“El que huyó al mar para salvar su vida, no escapó de mi red” Amenazas del Rey asirio Esarhaddon (680-669 a.e.c.)
Una buena parte del mundo parece convulsionado gracias a la nueva administración del gobierno de Estados Unidos encabezada por el presidente Donald Trump. Este habla mucho, y agresivamente comparado con el anterior, el presidente Biden, quien más bien parecía una momia, pero cuando hablaba era tan agresivo como casi todos los presidentes de ese país y del imperialismo occidental. Pareciera que todas fueran ocurrencias e ideas de Trump, como que él es quien mantiene los platillos girando al final del palito con el tema de las tarifas, por ejemplo, o el de la inmigración, o el de la guerra de Ucrania. Pero el poder y los planes estratégicos son de la oligarquía, de sus élites, como siempre ha sido en todo capitalismo: los ricos mandan, directamente o a través de sus instituciones y esto es cierto hoy más que nunca. Hay, sin duda, estupideces personales que dan como un “estilo” y esto ya lo hemos vivido en los años 80, con otros monstruos como Ronald Regan y Margaret Thatcher, quienes abiertamente decían odiar a los trabajadores y sus organizaciones y dejaron a millones sin trabajo al reimponer el proyecto neoliberal.
El imperialismo occidental con Estados Unidos a la cabeza parece haber entrado a una nueva etapa de agresividad directa o indirecta hace ya décadas. Hoy, la última y más sangrienta es el genocidio de palestinos en Gaza, allí apoyan a sus representantes sionistas con armas y propaganda asesinando a más de 52.000 palestinos incluyendo miles de niños, algunos incinerados bajo el fuego agresor. Al lado sur, en Yemen, y al norte, en El Líbano y Siria, esta última tomada por diferentes ejércitos nacionales y terroristas extranjeros, también se asesinan miles de civiles. Otros muchos países o regiones están en la mira del imperialismo con la intención de causar sufrimiento a los pueblos, Venezuela, Irán, Serbia y algunos países de África, como Angola o RD del Congo, y del Asia central están en su mira. Sumemos a estos otros países agobiados por sanciones, y los tantos gobiernos manipulados para que sean cómplices contra sus propios pueblos, también una realidad imperial. Esta ofensiva del imperialismo occidental es continua, no se le ve fin, peor aún no es enfrentada por gobierno alguno, y hay muchos que tienen capacidad de hacerlo. Hasta ahora solo enfrentan la ofensiva imperial en forma parcial. Solo las expresiones de solidaridad con los victimizados que los pueblos del mundo muestran frente a estos crímenes nos da esperanza.
El primer imperialismo del mundo ha sido identificado por muchos historiadores en Asiria, que fue nacida en la antigua Mesopotamia, en Asur -que es también nombre de un dios del siglo 20 a.e.c. Asur era una ciudad-estado a orillas del rio Tigris, que, independiente por varios siglos, mantuvo una vida balanceada y sin carencias cultivando sus tierras que dependían de lluvias naturales y su ubicación la privilegiaba haciendo intercambio comercial. Asur estaba entonces gobernada por una asamblea o consejo popular de la ciudad, aunque había dos poderes menores (los comerciantes una especie de aristocracia y la monarquía). Con el tiempo la monarquía fue adquiriendo el poder total y ya no se conforman con la rutina económica de Asur que incluía la participación del pueblo. Esta élite quiere más, encuentra que es poco lo que poseen, y para obtener más riqueza forman un ejército y salen a asaltar otras ciudades más pequeñas, saquean todo lo que encuentran y asesinan a quien les oponga resistencia o no. Así nace el imperio de Asiria que sacrifica a sus propios habitantes en la guerra.
Este imperio en su etapa más grande, el llamado nuevo imperio (desde el año 911 al 609 a.e.c.), llega a ser muy organizado en su administración, se sabe bastante de su existencia pues se han encontrado miles de tablas de arcilla escritas en cuneiforme que detallan sus 100 reyes, sus conquistas, comercio, cultivos, los tributos que pagaban sus países vasallos, la comunicación y organización administrativa y religiosa. También las tablas nos hablan del lado siniestro de quienes gobernaban Asiria, las ejecuciones, los asesinatos masivos a civiles, la esclavitud, el destierro y deportación de pueblos enteros, todos tratados como rebaños, aunque fueron quienes entregaban la energía que hizo funcionar el imperio asirio por cientos de años.
En su último siglo, el imperio enfrenta una variedad de problemas internos y en sus fronteras, lidereado por el conquistador Sargón ll encuentra como solución expandirse y logra así su máximo poder y extensión territorial. Solamente no pudieron dominar nunca las tribus árabes. Después de una década de conflictos, la organización de los estados enemigos y vasallos -babilonios y medes entre muchos otros, enfrentaron el imperio y lo hicieron caer, otros factores no muy determinados en la historia llevan a su destrucción para siempre en el año 609 a.e.c. Sus ciudades principales, Nimrud y Nínive son saqueadas y dañadas, lo mismo que Asur que sobrevivió precariamente y fue habitada por 2000 años y abandonada en el siglo 3 d.e.c.
Asiria fue el primer imperio, Occidente y su principal representante que Estados Unidos puede sea el último. Pero no creo que la historia está determinada por reglas, aunque entre los imperios puede haber afinidades. Estados Unidos se independiza y forma sin tener una asamblea del pueblo, de colonos descendientes de europeos. Los “padres fundadores” fueron un grupo de ricos que comerciaban y poseían esclavos y grandes extensiones de tierra, ellos crearon el cuento de la revolución americana y de la democracia en América. Continuaron con el genocidio de los pueblos aborígenes y con el comercio y uso de esclavos africanos, que incluso llegaron a ser más numerosos que los propios blancos invasores y sus descendientes. Aunque en el nuevo país hubo desde el principio varios levantamientos de campesinos y obreros estos fueron siempre reprimidos y nunca fueron reconocidos como sujetos válidos.
No se puede esperar mucho si observamos realísticamente lo que han sido y son la Europa y Norteamérica imperialista. Continuaran incendiando y destruyendo pueblos, estrangulando economías con sanciones, conspirando contra gobiernos legítimos que aspiran a ser independientes y libres. A la ideología imperialista, el nazismo y el fascismo le son tan familiares como la esclavitud, el racismo y la inquisición, y la han sufrido sus propios habitantes.
Es verdad que posterior a la Segunda Guerra Mundial occidente creo un estado de bienestar social para lidiar con la amenaza comunista que sin duda los inquietaba. Pero hoy vuelve a su identidad casi “natural” y hasta la máscara de “refinados y razonables” ha caído, mientras montan un show en el que usan todo tipo de lenguaje ofensivo y confuso, y en esto el presidente Trump va adelante.
Sin duda occidente se siente desafiado -el imperio de Estados Unidos y sus secuaces europeos, frente a Rusia que lo desafía en Ucrania y frente a China que continúa desarrollando su comercio y su industria. Rusia enfrenta a Ucrania en una intensa y larga guerra definida ya como derrota de Occidente y la OTAN. Les cuesta reconocer esto que pone en peligro el suministro del oxígeno del capitalismo que es el petróleo y el gas natural. Rusia y China solo están defendiendo sus propios intereses, y aunque no está garantizado su éxito, queda claro que sin el dólar como moneda global no hay imperio, y sin petróleo no hay capitalismo.
El tema del petróleo y el gas natural se toca poco y cuando se toca encontramos muchas especulaciones y falsedades. Por ejemplo, que Estados Unidos es un neto exportador de petróleo es falso. Estados Unidos consume 20 millones de barriles diarios y produce 13, ósea que importa casi 7 millones, bueno el 60 por ciento de ese petróleo lo importa desde aquí, Canadá. A pesar de esto Estados Unidos puede a su vez exportar cantidades menores de crudo o combustible gracias a la desregulación del mercado energético, por lo que engaña mucho. Luego, Europa produce apenas el 10 por ciento del petróleo que necesita. Mas aun, la demanda mundial va en aumento y es de más de 100 millones de barriles diarios, vemos que mucho se miente acerca de la producción pues a esta se le hace cada vez más difícil cubrir la demanda. Y aunque hay reservas considerables esas reservas no están ni en Estados Unidos ni en Europa.
El imperialismo es un mundo jerárquico, el patrón es Estados Unidos y sus aliados son socios inferiores, como Canadá, Europa Occidental, Japón y más. Esos socios inferiores solo “parecen” tener más poder de lo que tienen. El resto son vasallos, localizados principalmente en Europa del Este y en Latinoamérica. Los únicos que molestan al imperio son los independientes que el imperio considera desafío y estorbo, además de muy mal ejemplo.
América Latina es una región con muchos gobiernos vasallos de fácil dominación para el imperio, su docilidad es hoy más ordenada, está muy lejos de su pasado rebelde y liberador. La principal tarea de los lacayos, fuera de obedecer, es atacar a los proyectos independientes que existen en el continente. Los serviles atacan a los independientes Venezuela, Cuba, Nicaragua, a veces Bolivia (que con otros países del Caribe forman el ALBA) porque piensan que haciéndolo el imperio los puede considerar. No siempre esta actitud indigna sale bien parada, por ejemplo vimos el caso del presidente de Panamá José R. Mulino quien vociferaba contra Venezuela después de las elecciones de julio del año pasado, y que cuando la administración de Trump lo amenaza con tomarse el canal de su país, Panamá, se vuelve perrito que no le quieren abrir la puerta de la casa en una noche de frio, y firmó un tratado con Estados Unidos que por secreto ha de ser seguramente humillante.
Para que decir del monstruo Milei de Argentina y el puritano carcelero de Bukele presidente de El Salvador, ambos servidores del imperio y únicos que Trump personalmente identifica. El resto, fascistas como en Perú, Ecuador, Paraguay y otras perlas, juntos a los liberales derechistas obedientes vendidos como “progresistas” en algún momento, entre estos Lula, presidente de Brasil, lleva la delantera pero hay otros como los presidentes de Chile, Uruguay y Colombia, todos “progresistas” que han hecho su peregrinaje a saludar a José Mujica. Uruguayo ya anciano, que yace enfermo y quien fuera guerrillero y padeciera en las mazmorras de la oligarquía uruguaya, quien también como expresidente supuestamente de izquierda, en el poder fue un como un curandero político a quien sus peregrinos admiran.
En medio de este clan de vasallos latinoamericanos de un lado y otro, dos mujeres presidentas se han mostrado dignas y con coraje frente al imperio, solidarizando con los gobiernos independientes agredidos. Estoy hablando de Claudia Sheinbaum de México y Xiomara Castro de Honduras. Aunque existe una organización de países latinoamericano y caribeños, la CELAC, impulsada hace 15 años por el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez entre otros, hoy es una organización fallida en asuntos fundamentales -como la solidaridad y la denuncia de atropellos. Por ejemplo, nada hace respecto del atropello al presidente Pedro Castillo derrocado en Perú en diciembre del año 2022 y aun preso en un recinto militar por unos delincuentes aún en el poder y a las órdenes del imperio, además los golpistas han asesinado a más de 50 manifestantes. La CELAC no establece ni el respeto que se le debe a sus propios miembros, de sus reuniones solo queda la foto final, lo que es bien mirado lógico porque los leales dignos no pueden unirse con desleales traidores.
Los países imperialistas de Norteamérica y Europa, hoy llenos de deuda, viven en una economía especulativa, con capitales “ilegales” y rentistas manteniéndolos a flote. Mucho de esas deudas, en especial en Estados Unidos, son acarreadas en bonos del tesoro que suman más de 8 billones de dólares y que han sido comprados con todos los riesgos que significan por los propios países imperialistas y por países que se dicen tienen “otro proyecto” como Brasil, China, India, Saudí Arabia entre otros. Y, no pueden faltar los vasallos en la compra de bonos como Colombia, Chile y Perú todos ayudando a mantener el dólar y el poder del imperio.
La extrema agresividad y el hacer la guerra destruyendo a otros pueblos fue una salida para el imperio Asirio y es una opción siniestra hoy. Solo hay que imaginar la prioridad que van a tener los insustituibles recursos naturales o el deterioro ambiental en esta acción. El imperio y el imperialismo no parecen amenazados por ahora, el capitalismo en su elemento sigue devorando a los trabajadores y pobres del mundo mientras sus organizaciones laborales están generalmente debilitadas, aunque no muertas. El poder siniestro del imperio lo vivimos todos los días, en especial lo viven los palestinos en Gaza, genocidio que involucra a toda la humanidad, un precedente cruel y desesperanzador. Sin organizaciones internacionales, sin países vecinos árabes con la excepción de Yemen, Líbano e Irán, que acudan a detener este exterminio humano, sin que países con mas poder intervengan en nombre de la vida, solo la gente incluyendo judíos se movilizan en muchos países mostrando solidaridad y pagando precio, persecución y cárcel, al hacerlo. Ha pasado aquí mismo en Canadá.
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