Grandes compañías textiles occidentales eran las destinatarias de algunos de los talleres del edificio bangladeshí incendiado y que ya se ha cobrado casi 300 vidas hasta el momento.
El trágico incendio que se desató el miércoles en un edificio comercial de ocho plantas en Bangladesh, en el que trabajaban más de 3.000 personas en el momento del origen del fuego, se ha cobrado casi 300 muertes y un millar de heridos.
El Rana Plaza, situado en el distrito de Savar, a las afueras de Dacca, albergaba un centro comercial y varios talleres textiles. Según publica la página web de la organización en defensa de los derechos de los consumidores, FACUA, dos de las fábricas que ardieron en el incendio fabricaban para marcas de moda como la española ‘Mango’.
En concreto, los talleres New Wave Style y New Wave Bottom, producían producto textil para ‘Mango’ y la italiana ‘Benetton’, ha afirmado la organización ‘Bangladesh Center for Workers Solidarity’. La primera también fabricaría para marcas muy conocidas en Reino Unido como ‘Primark’ y ‘Bonmarche’. El Corte Inglés también confirmó que tiene relación comercial con empresas locales implicadas en el siniestro.
Las víctimas: principalmente trabajadoras textiles
Un funcionario de la industria ha dicho que 3.122 personas, principalmente mujeres que fabricaban prendas de vestir, estaban en el interior del edificio a pesar de las advertencias de que era estructuralmente inseguro. Estos fallos en la estructura han sido los responsables del derrumbe del edificio al producirse el fuego.
Equipos de rescate del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Bangladesh, así como los servicios de policía y bomberos, siguen removiendo escombros y metales retorcidos en la búsqueda de sobrevivientes, usando sus propias manos así como equipos mecánicos.
«No estamos seguros de cuántas personas siguen atrapadas bajo los escombros», dijo el jefe de policía de Dhaka Distrito Habibur Rahman. «Se ha dado prioridad a salvar a las personas que aún están vivas», dijo. Un millar de personas siguen desaparecidas bajo los escombros.
En cuanto al derrumbe del miércoles, a pesar de que un día antes las autoridades habían avisado de que el edificio contaba con numerosas grietas, sus jefes les pidieron que acudieran al trabajo.
Primeros arrestos de empresarios
La policía detuvo este sábado a cuatro individuos relacionados con el derrumbe. Los arrestados son dos de los dueños de los talleres textiles que alojaba el edificio y dos funcionarios municipales que aseguraron un día antes del accidente que el inmueble era seguro, señalaron fuentes policiales al diario local The Daily Star.
La policía había acusado a los propietarios de las fábricas de ignorar las grietas que aparecieron en el edificio de ocho plantas el martes y de obligar a los empleados textiles a acudir a sus puestos de trabajo a pesar del riesgo que corrían. «Ninguno de nosotros quería entrar al edificio, pero nuestros jefes nos forzaron», dijo el día del accidente Nurul Islam, uno de los trabajadores heridos, al portal de noticias Bdnews24.com
El dueño del edificio Rana Plaza, Sohel Rana, que pertenece a la rama juvenil de la Liga Awami -el partido gobernante en Bangladesh-, se encuentra prófugo y está acusado de usar sus contactos en la política para obtener el permiso para construir en terreno público.
David Mayor, un empresario español copropietario de una fábrica textil del edificio, también está siendo en busca y captura por «homicidio por negligencia». Mayor es el director general de Phantom-Tac, un empresa conjunta a partes iguales entre Phantom Apparels (de Bangladesh) y Textile Audit Company (de España), instalada en más de 2.000 metros cuadrados en el edificio derrumbado, según el sitio web de la empresa.
Explotación laboral y falta de seguridad
Las organizaciones por la defensa de los trabajadores textiles en Bangladesh han denunciado que la responsabilidad de que ocurran numerosos accidentes en este lucrativo sector es de la negligencia del Gobierno y de las empresas occidentales, más interesadas en la maximización de sus beneficios que en la seguridad y los derechos laborales.
La catástrofe, pone en jaque una vez más a un sector que el año pasado generó 15 millones de euros en exportaciones. Algunos de los trabajadores del edificio Plaza Rana Savar cobraban 28 euros al mes y hacían jornadas laborales interminables.
Según datos de la Federación Nacional de Trabajadores del sector Textil de Bangladesh, en los últimos 15 años ha habido unos 600 muertos y 3.000 heridos en accidentes ocurridos en fábricas textiles (incendios o derrumbes) en el país.
Fuente: http://www.librered.net/?p=26377