El alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, continúa reclamando un rápido fin para las armas atómicas mientras participa en la Conferencia de las Partes encargadas del examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que hasta el 28 de este mes tiene lugar en la ONU. El 6 de agosto de 1945, sobre el final de […]
El alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, continúa reclamando un rápido fin para las armas atómicas mientras participa en la Conferencia de las Partes encargadas del examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que hasta el 28 de este mes tiene lugar en la ONU.
El 6 de agosto de 1945, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos lanzó la primera bomba de uranio sobre la sudoccidental ciudad japonesa, causando un holocausto cuyas consecuencias se sienten incluso 65 años después.
Akiba conjuga su rol al frente de esta localidad con el de presidente de Mayors for Peace (Alcaldes por la Paz), una organización que representa a casi 4.000 ciudades de todo el mundo.
IPS dialogó con él sobre el desarrollo de Hiroshima y sus responsabilidades personales a propósito de los temas nucleares.
IPS: Hiroshima luce completamente moderna. ¿Cómo se reconstruyó la ciudad después del bombardeo de 1945?
TADATOSHI AKIBA: Quienes llegaron como parte del ejército de ocupación realmente eran buenos planificadores urbanos. Por ejemplo, trajeron a (el arquitecto japonés) Kenzo Tange para crear el Parque de la Paz.
Pero hubo factores históricos, porque la destrucción fue completa. Muchos ciudadanos tenían que seguir viviendo, y los rituales de enterramiento no se cumplieron. Así que por toda la ciudad había personas que caminaban sobre cadáveres. Consideraciones de ese tipo volvieron más delicada la planificación de la ciudad.
Por ejemplo, muchas personas fallecieron cerca de una florería, así que allí hay un monumento en su memoria. Miles de esos monumentos se pueden encontrar por toda la ciudad. Para la gente, construir una ciudad hermosa es crear sacralidad.
IPS: ¿Puede hablarnos sobre los «hibakusha», los sobrevivientes de los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki?
TA: Los hibakusha tienen que revivir su dolor y sufrimiento cuando relatan sus historias al mundo exterior. Hay muchos que no pueden contarlas, como les ocurre a tantas víctimas de guerra y de otras tragedias, y hay muchos que son suficientemente afortunados de haberlas contado.
Hubo un hombre, el señor Tanabe, que nunca compartió la suya hasta que cumplió 60 años, edad que marca el tiempo de renovación de un ciclo en Japón. Sus padres fallecieron y lo criaron su tío y su tía. Él no quería causarles ningún problema emocional. ¿Cómo pudo soportar todos esos años sin sentir deseos de venganza o remordimientos? Todo lo que quería era hacer una película contando las historias de quienes vivían en ese lugar y mostrar lo que destruyó la bomba atómica y cuán valiosas eran esas vidas, y transmitir el mensaje de que eso nunca debía volver a ocurrir.
IPS: ¿Cómo vive usted su rol como alcalde?
TA: Como alcalde tengo que ser la voz (del pueblo) donde pueda, y hablar con el gobierno para que escuche esa voz. Y cuando vengo a la ONU, hablar para que otros puedan comprender nuestras experiencias.
Una demostración de esto ocurrió (el 18 de abril) cuando tuvimos la 28 reunión plenaria del InterAction Council, integrado por ex jefes de Estado y de gobierno, en Hiroshima. Entre ellos estaban Malcolm Fraser, ex primer ministro de Australia (1975-1983), e Ingmar Karlsson, de Suecia, ex embajador y escritor prolífico.
Tras ver el museo y hablar con sobrevivientes, realmente comprendieron qué significa sufrir por culpa de las armas nucleares. Se generó un sentido de urgencia que los impulsó a recomendar que todos los jefes de Estado visiten Hiroshima y (la también sudoccidental) Nagasaki (donde el 9 de agosto de 1945 Estados Unidos lanzó la segunda bomba atómica).
Estaban muy emocionados. Se trata de estadistas compasivos y humanitarios, y llegar a Hiroshima les causó un gran impacto.
Realmente invito a todos los jefes de los Estados nucleares a visitar Hiroshima este año, al cumplirse el 65 aniversario del bombardeo.
El rol del alcalde también es representar a los hibakusha y lograr un mundo sin armas nucleares, y ellos deberían verlo con sus propios ojos, para poder decirles a los fallecidos: «Vuestra muerte no fue en vano. Hay un mundo sin armas nucleares». Yo me siento obligado a hacer que su deseo se vuelva realidad.
IPS: ¿Qué quiere que surja del actual examen del Tratado de No Proliferación Nuclear?
TA: Ésta es una gran oportunidad de movilizar a la opinión pública mundial. Varias de las declaraciones de la apertura reflejaron buena parte de lo que Mayors for Peace intenta cumplir.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95349
rCR