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El precedente soviético de la autarquía económica

Fuentes: Fondsk

Traducido del ruso por Juan Gabriel Caro Rivera

La palabra “autarquía” ha desaparecido casi por completo de nuestro vocabulario y cualquier intento de debatir sobre la posibilidad de que Rusia adopte un modelo económico autárquico se ha considerado durante las tres últimas décadas una amenaza para la creación de una “economía de mercado” dentro de nuestro país.

Autarquía es una palabra de origen griego (αὐτάρκεια) que significa autosuficiencia, es decir, que la economía de un país no depende de los mercados externos para prestar bienes y servicios. El proceso de internacionalización de la economía comenzó con la Modernidad y la transición hacia el capitalismo que afectó a muchos países del mundo, y tuvo como resultado la destrucción de cualquier forma de autarquía económica. Fue así como se empezó a percibir la autarquía como un modelo abstracto imposible de existir en la vida real. Por ejemplo, si revisamos la entrada sobre la autarquía en la primera edición de la Gran Enciclopedia Soviética (1926-1947) publicado en 1926, tres años antes del inicio de la industrialización en la URSS, leemos lo siguiente: “En economía se denomina autarquía a la teoría que sostiene que la estructura económica de un país puede existir independientemente de las importaciones y exportaciones extranjeras en virtud de su ubicación y territorio rico en recursos naturales (tierra fértil, riqueza mineral, etc.). Un ejemplo de autarquía económica serían los Estados Unidos de América».

En este texto llama mucho la atención que se usen las palabras “la teoría que sostiene que la estructura económica de un país que puede existir independientemente de las importaciones y exportaciones extranjeras”. El autor y el editor de la Gran Enciclopedia Soviética de 1926 al parecer seguían creyendo que la autarquía económica era innecesaria o imposible para la Unión Soviética y que esta última no tenía otra opción que integrarse a la economía mundial. Paradójicamente, esto se escribió dos o tres años antes de que las autoridades soviéticas comenzaran a poner en marcha un plan de industrialización con estos tres objetivos: en primer lugar, superar el retraso económico de la URSS con respecto a los países más desarrollados de Occidente; en segundo lugar, reforzar la capacidad defensiva de la URSS por medio de la creación de una sólida base industrial; en tercer lugar, lograr la plena independencia del mercado mundial.

Los documentos del Partido y del Estado publicados durante la segunda mitad de la década de 1920 fueron inspirados por la idea de Stalin de que sólo la autarquía económica podía garantizar la soberanía del Estado soviético, una idea tan poco ortodoxa como lo era la teoría de construir el socialismo en un solo país. Trotsky y sus numerosos partidarios, por el contrario, decían que la economía socialista sólo podía construirse una vez que la revolución proletaria mundial hubiera alcanzado la victoria.

Entre los opositores a la autarquía estaban Nikolai Bujarin, Grigori Sokólnikov, Yevgueni Preobrazhenski y muchos otros pensadores de “izquierda”, “derecha”, “centro” o “alternativa” que creían que era inevitable que la nueva economía socialista comerciara con el mundo capitalista. Fue así como en diciembre de 1925, durante el XIV Congreso del PCUS, Stalin presentó su informe al Congreso expresando por primera vez los principios de la futura industrialización y atacando la intervención de Sokolnikov de la siguiente manera: “Todo el mundo sabe que ahora nos vemos obligados a importar equipos extranjeros. Pero Sokolnikov ha convertido esta necesidad en un principio, en una teoría y una perspectiva de desarrollo. En este informe he hablado de dos lineamientos generales u orientadores que deben ayudarnos a la construcción de nuestra economía. Toque este tema con la intención de aclarar la cuestión de cómo asegurar el desarrollo económico independiente de nuestro país en medio de un mundo capitalista. En el informe habló de la perspectiva y objetivos que tenemos con tal de convertir a nuestro país de uno agrícola a uno industrial… Si nos quedamos con la consigna de tener que importar equipos y máquinas en lugar de producirlos nosotros mismos, entonces no podremos garantizar que nuestro país no termine por convertirse en un simple apéndice del sistema capitalista. Es por ello que debemos dirigir el rumbo y el desarrollo de los medios de producción de nuestro país… Transformar nuestro país de uno agrario a uno industrial capaz de producir los equipos necesarios usando nuestros propios recursos, esa es la esencia y el objetivo de nuestros lineamientos generales. Debemos poner las condiciones para que los pensamientos y aspiraciones de nuestras autoridades sigan esa dirección y transformen a nuestro país en uno que no importe maquinaria extranjera, sino que la produzca, porque esta es la única garantía para que no nos convirtamos en un apéndice del sistema capitalista”.

Esta necesidad de que Rusia abrazara la autarquía económica fue señalada mucho antes de que estallara la Revolución de Octubre por autores como Serguéi Fedorovich Sharapov (1855-1911); Dimitri Ivánovich Mendeléyev (1834-1907); Lev Aleksandrovich Tijomirov (1852-1923); Grigori Vasílievich Butmi (1856-1919); Alexander Dimitrievich Nechvolodov (1864-1938) y otros.

Por ahora solo retomaré a Lev Tijomirov y sus ideas sobre la transición a la autarquía económica y el paso del mercado exterior al mercado interior que abordó en libros como Tierra y fábrica (1899), Cuestiones de economía política (1900) y el Estado monárquico (1905). Tijomirov dice en ella que existen varios países que están interesados en la creación de un mercado mundial y quieren arrastras al resto de las naciones a formar parte de él con el objetivo de explotar constantemente a estos últimos a través de los mecanismos del comercio exterior. Tijomirov se refiere especialmente a Inglaterra y dice: “Algunos Estados que tienen muy pocos recursos naturales en su territorio resuelven la cuestión de su economía política mediante el desarrollo de su industria manufacturera, obteniendo todo lo que necesitan a través del intercambio comercial. Inglaterra representa el tipo más puro de este modelo. Una economía política de este tipo requiere especialmente mercados amplios y estables que solo pueden ser asegurados por medio del colonialismo y, por lo tanto, la eliminación de los habitantes que existen allí y que no sirvan para los excedentes del mercado. Este modelo económico produce muchos beneficios, pero solo si este país cuenta con rivales débiles”.

La Europa continental y los Estados Unidos de América siguieron el ejemplo de Inglaterra a finales del siglo XIX. Además, los países desarrollados que aumentan mucho sus exportaciones también aumentan activamente sus importaciones. La dependencia del comercio exterior aumenta tanto en el “Norte rico” como en el “Sur pobre”. Tijomirov concluye que al final las otrora armoniosas economías de estos países terminan por deteriorarse mutuamente.

La primera condición para la independencia de un Estado es la autarquía económica. Sin embargo, Lev Tijomirov utiliza otra expresión con un significado parecido: “autosatisfacción interna”, diciendo que es la “mente humana” la única que logra la “autosatisfacción” total (100%). Esta idea de la “mente humana” no podía hacerse realidad en la gran mayoría de los países a principios del siglo XX, porque para lograr esta “autosatisfacción” se requiere una gran población, una amplia gama de recursos naturales, vastas tierras fértiles, ciudadanos trabajadores, una topografía conveniente (con tal de mover mercancías dentro del mercado interno), etc. Tijomirov sostenía que solo los Estados Unidos (a pesar de su enorme comercio exterior) se encontraba a principios del siglo XX muy cerca de lo que él llamaba la “autosatisfacción”, ya que las importaciones con tal de satisfacer las necesidades domésticas eran sólo de un uno por ciento.

¿Y Rusia? Tikhomirov opinaba que Rusia también contaba con los requisitos para llevar a cabo la autosatisfacción total, pero que nuestro país utilizaba mal sus recursos: “Rusia, que cuenta con todo lo que necesita, no ha sido capaz de adentrarse en el espinoso camino del desarrollo económico”. La economía política de un Estado debe aspirar a sustituir el mercado externo por el mercado interno tanto como sea posible: “El mercado interno… es el más ventajoso económicamente y al mismo tiempo el más seguro frente a cualquier catástrofe. Además, la industria y el comercio son los más adecuados y seguros frente a las crisis de sobreproducción”.

Tijomirov llamaba la atención sobre el hecho de que el mercado interno, como fundamento de la economía nacional, debe cumplir también varios requisitos, siendo uno de ellos el hecho de que no debería haber capital extranjero que controlara los productos indispensables. En la Rusia de principios del siglo XX, el Ministro de Finanzas Sergei Witte parece que fomentó el desarrollo del mercado interno introduciendo elevados costos a la importación. No obstante, mientras fomentaba el mercado interno también hacía cada vez más y más dependiente a Rusia del capital extranjero. Mientras tanto, sintiéndose incómodos por la alta valla a sus importaciones, los extranjeros se dedicaron a sacar todos los beneficios posibles del mercado interno y trasladar sus capitales fuera de Rusia. Tijomirov sostuvo que era necesario expulsar el capital extranjero fuera de Rusia, pues “otra condición de la industria del mercado interno es el carácter nacional del capital. Esto significa que la producción requiere capital propio de los ciudadanos de un determinado país y con una muy reducida participación del capital extranjero en él”. En este fragmento se nota la tibieza de Tijomirov, pues si es necesario expulsar el capital extranjero ¿acaso el mantenimiento del capitalismo dentro de Rusia no representa un peligro? En primer lugar, porque la conservación del capitalismo en Rusia significa que la economía rusa seguirá desarrollándose según las leyes capitalistas y seguirán produciéndose crisis de sobreproducción. En segundo lugar, el capital suele nacer y dar sus primeros pasos como “capital nacional”, pero al cabo de un tiempo este “capital nacional” erosiona inevitablemente el mercado interno y la autarquía económica.

A pesar de algunas contradicciones e incoherencias sobre su conceptualización de la “autarquía económica”, Tijomirov y sus opiniones sobre el problema de la autarquía se tuvieron en cuenta a la hora de iniciar el proceso de industrialización de la URSS. La aplicación práctica de sus ideas para iniciar el proceso de transición de Rusia a la autarquía económica tuvo lugar en los años 30. La economía autárquica soviética fue el primer precedente en la historia moderna y contemporánea de esta teoría, y la Federación de Rusia puede y debe repetir este proceso.

Fuente: https://www.fondsk.ru/news/2022/11/13/ekonomicheskaja-avtarkija-sovetskij-precedent-57667.html