La derrota electoral de Donald Trump, que lo desalojará de la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, podría ser el comienzo de una nueva era para el multilateralismo y para que se flexibilice el acoso contra las Naciones Unidas, que durante cuatro años soportó una retórica política contra el organismo y sus agencias desde la Casa Blanca.
Como unilateralista incondicional, Trump ha sido abiertamente antagónico con las instituciones multilaterales y no ha ahorrados expresiones de desprecio respecto a la labor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En un artículo en primera plana, The New York Times anticipó el 10 de noviembre que el ahora presidente electo, Joseph Biden, «no oculta la velocidad con la que planifica enterrar al ‘Estados Unidos primero’ como principio rector de la política exterior de la nación», del cuatrienio de Trump.
La revocación anunciada a muchos de los decretos de Trump, en gran parte contra todas las normas de la diplomacia internacional, se describe como «la gran ruina».
Phyllis Bennis, directora del proyecto de Nuevo Internacionalismo en el Instituto de Estudios Políticos, con sede en Washington, dijo a IPS que nadie duda que Biden y su administración volverán a participar activamente en las Naciones Unidas
Ella dijo que Biden se ha comprometido a retornar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su primer día en el cargo, aunque el compromiso de Washington con la coalición de vacunas COVAX, respaldada por la OMS, destinada a garantizar el acceso equitativo a las vacunas para la convid-19 es aún una incógnita.
Activistas y oenegés están organizando campañas para examinar la posible connivencia entre la administración de Biden y la llamada “puerta giratoria” de Washington, una tradicional fórmula mediante la cual grandes corporaciones colocan sus piezas en las agencias federales que deben supervisarlas, dijo Bennis, autora de «Calling the Shots: How Washington Dominates Today’s UN (Tomar medidas: cómo Washington domina actualmente a la ONU)».
Desde que asumió el cargo en enero de 2017, Trump desfinanció, abandonó o denigró a varias agencias de la ONU e instituciones afiliadas, incluida la OMS, la Agencia de Obras Públicas y Socorro de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Corte Penal Internacional (CPI).
Simon Adams, director ejecutivo del Centro Global para la Responsabilidad de Proteger (R2P), recordó a IPS que el propio Joe Biden ha anunciado que “lo primero que hará en cuanto se siente en el escritorio del despacho oval el 20 de enero será reincorporarse al Acuerdo de París” sobre cambio climático, después que el retiro de Estados Unidos se hizo efectivo el día 4 de este mes.
Biden entiende que el cambio climático es un multiplicador de conflictos y representa una amenaza a la existencia de la humanidad, analizó el especialista. «En cuanto al JCPOA (la sigla en inglés del acuerdo nuclear iraní), podría esperar una semana o dos para ese, pero sospecho que la posición sobre ese tema también cambiará”, pronosticó.
Para Adams, el triunfo de Biden también es una buena noticia para la CPI, que es un tribunal independiente de la ONU, al contrario de la Corte Internacional de Justicia, pero que tiene un gran peso jurídico multilateral porque persigue los crímenes de lesa humanidad.
«El presidente Trump ha tratado de destruir la CPI y tomó la medida sin precedentes de imponer sanciones a los funcionarios de la Corte simplemente por hacer su trabajo e investigar crímenes de guerra y torturas presuntamente perpetradas por las fuerzas estadounidenses en Afganistán», afirmó.
Estados Unidos, predijo, es poco probable que se convierta en un Estado Parte del Estatuto de Roma, que dio vida a la CPI en 1998 . «Pero espero que Biden logre que el gobierno de Estados Unidos vuelva a cooperar constructivamente con esta Corte», afirmó. “Esas son malas noticias para los criminales de guerra y otros ejecutores de atrocidades, dondequiera que estén en el mundo, que dormían un poco más profundamente con Donald Trump en la Casa Blanca”, aseguró Adams, ex miembro del movimiento internacional contra el apartheid y del sudafricano Congreso Nacional Africano.
Mientras Trump aún sigue sin admitir su derrota y amenaza con una ofensiva legal contra alegadas irregularidades en los resultados electorales, el secretario general de la ONU, António Guterres, ya felicitó al pueblo estadounidense por «un ejercicio vibrante de democracia en las elecciones de su país la semana pasada (3 de noviembre)».
Stephane Dujarric, portavoz de Guterres, dijo que el secretario general felicitó específicamente al presidente electo y a la vicepresidenta electa, Kamala Harris, y reafirmó que la asociación entre Estados Unidos y las Naciones Unidas es un pilar esencial de la cooperación internacional necesaria para abordar los dramáticos desafíos del mundo en la actualidad.
En Twitter, el presidente de la 75 Asamblea General, Volkan Bozkir, envió sus más calurosas felicitaciones al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, de quien dijo «tiene una larga trayectoria de apoyo a las Naciones Unidas”, y a Harris, “cuya histórica elección como la primera mujer vicepresidenta de los Estados Unidos es un hito para la igualdad de género». Añadió que espera profundizar los lazos entre la ONU y Estados Unidos para trabajar juntos, lo que a su juicio permitirá que el mundo sea más seguro y próspero.
Bennis, por su parte, consideró que sería una buena señal, por ejemplo, que el nuevo director de la gubernamental Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) no provenga de alguna gran farmacéutica, como demandan los movimientos sociales, aunque ve difícil que eso suceda.
Para la directiva del Instituto de Estudios Políticos, es posible persuadir al gobierno de Biden sobre los beneficios de que devuelva el financiamiento que Trump retiró a UNRWA, la agencia de la ONU que apoya a los refugiados palestinos. Paralelamente, la administración saliente, aseguró, mantuvo una asombrosa y acrítica generosidad con Israel y excluyó de su diplomacia en Medio Oriente los históricos derechos palestinos.
Pero es poco probable, señaló Bennis, que haya cambios sustanciales por parte de la administración Biden en el apoyo de los derechos palestinos en el marco multilateral o en su propia diplomacia.
Eso aunque en los últimos meses del segundo mandato de Barack Obama (2009-2017), del que Biden fue vicepresidente, hubo un elemento alentador, cuando Estados Unidos se abstuvo en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que criticaba los asentamientos israelíes. De esa forma permitió su aprobación. «En cuanto a la Unesco, aunque la administración Biden podría decidir regresar a la organización educativa y cultural de la ONU, es poco probable que acepte reembolsar los casi 600 millones en cuotas impagas que Washington ha acumulado desde que dejó de pagarlas s en 2011», aseguró la especialista.
Por su parte, Adams predijo que bajo la presidencia de Biden Estados Unidos volverá a comprometerse en manera estructural con el sistema multilateral, en lugar de buscar socavarlo, abandonarlo o destruirlo. «Me encantaría que Estados Unidos se reincorporara rápidamente al Consejo de Derechos Humanos y dejara de denigrar a organizaciones como la Unesco, guardián del patrimonio cultural compartido de la humanidad», afirmó.
A su juicio, “Joe Biden y Kamala Harris son muy conscientes de las injusticias pasadas en la historia de Estados Unidos y los desafíos de derechos humanos que ha enfrentado su país durante los últimos cuatro años». «Espero que lleven esa conciencia al escenario mundial y se conviertan en defensores constantes de los derechos humanos y la justicia internacional en todas partes. Los necesitamos para fortalecer las normas y leyes internacionales que Trump se esforzó tanto en ignorar o socavar durante su presidencia», se esperanzó el especialista.