La agresión rusa a Ucrania ha provocado una clara escalada del apoyo militar occidental al país atacado, con la llegada de misiles antitanques y antiaéreos, y con ellos multimillonarios negocios de las 15 principales empresas armamentistas del mundo que, insuflando la guerra, siguen lucrando desmedidamente con la tragedia.
Tras el estallido del conflicto en 2014, el respaldo se fue intensificando paulatinamente, pero sobre todo con asesoramiento, entrenamiento, ayuda financiera -especialmente de Estados Unidos y el Reino Unido— y muy limitadas entregas de armamento. El contrato sellado para el suministro de drones armados turcos fue, en ese lapso, lo más relevante. Esa dinámica ha cambiado por completo con la invasión rusa.
Un mes atrás, el Departamento de Estado estadounidense había aprobado solicitudes de Estonia, Letonia y Lituania para transferir armamento fabricado en EEUU a Ucrania, lo que reflejaba una creciente urgencia en la periferia oriental de la OTAN para disuadir la agresión rusa.
Washington proporcionó más de 400 millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania durante el año pasado, más que en cualquier otro momento desde 2014, cuando los rusos se abrieron paso en Crimea. El presidente Joe Biden también autorizó 200 millones adicionales en diciembre.
El Reino Unido ha transportado por aire más de 2000 lanzadores de misiles antitanque a Ucrania en una semana y envió un grupo de operaciones especiales de élite para entrenar a las fuerzas terrestres ucranianas, mientras Dinamarca anunció un nuevo «paquete de apoyo integral» de 25 millones de dólares destinado a ayudar a que el ejército de Ucrania esté en línea con los estándares de la OTAN.
Turquía acordó un marco de cooperación militar con Ucrania el otoño pasado y enfureció a Rusia al vender a Kiev un lote de drones, y Canadá, que tiene la tercera población más grande de ucranianos fuera de Ucrania y Rusia, envió una unidad de operaciones especiales para entrenamiento y no descartó enviar armas defensivas.
La llamada «estrategia del puercoespín» tiene ecos en la guerra afgana-soviética de la década de 1980, cuando la CIA ayudó a respaldar una insurgencia sangrienta que finalmente obligó a los soviéticos a retirarse. Hoy, los estados bálticos, que tienen mucho que perder con la agresión rusa, envian misiles antitanque y de defensa aérea
El negocio de las armas
En los siete primeros días de la guerra entre Rusia y Ucrania, el valor conjunto de las 15 empresas armamentistas con mayores ventas en el mundo y que cotizan en alguna bolsa de valores -nueve estadounidenses, cuatro europeas y dos chinas– se disparó en alrededor de 81 mil 500 millones de dólares.
Al cierre de la jornada del 23 de febrero, un día antes del estallido del conflicto, dichas compañías tenían un valor conjunto de 804 mil millones de dólares, mientras al término de la sesión del 2 de marzo se ubicó en 885 mil 881 millones de dólares, un incremento de 10 por ciento.
Algunas de esas compañías registraron alzas muy superiores a este promedio: la francesa Thales (26.4 por ciento), la italiana Leonardo (25.6), la británica BAE Systems (22.1) y las estadunidenses Northrop Grumman (16.35), Honeywell International (15.3) y Lockheed Martin (15).
El listado, por mayor volumen de ventas, lo componen Lockheed Martin Corp (EU), Raytheon Technologies (EU), Boeing (EU), Northrop Grumman (EU), General Dynamics (EU), BAE Systems (Reino Unido), Norinco (China), AVIC (China), L3Harris Technologies (EU), Airbus (Países Bajos), Leonardo (Italia), Thales (Francia), Huntington Ingalls Industries (EU), Leidos Holdings (EU) y Honeywell International (EU).
En la economía de mercado siempre habrá quien lucre con las peores tragedias, estos datos demuestran que para Occidente la guerra en Ucrania es un gran negocio, aun cuando pareciera excesivo afirmar que Estados Unidos y sus aliados europeos provocaron la contienda bélica para favorecer a su industria armamentística.
En realidad, el desarrollo de los acontecimientos no deja lugar a dudas de que hicieron muy poco para evitar que el conflicto estallara: durante las tres décadas transcurridas desde la caída de la Unión Soviética –a la que pertenecían los dos estados hoy beligerantes–, Occidente se dedicó a impulsar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el Este .
La razón viene anclada n la guerra fría: humillar a Rusia y tenderle un acoso permanente, con el previsible resultado de exacerbar el nacionalismo ruso y fincar la determinación de los gobiernos encabezados por Vladimir Putin para restaurar la hegemonía militar que ostentó durante el periodo soviético, a fin de repeler las continuas amenazas sobre sus fronteras, en nombre de la “democracia”.
No cabe duda de que este demostrado dinamismo de la industria armamentista se ve impulsado por la demanda ante la guerra; con la que coadyuva el hecho de que Alemania cambió su política de no exportar armas letales a zonas de conflicto (lo tenía prohibido desde el fin de la segunda guerra mundial), y decidió enviar apoyo a Ucrania. Además, Suiza tomó medidas económicas contra Rusia, con lo que abandonó su política de neutralidad, mientras la Unión Europea coordinará la entrega de armas a Ucrania.
De acuerdo con el Sipri, la empresa armamentista con las mayores ventas en 2020 (la cifra más reciente disponible) fue la estadunidense Lockheed Martin Corp, al registrar un total de 58 mil 210 millones de dólares. Se trata del mayor contratista militar de EU, por lo que 90 por ciento de sus ventas totales son por armamento para ese y otros países.
De acuerdo con datos de mercado, un día antes de la invasión rusa a Ucrania, las acciones de la estadounidense Lockheed Martin Corp valían 355.41 dólares, lo que equivalía a 105 mil millones de dólares. Hoy se ubican en 449.23 dólares, para alcanzar 122 mil millones, es decir, un incremento de 15 por ciento en sólo seis días. Esta empresa de la muerte tiene cinco segmentos de negocio: aeronáutica, sistemas de información, soluciones globales, misiles y sistemas espaciales.
La segunda empresa con más ventas del sector es la también estadounidense Raytheon Technologies, cuyo valor de mercado pasó en menos de una semana de 136 mil millones de dólares a 152 mil millones, es decir, un alza de 10.9 por ciento. Es una de las fabricantes aeroespaciales más grandes del mundo, que produce motores de avión, aeroestructuras, misiles, sistemas de defensa aérea y drones.
* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).