Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Si podemos olvidar, por un momento, a los cientos de miles de afganos e iraquíes asesinados y el suicidio diario en 2012 de soldados estadounidenses, volvámonos hacia un aliado de la OTAN, el Reino Unido.
Esta semana, en el improbable trasfondo de una habitación londinense, en una bocacalle de Piccadilly, donde Lord Byron quemó sus memorias (bajo la lujosa pieza, su hija Ada Lovelace escribió el primer programa computacional de la historia), el ex secretario de Defensa de Gran Bretaña, Liam Fox, inauguró un nuevo proyecto para ayudar a los marcados por las recientes guerras. Incluso Ada Lovelace, por supuesto, se hubiera quedado sin aliento ante cómo una corrupción de Ilustración y de valores informáticos podría haber catalizado esas batallas.
Miles de soldados de la OTAN vuelven de los campos de la muerte de Asia Central y Medio Oriente. «Héroes de Afganistán: Dadnos tiempo», permite que soldados británicos traumatizados y sus familias utilicen las residencias de verano de los acomodados para tratar de arrostrar las extremidades, almas y compañeros perdidos. Seguramente proveerá socorro y alivio a los necesitados. Y parece que puede extenderse a todo el mundo.
El proyecto tiene algunos grandes patrocinadores corporativos. Un sponsor importante es Serco, una firma privada de mala fama que se enfrenta a menudo controversias por su especulación transcontinental. Cada vez que entrevisto a viudas, madres sufrientes, soldados discapacitados, de los países que iniciaron guerras contra naciones en desarrollo, nunca deja de impresionarme lo mal que son tratados por sus gobiernos. En uno de mis shows en la televisión -prohibido ahora en Gran Bretaña- el estimado asesino coronel Stuart Tootal del Tercer Regimiento de Paracaidistas británico habló sobre el tema. Tootal dirigió el avance británico hacia la provincia Helmand de Afganistán en abril de 2006. Al parecer la intensidad de los combates durante su período de seis meses, no ha sido experimentada por los británicos desde la Guerra de Corea.
Tootal renunció al ejército, condenando la mala paga de los soldados británicos, la falta de equipamiento, el estándar de alojamiento del Ejército del Reino Unido y el tratamiento del Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña. No se arrepintió cuando le pregunté si pensaba que sus acciones podrían ser «desleales». Está considerado un héroe por sus colegas.
El Partido Laborista británico inició la participación del Reino Unido en esas guerras y Liam Fox, que fue derrotado por David Cameron en la dirección del Partido Conservador, las heredó como secretario de Defensa cuando los tories llegaron al poder en 2010. Fox renunció a su posición en octubre después de un aparente mal manejo de dineros públicos, de modo que fue un poco irónico oírlo hablar de la necesidad de un enfoque benéfico privado autofinanciado para la atención de ex soldados, hombres y mujeres. Pero, por cierto, es profundamente thatcherista en su creencia de que debe ser la caridad privada, no el contribuyente, la que debe pagar la cura de las cicatrices dejadas por la tortura mental y física de las estadías en Afganistán e Iraq.
El problema es que ahora existen tantas obras benéficas, al parecer una para cada regimiento. Cada una trata desesperadamente de conseguir atención básica para los que combatieron en esas recientes, idealistas, campañas.
Fox es un inconmovible partidario de las guerras de Bush-Blair-Obama. Fue el presidente en el Reino Unido de Atlantic Bridge, una organización autoproclamada de belicismo atlantista que contó con Karl Rove como animador en la Casa Blanca de Bush. El Concejo Consultivo de ese organismo neoconservador que trató de vincular la política exterior del Reino Unido a la de las guerras de EE.UU. incluye, según se informa, al ministro de Finanzas de Gran Bretaña, George Osborne, su ministro de Educación, Michael Gove y su ministro de Exteriores, William Hague. Sin duda, la obra benéfica «Héroes de Afganistán, dadnos tiempo», fundada con profunda compasión por los sufrimientos de los soldados, logrará el patrocinio de ministros semejantes. Ellos, como la mayoría de los británicos, querríamn que los sacrificios de los soldados no se olviden después de haber sido enviados al frente.
Fox, sin embargo, prefirió aludir a una minoría que tal vez preferiría que se olvidara, subrayando intencionadamente la necesidad de vilipendiar a los que no respetan a los soldados. Supongo que tiene razón, que los únicos que se preocupan de protestar en los funerales en el Reino Unido por los caídos en Afganistán o Iraq, son extrañas colecciones de salafistas británicos. Son debidamente despreciados en los medios y hay una continua campaña para prohibir sus manifestaciones. Todos, parecería, quisieran limitar la libertad de manifestarse contra los que combaten por la libertad.
Y de modo surrealista, la OTAN vuelve a aliarse con los salafistas (como en Afganistán en los años ochenta, Yugoslavia en los noventa, Iraq en 2000 y Libia en 2011), en otra aventura contraproducente en el exterior, esta vez en Siria. Municiones de la OTAN y de sus aliados se están metiendo de contrabando a través de las fronteras libanesa y turca para los yihadistas. Pero si la última operación atolondrada requiere dinero, puede ser que también requiera sangre. Si fuera así, soldados de la OTAN necesitarán nuevamente que se les atienda. Ojalá los pudientes tengan suficientes residencias de verano para acomodarlos a todos.
Aconsejaría a los ricos que se preocupan ante la falta de espacio, por no hablar de su preocupación por la actual catastrófica crisis económica, que lean un ensayo escrito hace ciento veintiún años. Si creen en el honor del sacrificio militar y sienten piedad por los que han combatido y que ahora son pobres, seguramente se podrán tomar el tiempo de leer El alma del hombre bajo el socialismo de Oscar Wilde. Es instructivo sobre sentirse apenado por las familias de militares de la OTAN que han sido desgarradas por las incursiones neocoloniales liberales, instructivo sobre la necesidad de un rescate gubernamental en lugar de obras benéficas privadas. No es ordinario. De hecho, si no tienen el tiempo necesario -es Royal Ascot en el año del Diamond Jubilee- incluso podrían leer el pasaje de Wikipedia:
El alma del hombre bajo el socialismo es un ensayo en inglés de Oscar Wilde publicado en 1891. Expone su particular credo sobre el individualismo, desvelando los ideales de la renovación social bajo una nueva forma. Se deben solucionar los problemas sociales que causan el orden sociopolítico, el capitalismo y el Estado. Argumenta contra la caridad y el altruismo, los pobres que son libres desprecian las migajas que caen de la mesa del rico, dice Wilde… También aboga por el desarrollo tecnológico que permita a los seres humanos trabajar menos tiempo y poder cultivar la personalidad. Un ejemplo frecuente de Wilde es la actitud estética y la libertad individual en el artista, que para serlo debería salirse del conformismo social y la sumisión a la autoridad. En una sociedad individualista, bajo los parámetros de lo que Wilde llama socialismo -un uso y significado particular de los términos empleados por Wilde, para describir su propia visión de lo que serían un socialismo libertario y un anarquismo filosófico- la gente tendrá la posibilidad de realizar sus talentos; el «socialismo por sí mismo», escribe Wilde, «tendrá valor simplemente porque conducirá al individualismo».
Wilde no considera que la bondad o el altruismo per se constituyan un problema; lo que lo preocupaba era su mala aplicación de una manera que no considere las raíces del problema: «las virtudes altruistas que han impedido realmente la realización de ese objetivo».
Por lo tanto, detengámonos a pensar en las familias militares en países de la OTAN, pero también en el flagelo de la caridad, más que nunca ahora, cuando los únicos puestos de trabajo en los países de la OTAN son para soldados. Tal vez sea necesario que se entienda el flagelo de la caridad incluso antes de que se pueda comenzar a comprender cómo reconfortar a los millones de personas en las naciones en desarrollo cuyas vidas han sido destruidas por la alianza de la OTAN.
AFSHIN RATTANSI dirige Alternate Reality Productions Ltd. Una de sus producciones es Double Standards, una sátira política en Press TV, transmitida los sábados a las 22:30 GMT. Los shows pueden verse en www.doublestandardstv.com . Contacto: [email protected]
Fuente: http://www.counterpunch.org/
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