Traducido para Rebelión por Germán Leyens
A menudo los políticos de Washington ven a Israel como el aliado más «estable»de Medio Oriente. Pero estabilidad puede significar muchas cosas desde la perspectiva estadounidense. La principal es que el ‘aliado’ debe ser incondicionalmente leal a los dictados del gobierno de EE.UU. Esta regla ha probado su valor desde que EE.UU. reclama una posición de supremacía, si no de total hegemonía, sobre muchas regiones del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Israel, sin embargo, sigue siendo una excepción.
Las reglas que gobiernan las relaciones entre EE.UU. e Israel son tal vez las más desconcertantes de todas las políticas exteriores habidas entre dos países.
Una ilustración de esto sería considerar estos comentarios del ministro de Defensa israelí:
Moshe Ya’alon citado en el portal noticioso israelí Ynetnews. «El plan de seguridad estadounidense que nos ha sido presentado no vale el papel en el que ha sido escrito», dijo, refiriéndose a los esfuerzos emprendidos desde julio por el Secretario de Defensa estadounidense John Kerry, «quien apareció aquí determinado y actuando por una obsesión desubicada y fervor mesiánico». Kerry «no puede enseñarme nada sobre el conflicto con los palestinos», dijo Ya’alon.
Hasta ahora, Kerry ha hecho diez viajes a Medio Oriente con la intención de imponer un acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina (AP). Sobre la base de informes en los medios, parece que el acuerdo potencial se compone de tal manera que sobre todo acomoda los caprichos y obsesiones de ‘seguridad’ de Israel, incluyendo una propuesta de mantener regiones orientales de Cisjordania y el Valle del Jordán bajo control militar israelí. De hecho, hay creciente interés en la idea de ‘permuta de tierras» que fue lanzada por el tristemente célebre ministro de Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, hace diez años.
«Cuando el señor Lieberman propuso por primera vez la transferencia de localidades israelíes pobladas por árabes cerca de la actual frontera hacia Palestina a cambio de que bloques de colonias judías en Cisjordania palestina sean incorporados a Israel, fue calificado de ser un agitador racista», escribió el Economist el 18 de enero. «Los liberales lo acusaron de promover el plan de ‘transferencia’ forzada, parecida a una limpieza étnica, proclamado por un rabino, Meir Kahane, quien vilipendió a los árabes mientras pedía un Estado puramente judío».
Esos días han pasado hace tiempo, mientras la sociedad israelí se orientaba hacia la derecha. «Incluso algunos izquierdistas israelíes pacifistas consideran que semejantes ideas son razonables». En aquel entonces, los propios estadounidenses se molestaron, aunque haya sido solo públicamente, cada vez que semejantes ideas de ‘transferencias de población’ y limpieza étnica eran presentadas por políticos israelíes de extrema derecha. Ahora, los estadounidenses las consideran manejables y como un punto de partida para la discusión. Y es el propio Kerry el que dirige los esfuerzos estadounidenses por acomodar la interminable lista de demandas de Israel – de seguridad y exclusividad racial incluso si es a costa de los palestinos. ¿Por qué entonces está descontento Ya’alon?
El ministro de Defensa, quien estuvo sentado junto al primer ministro Benjamin Netanyahu durante conversaciones con Kerry, no se disculpó por su razonamiento: «Solo nuestra continua presencia en Judea y Samaria y el Río Jordán será perdurable». Significa una implacable ocupación militar israelí de Cisjordania y Jerusalén Este.
No se puede decir que Netanyahu sea un espectador inocente en todo esto, aunque por razones diplomáticas frecuentemente confía a sus acólitos en el gobierno la tarea de presentar mensajes semejantes. El Primer Ministro está ocupado emitiendo más órdenes para poblar Cisjordania ocupada con colonias judías, y regaña furiosamente a cualquier gobierno que rechace una conducta insidiosa semejante como si fuera anti-israelí, ‘pro-palestina’, o peor todavía, antisemita. Fue de nuevo el caso en los últimos días después de otro anuncio de expansión de las colonias.
El 17 de enero, Netanyahu llamó a Europa a detener su «hipocresía». El mismo día, el ministerio de Exteriores de Israel convocó a los embajadores de Gran Bretaña, Francia, Italia y España, «acusando a sus países de prejuicios pro palestinos», informó BBC online. Según el ministerio, la «perpetua posición prejuiciada» de esos países es inaceptable.
Sin embargo, considerando que Europa ha apoyado durante décadas la ocupación ilegal por Israel de territorios palestinos, apoyado económicamente al ‘Estado judío’ y sus más de 100 colonias judías ilegales y mantiene su apoyo, frecuentemente incondicional a Israel, las acusaciones pueden parecer extrañas e igualmente turbadoras como las de Ya’alon contra John Kerry.
¿Cómo podría un país del tamaño de Israel tener tanta influencia sobre las mayores potencias del mundo, y obtener lo que quiere y más, lanzar regularmente insultos contra sus sustentadores, y a pesar de ello pedir más?
Los países europeos se encontraron en la línea de fuego de Israel porque un día antes los cuatro países de la UE tomaron el excepcional paso de convocar a los embajadores israelíes para objetar al último anuncio del gobierno de Netanyahu de expansión de colonias ilegales (otras 1.400 viviendas nuevas). La jefe de política exterior de la UE, Catherine Ashton, incluso llegó a calificar las colonias de «obstáculo para la paz», aunque no se puede decir que sea una posición avanzada considerando que el proyecto colonial de Israel en Palestina se ha desarrollado durante 46 años.
Pero incluso eso ha sido demasiado desde el punto de vista israelí. «¿La UE convoca a nuestros embajadores por la construcción de unas pocas casas?» preguntó Netanyahu como si estuviera desconcertado por un acto aparentemente nefasto, en una conferencia de prensa del 16 de enero. Incluso tuvo la audacia de decir lo siguiente: «Este desequilibrio y este prejuicio contra Israel no ayudan a la paz», y también: «Pienso que aleja aún más la paz porque dice a los palestinos: ‘Básicamente podréis hacer lo que queráis, decir lo que queráis, y no seréis responsabilizados'».
No tiene sentido argumentar con la extraña lógica de Netanyahu, pero la pregunta respecto a la influencia de Israel sobre EE.UU. y la UE sigue siendo más urgente que nunca, especialmente cuando se considera el jaleo en el Congreso de EE.UU. No, el congreso no protesta por el poder total del lobby sionista, sino por otra cosa mucho más interesante.
Parece haber un grado de confusión en el Congreso de EE.UU. porque miembros del Senado van a sentir una presión seria del Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel (AIPAC) respecto a un proyecto de ley que propone más sanciones contra Irán.
«El poderoso lobby pro Israel no ha iniciado una campaña de cabildeo para atraer a senadores descarriados y presionar al Jefe de la Mayoría en el Senado, Harry Reid (demócrata de Nevada) para programar una votación sobre el proyecto de ley… Mientras el grupo apoya el proyecto -presentado por los senadores Mark Kirk (republicano de Illinois) y Robert Menendez (demócrata de Nueva Jersey)- todavía no aplica su fuerza política a una presión por una votación inmediata, informó Politico, citando a senadores de importancia crucial y sus asistentes.
Por no decir otra cosa peor, es inquietante que el Senado de EE.UU. esté completamente desconcertado por el hecho de que AIPAC, que cabildea por los intereses de una potencia extranjera, aún no suministre las líneas directrices respecto a la conducta de los que supuestamente son los representantes políticos más respetados de EE.UU.
«No sé dónde está AIPAC. No he hablado con nadie», dijo el Presidente de Servicios Armados del Senado Carl Levin (demócrata de Michigan). «No sé lo que están haciendo», dijo el senador John McCain (republicano de Arizona).
Esto de por sí debiera esclarecer un poco la cuestión aparentemente desconcertante del ‘fuerte lazo’ y la ‘estable’ alianza de Israel y de EE.UU. – y en menor grado los países de la UE. Esto no sugiere que Israel tenga dominación total sobre la política exterior de EE.UU. en Medio Oriente, pero ignorar el papel indispensable de Israel en la conformación de la política exterior de EE.UU. es deshonesto e inconsistente con los hechos, para no decir más.
Ramzy Baroud es editor de PalestineChronicle.com. Es autor de The Second Palestinian Intifada: A Chronicle of a People’s Struggle y de My Father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story (Pluto Press, London).
Fuente: http://www.counterpunch.org/2014/01/24/us-senate-await-israeli-instructions/