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Guerra en Ucrania. Por qué Biden está en apuros

Fuentes: De Wereld Morgen [Foto: Joe Biden (Het Witte Huis, Wikimedia Commons)]

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Cuando se trata de Ucrania, a menudo escuchamos discursos duros desde Washington. Pero el diario Asia Times desmonta esa retórica. Según este sitio web de noticias, Joe Biden se enfrenta a un doble desastre desde la guerra de Ucrania: una recesión en casa y una segunda humillación estratégica en un año. ¿Le obligará a cambiar de rumbo?

Grandilocuencia

Los principales medios de comunicación occidentales son todo menos equilibrados a la hora de informar sobre la guerra en Ucrania. El nivel de propaganda es alto y, salvo algunas excepciones, se sigue servilmente la línea de la OTAN. En el resto del mundo, afortunadamente, es disitinto. Allí se escuchan voces diferentes. Por ejemplo, un análisis reciente en el Asia Times. Este página web de noticias tiene su sede en Hong Kong y es uno de los medios de comunicación más destacados de Asia. Según este sitio, la Casa Blanca se equivocó totalmente en esta guerra. Las duras palabras que salen de la boca de Biden solo sirven para enmascarar la grave situación en la que se encuentra.

Según el Asia Times, Biden tiene que enfrentarse a dos graves problemas como consecuencia de la guerra. Económicamente, su país y gran parte del mundo se dirigen hacia una crisis. Además, tras la debacle del verano pasado en Afganistán, sufrirá una segunda humillación con esta guerra.

Tormenta económica

A consecuencia de las sanciones occidentales, el comercio mundial está gravemente perturbado, especialmente en los ámbitos de la energía y los alimentos, lo que está provocando una elevada inflación que, a su vez, hace aparecer el espectro de la grave crisis de la década de 1970. Una inflación elevada también significa un menor poder adquisitivo de la población y Biden será juzgado sin duda por ello en las elecciones de medio mandato de noviembre.

La inflación causada por las sanciones se suma a la subida de precios provocada por la pandemia. Para combatir la crisis del COVID-19 Trump tomó medidas de estímulo. Con Biden se duplicó ese apoyo financiero. Según el Asia Times, la administración Biden subestimó en gran medida el impacto inflacionario de este paquete de estímulo por valor de 6.000 billones de dólares. A ello se suman los efectos de las sanciones, con todas las consecuencias que ello conlleva.

La inflación puede combatirse con tipos de interés más altos, pero eso contrae el crecimiento económico y puede hacer que los mercados bursátiles se desplomen. El remedio es entonces peor que la enfermedad. En el primer trimestre la economía estadounidense ya se contrajo un 1,4% interanual. La venta de viviendas nuevas también se desplomaron, lo que anuncia fuertes tormentas para el resto de la economía.

Estados Unidos se enfrenta así a un difícil dilema: inflación o estancamiento económico (mediante la subida de los tipos de interés). En el peor de los casos, incluso se da una combinación de ambos y entonces se produce la estanflación.

En las economías más débiles del G7 la situación es aún peor. Por ejemplo, el Asia Times informa de que el yen japonés está en caída libre. La deuda pública allí es del 270% del PIB. Los tipos de interés de la deuda pública japonesa subieron a mediados de junio hasta el nivel más alto desde la crisis financiera de 2008.

Italia también se ha enfrentado recientemente a unos tipos de interés elevados, y Europa corre el riesgo de volver a experimentar «una fragmentación de la Unión Europea», como ocurrió tras la crisis financiera de 2008 (1).

El objetivo de las sanciones económicas era golpear a Rusia. Sin duda estas sanciones perjudicarán y ya se están haciendo notar. Pero los rusos se han preparado bien para un régimen de sanciones desde la anexión de Crimea en 2014. La gran mayoría de los países del mundo tampoco están dispuestos a seguir la política de sanciones de Occidente.

Según elAsia Times, Estados Unidos ha subestimado la capacidad de resistencia de la economía rusa. Como resultado de la subida de precios, Rusia ganó un récord de 97.000 millones de dólares por las exportaciones de petróleo y gas en los primeros cien días de la guerra. El rublo ha alcanzado su nivel más alto en los últimos siete años.

El Asia Times señala secamente que países como China e India, que se negaron a sumarse a las sanciones del G7 contra Rusia, compran ahora petróleo ruso con un descuento de 30-40 dólares por barril, mientras que los consumidores de Europa y Estados Unidos pagan el precio completo.

La arrogancia militar

Según elAsia Times, Estados Unidos estaba más presionando que nadie para una guerra. El sitio hace referencia al intento del canciller alemán Olaf Scholz, cinco días antes de la invasión, de evitar la guerra. Pero ante la insistencia de Washington, Zelensky rechazó la propuesta de Scholz. El Wall Street Journal escribió el 1 de abril: «Scholz hizo un último intento de acuerdo entre Moscú y Kiev. El 19 de febrero en Múnich le dijo a Zelensky que Ucrania debería renunciar a sus aspiraciones en la OTAN y declararse neutral en el marco de un acuerdo de seguridad europea más amplio entre Occidente y Rusia. El pacto estaría firmado por Putin y Biden, que garantizarían conjuntamente la seguridad de Ucrania. Zelensky dijo que no se podía confiar en que Putin cumpliera ese acuerdo y que la mayoría de los ucranianos quería entrar en la OTAN».

Zelensky no inventó la idea del ingreso de Ucrania en la OTAN. «Consiguió promesas de Washington y Londres, que aumentaron sus suministros de armas a Ucrania».

La administración Biden quería que esta guerra pusiera a Rusia de rodillas militarmente, pero, según el Asia Times, subestimó la capacidad del ejército ruso: «La grandilocuencia previa de Washington de expulsar al presidente ruso Vladimir Putin del poder, destruir la capacidad bélica de Rusia y reducir a la mitad el tamaño de la economía rusa resultó ridícula vista retrospectivamente».

Según el sitio web asiático, «un compromiso en Ucrania con importantes concesiones territoriales a Rusia es la única forma concebible de poner fin a la guerra». Pero no se puede esperar que Washington presente una propuesta así, ya que sería una humillación.

Sin embargo, no se puede descartar que esto ocurra. Cuanto más se prolongue la guerra, mayores serán los problemas económicos y más difícil será la posición de Biden. Por ello, no es inconcebible que Biden anime a los líderes europeos a forzar a Ucrania a negociar con Moscú para no tener que hacer «el trabajo sucio» él mismo.

A este respecto, el sitio señala una insinuación de Colin H. Kahl, viceministro de Defensa. A mediados de junio declaró: «No vamos a decir a los ucranianos cómo negociar, qué negociar y cuándo negociar. Ellos mismos determinarán esos términos».

Al menos a mediados de junio ya hubo conversaciones entre, por un lado, Ucrania y, por otro, Italia, Francia y Alemania. Según el periódico alemán Die Welt, Kiev empieza a dudar de la solidaridad de Occidente. Parece que cada vez hay más voces en el campo occidental que piden esfuerzos de paz. El periódico cita una declaración de Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, que apunta a un cambio de rumbo: «La pregunta es: ¿Qué precio está usted dispuesto a pagar por la paz? ¿Cuánto territorio? ¿Cuánta independencia? ¿Cuánta soberanía? ¿Cuánta libertad? ¿Cuánta democracia está usted dispuesto a sacrificar por la paz? Y es un dilema moral muy difícil».

Unas opciones claras

Según el Asia Times, no todos los miembros de la administración Biden están en la misma onda. Los de la línea dura respecto a esta cuestión son el ministro de Asuntos Exteriores, Antony Blinken, y la viceministra de Asuntos Exteriores, Victoria Nuland. Esta última es el artífice del golpe de Estado de 2014 en la plaza Maidan, que «desencadenó la tragedia actual» (2).

Biden, en cambio, piensa en su supervivencia política. Actualmente, su popularidad ha alcanzado el punto más bajo. Menos del 40% de los votantes apoya sus políticas, mientras que el 55% las desaprueba. Son cifras dramáticas.

El Asia Times aún no tiene claro qué va a prevalecer: El instinto de supervivencia política de Biden o las prioridades ideológicas de Blinken y Nuland. «Pero las opciones son duras y claras: o salimos del borde del abismo o saltamos a una recesión mundial y una crisis estratégica en espiral».

Notas:

(1) Se crea entonces una división entre los países que están financieramente sanos y pueden pedir préstamos a bajos tipos de interés (a largo plazo) y los países que tienen problemas financieros y tienen que pagar altos tipos de interés. Si la diferencia entre estos tipos de interés (el llamado «diferencial») se vuelve demasiado alta, se producen situaciones insostenibles para los países débiles dentro de la misma moneda y puede llevar a una «salida» de la moneda común.

(2) En la céntrica laza de la Independencia de Kiev, la plaza Maidan, surgieron protestas el 21 de noviembre de 2013 contra el gobierno del presidente Víktor Yanukóvich a raíz de su negativa a firmar el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania. Estas protestas fueron codirigidas por Estados Unidos y sus aliados occidentales. Las protestas se volvieron muy sombrías y acabaron provocando la destitución de Yanukóvich en febrero de 2014. El nuevo gobierno prooccidental adoptó una postura más dura contra la población de habla rusa. En respuesta, los habitantes de Crimea votaron a favor de la independencia en un referéndum y comenzó la resistencia armada de la población de habla rusa en la región de Donbás. Poco después Rusia anexionó Crimea. Desde entonces, la hostilidad del ejército y las milicias ucranianas en la región de Donbás ha sido constante. Ha dejado 14.000 muertos, la mayoría en el lado de habla ruso.

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2022/06/24/oorlog-in-oekraine-waarom-biden-in-nauwe-schoentjes-zit/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.