-Contras y fortalece la tesis leída anteriormente en la declaración del jefe de la CIA, William Casey:
«Durante los años de Irán-Contra, la cocaína fue traída de Panamá a Costa Rica, Honduras y El Salvador. Desde allí, fue transportado a los Estados Unidos a su lugar de almacenaje secreto en Mena, Arkansas. Esto continuó de 1982-1989. El Gobernador del Arkansas en aquel tiempo era un muchacho desconocido y amante de las faldas por el nombre de William Jefferson Clinton. Todo esto se hacía con el conocimiento de la CIA, DEA y el FBI. De Mena, bandas organizadas trasportaban la cocaína a Los Angeles, California que causó una epidemia de cocaína crack en barrios pobres a mediados de los años 1980. Esto también formaba parte del plan.
El tráfico de drogas en Mena fue reconocido en un informe de Senado estadounidense «Drogas, La Ejecución de la Ley y la Política Exterior,» (S.Prt. 100-165; 98-845; diciembre de 1988, pp.120-121).
Hasta el Wall Street Journal relataba el 29 de enero de 1997, que actividades en el aeropuerto de MENA implicaron al entonces gobernador Bill Clinton en una operación secreta y ilegal de trafico de drogas.
Las ganancias de tráfico de drogas de la CIA fueron lavados de al menos tres modos que pueden ser probados: (a) a través de los bancos extranjeros como BCCI, (b) a través de los bancos estadounidenses como Chase Manhattan Bank, (c) a través de varias agencias de gobierno estadounidenses como la agencia de Vivienda y Desarrollo Urbanístico (H.U.D. por sus siglas en inglés).»
Los primeros contactos para organizar la venta de armas a Irán los hicieron el propio Casey y su segundo Robert Gates, durante la famosa crisis de los rehenes.
El 4 de noviembre de 1979, estudiantes y miembros del Cuerpo de Defensa de la Revolución Islámica tomaron como rehenes a 52 funcionarios de la embajada estadounidense en Teherán (capital de Irán). En Estados Unidos gobernaba el demócrata Jimmy Carter. El conflicto se prolongo durante más de un año.
En noviembre de 1980 había elecciones presidenciales, Carter aspiraba a reelegirse y la dupla Reagan – Bush padre a reemplazarlo.
La crisis de los rehenes era un duro golpe para Carter, fue uno de los ejes principales de la campaña presidencial, a los republicanos les servía para mostrar a un Carter débil e incapaz de liberar a los conciudadanos en manos de los extremistas iraníes.
En ese contexto Bush, quien había dirigido la CIA durante esa década, envió a Casey y Robert Gates a establecer una negociación secreta con los iraníes para retrasar la liberación de los rehenes hasta después de las elecciones, los iraníes aceptaron y a cambio solicitaron armas.
Según un informe de la inteligencia fechado en 1993, Casey y Gates se reunieron con los iraníes por lo menos 3 veces en Madrid y Paris.
Ronald Reagan y George H. Bush ganaron las elecciones, los rehenes fueron liberados, y el flujo de armas a Irán comenzó.
Ya explicamos que parte de esos beneficios sirvieron para financiar a la contra en Nicaragua.
Ya vimos que un fiscal denunció 500 casos de connivencia entre la CIA y el tráfico de drogas, que esto fue avalado también por el senador John Kerry y que la utilización del aeropuerto de Mena para esas operaciones fue reconocida por el propio Senado estadounidense en 1988.
Los responsables de la CIA en ese entonces eran William Casey y Robert Gates, como ya vimos ambos estrechos colaboradores de George Bush padre. Casey murió pero ¿qué fue de la vida de Gates?
Deberíamos pensar que con estos antecedentes cayó en el ostracismo político y hoy vive tranquilamente en una isla del caribe bien alejado de los círculos de decisión política de Washington. Error. Es el actual Secretario de Defensa de George W. Bush (el actual presidente de EE.UU.), el reemplazante de Donald Rumsfeld, el encargado de llevar adelante la guerra contra el terrorismo.
Vimos con el caso Iran-Contras cómo la inteligencia estadounidense financia operaciones encubiertas con el fin de derrocar a gobiernos ajenos a sus intereses, pero esto pasó hace 20 años. ¿Siguen los organismos de seguridad financiando operaciones encubiertas con el dinero de la droga?
No lo podemos afirmar hoy día, probablemente lo sepamos dentro de otros 20 años, cuando conozcamos nuevos documentos desclasificados.
Pero tampoco lo podemos negar, si analizamos la conformación del gabinete de Bush, debemos concluir que esa forma de hacer política, ese engranaje de poder se mantiene igual que hace 20 años.
En ese entonces el vicepresidente de Reagan era George Bush padre (que antes había sido director de la CIA), el segundo de William Casey era Robert Gates (hoy Secretario de Defensa) y el embajador de Estados Unidos en Honduras (desde donde se organizaba toda la contrarrevolución era John Negroponte (hoy segundo de Condoleeza Rice).
Sí podemos afirmar que no hubo penalización para quienes organizaron ejercitos contrarrevolucionarios con dinero del narcotráfico y conspiraron contra la libre determinación de los pueblos hace 20 años, no están en el ostracismo político, ocupan los más altos cargos y opinan como si fueran blancas palomitas, que el gobierno boliviano no colabora en la lucha contra las drogas. La mafia es la misma.
Nada puede hacer suponer que al igual que hace 20 años, no estén utilizando todos los medios a su alcance para conspirar contra quienes hoy al igual que ayer, representan una amenaza para sus intereses, hoy día esos demonios son principalmente Venezuela y Bolivia.
Podría ser este el segundo final, pero nuevamente hacemos la invitación para que todo/a aquel que guste continúe descubriendo las fechorías de esta verdadera mafia enquistada en el centro del poder mundial. Son varios minutos más pero vale la pena.
Tercera parte
Hacia 1990 la guerra fría termina y la revolución sandinista cae, Pablo Escobar adquiere mucho poder, la CIA decide que ya no le conviene como aliado y que es mejor frenarlo. El presidente George Bush envía un contingente de agentes de la CIA a Colombia, la operación se llama Heavy Shadow (sombra pesada), estos agentes de la CIA trabajan en alianza con la DEA, con la organización paramilitar los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) y con el bloque de búsqueda de la Policía Nacional, entre cuyos oficiales destaca Oscar Naranjo, el niño mimado de la inteligencia estadounidense en Colombia. Tardarán 3 años en apresarlo.
Repasar esta historia nos va a servir también para entender quienes son los aliados de Estados Unidos en nuestra región
La historia
La imagen recorrió el mundo. La tarde del 2 de diciembre de 1993, el narcotraficante más famoso y buscado del planeta, Pablo Escobar, caía abatido por las fuerzas del orden colombianas, mientras intentaba huir por los techos de una casa en el barrio Los Olivos, de Medellín.
Esa misma noche, el entonces mayor de la policía Oscar Naranjo se sintió realizado, gracias al sofisticado sistema de inteligencia electrónica dotado de complejos mecanismos de localización satelital -que él se había encargado de montar para los servicios de inteligencia de su país- el capo narco pudo ser dado de baja. Tras los festejos y las sonrisas prodigadas entre sus camaradas, regresó a casa con la satisfacción del deber cumplido, su esposa Claudia lo esperó para darle la última felicitación.
Pero Naranjo no había actuado solo, sus compañeros de labores en la misión Escobar fueron sus camaradas de armas, el cartel de Cali enemistado con el capo narco, la agrupación narco-paramilitar ‘Los Pepes’, la CIA estadounidense y una de sus tantas dependencias infiltradas profusamente, la DEA.
Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) eran una organización criminal a la que se la responsabiliza por el asesinato de centenares de personas entre quienes se encontraban familiares, abogados y aliados de Escobar. Contaban con el patrocinio de todas las organizaciones anteriormente mencionadas y estaban dirigidas militarmente por los hermanos Carlos y Fidel Castaño.
Según reveló el diario Nuevo Herald el 16 de diciembre de 2000, varios miembros de este grupo mafioso tenían una relación fluida con el agente Javier Peña del organismo antinarcóticos del gobierno estadounidense (DEA). Peña cumplía con una importante responsabilidad para el normal desenvolvimiento de Los Pepes, servía de enlace con el Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional encargado oficialmente de la persecución de Escobar.
Un testimonio anónimo de un ex integrante de Los Pepes devela la relación entre esta organización y los organismos estadounidenses:
«Los americanos se tapaban los ojos para no ver lo que Los Pepes hacían, pero ellos sabían perfectamente lo que hacían»
Las buenas relaciones del agente Peña con este grupo mafioso, no le ocasionaros mayores contratiempos, en los primeros años de nuestro siglo, se transformó en el subdirector de la DEA en Colombia.
Durante los años más calientes en los que la captura o muerte de Pablo Escobar era un asunto de estado en Colombia, el Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional en Medellín funcionaba en la escuela Carlos Holguín, Naranjo trabajaba allí, era el jefe del grupo de evaluación y análisis del citado Bloque.
Según el relato de uno de los abogados del capo narco, en ese lugar se presentaban con asiduidad Fidel y Carlos Castaño junto a varios de sus principales secuaces de Los Pepes.
Esto fue admitido años después por el mencionado agente Peña, quien aseguró que Fidel Castaño, llegó a dirigir redadas al mando de tropas del Bloque de Búsqueda.
Los hermanos Castaño ostentan el dudoso honor de ser los fundadores de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización paramilitar de ultraderecha responsable de masacrar y violar sistemáticamente los Derechos Humanos de miles de ciudadanos, también de proteger algunas redes del narcotráfico.
El ex director de la DEA en Colombia, Joe Tofts, también denunció que los Pepes estaban al mando de muchos operativos de la Policía Colombiana. Tofts renunció 3 meses después del asesinato de Pablo Escobar, lo hizo en protesta por los crecientes vínculos entre narcotraficantes y el gobierno colombiano.
A finales de 2004, Thomas Kent, abogado del Departamento de Justicia de Estados Unidos, escribió un memorando en el que denunció que agentes de la DEA en Colombia, ayudaron a narcotraficantes, participaron en lavado de dinero y conspiraron para asesinar informantes.
El ex agente Baruch Vega, amplió la denuncia de Kent. Según Vega, a mediados de los 90 existía una organización denominada ‘Cartel del Diablo’ encargada de proteger sus negocios en el narcotráfico y neutralizar a otras organizaciones rivales. Entre los principales rivales de este grupo estaba el Cartel de Cali.
El Cartel del Diablo era una alianza entre narcotraficantes del Cartel del Norte del Valle (que finalmente eclipsó al Cartel de Cali) y miembros activos de la Policía Nacional (Naranjo). La protección de este grupo la garantizaba Carlos Castaño, el ya mencionado líder las Autodefensa Unidas de Colombia.
El órgano de inteligencia del Cartel del Diablo, sostuvo Vega, estaba compuesto por agentes federales corruptos de la DEA y la Aduana.
Existen más denuncias que evidencian actividades delictivas realizadas en conjunto entre la CIA, la DEA y las autoridades policiales colombianas.
Un informe de Amnistía Internacional relaciona a Fidel Castaño con agentes de la CIA y la DEA, con la marina y con el ejército de Estados Unidos. Como ya se ha dicho, todos ellos junto al general Naranjo trabajaron en conjunto para apoyar acciones contra Pablo Escobar.
La presencia de agentes de la CIA en Colombia recibió mucho impulso en ese entonces, fue autorizada en secreto por el presidente George H. Bush con el nombre de operación ‘Heavy Shadow’ (sombra pesada).
El 9 de diciembre de 2000, el diario La Jornada de México publicó una editorial, cuyo título y algunos de sus párrafos decían lo siguiente:
«Se confirma la financiación y apoyo de EE.UU. a grupos paramilitares colombianos»
«Los hechos sucedieron hace ocho años en las operaciones militares encaminadas a la búsqueda y eliminación del narcotraficante Pablo Escobar. Los operativos duraron quince meses, comenzaron bajo la administración Bush y continuaron bajo la de Clinton. Fueron dirigidas por el ex embajador de Estados Unidos en Colombia y participaron agentes de la CIA, el FBI, la DEA y la Agencia Nacional de Seguridad. Todos ellos ayudaron a la creación de una unidad especializada de la policía colombiana denominada Bloque de Búsqueda. La eliminación de Escobar no sólo no contribuyó a detener el flujo de cocaína a Estados Unidos sino que desencadenó la creación de supercárteles de la droga integrados por narcotraficantes y paramilitares.»
Según lo que se desprende de estas informaciones, los resultados de las alianzas nacidas durante la búsqueda de Pablo Escobar se establecen entre los siguientes actores, CIA, DEA, la Policía Nacional de Naranjo y algunos grupos narcoparamilitares como las Autodefensas Unidas de los famosos hermanos Castaño.
Algunos años después, en 1993, Robert Bonner renunció a un puesto de jefatura en la DEA, entonces reveló que en 1990, la CIA había embarcado una tonelada de cocaína pura a Miami desde su almacén de Centro Contranarcótico en Venezuela.
Lo que se desprende del análisis de estos hechos
Naranjo es el sabueso más destacado en las operaciones de inteligencia que dan con el paradero de Escobar. En esta época traba relación con los agentes de la CIA enviados por Bush, con los hermanos Castaño y con el agente Peña (DEA y probablemente CIA). Su labor lo lleva a la identificación del entorno de Escobar, parte de esta información producida en el Bloque de Búsqueda la utilizan los Pepes para asesinar a dicho entorno. Esta relación no es obra de afiebrados columnistas al servicio del comunismo. Un subdirector de la DEA (Javier Peña) admite que Fidel Castaño (líder paramilitar) llegó a dirigir redadas al mando de tropas del Bloque de Búsqueda.
No es el único, por esta alianza entre organismos internacionales, las fuerzas legales colombianas y los narcoparamilitares, Joe Tofts director de la DEA en Colombia renuncia 3 meses después del asesinato de Escobar.
Durante los noventa y hasta el año 2007, el Cartel del Norte del Valle se transformó en una organización que llegó a distribuir ente el 30 y el 50 por ciento de la cocaína que se consume en el mundo.
Carlos Castaño pasó de Pepe a líder de las AUC, dejó de perseguir a colaboradores de Escobar para dedicarse a limpiar el camino del Cartel del Norte del Valle, para eso siguieron asesinando a rivales de otros carteles. El crecimiento y hegemonía del Cartel del Norte del Valle se entiende por la alianza entre algunos sectores de la Policía Nacional (Naranjo), los organismos estadounidenses (DEA – CIA), los líderes del cartel y las AUC de Castaño (asi lo devela el testimonio del agente Baruch Vega).
Los mismos elementos que se conocieron y aliaron para destruir a Escobar, siguieron trabajando en conjunto para ganar dinero. Naranjo contó siempre con el respaldo irrestricto de la DEA-CIA, quien llegó a fungir como subdirector de la DEA era el agente Peña, el mismo que en la época del Bloque de Búsqueda operaba como enlace entre los Pepes y la Policía, y por lo que vimos, todos ellos habían establecido una estrecha relación con Carlos Castaño cuando este visitaba las instalaciones del Bloque de Búsqueda en la época de Escobar.
Pese a estos antecedentes que los ligan de manera directa con narcoparamilitares asesinatos y demas fechorías, Naranjo siguió siendo el principal aliado de la inteligencia estadounidense y Peña continuó escalando posiciones en la organización que supuestamente debía luchar contra el narcotrafico (DEA).
La política se repite una y otra vez demostrando que no se trata de unas cuantas manzanas podridas, las manzanas más podridas nunca son separadas, son promovidas hacia los más altos cargos.
La denuncia de Thomas Kent, abogado del Departamento de Justicia de Estados Unidos refuerza esta hipótesis, en 2004 acusó a agentes de la DEA en Colombia de ayudar a narcotraficantes, participar en lavado de dinero y conspirar para asesinar informantes.
Otras observaciones
Cuando se analizan los antecedentes de la clase política que ejerce el poder hoy en Colombia, realmente cuesta creer que toda la información sea verídica. Uno mismo se sorprende y puede llegar a pensar que son exageradas todas las informaciones que aparecen y que se van verificando entre distintas fuentes.
Hace pocos meses, en un lujoso hotel de una capital latinoamericana, coincidí en un encuentro internacional con un ex presidente colombiano, me acerqué a saludarlo y luego de presentarme le pregunté cómo veía la situación en Colombia. Para mí sorpresa -pues no se trata de ninguna personalidad a la que podamos ligar a la izquierda de nuestro continente- lo primero que me mencionó (luego de decirme que estaba complicado), era que el presidente (Uribe) y sus principales colaboradores eran parte del narcotráfico y el paramilitarismo. Tratando de bajarle el tono, le pregunté si eran tan ciertas todas esas denuncias y me dijo «Claro, no viste que su principal asesor José Obdulio Gaviria, es el primo hermano de Pablo Escobar Gaviria».
Según distintas fuentes, Álvaro Uribe, su primo William Vélez y José Obdulio Gaviria formaron parte del círculo de colaboradores más cercano de Pablo Escobar Gaviria.
En el escándalo de la parapolítica en Colombia, hay 67 congresistas investigados por sus vínculos con los paramilitares, 31 están en la cárcel. Recientemente las acusaciones de la fiscalía alcanzaron a Mario Uribe, ex senador, primo y uno de los principales aliados del presidente colombiano.
Líderes paramilitares también declararon tener nexos con Francisco Santos, vicepresidente de la República, y con su primo Juan Manuel Santos, el Ministro de Defensa de Uribe.
El 19 de febrero de 2007, debió anunciar su renuncia la entonces canciller María Consuelo Araujo, su hermano Álvaro Araujo Castro, fue acusado por la justicia colombiana por sus vínculos con el paramilitarismo.
Estos son los aliados que Estados Unidos ha elegido para llevar adelante su lucha contra la integración y la emancipación latinoamericana. Hoy son los narco paramilitares, como ayer fueron los militares genocidas.
Cuarta parte
Se podrían contar varias historias más, pero vamos a elegir una para terminar y es el caso de Afganistán y Pakistán durante la misma década del ’80 del citado caso Irán- Contras. Además de la cocaína en Colombia, durante esa época otro tráfico de drogas que sirvió para financiar operaciones de la CIA y el gobierno estadounidense, fue la heroína que comenzó a producirse en Afganistán y Pakistán.
Estados Unidos tenía que luchar contra los soviéticos en Afganistán y para eso financiaron a los yihadistas islámicos que luego crearon Al Qaeda, lo hicieron fomentando el tráfico de heroína hacia su propio país, citaremos textualmente un informe del investigador Michel Chossudovsky sobre el tema. Aquí se evidenciará una vez más el papel de la DEA y su total subordinamiento a la política del gobierno estadounidense.
«Una vez que la heroína dejó estos laboratorios en la frontera noroeste de Pakistán, la mafia siciliana importó las drogas a Estados Unidos, donde rápidamente se hicieron con el 16% del mercado estadounidense de heroína. Esto quiere decir que el 16% del suministro de droga a Estados Unidos venía indirectamente de una operación de la CIA. Durante la década de esta operación, los ochenta, un sustancial contingente de la Agencia Estadounidense contra la Droga (DEA, por sus siglas en inglés) en Islamabad no practicó detenciones ni hizo decomisos, con lo que de facto dejó manos libres a los sindicatos para exportar heroína. En cambio, un solitario detective noruego que seguía a un traficante desde Oslo a Karachi organizó una investigación que puso entre barrotes a un poderoso banquero paquistaní, que era como un hijo para el presidente Zia. La DEA en Islamabad no detuvo a nadie, no hizo nada, se mantuvo al margen.
Ex-agentes de la CIA han admitido que esta operación llevó a la expansión del tráfico de heroína afgano-paquistaní. En 1995 el ex-director de la CIA de esta operación afgana, Charles Cogan, admitió sacrificar la guerra de la droga para combatir la Guerra Fría. «Nuestra misión principal era hacer el mayor daño posible a los soviéticos. Realmente no teníamos los recursos o el tiempo para dedicarlo a investigar el tráfico de droga», declaró a la televisión australiana. «No creo que debamos pedir perdón por ello. Cada situación tiene sus secuelas. Hubo secuelas en términos de drogas, sí, pero se cumplió el principal objetivo. Los soviéticos abandonaron»
Lucrativo tráfico de narcóticos en la época posterior a la Guerra Fría
«El tráfico de droga no ha disminuido lo más mínimo en los años posteriores a la Guerra Fría. Afganistán se convirtió en el principal suministrador de heroína de los mercados occidentales, de hecho, casi el único suministrador: más del 90% de la heroína vendida en todo el mundo procede de Afganistán. El lucrativo contrabando está relacionado con la política paquistaní y la militarización del Estado paquistaní. También tiene una relación directa con la estructura de la economía paquistaní y sus instituciones bancarias y financieras, que desde el inicio del tráfico de drogas del Creciente de Oro han estado implicados en amplias operaciones de blanqueo de dinero, que están protegidas por el aparato militar y de inteligencia paquistaní.»
Los talibán reprimen el tráfico de droga
«En 200 se produjo un giro fundamental e insospechado en el tráfico de droga auspiciado por la CIA.
El gobierno talibán que llegó al poder en 1996 con el apoyo de Washington implementó, con el apoyo de Naciones Unidas, en 2000-2001 un programa de erradicación de largo alcance que sirvió para minar el multimillonario tráfico de droga.
En 2001, antes de la invasión encabezada por Estados Unidos, la producción de opio bajo el programa de erradicación de los talibán bajó más de un 90%.
Inmediatamente después de la invasión dirigida por Estados Unidos la administración Bush ordenó que no se destruyera la cosecha de opio con el pretexto inventado de que eso minaría el gobierno de Pervez Musharraf.
Desde la invasión encabezada por Estados Unidos la producción de opio ha aumentado 33 veces, de 185 toneladas en 2001 bajo los talibán a 6.100 toneladas en 2006, y las zonas cultivadas han aumentado 21 veces desde entonces.»
Conclusión
Luego de analizar estos hechos parecería pertinente observar que los Estados Unidos no son el gobierno más idoneo a la hora de juzgar el apoyo o no, que determinado país pueda realizar en materia de colaboración contra el narcotráfico.
Es más que evidente que cualquier análisis que Estados Unidos haga sobre la materia está impregnado por una intencionalidad política.
Bueno también es tomar conciencia acerca de quienes son esos muchachos que permanentemente hacen valoraciones sobre libertad, democracia, derechos humanos y toda clase de prerrogativas por el estilo, pues se hace evidente que esa clase gobernante es la primera violadora de todos esos preceptos fundamentales.
Todo lo aquí expuesto es en base a textos ya elaborados, algunos por el propio autor y otros por distintas agencias, investigadores o periodistas.
A veces vale la pena resaltar y editar algunos textos o temas que por estar permanentemente por fuera de la agenda diaria de los grandes medios masivos de comunicación, tendemos a olvidar.