La idea de que China es un competidor estratégico de Estados Unidos ha venido desarrollándose en este país durante muchos años (1). Recientemente, los principales think tanks que influyen en las decisiones estratégicas de Estados Unidos han comenzado a crear una estrategia conjunta contra China.
En junio del 2020 se creó en Estados Unidos el Grupo de Estrategia contra China por iniciativa de Eric Schmidt, exdirector de Google y presidente del Consejo de Innovación de Defensa del Ministerio de Defensa, el cual se encuentra bajo su liderazgo. Hacia finales de 2020 el Grupo publicó su primer informe, Competencia asimétrica: Una estrategia frente a China y la tecnología. Perspectivas prácticas para el liderazgo estadounidense.
Trece de los autores del informe dan varias recomendaciones con respecto a áreas que relacionadas con la dependencia de Estados Unidos de empresas extranjeras de China; también se habla de la exploración científica, la fuga de cerebros y las cadenas de suministros o la mayor experiencia de los líderes políticos chinos en la toma de decisiones políticas o sus ideas sobre la construcción de un nuevo «Estado tecnológico».
Los autores del informe también proponen nuevas formas de relaciones multilaterales, como por ejemplo la creación de un foro T-12 que estaría compuesto por Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Países Bajos, Corea del Sur, Finlandia, Suecia, India y Australia.
El informe comienza con las siguientes palabras: “La conservación del liderazgo tecnológico de Estados Unidos es fundamental para el mantenimiento de su seguridad, su prosperidad y su estilo de vida democrático. Y esa ventaja que es de vital importancia se encuentra ahora amenazada por China, la cual busca superar a Estados Unidos en varios campos importantes de acción. Si no se enfrenta este problema, la posición de Estados Unidos terminará por debilitarse, mientras que Beijing aumentará su fuerza e influencia en el mundo […] Este desafío requiere de tomar decisiones políticas urgentes […]”.
Los investigadores señalan que “las preocupaciones internas de Estados Unidos por la seguridad tecnológica frente a China han comenzado a girar en torno a un muy limitado conjunto de temas como l la amenaza que representan las aplicaciones de video creadas en China; la batalla por el 5G; la preponderancia de los riesgos en la inmigración de los empleados altamente calificados que supera a los beneficios obtenidos”. Al mismo tiempo, el informe reconoce que quedan sin respuesta muchas preguntas importantes sobre el desarrollo de una estrategia dirigida contra China, especialmente en el campo de las tecnologías chinas.
China también ha comenzado a ser objeto de investigación en los últimos trabajos publicados por la Corporación RAND: Cambios en la política de seguridad regional de Estados Unidos para implementar una Gran Estrategia de Contención. En el informe se habla mucho de cómo China amenaza la influencia de Estados Unidos en Asia. Por ejemplo, China está desarrollando estrategias de ataque cibernéticas que pueden dañar la infraestructura de Estados Unidos y también ha desarrollado armas antiespaciales, incluidos sistemas de supresión, armas de energía focalizada y misiles anti-satélites lanzados desde la tierra y que pueden derribar satélites comerciales y militares.
El uso de la fuerza militar contra la República Popular China sigue siendo uno de los recursos clave por parte de la política exterior de Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere a defender a Taiwán. Quienes defienden en Estados Unidos la idea de contener a China hablan mucho de lo importante que es mantener el dominio estadounidense sobre la región Asia-Pacífico y argumentan que «en la medida en que China crezca, terminará por expandir su zona de influencia al espacio aéreo y también su zona de disputa sobre la periferia marítima, sobre la cual podría realizar toda una serie de operaciones militares que dificultarían las acciones de Estados Unidos en la zona…».
También se debe señalar que entre los partidarios estadounidenses de contener a China existen muchas diferencias en cuanto a dos puntos muy importantes: las intenciones reales de Pekín y la voluntad que tienen otros países para enfrentarse a los chinos junto con Estados Unidos. Los desacuerdos sobre estos temas han dado origen a muchas recetas políticas distintas que van desde una reducción significativa del gasto militar en la región Asia-Pacífico hasta un aumento de la presencia militar estadounidense en la misma. Sin embargo, todos ellos sostienen la opinión de que China es la mayor amenaza potencial para los intereses estadounidenses en Asia.
Al mismo tiempo, los partidarios estadounidenses de contener a China dicen que «existen varios campos en que Estados Unidos y China tienen intereses comunes», como lo son la lucha contra el cambio climático y el terrorismo, y la prevención frente a la proliferación de armas nucleares. «Además, ambos países buscan estabilizar la península coreana».
Estados Unidos está preocupado por la forma en que se están desenvolviendo las relaciones ruso-chinas (3). Andrea Kendall-Taylor y David Shulman son dos exagentes veteranos de la inteligencia estadounidense que ofrecen una evaluación detallada de la interacción que existe entre Beijing y Moscú y cómo esta afecta a los intereses estadounidenses. Afirman que “la cooperación entre estos dos países [Rusia y la República Popular China] ha acelerado los esfuerzos de ambas potencias por socavar la gran ventaja militar que tiene Estados Unidos […]. Rusia ya está proporcionando a China sistemas de armas avanzados que mejoran las capacidades de sus fuerzas de defensa aérea, anti-buque y submarinas […] también intentan innovar conjuntamente para superar con mayor rapidez a Estados Unidos […] En última instancia, la cooperación y profundización constante entre una alianza de China con Rusia pone en peligro la capacidad de Estados Unidos de contener la agresión de China en la región Asia-Pacífico […]»
Además de todo lo anterior, los analistas estadounidenses señalan que Rusia y China trabajan conjuntamente para reducir el papel fundamental que tiene Estados Unidos en el sistema económico global. Moscú y Pekín buscan métodos con los que evitar las sanciones y controles que ejerce Estados Unidos frente a la exportación económica, con lo que serán capaces de mitigar los efectos que ejerce la presión económica de Estados Unidos sobre ambos. Si esta asociación termina por consolidarse, podría reducir mucho la efectividad que tiene los instrumentos financieros estadounidenses para ejercer presión, especialmente en lo referente a las sanciones y los controles de exportación como una parte importante del arsenal con el que cuenta la política exterior de Estados Unidos.
Cabe señalar que el Instituto Judío de Seguridad Nacional de Estados Unidos se encuentra muy preocupado por las crecientes inversiones que hace China en Israel (por ejemplo, en 2019 China firmó un contrato de 25 años para la construcción y operación de un puerto en Haifa) (3).
La administración Biden ha lanzado su primera operación naval, que se debe entender como un desafío directo contra Pekín (4). El 5 de febrero el destructor de la Séptima Flota John McCain, que cuenta con varios misiles instalados, entró en el Mar de la China Meridional.
Notas:
1. https://warontherocks.com/2021/02/the-china-nightmare/
2. https://www.cnas.org/publications/reports/navigating-the-deepening-russia-china-partnership
4. https://jinsa.org/jinsa_report/curtailing-chinese-investment-in-israel-%EF%BB%BFa-comprehensive-and-cooperative-u-s-israeli-strategy/
4. https://www.benarnews.org/english/news/philippine/us-ch-scs-02052021170200.html