Las conmemoraciones pueden servir para camuflar a la vez la ignorancia pasada y la ineptitud del pensamiento presente. También pueden hacerse simplemente por recordar hechos pasados o como motivo para hacer una historia de una historia lineal, dictada «por adelantado». A la inversa, iniciar una reflexión sobre el proceso de emergencia de Solidarnosc exige en […]
Las conmemoraciones pueden servir para camuflar a la vez la ignorancia pasada y la ineptitud del pensamiento presente. También pueden hacerse simplemente por recordar hechos pasados o como motivo para hacer una historia de una historia lineal, dictada «por adelantado». A la inversa, iniciar una reflexión sobre el proceso de emergencia de Solidarnosc exige en primer lugar rescribir algunos rasgos fuertes que condujeron a la aparición de aquel movimiento sindical, social, en agosto de 1980. Luego de intentar comprender las razones de su fracaso, que no se pueden reducir al golpe militar de 1981. Y, finalmente, lo que es más difícil, aclarar la transformación radical de este amplio movimiento sindical-social. En efecto, en la historia de Solidarnosc es un caso único. Nos limitaremos, aquí, a abordar la primera faceta de uno de los acontecimientos históricos decisivos de la segunda mitad del Siglo XX.
1. De julio a agosto: cuando lo nuevo supera a lo antiguo
El 1º de julio de 1980, por la tarde, cuando se extiende el rumor de un aumento de los precios de la carne, se declara una huelga en tres departamentos de los Talleres mecánicos de Ursus. Desde esta fecha, unas 200 huelgas van a estallar en diversos sectores de la economía polaca, desde la metalurgia hasta los recogedores de basura. En agosto, esta oleada de huelgas acabará chocando contra los bordes del Báltico, entre otros sitios, en Gdansk.
El número de huelgas que se desarrollan en julio y agosto impide a la dirección del POUP (el Partido Comunista Polaco), entre otros su secretario general Edward Gierek, negociar directamente, uno a uno, con los focos de la huelga. La dirección del POUP va a delegar a los directores de empresa y a las autoridades locales las negociaciones con los huelguistas. Así, pues, antes de finales del mes de agosto, se ha instalado una situación nueva en Polonia. Se la puede caracterizar de forma esquemática por los siguientes siete rasgos:
a) Las negociaciones se efectúan, en la mayoría de las ocasiones, mientras las huelgas continúan, y no tras su interrupción, que se habría planteado como condición de la negociación. Hay que subrayar que todos los movimientos se organizaron alrededor de paros y de ocupaciones de fábricas. No desembocaron en manifestaciones de calle con carácter semi-insurreccional, como en el pasado (después se abordará). Esto hacía la represión muy difícil. Desde un punto de vista histórico, es interesante subrayar que la huelga con ocupación fue, entre otras cosas, inaugurada en Polonia en 1931. Cuando las huelgas con ocupación se desarrollaron en los años 30 en los EE.UU, se las llamaba a menudo «Polish strikes», pues inmigrantes polacos habían difundido este método de lucha.
b) Las negociaciones, en muy numerosos casos, se desarrollaron bajo el control de los trabajadores, lo que será una característica del futuro movimiento de huelga del báltico que dará nacimiento a Solidarnosc.
c) Con una amplia experiencia a sus espaldas, los trabajadores exigían que ninguna medida represiva fuera tomada tras la huelga, y que esto estuviera claro en los acuerdos. Además, los comités de huelga se negaban a disolverse. A la vez que aceptaban no utilizar el término huelga que no estaba reconocido por el régimen colectivista burocrático autoritario, los comités tomaban como nombre «comisión obrera» o «comité Interempresas».
d) Entre el 15 y el 18 de julio de 1980, en Lublin, la huelga toma una dimensión urbana. La ciudad está en huelga. El vice primer ministro, Jagielski, se ve obligado a ir a negociar con los huelguistas. Es él quien negociará los futuros acuerdos de Gdansk, el 31 de agosto.
e) La crisis de dirección del POUP es manifiesta. El discurso tradicional: «Si se reivindican alzas salariales frente a las subidas de los precios, habrá aún más inflación en el futuro», no tienen ningún efecto. La única respuesta es una multiplicación de huelgas. Las tentativas de mezclar amenazas y llamamientos a la disciplina no cambian nada (por ejemplo: el discurso del 12 de agosto de la dirección del POUP, en el que se anuncia que sólo se siguen produciendo «algunos paros»). Sin embargo, el 14 de agosto, los trabajadores paran enm los astilleros de Gdansk. Protestan contra el despido preventivo de Anna Walentynovicz.
f) El 16 de agosto un Comité de huelga Interempresas (MKS) se forma en Gdansk. Este organismo administra de hecho un conjunto urbano de unas 750.000 personas hasta el 31 de agosto. Lo que manifiesta una crisis efectiva de dirección política del aparato de Estado-partido. Simbólicamente, para afirmar su autoridad, el MKS va a prohibir la venta de alcohol. Lo que será respetado. Un proto doble poder comienza a existir. La huelga va, por otra parte, tras el Báltico, a extenderse a la siderurgia de Nova Huta y de Wroclaw, siguiendo luego hacia las minas de Silesia.
g) Esta ola de huelgas se apoya en una experiencia pasada, pero también en el importante trabajo efectuado desde setiembre de 1976 por el Comité de defensa de los obreros (KOR) que tomará como nombre, en 1977, el de Comité de autodefensa social (KSS_KOR) y diversas otras organizaciones. El trabajo de preparación ha jugado un papel completamente decisivo, incluso si el estallido del movimiento puede ser caracterizado como semi-espontáneo.
h) Así la huelga de los astilleros de Gdansk de agosto de 1980, para protestar contra el despido de Anna Walentynovicz, se inscribe perfectamente en el trabajo de defensa efectuado por el KOR, de los militantes de los Comités de fundación de los sindicatos libres, de los que Anna Walentynovicz era una de sus importantes animadoras. Experiencia y trabajo de preparación, en un contexto de crisis económica y política, han anulado los efectos de las maniobras tradicionales del poder burocrático y represivo: desde finales de julio, el POUP utilizaba el chantaje de la intervención soviética (chantaje repetido por los medios occidentales, más interesados en este asunto que en las reivindicaciones y las organizaciones obreras). El efecto fue nulo. El POUP despidió a dirigentes de los sindicatos oficiales, lo que fue inútil; expulsó al primer negociador enviado a Gdansk, lo que tampoco sirvió para nada. Incluso una homilía muy ambigua del cardenal Wyszynski, retransmitida por la TV del estado, «no llegó a calmar los espíritus».
2. 1956, 1970, 1976: memoria y aprendizaje de las luchas
Cuando se hace alusión a la tradición de lucha, de insurrección y de huelga de las trabajadoras y trabajadores polacos, nos referimos a una serie de acontecimientos que es útil recordar brevemente.
a) En junio de 1956 estallan en Poznan una huelga y una insurrección, estimuladas por reivindicaciones salariales, sobre las normas de producción, los precios, etc. Este movimiento fue violentamente reprimido. El poder reconoció la muerte de 50 huelguistas y manifestantes. El aparato del POUP se vio conmovido y un antiguo burócrata, clasificado como opositor en 1951 en la oleada de procesos estalinistas de comienzo de los años 50 y salido de prisión en 1954, fue sacado del armario, reintegrado al POUP en agosto de 1956 y nombrado secretario general en octubre de aquel año. Se trataba de Wiadislaw Gomulka. Jugó un papel clave en la negociación de junio de 1956, utilizando su pasado de burócrata reprimido. Durante un tiempo Gomulka redujo la intervención policial del Partido-Estado sobre la vida política. Esto permitió una explosión de escritos, reflexiones, discusiones, en los medios intelectuales polacos y otros. Hay una cierta continuidad en este terreno entre este p eríodo de los años 70. Sin embargo, Gomulka reconsolidó bastante rápidamente el poder del Partido-Estado. De este movimiento de 1956, dos sectores saldrán ganadores bajo una forma institucionalizada. Por un lado, la Iglesia que conquista un espacio importante, a cambio de apoyo al régimen (orientación histórica que borrará, en beneficio de la sacralización de Juan Pablo II). Entre burocracia de Iglesia y burocracia de Partido-Estado, se habla un dialecto bastante similar. Por tanto, nada de extraño en este terreno. En esa época, la Iglesia no sirve de forma significativa de «refugio» a una gran parte de la oposición intelectual u obrera. Por otra parte, el campesinado: este último va a escapar en lo esencial al proceso de colectivización de la tierra. Esto no deja de tener importancia. El Partido-Estado no dispone por tanto del monopolio de poder sobre un sector económico, la agricultura, en un país en el que los campesinos constituyen una parte importante de la pob lación activa; y donde los problemas de aprovisionamiento en bienes de consumo estarán siempre en el centro de las reivindicaciones obreras.
b) En diciembre de 1970 enero de 1971, estalla en las ciudades costeras de Gdansk y de Gdynia un movimiento de huelgas y de manifestaciones de calle, que luego se extiende a las ciudades de Szcecin y Elblag. En Gdansk y Szcecin, los locales del POUP son atacados con fuego. En Gdansk, algunos trabajadores intentan abrir las puertas de la prisión local. En el origen, se encuentran las mimas reivindicaciones que las de Poznan. La represión es brutal; las autoridades reconocen 40 muertos. En realidad, serán más de 200. Los arrestos son masivos. Policía y ejército intervienen coordinadamente. Gomulka es rápidamente reemplazado por Gierek, antiguo minero en los años 30 en Francia. Apenas Gierek ha tomado las riendas, se produce una nueva irrupción de luchas obreras en Szcecin. Los trabajadores reaccionan frente a las mentiras difundidas por la prensa local según la cual apoyarían a la nueva dirección del Partido-Estado. Esta vez no salen a la calle, sino que ocupan el ast illero de Warski. Obligan a Gierek a ir a negociar directamente con ellos, en su terreno, en el astillero. Enero de 1971, contiene elementos de agosto de 1980. En febrero de 1971, frente a un aumento de los precios, los obreros del textil de Lodz se ponen en huelga. Gierek debe retroceder y retrasar la decisión. La dirección del POUP intenta «normalizar» la situación durante un período combinando una relativa estabilización de los precios y una subida de los salarios. Sin embargo, los problemas de aprovisionamiento reaparecen con fuerza a mediados de los años 70. Tras 1971, habrá una política de aislamiento de los comités de huelga, de lucha y de represión selectiva en contra de los activistas.
c) En junio de 1976, el gobierno de Gierek anuncia una nueva subida de los rpecios de los bines de consumo alimenticios. La carne va a subir un 69%, la mantequilla el 50%,etc. En algunas horas, como un registro de pólvora, estallan huelgas en Varsovia, en Radom, Plock, etc. Los trabajadores de la fábrica de tractores Ursus, cercana a Varsovia, ocupan la fábrica, y luego van a arrancar las vías del ferrocarril París-Varsovia. En Radom, los locales del POUP son atacados. En 24 horas, la decisión de la subida de los precios es retirada. Pero se desarrolla una campaña de represión, amplia y selectiva a la vez. El POUP pone en marcha un nuevo método: el despido de centenas de obreros, condenados de hecho a no encontrar empleo Esta medida represiva a poner en el orden del día una cuestión central: ¿cómo organizar a la vez la defensa de los militantes reprimidos y encarcelados y el apoyo a los trabajadores despedidos y sus familia? Es frente a este tipo de problema, entre otros, que el KSS-KOR va a elaborar una respuesta en términos organizativos y políticos. Dicho de otra forma, las modalidades de gestión del poder por el Partido-Estado van a suscitar un tipo de defensa organizada, permanente, de un carácter nuevo: la puesta en pie a la vez de una organización de defensa, de información, de educación y de denuncia de las actividades represivas y de la gestión socio-política y económica del POUP. Aquí hay que recordar la movilización estudiantil de marzo de 1968. Entonces, los estudiantes no recibieron un apoyo de los trabajadores. Sin embargo, hubo muchas expulsiones de la universidad; de alguna forma, esta medida auguraba despidos de los obreros tras las movilizaciones de 1976. En 1970, cuando los obreros buscan el apoyo de los estudiantes, no lo encuentran; los estudiantes parecen «devolverles la moneda». Estos últimos, debilitados, no están inclinados por formar una alianza estudiantes-obreros. Además, en 1968, una campaña antisem ita toma auge. Apuntaba a grupos intelectuales. Su impacto quedó limitado. Pero revelaba el carácter nacional-burocrático del POUP y las cuentas que arreglaba una fracción del partido con la dirección venida en los furgones de Moscú en 1945. En el lado opuesto, en 1976, se opera una unión entre obreros, intelectuales, estudiantes. Un nuevo tipo de alianza social, que se volverá a encontrar más tarde, se forja en esta ocasión.
d) El ascenso de 1980 manifiesta que capas de trabajadores y de militantes han sacado «lecciones» de sus luchas pasadas. Tanto más cuanto que el trabajo efectuado por el KSS-KOR ha incluido una reflexión sobre los acontecimientos pasados, entre otros con ocasión de las conmemoraciones (ilegales, pero masivas). Se pueden resumir estas «enseñanzas» así:
– Las movilizaciones en la calle de 1956, 1970 y parcialmente la de 1976, habían permitido al poder golpear fuerte, para combatir «insurrecciones». El precio de este tipo insurreccional son muy difíciles de llevar, exigen una larga preparación, un encuadramiento, etc. Sin embargo, se trataba aquí «de insurrecciones espontáneas», fácilmente reprimibles por el ejército y por un régimen del tipo polaco incluso si, ciertamente, era menos duro que el régimen brezneviano. Los trabajadores han pasado pues de la calle a la fábrica, como habían hecho en los astilleros Warski, o en enero de 1971 en Sczecin. Uno de los dirigentes de Sczecin, Edmund Baluka que emigró más tarde a Francia, jugó un papel, en enero de 1971, a fin de modificar la «estrategia de calle» y poner en el centro, en el contexto polaco, la ocupación de fábricas; ocupaciones concebidas como una palanca para obligar a los dirigentes a venir a negociar en el terreno de los trabajadores, en esas fábricas que el poder presentaba como «que pertenecían a los trabajadores».
– En 1956 y en 1970, los trabajadores habían provocado, por sus luchas masivas y determinadas, cambios en la cumbre del aparato del Estado. Cambios que eran facilitados por una cierta identificación que podía existir entre ellos y Gomulka o ellos y Gierek, dos burócratas «maltratados». Anna Walentynovicz, en 1980, recordaba: «Cuando el gobierno cayó en enero de 1971 y Girek se convirtió en primer secretario, yo estaba entre la delegación que se reunió con él. Los acontecimientos de este año son conocidos, pero debe también saber que atribuimos a una gran fe de Gierek. Era el tiempo del famoso eslogan «Si nos ayudais, se os ayuda». Gierek vino varias veces a visitar el astillero. Pero la última vez, en 1978, la distancia se había hecho completa entre él y los trabajadores». A fines de los años 70, el estado de espíritu de los trabajadores polacos era bien resumido por el siguiente juego de palabras: «Pregunta: ¿cuál es la diferencia entre Gierek y Gomulka? Respuesta: ni nguna, si no es que Gierek no lo sabe aún».
– En 1971 y 1976, los trabajadores han ganado en sus reivindicaciones inmediatas (salarios, precios, etc.) Pero estos logros eran perdidos muy rápidamente. Su reivindicación de comités de autogestión, a veces aceptada en las negociaciones, era rápidamente neutralizada, en la medida en que las direcciones de fábrica invocaban los imperativos del plan central para apartar todas las reivindicaciones. Además, la represión desmembraba estos órganos. Edmund Baluka, por ejemplo, había sido nombrado por la dirección del sindicato. Fue despedido seis semanas después. Tras 1976, se produjo un cambio importante que se expresará plenamente en 1980: los trabajadores toman conciencia de que se trata de organizarse de forma permanente y la idea de organismos interempresas y de sindicatos libres toma auge, entre otros bajo el efecto del esfuerzo propagandista del KSS-KOR. Se añade a esto un factor completamente nuevo, la voluntad en los sectores obreros de defender a opositores-militan tes que no formaban parte del colectivo de empresa. Esta orientación tomó un relieve particular en negociaciones de agosto de 1980 en Gdansk, cuando los trabajadores rechazaron cualquier acuerdo mientras que un militante como Jacek Kuron (y otros) permanecieran encarcelados. En el fondo, los trabajadores se dirigían a la sociedad polaca. Lo que va a desarrollarse plenamente durante una primera fase de Solidarnosc.
– Finalmente, los elementos de control de los trabajadores sobre las negociaciones, que habían surgido en enero de 1971, en 1976 y, luego, en algunas huelgas, se convirtieron en una conquista. Toda negociación secreta era condenada. Y cuando en agosto de 1980, Walesa intentó una negociación paralela, fue inmediatamente denunciado. Esta dimensión de control de los asalariados sobre las negociaciones, a todos los niveles, no fue una temática muy recordada por las direcciones sindicales de los países de la Europa occidental, cuya principal obsesión parece ser la negociación casi secreta en los despachos.
3. El KSS-KOR: una vanguardia
En la emergencia del movimiento de Solidaridad, ya lo hemos subrayado, el papel del Comité de autodefensa social (KSS -KOR) es de una importancia excepcional. Fue creado en setiembre de 1976 por una decena de militantes. Juega un papel de verdadera vanguardia, ene l buen sentido del término. Se pueden resumir así las tareas que se llevan a cabo.
– Es la primera respuesta organizada de defensa de los obreros reprimidos. Prácticamente se pondrá en marcha un fondo de ayuda a los obreros despedidos y a sus familias: creación en noviembre de 1977 del Fondo de autodefensa social. El trabajo de denuncia y de información sobre la represión, en parte difundido por las radios occidentales (BBC), será un elemento de presión que obligará a Gierek, desde febrero de 1977, a reducir las penas inflingidas a los huelguistas; tanto más en la medida en que el CICR publica documentos del KOR sobre la represión.
– Va a organizar la conmemoración de las víctimas de 1970-71, como verdadero desafío frente al poder. El 18 de diciembre de 1978, unas 4000 personas se reúnen a la entrada del astillero de Gdansk. Simbólicamente se cantará el himno nacional, la internacional y un himno religioso católico.
– La existencia misma del KOR mostraba la posibilidad de construir una organización más o menos nacional, permanente. En esto, el KOR era un verdadero desafío lanzado a la cara del Partido-Estado. Su prensa, entro otros el bimensual Robotnik (el Obrero), tiene un papel muy importante. La opción del título no es neutra. Robotnik era el título del periódico del partido socialista publicado en 1892. El partido socialista polaco fue borrado del mapa en 1948. Hay que recordar que el PC polaco había sido disuelto por Stalin en 1938. un año antes de que el poder terrorista estalinista ocupara una mitad de Polonia (mientras que Hitler invadía el resto).
– El contenido de Robotnik ilustra el sentido de la acción del KOR. En el número 7 se analizan el movimiento de 1956 y el de 1970. En diversos números (Nº 14,16,19) se hace referencia a la historia del partido y de los militantes socialistas. Robotnik informa: sobre los sindicatos extranjeros (comisiones obreras españolas); sobre las huelgas en Rumania, en Yugoslavia; sobre la condena del opositor de la RDA Rudolf Bahro (Nº 16 y 19), autor de un notable libro, «La alternativa»; sobre la situación de los trabajadores en Checoslovaquia. Añade a esto artículos de fondo sobre el derecho de huelga, sobre las condiciones de trabajo, sobre la censura, las desigualdades sociales, sobre los precios, etc. Sus puntos de implantación existen en ocho ciudades.
– El KOR va a tomar una serie de iniciativas políticas sobre temas democráticos. Así, publica en noviembre de 1977 documentos que demuestran como funciona la censura oficial. Se atrae así el apoyo de capas de escritores, de periodistas, de intelectuales. En abril de 1978, publica una recolección de testimonios sobre la «violación de la legalidad» por la policía y los tribunales. En abril de 1978, publica un llamamiento a la sociedad polaca que señala las dificultades de aprovisionamiento, sobre la situación dramática del alojamiento, sobre la prolongación del tiempo de trabajo en la industria, sobre los privilegios de los detentadores del poder, sobre la crisis de la agricultura. Además, establece un balance de la oposición y da consejos precisos a los ciudadanos sobre las modalidades de defensa de sus derechos. En diciembre de 1978, apoyándose en documentos oficiales, pero confidenciales, dirige una carta abierta al ministro de salud. El conjunto de estas actividades representa una excepción única en los países en los que reinaba el colectivismo burocrático. No se trata de disidentes, se trata de una oposición organizada, ciertamente reducida, pero en estrecha coalición con los trabajadores y con capas intelectuales.
– A las actividades del KOR, hay que añadir, desde 1978, las de los Comités de fundación de los sindicatos libres, uno trabajando en Silesia y otro con Gdansk (se encuentran ahí Anna Walentynowicz y Lech Walesa).
– A estas estructuras se añade la Sociedad de los cursos científicos conocida con el nombre de Universidad volante que existe desde 1977 y organiza cursos, coloquios y debates en apartamentos privados. Una actividad de edición independiente (Ediciones Nowa) juega también su papel. Sus animadores serán arrestados en marzo de 1980.
– En conclusión, antes de 1980, particularmente entre 1976 y 1980, se han desarrollado redes de resistencia que, si afectaban a algunos miles de personas, posteriormente revelarán ser una poderosa palanca. Los tres millones de miembros oficiales del POUP parecen tener el peso aritmético. No lo tendrán en el plano político y social, durante varios meses.
4. Los acuerdos del 31 de agosto entre «dos poderes»
Cuando la huelga llega a Gdansk y da nacimiento al MKS (ver antes), estalla una situación de limitada dualidad del poder. Como mejor se simboliza es por la configuración en la gran sala de conferencias de los astilleros de Gdansk, de los signatarios del acuerdo del 31 de agosto, a las 16 h 40m. Por un lado están los plenipotenciarios del régimen de colectivismo burocrático y, por otro, los representantes de los trabajadores.
Esta dinámica fue puesta en sordina por lo esencial de la izquierda occidental; no nos referimos aquí a los PCs, incluso al POP-PDT suizo, que atacaban a Solidarnosc, como había hecho contra los trabajadores en 1956,70 y 76. En efecto la izquierda no stalinista tenían como preocupación esencial especular sobre los peligros de una intervención del ejército de la URSS. El sentido y contenido así como la organización del ascenso obrero contaba poco para ella. La mayoría, con voz emocionada, se prestaba a cantar un De Profundis, como para Hungría en 1956 o Checoslovaquia en 1968. Pero la dirección Breznev, aunque discutía posibles planes de intervención de la URSS en Polonia, atravesaba dificultades que la paralizaban (desde Afganistán a sus aventuras africanas, entre otras).
Sin embargo, los acuerdos de Gdansk del 31 de agosto de 1980 (y también los firmados en otras ciudades) y ratificados por las instancias del POUP implicaban, por primera vez, obligaciones precisas para un gobierno donde reinaba el colectivismo burocrático. El gobierno polaco (más exactamente el gobierno POUP) debía reconocer:
– La creación de sindicatos independientes del partido y de los patronos y su libertad de funcionamiento. – Su derecho a tomar posiciones públicas sobre todo lo que afectara a las condiciones de vida de los trabajadores; – La garantía legal del derecho de huelga; – La obligación para la Dieta (parlamento) de discutir un proyecto de ley sobre la censura; – La revisión de todos los casos de despidos de las huelgas de 1970 y 1976 así como de los estudiantes expulsados de las universidades; – La revisión de las decisiones sobre los presos políticos; – La libertad de expresar opiniones en la vida pública y profesional.
A esto añadían una serie de reivindicaciones económicas sobre las reformas, los precios, los salarios, las jubilaciones.
Si el MKS reconocía que respetaba la constitución polaca, particularmente «la propiedad social» (de hecho la propiedad en manos de la casa burocrática) y «el papel dirigente del POUM en el estado». A propósito de esto, es útil tener en la memoria que la formulación de la Constitución, en su artículo 3, hablaba, por lo que se refiere al POUP «de fuerza dirigente de la sociedad en la edificación del socialismo». En una cierta medida, la formulación de los acuerdos de Gdansk limita al POUP al Estado y no le reconoce su papel hegemónico en la sociedad. En esto mismo, hay en los acuerdos, de forma deformada, una toma en consideración de este embrión de dualidad de poder, simbolizado por las negociaciones de Gdansk. Sobre un punto, el MKS de Gdansk no profundizará, en nuestra opinión de forma acertada: reconocía «las alianzas internacionales del Estado polaco». En efecto, este amplio movimiento naciente no tenía ninguna necesidad, en el terreno táctico, de enfrentarse abierta mente y enseguida con los dueños del Kremlin.
Este es el marco de nacimiento de Solidarnosc. Desde agosto de 1980, los acontecimientos van a precipitarse. Volveremos sobre ello. Pero esta puesta en perspectiva es absolutamente necesaria para comprender la emergencia de Solidarnosc no como un trueno, sino como un elemento central de la crisis de los regímenes burocráticos y de un giro, tras el golpe de Estado de diciembre de 1981, decisivo en Europa; en el fondo, de un giro quizás más decisivo que la caída del Muro en 1989.
* El artículo fue publicado en la revista Convergencia Socialista Nº 12, México, noviembre/diciembre 2000 y en Correspondencia de Prensa Nº 7006, del 12.9-05. La traducción es de Alberto Nadal. El autor, Charles-André Udry, es militante del Movimiento por el Socialismo (MPS) y del movimiento en defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes. Economista miembro de ATTAC (Suiza), redactor del mensual La Breche y responsable de los Cahiers Libres (editions Page deux): www.alencontre.org ernesto herrera