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EE.UU. y la guerra contra el terrorismo

Del apogeo al ocaso no hay más que un paso

Fuentes: Rebelión

Así como Calcas, el más famoso adivino de la Mitología Griega, exigió el sacrificio de Efigenia, hija de Agamenón, para que soplaran los vientos de guerra y las naves de los ejércitos de Grecia, estacionadas en Áulide, pudieran zarpar para conquistar Troya, de igual manera, la maquinaria de guerra de EEUU, un Calcas moderno, necesitó de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, para que el gobierno de George W. Bush ordenara la operación “Libertad Duradera” y se lanzara a conquistar el mundo.

A partir de entonces, EEUU comenzó, casi siempre acompañado de la OTAN, una guerra permanente, global y sin fronteras definidas contra un enemigo invisible, “el terrorismo”.

En resumen: en 2001, el Presidente Bush ataca Afganistán, lo ocupa y desaloja del poder a los Talibán, aduciendo que ese gobierno se negaban entregar a Osama bin Laden, acusado de organizar los atentados del 9/11; en 2003, una coalición encabezada por el mismo Bush, ataca Irak y lo destruye, se forma entonces el Estado Islámico de Iraq y el Levante, conocido como Dáesh, o ISIS, o EIL, o E‎I; en 2011, EEUU y la OTAN agreden a Libia, la arrasan y linchan a Muamar el Gadafi, en la agresión participa el EI, desde Libia trasladan a Siria a más de cien mil terroristas del EI e intervienen en la Guerra Civil de Siria contra el gobierno de al Assad; en enero de 2015 se crea el Estado Islámico de Afganistán, ISK, que desde entonces es una de las mayores amenazas terroristas a nivel mundial; a partir de octubre de 2015, Rusia, por pedido del gobierno de Siria, bombardea las posiciones del EI;‎ el 6 de diciembre de 2017, Moscú anuncia la derrota en Siria de los terroristas del EI, tres días después, el gobierno iraquí, también declara haberlos derrotado en su territorio; a partir de agosto de 2021, los Táliban controlan todo Afganistán y EEUU abandona ese país.

Luego de veinte años de guerra, y después de que EEUU gastara en esa aventura militar 300 millones de dólares diarios, se retornó al mismo punto de partida. Según el Presidente Putin, “el resultado fue nulo, sólo tragedias, sólo pérdidas, tanto para los que lo hicieron, Estados Unidos, como, sobre todo, para los afganos”. Pudo añadir que lo peor es que las autoridades de EEUU no aprendieron absolutamente nada.

Según agencias de inteligencia de EEUU, el autor del ataque terrorista al aeropuerto de Kabul del 26 de agosto de 2021 fue la Provincia del Estado Islámico de Khorasán, o EI-K, el sector más extremista y sanguinario del Estado Islámico de Afganistán, ISK. Los Talibán son sus principales enemigos y es muy probable que se intensifique la lucha armada entre ellos y que Afganistán no se pacifique. Por eso, se puede pensar que la rápida toma de Kabul por los Talibán y el olvido de 85 mil millones de dólares en armamento que, por descuido, EEUU abandonó en Afganistán tras su caótica retirada, podrían ser parte de un plan para azuzar el enfrentamiento entre los Talibán y el EI-K. Descalabro que habría sido planificado por algún sector de los servicios secretos de EEUU y la OTAN.

El General Mark Milley, jefe de Estado Mayor Conjunto de Estado Unidos, estima que después de la toma relámpago de Afganistán por los Talibán es probable que se desarrollen las condiciones para una guerra civil. Milley duda que los Talibán puedan establecer un gobierno sostenible y advirtió que el vacío de poder y el caos podrían generar el fortalecimiento de al Qaeda, el EI y demás grupos terroristas. El resurgimiento de estas organizaciones en esa región podría darse luego de uno, dos o tres años, “y vamos a monitorear eso”, indicó. Pese a que el Presidente Biden prometió continuar con las misiones antiterroristas, para mantener a EEUU a salvo, Milley reconoció que, sin tropas en el terreno y paralizada la capacidad de recopilar información, “se tendrá que restablecer algunas redes de inteligencia humana… Y luego tendremos que continuar realizando operaciones de ataque, a medida que se presenten las oportunidades, si existiera una amenaza para Estados Unidos”.

Según Moscú, la crisis actual de Afganistán es consecuencia del intento irresponsable de imponer valores ajenos desde el exterior, del deseo de construir, mediante métodos de ingeniería sociopolítica, las llamadas estructuras democráticas, sin considerar las características históricas y nacionales de otras naciones, ignorando sus tradiciones particulares. Todo ello conduce a la desestabilización y al caos final; entonces, los autores del desbarajuste se retiran presurosos, dejando que sus aliados se salven como puedan, y toda la comunidad mundial se ve obligada a arreglar las consecuencias. Pero ahora, puesto que los Talibán controlan casi todo el territorio de Afganistán, habría que motivar a las nuevas autoridades afganas para que cumplan sus propias promesas de establecer la paz, normalizar la vida pública y garantizar la seguridad ciudadana. El pueblo afgano ha luchado durante muchas décadas y se ha ganado el derecho a determinar por sí mismo qué tipo de Estado debe tener.

En la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, OCS, (que integran China, Rusia, India, Irán, Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán), el Presidente Putin hizo hincapié en la necesidad de que ese organismo “diseñe una estrategia coordinada y común, teniendo en cuenta los graves riesgos relacionados con la escalada de la situación en Afganistán tras la apresurada retirada, por no decir huida, de ese país de las fuerzas de EEUU y sus socios de la OTAN”. Dijo que se debe aprovechar las capacidades de la OCS, con el fin de apoyar un proceso de paz inclusivo, de bloquear las amenazas del terrorismo, el tráfico de drogas y el extremismo religioso procedentes de Afganistán.

Antes, en la cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, OTSC, (que integran Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán), Putin recordó que “tras un repliegue precipitado, por decirlo en términos suaves, de las tropas de Estados Unidos y sus aliados desde Afganistán”, la OTSC planteó que hoy como nunca se requiere de la más estrecha coordinación y la cohesión de sus miembros para facilitar por todos los medios el inicio de un proceso de paz inclusivo en Afganistán y, al mismo tiempo, hacer todo para neutralizar las amenazas del terrorismo, el narcotráfico y el extremismo religioso que emanan de ese país.

Zhao Lijian, Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, recordó la promesa de los Talibán de no permitir que ninguna fuerza utilice el territorio afgano para actividades que perjudiquen a otros países. Según Zhao, China está trabajando, junto con otros estados, en medidas para salvaguardar la paz y la estabilidad para evitar que “Afganistán se convierta en un caldo de cultivo de terroristas y en un refugio para ellos… Los Talibán deben cumplir sus promesas, pues el terrorismo sigue siendo una amenaza común para la comunidad internacional”.

María Zajárova, Portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, dijo que una vida pacífica y estable en Afganistán es imposible sin un verdadero proceso político interno que involucre a todas las fuerzas políticas y la ciudadanía, y ahora esta cuestión afecta también el continente europeo y a Oriente Medio. La vocera dudó de la existencia de mecanismos afinados de verificación de los refugiados que están llegando a los países de Europa, Oriente Medio y el norte de África, bajo eslóganes humanitarios y de ayuda a los refugiados, por lo que surge la preocupación sobre la posible infiltración de elementos extremistas y terroristas desde Afganistán a países vecinos, en particular al Asia Central. Señaló que esta situación se gestó bajo la presencia militar de EEUU de veinte años, mientras que el flujo de refugiados ha quedado fuera de las fronteras estadounidenses y de sus países vecinos.

Para Hossam Zaki, Secretario General Adjunto de la Liga Árabe, esta situación, inestable e impredecible, asusta al mundo entero, que se preocupa por lo que pasa en Afganistán tras la llegada al poder de los Talibán, más que nada porque el ritmo y la velocidad con que se desarrollan las acontecimientos hacen inestable e impredecible el futuro de ese país. Dijo que se sigue de cerca los acontecimientos en Afganistán y se espera que este país no vuelva a ser una plataforma para los terroristas.

Tal como están las cosas, si los Talibán logran formar un gobierno estable, que tome en cuenta los intereses de toda la nación afgana y de los vecinos de Afganistán, que bloquee las amenazas del terrorismo, el tráfico de drogas y el extremismo religioso, EEUU perdería la guerra no declarada que lleva contra Rusia y China; caso contrario, el desenlace se daría luego de que estas dos grandes potencias derroten al EI, demonio que EEUU dejó escapar a propósito de la botella. Como dice el título de este escrito: Del apogeo al ocaso no hay más que un paso.