Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Mientras más permanecen USA y la OTAN en Afganistán, más se parece a Vietnam:
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Recuento de víctimas. ¿Recuerdan cuando USA solía pretender cosas como «250 Vietcong» muertos durante un tiroteo, y la mayoría eran civiles? El 27 de abril USA dijo que «más de 130 talibanes» fueron muertos después de que las Fuerzas Especiales solicitaran ataques aéreos durante una batalla de dos días en Afganistán occidental. Así sería, si no fuera que residentes locales dijeron que no había talibanes en la aldea y que entre los muertos hubo muchas mujeres y niños. Como las fuerzas de USA y de la OTAN se basan más y más en el poder aéreo, es inevitable que haya grandes cantidades de víctimas civiles.
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Drogas. Con la ayuda de la CIA, los regímenes apoyados por USA en Sudvietnam y en Laos embarcaron opio desde Laos a Tailandia, haciendo que la guerra de Vietnam se convirtiera en el epicentro de la epidemia de heroína que abarcó a Europa y a USA a fines de los años sesenta e inicios de los setenta. Bueno, 2006 fue un año excepcional para la producción de opio en Afganistán y, según una investigación del Financial Times, la afirmación del gobierno afgano de que ha erradicado 21.000 hectáreas de adormideras en las provincias Kandahar y Helmand «tiene poco parecido con la realidad.» Afganistán produce un 92% del opio del mundo.
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«Batallas sin importancia. ¿Recuerdan las batallas «críticas» en Khe Sanh y «Hamburger Hill,» donde murieron cientos de estadounidenses y miles de vietnamitas? Seis semanas después del fin de las batallas, los vietnamitas reconquistaron sus posiciones, y los choques «críticos» desaparecieron en la historia militar esotérica. USA ha estado combatiendo para pacificar la región de Tora Bora de Afganistán oriental, el supuesto escondite de Osama bin Laden. Los rusos también trataron de doblegar Tora Bora, y recientemente el general en retiro Victor Yermakov, que comandó el 40 Ejército soviético, comentó que «me impresionan mucho los estadounidenses. La recuperación del control de Tora Bora es un gran logro. Debo saberlo, porque lo hice tres veces. Por desgracia, en cuanto volvía la espalda al lugar, tenía que volver a conquistarlo. Es lo mismo ahora. Nunca cambiará.»
El creciente número de muertes civiles y la fricción creada por la continua ocupación condujo a la cámara alta del parlamento afgano a exigir que el gobierno abriera negociaciones para un cese al fuego con los talibanes. Según el Independent, el gobierno de Karazi ya había llegado a un acuerdo informal con el líder insurgente y antiguo aliado de USA, Gulbuddin Hikmatayar, que ha mantenido a Kabul libre de atacantes suicidas durante los últimos meses.
Mientras tanto, una serie de miembros de la OTAN tienen dudas sobre la aventura afgana. Un reciente sondeo de Der Spiegel indica que un 57% de los alemanes quieren el retiro de Afganistán.
La oposición también aumenta en Canadá, donde el gobierno conservador recientemente derrotó una resolución para una retirada de las tropas por 150 contra 134. Canadá ha sufrido más de 50 muertes en Afganistán – un mayor porcentaje que cualquier otro país de la OTAN – y los sondeos indican una creciente inquietud entre los votantes.
La mayoría de los canadienses han sido muertos por bombas al borde de la ruta. «Una bomba cuesta unos doscientos dólares,» dice Sunil Ram, profesor en la Universidad Militar (US)Americana en West Virginia, «pero pueden destruir un vehículo de 3 o 4 millones de dólares, y matar a soldados cuyo entrenamiento cuesta millones de dólares.»
Lo que trae a la mente una línea sobre Afganistán de «Aritmética de la Frontera» de Kipling:
Una escaramuza en una estación fronteriza-
Un galope por un desfiladero oscuro-
Dos mil libras de educación-
Caen ante un jezail* de dos libras
(* un rifle barato)
Es hora de irse.
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Conn Hallinan es analista de Foreign Policy in Focus, ganador de un premio de Project Censored e hizo su disertación para el doctorado sobre la historia de las organizaciones insurreccionales en Irlanda.