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Hacia la segunda vuelta electoral en Ecuador

Entre la república bananera y el cambio progresista

Fuentes: APM

Dos propuestas antagónicas de país se disputarán en la segunda vuelta electoral. Los ecuatorianos deberán decidir si prefieren una profundización del modelo neoliberal o un proyecto de corte sudamericano. Falta poco más de una semana para que el magnate bananero Álvaro Noboa se enfrente al economista de izquierda Rafael Correa (Alianza País), pero aún los […]

Dos propuestas antagónicas de país se disputarán en la segunda vuelta electoral. Los ecuatorianos deberán decidir si prefieren una profundización del modelo neoliberal o un proyecto de corte sudamericano.

Falta poco más de una semana para que el magnate bananero Álvaro Noboa se enfrente al economista de izquierda Rafael Correa (Alianza País), pero aún los pronósticos de intención de voto no arriesgan más que un virtual empate técnico. Sólo las encuestas encargadas por el propio Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian) aseguran que ganará Noboa por una ventaja significativa.

En los comicios del 15 de octubre pasado el candidato del Prian se ubicó en primer lugar con una leve diferencia de cuatro puntos sobre Correa, quien obtuvo un 22,84 por ciento de los votos.

Lo cierto es que ahora habrá que esperar hasta las elecciones del 26 de noviembre para tener una tendencia certera de quién será el próximo presidente de Ecuador.

Noboa, considerado el hombre más rico del país, con una fortuna calculada entre los 900 y 1200 millones de dólares, cuenta con el apoyo del resto de la oligarquía local, sus representantes políticos en los partidos de derecha y, sobre todo, con la bendición de Washington por sus posturas a favor del Tratado de Libre Comercio (TLC) y su adhesión incondicional a los proyectos militares estadounidenses para Ecuador y la región.

En su oportunidad, APM informó que el presidente George W. Bush persuadió al colombiano Álvaro Uribe para que bajara su tono de confrontación con Ecuador de cara a las elecciones presidenciales. Bush espera el triunfo de Noboa para desplegar el Plan Colombia II, que entre otras cosas buscará desestabilizar a la República Bolivariana de Venezuela.

Por otra parte, el candidato propuso una liberalización total de la economía nacional en el marco del TLC con Estados Unidos, además de impulsar una privatización generalizada de las empresas y servicios administrados por el Estado.

«Por el mal manejo del Estado, los servicios son caros», dijo Noboa en una entrevista al diario El Universo de Quito, utilizando un discurso similar al que desplegaron los representantes vernáculos del modelo neoliberal durante la década del ’90.

Sin embargo, países como la Argentina, aún sufren los efectos de la fiebre privatizadora y la flexibilización laboral que dirigió Carlos Saúl Menem durante sus diez años de de gobierno, además de otras reformas estructurales que llevaron al país a los niveles más extremos de pobreza e indigencia, desempleo y endeudamiento externo. Perú es otro ejemplo cercano para los ecuatorianos, con las políticas implementadas por el ex presidente y prófugo de la justicia, Alberto Fujimori, que hoy se profundizan gracias a las gestiones del ex presidente, Alejandro Toledo (2001-2006) y del actual, Alan García.

A nivel social, la propuesta más concreta de Noboa para bajar las tasas de desempleo, que rondan el 10 por ciento, se relaciona con el turismo. Apuesta a la construcción en los principales balnearios de «hoteles de cinco mil cuartos», descriptos por el propio candidato como «ciudades enteras que tienen centros de convenciones, discotecas, restaurantes, áreas deportivas…». Se trata de un plan faraónico, de dudosa implementación, que apunta incluso a instalarse en reservas naturales protegidas como las islas Galápagos.

Por su parte, Rafael Correa, que pasó por el ministerio de Economía luego de la caída del ex presidente Lucio Gutiérrez, contará con el respaldo de todo el progresismo de Ecuador para esta segunda vuelta.

Según informó Prensa Latina, los partidos de izquierda cerraron filas en torno al candidato de Alianza País a través de un documento en el que reconocen la necesidad de impulsar cambios para defender los recursos naturales, ejecutar una política internacional digna y autónoma, y combatir la corrupción. Entre los firmantes, se destaca Ciro Guzmán, dirigentes del Movimientos Popular Democrático; Guillermo Talahua, del Movimiento Indígena Pachakutik; y Guadalupe Larriva, del Partido Socialista.

Correa se opone con firmeza al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y busca sacar a su país del corsé de la dolarización con propuestas como la creación de una moneda regional en el marco de la integración sudamericana, sumándose además a los procesos de cambio que se desarrollan en países como Bolivia, Venezuela, Argentina y Brasil.

Al mismo tiempo, propone una política social integral de desarrollo, trabajo y vivienda, para tratar de disminuir la pobreza a su mínima expresión, con un programa denominado «Socio País».

De triunfar el próximo 26 de noviembre, Correa también planea limitar y reestructurar el servicio de la deuda externa, con el fin de aumentar gradualmente los presupuestos de salud y educación en un 0,5 y un 0,3 por ciento por año, respectivamente.

Sin embargo, para lograr estos y otros cambios el candidato de alianza País necesitará de una reforma profunda que deberá asegurarse a través de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva constitución. Esto será fundamental para quebrar el cerco de un Congreso antipopular y en manos de la oligarquía ecuatoriana.

En este sentido, el candidato de Alianza País explicó recientemente que «el 80 por ciento de lo que tiene que hacerse en el país no tiene que pasar por el Congreso; reconocemos que el Congreso es un foco de inestabilidad y de chantaje, por eso vamos a llamar a esa consulta popular para la Asamblea Nacional Constituyente», como primer acto de gobierno en caso de acceder a la presidencia».

La campaña electoral por la presidencia transitará la próxima semana por un momento clave. Los candidatos entrarán en la cuenta regresiva, pero la última palabra la tendrán los ecuatorianos con su voto. De ellos depende la fundación de una República Bananera, al servicio de los intereses imperiales estadounidenses y la oligarquía encabezada por Álvaro Noboa; o el comienzo de un cambio soberano, profundo y democrático, a tono con las fuerzas progresistas que vienen ganando espacio en América Latina.