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El horror y la barbarie transformados en metafísica vacía de la soledad del líder supremo

Fuentes: Rebelión

Haider al Abadi, el primer ministro iraquí, fue el día 26 de junio a Faluja: quería izar la bandera iraquí en la ciudad mártir. Faluja, a sesenta kilómetros de Bagdad, ha visto, desde la invasión norteamericana de 2003, cómo la muerte se adueñaba de sus calles. En 2004, las tropas norteamericanas bombardearon con fósforo blanco […]

Haider al Abadi, el primer ministro iraquí, fue el día 26 de junio a Faluja: quería izar la bandera iraquí en la ciudad mártir. Faluja, a sesenta kilómetros de Bagdad, ha visto, desde la invasión norteamericana de 2003, cómo la muerte se adueñaba de sus calles. En 2004, las tropas norteamericanas bombardearon con fósforo blanco la ciudad, pese a las convenciones internacionales, sin temor a la comisión de crímenes de guerra.

Higinio Polo (2016)

 

Como Mister Obama está de viaje por esta colonia mediterránea -la suya- se trata seguramente de hacerle (más) la pelota con aires metafísicos. Y de algo más.

«Soledad» es el título de un artículo publicado recientemente por el jefe de o pinión (o algo así) del global imperial: José Ignacio Torreblanda [JIT]. El titular que le acompaña: «Obama ha cultivado la imagen de ser un hombre de familia que en absoluto se escuda en su carrera política para huir de la cotidianeidad».

Les resumo. Obama, asegura JIT, cena en casa cinco de cada siete días. ¡Vaya por Dios! Su gabinete tiene órdenes estrictas: «no más de dos cenas oficiales a la semana». Frente a otros presidentes usamericanos, Obama ha cultivado, según JIT, «la imagen de ser un hombre de familia (a «family man», como dicen allí), que en absoluto se escuda en su carrera política para huir de la cotidianeidad». Ha cultivado la imagen. Insisto «cultivado». Para un hijo de padre ausente y de una madre antropóloga que viajó por todo el mundo, prosigue muy conmovido JIT, «los anclajes familiares son muy importantes. Obama ha contado la fascinación que sintió cuando descubrió las cenas familiares en casa de Michelle». Allí, afirma el jefe de Opinón, «había una familia americana de verdad, con un padre muy trabajador, una madre ama de casa dedicada a sus hijas y una iglesia a unas pocas manzanas en la que reunirse los domingos». ¿Una familia muy americana? ¿Y qué será eso?

Pero ese Obama familiar, viene ahora la arista político-metafísica, «es también el presidente de Estados Unidos, un hombre con una responsabilidad tan especial y delicada que su jornada continúa después de cenar». Veamos en que consiste esa jornada extra.

Entonces, después de la relajada cena familiar, Obama vuelve al despacho. En la tranquilidad de las últimas horas del día, es JIT quien escribe, «examina las listas de terroristas que han preparado los equipos de la CIA y el Pentágono y aprueba uno a uno y personalmente su designación como objetivo para los ataques con drones». ¡Lista de terroristas preparada por la CIA y el Pentágono! ¡Sin juicios ni historias! Es una responsabilidad, comenta JIT elogiosamente, «que ha querido para sí y que como comandante en jefe siente que no puede ni quiere delegar».

¿Pero de qué hablamos? Hablamos, según cifras que EEUU ha dado a conocer, cedo de nuevo la palabra a JIT, «de un total de 473 operaciones que han causado la muerte de unos 2.500 combatientes enemigos y de entre 64 y 114 civiles». Sin poner en cuestión las cifras oficiales. ¡2 mil quinientos supuestos combatientes enemigos, los llamados antes terroristas, y más de 64 civiles asesinados! ¡Como el que dice que llueve en Sevilla y siente nostalgia de aquel ser guardián del lenguaje en su cabaña apacible y retirada!

La metafísica final está a la altura: «¿Qué respondes a tus hijas cuando les das un beso antes de acostarte y te preguntan: «¿Qué tal tu día?». Supongo que se respira hondo y se dice «bien, vida» mientras les das un beso de buenas noches. Qué inmensa soledad».

¿Qué inmensa soledad… o qué inmensa barbarie y qué servilismo periodístico tan ruin?¿Esta es la forma de mostrar y explicar uno de los crímenes más horrendos, un auténtico acto de barbarie y supuesta civilización que diría Benjamin, de una presidencia a la que le fue otorgada el Premio Nobel de la Paz? ¿Metafísica literaria de unos crímenes de esta naturaleza para hacer presentable a su máximo responsable?

Dijeron hace años que podían. ¿Y qué es lo que podían? ¿Ordenar asesinatos después de una relajada cena familiar? ¿Se trataba de eso?

Nota:

[1] http://elpais.com/elpais/2016/07/06/opinion/1467815675_806649.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.