Aunque el Gobierno de Osetia del Norte cifraba ayer en 330 el número de muertos tras el asalto militar al colegio de Beslan, fuentes del Ministerio de Sanidad aseguraban que la lista de víctimas mortales alcanzaba ya los 460. Los vecinos de Beslan acusan a las autoridades locales pero exculpan a Putin, quien sin embargo ha sido muy criticado por la prensa de todo el mundo. Los gobiernos, no obstante, se resisten a censurar a Moscú y sólo la UE, debido a la insistencia de Letonia, osó preguntar qué paso. Ministros rusos saltaron inmediatamente para denunciar la «insolencia» y la UE comenzó a matizar
Lo único seguro es que la cifra de 332 fallecidos seguirá subiendo. Algunas fuentes aventuraban ayer que finalmente el número de muertos alcanzará los 450, quizá los 500. Nada se sabe de los guerrilleros que han podido escapar. Los vecinos de Beslan acusan a las autoridades locales y exculpan al presidente Putin, que sin embargo es zarandeado por la prensa, tanto local como estadounidense.
El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció dos días de duelo en un mensaje televisado que no estuvo exento de autocrítica, aunque barriendo para casa, como hizo Bush llevando un acto electoral al gimnasio de una escuela para proclamar que su «guerra al terror» es necesaria.
«No hemos sabido reaccionar de manera apropiada, hemos demostrado debilidad y los débiles pierden» dijo el mandatario ruso. Además de los 26 secuestradores muertos, al menos 330 personas perdieron la vida en la matanza, según el último balance ofrecido por un portavoz del Gobierno de Osetia del Norte, Lez Dzugayev.
La familia de Masjadov
Ayer se tuvo información sobre otro confuso incidente que en principio parece haber sido protagonizado por fuerzas rusas en Chechenia. Treinta personas cercanas al presidente checheno Aslan Masjadov, incluida su esposa, han sido llevadas a un lugar desconocido por un grupo de hombres enmascarados que llegaron en vehículos blindados, según declaró su emisario, Akhmed Zakaiev, a la radio Eco de Moscú. «El 2 de setiembre, mientras negociaba con (el presidente de Osetia del Norte) Alexandre Dzassokhov y (el antiguo presidente de Ingusetia) Rouslan Aouchev sobre una posible participación de Masjadov en el arreglo de la crisis de los rehenes en Beslan, los padres de Masjadov fueron arrestados. Más de treinta personas, mujeres, niños y aldeanos fueron llevados a una dirección desconocida por hombres encapuchados y vestidos con ropa de camuflaje en blindados. No tenemos noticias sobre su suerte», añadió.
Aslan Masjadov se mostró el jueves preparado para ayudar «sin ninguna condición» a buscar una salida pacífica a la toma de rehenes tras afirmar que no estaba relacionado con los secuestradores.
La prensa local criticó incluso la cobertura televisiva del fatal desenlace, calificándola de «vergüenza nacional», y acusó a las autoridades de haber impedido a los periodistas trabajar y a estos últimos de haber olvidado los «intereses de la sociedad» para no enfadar al poder.
«Mientras que la CNN informaba en directo sobre el desenlace de la operación, la radio Eco de Moscú leía las informaciones de las agencias rusas», y las principales cadenas públicas de televisión, Pervy Kanal y Rossia, «mostraban respectivamente una película y una emisión de aventuras», denunció Irina Petrovskaya, la editorialista del diario «Izvestia». Su relato recordaba a la actitud de los medios venezolanos en el reciente referéndum revocatorio. «Si las autoridades aprendieron algo del Dubrovka, ha sido únicamente el impedir a los periodistas que trabajen, ponerles lo más lejos posible de la escena del drama, dar la menor información posible, más bien ninguna lamentó. Los periodistas aceptaron jugar según las reglas impuestas por el poder y olvidan los intereses de la sociedad. ¿No es una vergüenza nacional que los periodistas rusos no tengan la posibilidad de mostrar lo que pasa, mientras que los occidentales lo hacen?».
La toma de rehenes terminó «según el peor de los escenarios posibles», consideraba ayer la prensa rusa, relatando las escenas de horror y criticando el caos de la operación llevada a cabo por las autoridades. «Día negro de Rusia», tituló el diario liberal «Gazeta», mientras que el rotativo «comunista» «Sovetskaya Rossia» denunciaba en primera «el caos del Dubrovka en Beslan». «Las autoridades son incapaces de planificar y organizar nada o no quieren hacerlo», acusaba dicho diario. «Desde que comenzaron los combates ya no había sitio en el hospital de Beslan», escribía «Izvestia».
Regreso a las tinieblas
También la prensa alemana duda de la capacidad de Putin para resolver estas crisis. «Está claro que las autoridades rusas no tienen respeto o se han visto sobrepasadas por los acontecimientos», aseguraba el conservador «Die Welt», que considera que el modus operandi fue «la forma rusa clásica: los fenómenos son visibles, pero el porqué y el cómo se quedan en la oscuridad».
La prensa belga se pregunta por las causas de la «carnicería». «¿Qué puede hacer Putin para justificar lo injustificable y limpiar su fracaso personal más importante desde su acceso al poder?»; se preguntaba «Le Soir». «La tragedia podría desestabilizar a todo el Cáucaso», aseguraba por su parte el francófono «La Libre Belgique», que subrayaba que «el asalto va a incrementar el odio de los osetios contra los chechenos».
«The New York Times» reprocha a Putin su gestión del conflicto checheno y advierte de sus efectos en las fronteras de Rusia. «El terrorismo del siglo XXI atraviesa las fronteras nacionales (…) Es sólo una cuestión de tiempo», indica. A no ser que Putin «abra en el presente negociaciones serias con los líderes chechenos legítimos y al margen del Gobierno títere apoyado por Moscú, las cosas no pueden sino empeorar. Este es el caso, Rusia no será la única nación en pagar el precio», añade el diario neoyorquino. Pero Putin no leyó lo que no le interesaba y estimó que Rusia había «mostrado debilidad» y que en ningún caso hay que «ceder al chantaje». Además, prometió más de lo mismo, o sea, medidas para reforzar la «seguridad y la unidad del país». «Nosotros no le hemos dado la atención debida a los asuntos de defensa y de seguridad», aseveró el presidente Putin, preparando el terreno para posteriores aumentos presupuestarios en esas materias.
Con mucha prudencia, los socorristas seguían ayer sacando cuerpos quemados o mutilados en bolsas. Los expertos aseguran que en el lugar hay aún numerosos explosivos colocados por el comando.
Ayer se supo que las armas y municiones fueron colocadas en la escuela antes del inicio de la toma de rehenes, según declaró el responsable del Servicio Federal de Seguridad (FSB) para Osetia del Norte, Valeri Andreyev. «Hemos descubierto en la escuela una gran cantidad de explosivos y de minas, lo que puede indicar que los terroristas estaban preparados de antemano», manifestó.
Titubeos de la UE tras cargar Moscú contra su «insolencia»
VALKENBURG
El ministro de Exteriores holandés, Bernard Bot, cuya país ostenta la presidencia de turno de la UE, lamentó ayer que sus comentarios del viernes acerca de la crisis hayan sido «malinterpretados». «Hay evidentemente un malen- tendido en lo que declaré», indicó antes de precisar que había intentado ponerse en contacto con el líder de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, «para explicar lo que pasó realmente».
Bot había considerado que era «prematuro» juzgar la situación, ya que en ese momento no se contaba con información suficiente para ofrecer un juicio de valor. La diplomacia rusa se mostró molesta con este comentario, que llegó a calificar de «insolente», porque parecía una petición de información. En la conferencia de prensa de ayer, Blot negó que ése fuese su propósito.
La delegación letona lamentó el viernes por la tarde ante la presidencia holandesa de la UE que no hubiera sido más firme en su declaración inicial (la recogida por GARA en su edición de ayer) a la hora de «expresar las dudas de la UE sobre los métodos utilizados por Rusia» en el desenlace de los acontecimientos. Debido a ello, a última hora de la tarde, la presidencia de turno publicó un nuevo comunicado sobre la crisis, más acorde con lo que recoge casi toda la prensa mundial, en el que pidió a las autoridades rusas que explicasen «cómo ha podido suceder esta tragedia», una vez que se conoció que había habido un gran número de víctimas. «Todos los países del mundo necesitan trabajar juntos para evitar tragedias como ésta. Pero también tenemos que saber de las autoridades rusas cómo ha podido suceder esta tragedia», aseguró.
«El Estado de Israel está al lado de Rusia en estas horas difíciles que atraviesa. La apoya enteramente y participa en su duelo», declaró Sharon, que no necesita más explicaciones.
Beslan acusa a las autoridades locales y saca la cara a Putin
BESLAN
Los habitantes de Beslan acusaban ayer abiertamente a las autoridades locales, policías y militares de haber gestionado mal la toma de rehenes de la escuela y de haber provocado un baño de sangre, pero trataban con indulgencia al presidente Putin, «ajeno a este asunto» a tratar, según ellos, entre caucásicos.
«El presidente osetio es el responsable, debe pagar por esto que hizo», estima Timour, un joven osetio de 30 años. «Durante tres días los terroristas le pidieron venir, pero él siempre está a otras cosas, a pesar de que ha sido elegido para hacer frente a sus responsabilidades».
A su lado, un señor mayor tocado con un sombrero de fieltro está conforme. «Los responsa- bles son los militares, los policías, las spetsnaz (fuerzas especiales), toda esta camarilla de corruptos, incapaces de pelear y de reaccionar ante quienes mataron a nuestros niños», asegura mirando con expresión grave las paredes acribilladas del gimnasio.
Ayer, por la tarde, las familias de las víctimas fueron reunidas ante el salón de actos, el epicentro de la vida de quienes esperaban angustiados el desenlace. A cada intervención de un responsable osetio, la gente urge al orador a que dé explicaciones.
Preguntas sin respuesta
«Desde el principio usted nos ha mentido, ¿por qué deberíamos creerle hoy?», grita una mujer mientras varias lágrimas escapan de sus ojos. Los insultos se repiten, sobre todo lanzados por los hombres. «Eran niños, nuestros niños, ¿por qué nada estaba listo, dónde estaban las ambulancias prometidas?», grita una persona. De hecho, en los primeros momentos del asalto, ningún vehículo de socorro era visible cerca de la escuela.
Llegado a Beslan para hablar con los periodistas, el portavoz del gobierno osetio, Lev Dzougaïev, es requerido para que explique con detalle todas las decisiones de la célula de crisis. «Quiero hablarle en persona le dice una mujer. Sus ministros deben responder de la muerte de mi hijo». Otro le pregunta si es verdad que fueron ingushes quienes habían realizado labores de rehabilitación en la escuela antes de su reapertura y, gracias a ello, habían podido colocar los explosivos.
Cada cual tiene su propia hipótesis sobre las circunstancias que precipitaron la tragedia. Para un ex militar que lo observó todo parapetado tras un árbol, frente a la escuela, «nuestros helicópteros dispararon sobre el tejado de la escuela por error, lo que lo hizo hundirse». En su opinión, eso explicaría que en el interior los cuerpos resultaran quemados. Añade que «no es normal que los vecinos estuvieran delante de las fuerzas especiales» en el momento del asalto. «Cuando se vio que los primeros rehenes salían fuimos con nuestras armas. No se podía no hacer nada, había que ir rápidamente para salvar a nuestros niños», añade.
Mira tiene otra versión. «Mi vecina fue testigo del ataque. Tras las explosiones, los terroristas comenzaron a disparar sobre los niños, por lo que nuestros hombres fueron al asalto. Los militares rusos llegaron después. No se sabía quién disparaba contra quién», cuenta.
La visita nocturna de Putin en la madrugada de ayer dejó fríos a los vecinos, lo mismo que su intervención televisada y solemne de la tarde, que casi nadie siguió.